En las entrada siguiente se apreciará la entrada de “La sala del Imperio Romano”, una sala muy amplia que puede llevar muchas horas para ver, pero antes de disfrutar de esta visita y ese paseo por el Impero Romano, conozcamos la historia del mismo. Advierto que he tenido un problema con el portapapeles y la exposición de los textos me sale un poco desordenada:
-----------------------Baños y circo-----------------------
Cuidarse, alimentarse, divertirse
El gran señor romano se levantaba hacia las siete y su primera ocupación consistía en recibir a sus clientes, es decir, a hombres que no poseían ninguna riqueza personal y que se unían al séquito de un noble y rico patrón del que esperaban ayuda y protección.
Después, el patricio desayunaba sobriamente y visitaba a sus amigos, siendo ésta una de las obligaciones más rigurosamente observadas en la vida social romana. Por último, podía ocuparse de sus asuntos personales.
La gente de condición modesta trabajaba hasta el mediodía y volvía a la tarea después de una ligera comida. Pero todos, tarde o temprano, se encontraban en los baños.
Nadie en al antigüedad pudo jactarse de una higiene corporal tan refinada como la del pueblo romano. Cada palacio tenía su baño particular, pero existían más de 1.000 baños públicos a disposición de la gente sencilla, y podían acoger a 1.000 personas a la vez.
Las termas poseían palestras, piscinas con agua templada, caliente e hirviendo, salas de descanso, y finalmente, restaurantes, donde los romanos, blandamente reclinados, degustaban alimentos pesados y muy picantes; pero consumían más todavía en el curso de los banquetes que daban con mucha frecuencia.
Comenzaban a las cuatro de la tarda y a veces se prolongaban hasta la mañana del día siguiente. Las mesas estaban adornados con flores y el ambiente saturado de perfumes.
Los manjares, servidos por esclavos, eran exóticos y raros. Muy frecuentemente, estas comidas terminaban en orgías: El anfitrión ofrecía a su invitados eméticos que permitían comenzar de nuevo a comer después de haber vomitado.
Estas eran las ocupaciones de los ricos, pero las autoridades de la ciudad tenían que proporcionar distracciones a la inmensa masa de ciudadanos.
Los juegos se hicieron indispensables para todos lo súbditos del Imperio. El público desertaba cada vez más del teatro. Sólo le atraían las pantomimas vulgares.
El circo, por el contrario, era su lugar de reunión favorito; casi todos los días, una inmensa masa de desocupados se dirigía hacia el Circo Máximo con sus 260.000 localidades, o hacia el Coliseo que disponía de 50.000.
Las carreras de carros, al galope o al trote, eran objeto de apuestas apasionadas. Los jinetes vestían casacas con los colores de sus cuadras. A veces los carros chocaban, y hombre y caballos caían en informe montón, siendo aplastados por los que iban detrás.
Pero los números más esperados eran los combates entre animales feroces, entre un animal feroz y un hombre, o entre hombre y hombre.
Cuando Tito inauguró el Coliseo, los romanos enloquecidos vieron sobre la arena (que se podía transformar a voluntad en desierto o en bosque tropical) cerca de 10.000 animales, algunos de los cuales desconocían por completo: Elefantes, tigres, leopardos, hienas, jirafas, linces, etc. Al final de la sesión después de los furiosos combates, sólo sobrevivía la mitad de las fieras.
Después venían los combates de los gladiadores. Al principio eran entre condenados a muerte, pero cuando había escasez de ellos, los tribunales condenaban a la pena capital incluso a los que habían cometido pequeñas faltas, ya que Roma no podía prescindir de su espectáculo favorito.
Había también voluntarios que frecuentaban las escuelas para gladiadores. Los combatientes desfilaban en primer lugar ante el palco del emperador, a quien saludaban con el célebre grito Morituri te salutant: Los que van a morir te saludan.
Los adversarios eran elegidos por sorteo y comenzaban las apuestas: Unos se inclinaban por el sabino (armado con una simple espada romana o corta); otros por el reciario, que para defenderse sólo disponía de un red y un tridente; otros pensaban que la posibilidad del tracio de sable corto era mayor que la del galo o el mirmillón, que se batían con la ayuda de machete.
Cuando un gladiador era herido, tendía la mano hacia la tribuna donde se encontraba el editor, es decir, el que ofrecía los juegos. Si éste colocaba el dedo pulgar hacia abajo, el herido tenía que morir, y la multitud exultaba. En el caso contrario, el combatiente era sacado de la arena y curado. El gladiador debía saber morir con sonriente indiferencia.
Si resultaba vencedor, podía convertirse en ídolo de las masas: Los poetas le dedicaban sus cantos, los ediles sus calles, las mujeres sus encantos.
Los censores más severos, tales como Juvenal, Tácito, Plinio, no encontraron nada para alegar contra estas matanzas: La sangre vertida era sangre "vil", y los juegos estaban dotados de un valor educativo que acostumbraba al espectador a despreciar estoicamente la muerte. Solamente Séneca, que fue una sola vez al circo, volvió espantado:
El hombre -escribió-, lo más sagrado para el hombre, es asesinado aquí por deporte y diversión.
------------------Provincias y territorios------------------
Territorios imperiales y territorios de Roma
¿Escucha, oh hermosa reina de un mundo que te pertenece, oh Roma, admitida entre los astros del cielo! ¡Escucha, oh madre de los hombre, madre de los dioses!
Así se expresaba, en el siglo IV, el galo Rutilio Namaciano. Y no se trataba de una interesada adulación por parte de un vasallo atónito.
En efecto, aunque numerosos emperadores habían muerto degollados, estrangulados o envenenados, aunque magistrados y emperadores habían sido perseguidos sin tregua con proscripciones y exilios, aunque la mima capital había sido testigo del encuentro de bandos enemigos, la gran mayoría de los habitantes del Imperio gozaba de los inapreciables privilegios de la seguridad en las fronteras y de la calma en el interior.
Y, para todos los pueblos, la Urbe ejercía el papel de educadora: Era, reproduciendo una expresión de Plinio el Viejo, "maestra y discípula al mismo tiempo de todas las naciones".
La pax romana quería proteger la civilización a la cual Roma pertenecía: Había recogido la herencia de Grecia, de Oriente, de Cartago; mezcladas con su propio genio, cada una de estas civilizaciones habría de extenderse por la cuenca mediterránea y por Europa.
Roma infundió su amor por el orden, su pasión por la unidad. A cada pueblo conquistado le enseñó lo que era el concepto de Estado, dándoles el ejemplo de una organización de la cual conservarían la nostalgia. Tanto con su administración como con su lengua, Roma le imprimiría un carácter que ya no se borraría.
Así, la paz romana reinaba en las provincias, no sólo cuando en la capital reinaban príncipes prudentes, como los Antoninos, sino también cuando la hacían los más insensatos, como Calígula o Cómodo.
Las bases de la buena administración que permitió esta estabilidad habían sido puestas por Augusto cuando, en el año 27 a. de J.C., distinguió las provincias senatoriales, administradas por magistrados provistos de un mandato del Senado, y las provincias imperiales, gobernadas por el emperador, el cual se hacía representar por lugartenientes o legados elegidos por él mismo.
Algunos territorios lejanos y turbulentos, como por ejemplo Judea, estaban sometidos a la autoridad de los procuradores que recibían directamente su poder del emperador.
En cada provincia romana, una asamblea compuesta por representantes de las ciudades más importantes, ejercía un cierto control sobre la administración de los gobernadores. Enviaba delegaciones al emperador y llegaría en su impulso hasta intentar procesar a los legados imperiales.
Sin embargo, reclutados sus componentes entre una burguesía muy afecta a Roma, las asambleas provinciales eran, más que portavoces de reivindicaciones, instrumentos de propaganda romana.
Mientras que bajo la República eran frecuentes los abusos de poder por parte de gobernadores sometidos a un control poco eficaz, el Imperio vigilaba a sus funcionarios de una manera más activa.
Estas asambleas se contentaban con regular, dentro de sus territorios, los diferentes intereses de las ciudad, con atender las quejas contra los magistrados locales y con garantizar los privilegios comerciales y jurídicos de sus conciudadanos.
El ejército tenía una misión poco importante; solamente las provincias imperiales estaban dotadas de numerosos contigentes, por estar situadas cerca de las fronteras o hallarse insuficientemente pacificadas.
Y Roma conoció muy pocas rebeliones nacionales. En general, reinaba una paz profunda; los gobernadores, apoyados en el prestigio de Roma, se contentaban con vigilar la vida de su provincia.
------------------------Las ciudades------------------------
Las ciudades del Imperio
Para los romanos, la realidad fundamental de la vida política era la ciudad, y el Imperio no era otra cosa que una federación de ciudades.
En principio, Roma, al entrar en conflicto con sus hermanas de Italia, se encontró frente a ciudades libres como ella misma, cada una de las cuales tenía su propia administración, su ejército y sus leyes.
En vez de aniquilarlas, se las compuso para hacerlas sus aliadas, y los casos de destrucción, como Alba Longa o, posteriormente, Cartago, son muy raros.
En general, Roma firmaba un tratado de alianza con las ciudades conquistadas, y éstas conservaban una amplia autonomía, asegurada a veces por la protección de su vencedora en caso de peligro.
Esto fue lo que ocurrió por lo que refiere a Grecia, donde los conquistadores se apresuraron a proclamar la "liberación" de Atenas, de Esparta... En efecto, mientras que los reyes de Macedonia se habían limitado sencillamente a anexionarse las antigua ciudades, los romanos permitieron que cada ciudad conservara sus
propias leyes.
En Oriente, donde la vida de la ciudad se aproximaba a la organización de la propia capital, la conquista romana aportó pocos cambios. Alejandría, Antioquía, Efeso, etc., siguieron ejerciendo como antes la influencia debida a su riqueza y a la actividad intelectual cuyo centro constituían.
La situación era muy distinta en Occidente, donde en tiempos de la conquista sólo existían modestas aldeas. Pero, rápidamente, en la Galia, en Hispania y en Britania se formaron ciudades que recordaban la
ciudad romana.
A veces, los reyes indígenas tomaban la iniciativa de estas funciones para modernizar sus reinos; este fue el caso de Juba, rey de Mauritania, que cubrió su país de centros urbanos, el más célebre de los cuales fue Volubilis.
También los ciudadanos romanos establecidos en las tierras conquistadas pusieron las bases de aglomeraciones urbanas que recordaban las de su tierra natal.
Muy pronto, estas ciudades recuperaron su atraso: En la Galia, por ejemplo, bajo los Antoninos, se diferenciaban ya poco de las de las provincias orientales, y sólo hicieron falta una o dos generaciones para que estas aglomeraciones urbanas alojaran una población numerosa y fuesen centros de vida social y económica.
Estos centros se convirtieron en los instrumentos por excelencia de la dominación; al principio, porque impusieron a los ojos de todos los modelos arquitectónicos directamente inspirados en las normas romanas que introducían en tierra extranjera el gusto y el espíritu latinos; y después, porque fueron los lugares de encuentro e integración de elementos de población llegados a una fase evolutiva diferente.
Fueron los centros de todas las emulaciones, de todo progreso político y social. El autóctono que contemplaba al colono medía el camino que le quedaba por recorrer para llegar al nivel de su ideal.
Los estudios se perfeccionaban después en Roma, que modelaba a dichos autóctonos para que los particularismo se atenuaran y para que los ciudadanos de las provincias ejercieran sobre sus compatriotas de las zonas rurales una primacía comparable a la de los romanos sobre los demás habitantes del Imperio.
Un ejemplo: París romano
La calle que nos lleva a través del Sena hasta el centro de la isla en la que se levanta Notre Dame, y que más al Sur sube en pendiente con el nombre de Rue St. Jaques, es el "cardo" romano, que cruzaba de Norte a Sur la Lutetia Parisiorum y la isla era el núcleo a partir del cual creció la ciudad romana.
- Al extenderse por la margen sur, colinas arriba, para librarse de la zona pantanosa del río, se construyó un foro (a) en el lugar donde ahora la rue Soufflot se cruza con la rue St. Jaques.
- Las Termas del Foro (b) estaban tocando a la actual estación del metro de Luxemburgo.
- Había dos termas más: Bajo el College de France (c), y las Termas de Cluny (d), estas últimas con un imponente vestíbulo central construido sobre subterraneos, con un frigidarium en una alcoba y otras estancias caldeadas a distintas temperaturas.
Se conservan algunas ménsulas de los ángulos de bóveda que representan proas de barcos cargados de armas.
- Un anfiteatro (e), parcialmente restaurado estaba al Este, y proporcionaba a la vez espectáculos escénicos y luchas de fieras.
--------------------La ingeniería romana--------------------
Las carreteras romanas
Cincuentra y tres mil millas de carreteras mantenían unido el Imperio romano.
Administradas por el Estado, las carreteras contaban con posadas a intervalos regulares, así como con paraderos donde se podían cambiar los caballos y reparar los vehículos.
Las calzadas romanas establecieron siempre nuevos trazados (muchos de ellos todavía usados por las nuevas carreteras), prescindiendo de los caminos preexistentes, salvo en algunos casos cerca de la misma Roma.
Su derechura se ha hecho proverbial. Los ejércitos podían marchar de un lado a otro del Imperio con una velocidad que ni Alejandro Magno pudo haber soñado. "Todos los caminos conducen a Roma".
En cada milla los romanos colocaban una piedra miliar, de unos 2,5 m. de altura.
En la época republicana las piedras miliares indicaban solamente las distancias; más tarde, llevarían el título del emperador que ordenó su construccion.
El sistema de empedrado variaba según el suelo y el terreno. Con frequencia se extendia sobre un cimiento apisonado de grava o pedernal ligado por arena o cascajo. En las ciudades las calzadas estaban compuestas por losas planas; en otras partes también podían consistir en toscas piedras, colocadas irregularmente.
A través de los ríos y gargantas los caminos cruzaban sobre puentes, muchos de ellos todavía en uso dos mil años después de su construcción. Arco romano de carga.
- Los acueductos romanos
La ingeniería romana culminó en los grandes acueductos que llevaban agua a las ciudades, a menudo desde colinas situadas a más de 50 kilómetros de distancia.
- Los anfiteatros romanos
Los romanos construyeron infinidad de anfiteatros, lugar de encuentro entre la plebe y los gobernantes.
Normalmente de forma oval, con gradas a su alrededor, en los mismos los principales espectáculos eran la lucha de gladiadores y el combate con fieras.
----------------Las clases sociales en Roma----------------
Las clases sociales
Cuando las tribus de pastores nómadas se instalan en el monte Palatino son, seguramente, algunos centenares. Pero, bajo el Alto Imperio, Roma contará con una población de un millón de habitantes (cifras extremas propuestas: entre 500.000 y 1.600.000). Es evidente que la estructura de la sociedad romana varió al mismo tiempo que la ciudad; por ello es necesario estudiarla en su evolución histórica.
Demografía
Todo el Imperio romano quizá contaba con unos cincuenta millones de habitantes (número muy vago, que sólo es una apreciación cuantitativa). Durante mucho tiempo se distinguieron los ciudadanos romanos (es decir, los que tenían el derecho de ciudadanía) de los que no eran ciudadanos romanos: los extranjeros o peregrinos, y los bárbaros.
Desde 212 d. de J.C. (Edicto de Caracalla), la ciudadanía romana se hace extensiva a todos los hombres libres del Imperio.
Junto a los hombres libres se encuentra la enorme masa de esclavos y los antiguos esclavos liberados, los libertos. Todos estos individuos viven y trabajan en Roma o en las provincias del Imperio.
Los eruditos contemporáneos han intentado penetrar en los caracteres de la demografía romana apoyándose en los descubrimientos de la arqueología (estelas funerarias, inscripciones, etcétera).
El húngaro Szilagyi ha tratado de calcular la duración media de la vida de un romano en función de su profesión; he aquí algunos resultados extraídos de sus apreciaciones:
Los cálculos de Szilagyi nos enseñan, además, que las mujeres, por lo general, vivían menos años que los hombres, y que la longevidad era sensiblemente más importante en el campo que en las ciudades (en particular, en Roma).
Las estructuras sociales primitivas: "gens" tribu, curia
Los pastores nómadas indoeuropeos estaban divididos en clanes (gens), análogos al genos de los aqueos. El jefe de la gens era el familiar varón más viejo, el pater.
La gens no sólo comprendía a todos los miembros de una misma familia (con las ramas colaterales de sobrinos, hijos de sobrinos, etc.), sino también a personas extrañas a la gens, que eran llamados clientes. El lazo que unía a cada cliente con el pater se llamaba la fides ("fe", acto de confianza recíproca).
Los primitivos clanes romanos formaban tres tribus: los Ticienses, los Ramnes y los Luceres. Cada tribu se dividía en curias, que podían equipar a 100 guerreros. Cada una de ellas estaba representada por diez patres en la asamblea del pueblo.
Había, pues, en total, 300 patres (los patres conscripti o senadores) y un "ejército" virtual de 3.000 hombres (más 3 escuadrones de 30 jinetes, un escuadrón por tribu).
Los padres conscriptos elegían un jefe: el rex (rey), cuya insignia era la lanza (hasta). Los padres formaban la clase de los patricios. Esta clase se opuso a los que ya ocupaban el terreno antes de la llegada de los colonos nómadas y que instalados, sin duda, primitivamente en el monte Aventino, constituían la clase de los plebeyos.
Estos últimos estaban en inferioridad política y social, ya que las asambleas del pueblo (los comicios) sólo agrupaban a las curias (llamadas comicios curiados).
Bajo la dominación etrusca, Roma se convirtió en una ciudad rica y floreciente. El rey Servio Tulio, según la tradición, fue el refundidor de un sistema social caracterizado por una doble división:
- División de la ciudad en cuatro barrios, las tribus territoriales, el pertenecer a una tribu no dependía del nacimiento, sino del lugar donde se habitaba.
- División de los ciudadanos (patricios o plebeyos) en cinco clases, según su fortuna (al principio, los patricios, que eran los más ricos, sin duda, constituían la primera clase; pero más tarde también se incluía en ella a numerosos plebeyos).
En el siglo III a. de J.C., después de los progresos políticos realizados por la plebe, el número de tribus ha llegado a 35. A las cinco clases corresponden grupos de 100 hombres, las centurias (hay, en total, 193).
Al principio, parece ser que se trataba de un grupo de 100 guerreros; en la época en que nos situamos, son grupos electorales (cada centuria cuenta por una voz). La representación electoral es favorable a la primera clase (la más rica), como lo demuestra la división siguiente:
Primera clase
18 centurias ecuestres (orden de los caballeros)
70 centurias comunes
Segunda, tercera, cuarta y quinta clases
100 centurias
Artesanos, músicos, etc.
4 centurias
Proletarios
1 centuria
Total 193 centurias
En el siglo II, después de la desaparición de la clase media, sólo quedan en Roma dos clases: los ricos (senadores y caballeros) y los pobres. Bajo el Imperio, el orden senatorial comprende, no sólo elementos salidos de la antigua nobleza, sino también hombres nuevos, hasta entonces apartados de la vida política y de las magistraturas. La ley distingue a las personalidades importantes (honestiones) de la gente sencilla (humiliores).
División de la clase acomodada
- El orden senatorial integraba a los propietarios rurales, a los hombres llegados de las provincias y a los caballeros (lo que es nuevo: bajo la república estaba prohibida cualquier actividad comercial a los senadores y a los magistrados, y los caballeros constituían, como ya se sabe, una clase de comerciantes).
La nobilitas desapareció, en provecho de los recién llegados, que no tenían tradición política y que estaban completamente entregados al régimen imperial (era necesaria una fortuna mínima de un millón de sestercios para pertenecer al orden senatorial).
- El orden ecuestre alcanzó su apogeo bajo el Imperio. Sus filas se abrieron a los recién llegados, y resulta difícil precisar cómo está compuesta esta clase: Existen los que llevan el anillo de oro, insignia de su poder, y que tienen derecho a un caballo público; la burguesía municipal, los publicanos encargados de las funciones administrativas y de recuperar los denarios del Estado, como sus homólogos al final del Imperio, y los conductores.
En conjunto, es una clase de gente enriquecida, sin prejuicios políticos y dispuesta a sostener la política de los emperadores (se necesitaba una fortuna mínima de 400.000 sestercios para pertenecer al orden ecuestre).
- En las provincias, aquellos cuya fortuna llegaba a 50.000 sestercios formaban el orden de los decuriones. Era el orden de los pequeños advenedizos de provincias, de los artesanos acomodados, de los militares que habían acumulado un peculio, etcétera.
Bajo Imperio
Asistimos a un gran cambio de la sociedad romana, ya presentido en la época clásica. Junto a los senadores, a los caballeros y a los decuriones, figuran innumerables funcionarios militares o civiles que aumentan las filas de los favorecidos por la fortuna.
Cuando el cristianismo se desarrolla, surge un nuevo cambio social, que será luego conservado por los bárbaros y que marca el punto de partida de la sociedad medieval.
La sociedad romana tiende a dividirse en categorías profesionales, en castas más o menos jerarquizadas: las funciones se hacen hereditarias (se es panadero de padre a hijo, mercader de padre a hijo, etc.). En esta época aparece una importante clase, constituida por hombres dedicados a la actividad agrícola: Los colonos.
No son esclavos, sino individuos que gozan de ciertos derechos civiles, aunque están sometidos a una restricción capital: el colono está vinculado a la tierra que cultiva; no puede dejarla, ni romper el contrato de colonat, que lo liga al propietario; es servus terrae (siervo de la gleba; es decir, esclavo de la tierra que cultiva).
Estos colonos prefiguran a los siervos de la Edad Media.
---------------------Ciudadanos romanos---------------------
La ciudadanía romana: El edicto de Caracalla
La élite provincial no se contentaba con su influencia restringida y limitada a su tierra natal.
Bajo el Imperio, el derecho de ciudadanía romana era concedido cada vez más frecuentemente, por lo que dicha élite fue tomando poco a poco el puesto del patriciado en la capital.
En el año 40 a. de J.C., un hispano fue elegido cónsul, y, cinco años después, le correspondió el turno a un galo de Narbona.
Pero el Senado romano se mostraba reacio a acoger entre sus miembros a los notables de la Galia, siendo necesario todo el ardor del emperador Claudio, en un célebre discurso que se conserva en la Tabla claudiana de Lyon, para convencerlo.
Después llegó el turno de las demás provincias y, al final de la dinastía de los Antoninos, solamente Egipto no había dado aún grandes magistrados a Roma.
Al comienzo, la aristocracia provincial era la privilegiada frente a las demás clases sociales, pero esta costumbre se modificó con Vespasino, quien procedía de una modesta burguesía. Algunos caballeros entraron en el Senado, y hubo una amplia convocatoria a la burguesía municipal de Occidente.
En Oriente, las susceptibilidades fueron más difíciles de superar: La sociedad, orgullosa de su antigua civilización, se oponía al uso de la lengua latina y despreciaba a los conquistadores, a los que consideraba bárbaros.
Sin embargo, estas dificultades se atenuaron poco a poco y, a partir de Adriano, el orden ecuestre fue expresión de todo el mundo romano.
En el año 212 quedó suprimida toda diferencia entre los diversos ciudadanos: El edicto de Caracalla concedió el rango de ciudadanos romanos a todos los habitantes del Imperio, a excepción de algunos libertos y de los bárbaros establecidos en el interior de las fronteras.
Fue el resultado de una lenta evolución que atestigua la profunda unidad alcanzada por el mundo romano.
------------------Ciudadanos pero súbditos------------------
Ciudadanía, si, pero menos
Aunque los romanos victoriosos hicieron participar a los pueblos sometidos de los beneficios de la paz y de una sabia administración, no estaban desprovistos sin embargo de un cierto desprecio hacia ellos.
El gusto por la vida fácil conquistaba estratos sociales cada vez más amplios y el medio más simple para enriquecerse consistía en explotar a aquellos a quienes el derecho de guerra dejaba a merced de los vencedores.
A partir de las conquistas mediterráneas, durante la República, los romanos se apoderaron del oro, de los objetos de arte y de los artículos manufacturados de las tierras sometidas; poco a poco fueron afluyendo a la ciudad todas estas riquezas e Italia recogió así los capitales esparcidos hasta entonces por el mundo helenístico.
Se trataba del botín traído por los generales, de indemnizaciones impuestas a los vencidos y, después, de los impuestos ordinarios. Por otra parte, las sociedades privadas actuaban al resguardo del poderío de Roma, comprando a bajo precio, especulando en beneficio propio y en perjuicio de los países sometidos.
Oriente, que había alcanzado un alto grado de evolución económica, sufrió más que nadie de esta extracción de riqueza. Oprimidos por las tasas y exacciones, mientras que su clientela local se reducía por la ruina de los aristócratas indígenas, numerosos productores orientales se declararon en quiebra. Occidente, más atrasado, se vio menos afectado.
Así, Roma revalorizó algunas regiones, introduciendo en ellas capitales y técnicos, y aunque sus hombre de negocios se reservaron la mayor parte de los beneficios, estas comarcas comenzaron a tener un peso en la economía de la Antigüedad.
En la agricultura, sin embargo, los progresos fueron poco espectaculares. En su conjunto, por ejemplo, las roturaciones fueron raras, puesto que la pasión de los aristócratas por la caza se oponía a ello.
También hubo pocas obras de drenaje, limitándose la irrigación a las regiones próximas a las fronteras, para asegurar el abastecimiento de las guarniciones.
Ninguna revolución agrícola radical fue provocada con nuevos cultivos, nuevos métodos o nuevas máquinas. Y aunque los campos rindieron más, fue solamente gracias a la seguridad alcanzada y a la mejora de los transportes, así como al desarrollo de las ciudades, que multiplicaron la demanda en las zonas próximas.
Ciertamente, los romanos difundieron el cultivo de la vid, del castaño y de los árboles frutales, como melocotoneros y albaricoqueros, pero esto no bastaba para alejar el espectro del hambre, consecuencia de la escasez crónica de cereales.
Las más afectadas fueron las regiones orientales del Imperio, donde la cosecha dependía de las eventualidades del clima y que no podían ya abastecerse en las fuentes de aprovisionamiento a las que recurrían antes: Roma, en efecto, se reservaba las exportaciones de Egipto, que en otro tiempo sirvió de granero a toda el Asia helenística.
Termas de Caracalla: Reconstrucción ideal desde los restos actuales.
---------------------La familia romana---------------------
La familia romana
Es la célula social por excelencia, fundada en las creencias religiosas (culto de los dioses manes).
Inicialmente, se confunde con la "gens". La autoridad absoluta pertenece al jefe de la familia, el pater familias.
Este poder se llama patria potestas y no tiene límite, ya que el padre de familia tiene derecho de vida y muerte sobre todos los miembros de la familia, incluyendo a algunos "clientes" y a los esclavos.
El matrimonio es, en general, religioso (consiste en hacer adoptar a la esposa la religión familiar del marido). Pero existe también una forma no religiosa, que se efectúa mediante la compra de la esposa (la coemptio).
La esposa del pater familias, la matrona, no tiene ningún derecho; está íntegramente sometida a la autoridad del marido y, a la muerte de éste, a la del hijo mayor.
El hijo lleva el apellido de familia de su padre (nomen); se le da, además, un nombre (praenomen) y un sobrenombre (cognomen). El sobrenombre suele tener un carácter hereditario. Por ejemplo, el orador y político Cicerón, se llamaba Marco (nombre) Tulio (apellido) Cicerón (sobrenombre).
En el caso de que el niño sea adoptado (trámite muy frecuente en Roma cuando no se tenían hijos) se le añade un sobrenombre suplementario, que recuerda generalmente a la familia de la cual procede.
La mayoría de edad civil se consigue a los 17 años; el joven, entonces, viste la toga blanca de los adultos (llamada toga virilis), pero sigue sometido a la autoridad paterna.
------------------Roma y la vida material------------------
La vida material
Tras las guerras púnicas, la vida romana evoluciona hacia el lujo y la comodidad. Los ricos se hacen construir lujosas viviendas (en Roma y provincias), y se alzan verdaderas ciudades de veraneo (p.e., Pompeya). El arte gastronómico (refinamiento y glotonería a la vez) progresa enormemente.
Las comidas se multiplican: Desayuno, primer almuerzo (prandium), almuerzo propiamente dicho (coena), cena y, a veces, una segunda cena. Los banquetes degeneran frecuentemente en orgías.
Pero estos excesos sólo atañen a los que son capaces de asumirlos; es decir, a los ricos. También hay en Roma una enorme masa de gente sencilla, de artesanos y de proletarios, que vive con una modestia rayana en la miseria.
Sin embargo, no parece que su suerte les subleve: conservan el orgullo de ser ciudadanos romanos (las verdaderas sublevaciones han sido, en general, obra de los esclavos).
Los humiliores se ganan la vida enrolándose en el ejército, dedicándose al pequeño comercio (la Roma imperial es una ciudad de pequeños tenderos) u ocupando funciones subalternas en la administración.
Puestos o paradas en un mercado romano.
Este pueblo se divierte en los juegos que le proporcionan -a menudo por demagogia- los emperadores (en Roma hay una fiesta cada dos días, como promedio).
No es el teatro -que casi se limita a farsas groseras y a pantomimas- lo que más atrae a los romanos, sino el circo, donde tienen lugar las carreras de carros, manifestaciones precursoras de las competiciones hípicas contemporáneas.
Existe un sistema de apuestas donde algunas veces se juegan verdaderas fortunas, y los aficionados romanos -igual que los actuales- siguen con apasionamiento el historial de los aurigas, la edad de los caballos, las marcas batidas por éstos, etc. Algunos aurigas son verdaderas "vedettes" que se cotizan a un precio de oro.
Es preciso citar, finalmente, los juegos de anfiteatro (no confundirlo con el circo), donde se celebran los combates de gladiadores, que son preparados en escuelas especiales con una disciplina muy severa.
Sin embargo, el éxito que tienen estos combates sangrientos y homicidas no debe ser considerado como un signo de "barbarie". Los romanos van a ver morir a los hombres de igual modo que algunos contemplan hoy la "suerte de matar" en las corridas de toros.
En resumen, la sociedad romana tradicional, con el lujo de unos y la apatía y la pobreza de otros, parece haber merecido el apóstrofe irónico y despectivo de Juvenal:
Los romanos, que antes ostentaban el poder, que distribuían las fasces, las legiones y todos los honores, descansan ahora, y su inquietud sólo pide dos cosas: pan y circo (panem et circenses).
--------------------Roma y los esclavos--------------------
Los esclavos
En resumen, la sociedad romana parece haber sido una sociedad abierta. Al final del Alto Imperio (y, sobre todo, en el Bajo Imperio), la promoción social es, en conjunto, cosa corriente. La política imperial que consiste en utilizar hombres nuevos, permite que sea mucho mayor el número de individuos que alcanza el bienestar y los honores.
Asimismo, políticamente, la extensión del derecho de ciudadanía, concedido poco a poco a todos los ciudadanos del Imperio romano, es signo de la transformación constante de esta sociedad que, especialmente en la época republicana, había quedado estancada. Sin embargo, siempre existió en Roma y en las provincias un proletariado desdichado y poco protegido, constituido por pequeños campesinos arruinados y por esclavos.
Algunos historiadores marxistas contemporáneos consideran que el sistema de esclavitud es la base del progreso del Estado romano, puesto que favorece una economía de grandes propiedades (es decir, de aquellos que poseen una villa y una propiedad rústica importante). Los esclavos, poco numerosos al comenzar la historia romana, afluyen a medida que aumentan las conquistas.
Esclavos domésticos (artesanos, servidores, secretarios, músicos, etc.) y esclavos rurales (obreros agrícolas) no tienen ningún derecho en los primeros tiempos de Roma; sólo son cosas, que se compran y se venden en los mercados, seres sobre los cuales el dueño tiene derecho de vida y muerte.
La suerte de los esclavos depende del carácter de su amo, que puede suavizar su condición, e incluso liberarlos de su esclavitud.
Pero, en general, es una condición miserable que, en ciertos períodos de crisis, es punto de partida de sublevaciones brutales y violentas (las guerras de los siervos). Más tarde, el poder del dueño sobre el esclavo (la dominica potestas), es limitada; la ley Petronia (19 d. de J.C.) prohíbe entregar un esclavo a las fieras en los juegos circenses, salvo si antes ha sido considerado culpable de alguna falta. Antonino Pío prohíbe al dueño dar muerte a sus esclavos "sin motivo" (!).
Pero la condición jurídica del esclavo continúa siendo casi inexistente: no puede plantear un litigio y sus actos son -desde el punto de vista del derecho civil- actos nulos. Por ejemplo, la unión de un esclavo con una esclava no se considera matrimonio (sin embargo, en el Bajo Imperio esta unión -aunque no reconocida jurídicamente- tiene una cierta eficacia de hecho: los hijos ya no son separados de su madre en caso de que ésta sea vendida).
Sin embargo, no se puede hablar de esclavitud en Roma: para ello sería necesario demostrar que lo esencial de la riqueza romana era debido al trabajo de los esclavos. Ahora bien, es indudable que, en vísperas del Imperio, había en la Península Itálica unos 4.000.000 de esclavos por 10.000.000 de hombres libres.
El ritmo de las manumisiones va aumentando durante los dos primeros siglos. No porque el mundo romano se "humanice", sino porque los dueños, e incluso el Estado comprueban que un liberto es más "rentable" que un obrero esclavo: El mundo romano es más un mundo de libertos que de esclavos.
----------------Crisis económicas y sociales----------------
Crisis económicas y sociales
La historia de Roma es una historia agitada, de la que sólo suelen destacarse los aspectos político y militar.
El poderío romano que, después de las guerras púnicas, ya no tuvo rival en el mundo mediterráneo no supo librarse de las crisis económicas y sociales.
Las causas principales de estas crisis conciernen, en primer lugar, a la situación de los plebeyos en conflicto con los patricios sobre la utilización del suelo y, después, a la dramática situación de los esclavos.
Pero no hay que olvidar que, aparte de estas grandes revueltas, la vida económica y social de Roma experimentó numerosas fluctuaciones.
Resúmen de algunas de las crisis por las que atravesó Roma
- 493 a. de J.C.
Conflicto entre los plebeyos, agricultores que reclamaban pastos cercados, y los patricios, criadores de ganado que pretendían pastos públicos (ager publicus).
Los plebeyos se habían endeudado para poner de nuevo en condiciones sus campos, devastados por las guerras, y al no poder reembolsar a sus acreedores estaban expuestos a la esclavitud.
Secesión de los plebeyos, quienes desertaron del ejército, se retiraron al monte Aventino y decidieron fundar una nueva ciudad, rival de Roma
Acuerdo de 493: las deudas de los plebeyos más pobres fueron abolidas y se crearon Tribunos de la plebe, personajes consagrados que defendían los derechos de los plebeyos.
- 218 a. de J.C.
Falta de dinero efectivo en relación con el inicio de la segunda guerra púnica.
Ley sobre la reducción de las deudas; sucesivas devaluaciones del as (unidad monetaria equivalente, al principio, a 1 libra de bronce), que quedó reducido a 1/6 de libra en 211 a. de J.C.
Ley que limitaba al lujo en las mujeres. Creación de los publicanos (ciudadanos privados que se encargaban de percibir las rentas públicas).
- 135-133 a. de J.C.
Excesos de un nuevo rico instalado en Sicilia, llamado Demófilo, con sus esclavos.
Efectos de una propaganda de caracter comunista e igualitario (quizá procedente de Oriente Medio) que llegó a casi todos los lugares de esclavos del Mediterráneo.
Rebelión capitaneada por dos esclavos: Eunoo (sirio) y Cleón (cilicio).
200.000 esclavos se rebelaron en Sicilia y durante dos años dominaron la isla, ayudados por los plebeyos de las ciudades, que encontraron en esta revuelta una ocasión para vengarse de los patricios.
Pacificación de Sicilia por el Concilio Rupilio en 133 antes de Jesucristo (en 103 estallaron en Campania y en Sicilia otras sublevaciones de siervos, que fueron reprimidas.)
- 73 a. de J.C.
Rebelión de los gladiadores del Capua (un centenar de hombres al mando del tracio Espartaco y del galo Crixo).
Espartaco y Crixo arrastraron tras ellos a millares de esclavos y se adueñaron de Italia del sur. Espartaco consiguió vencer a cinco ejercitos romanos antes de ser aplastado por Craso, que mando crucificar a 6.000 esclavos en el camino de Capua a Roma (71). Pompeyo exterminó a los últimos fugitivos.
Aparición del "peligro proletario" y, quizás, agrupamiento de las fuerzas conservadoras que conducirían al cambio del régimen (el Imperio).
-----------------------La nueva Roma-----------------------
La moda griega
Después de finalizados el siglo II a. de J.C., Roma no tenía ya nada que ver con la austera aldea de los comienzos. El Foro se había enriquecido con templos, basílicas, columnatas.
Aunque los pobres continuaban hacinándose en casuchas de varios pisos, los ricos, en contacto con el lujo oriental, habían cambiado sus costumbres.
Vivían en casas con peristilo, añadiendo al atrio pórticos columnados sobre los cuales se abrían varios estancias: Dormitorios, comedores, salones, cuartos de baño, decoradas con pinturas, mientras que los suelos estaban cubiertos por mosaicos dorados o plateados. Los muebles adoptaron formas elegantes y ya no eran simplemente funcionales; estatuas y objetos decorativos embellecían los fastuosos interiores.
Este lujo se manifestaba también en los vestidos y en el refinamiento de la cocina, quedando ya lejos el tiempo de la frugalidad. Ahora, reclinados los comensales en blandos cojines, se saboreaban platos complicados, mientras bailarinas medio desnudas entrelazaban danzas, o los poetas recitaban versos y declamaban epopeyas.
En efecto, Roma, despertando a la afabilidad de vivir, se aficionó a la literatura. El poeta cómico Plauto se inspiró en los modelos griegos, como Terencio, esclavo cartaginés liberado por la familia de los Escipiones, que imitó las comedias satíricas, o Ennio, autor de la epopeya de los Anales, que era originario de la Magna Grecia (Lecce).
El refinamiento fue acompañado por un relajamiento de las costumbres ancestrales: La familia había perdido su antigua solidez. Las desavenencias familiares y los divorcios eran cada vez más numerosos, al tiempo que se debilitaba la autoridad del padre de familia (paterfamilias).
En el Panteón romano, donde se mezclaban dioses indoeuropeos, como Júpiter, con dioses etruscos, como Minerva, se añadieron las divinidades griegas, que fueron asimiladas a los dioses romanos, copiando y emparejando sus estatuas: Júpiter-Zeus, Juno-Hera, Marte-Ares, Venes-Afrodita, Diana-Artemisa, Vulcano-Hefaistos, Baco-Dionisos, etc.
En el año 186 a. de J.C., el Senado prohibió las orgías de las Bacanales, celebradas en honor del dios del vino. A la fría religión oficial, muchos romanos prefirieron los cultos greco-orientales, con sus ritos, sus misterios, sus borracheras místicas.
Los griegos habían invadido la ciudad, deportados o llegados espontáneamente. Eran criados, actores, cocineros, médicos, escultores, preceptores.
Catón intentó reaccionar gravando con fuertes impuestos los ricos vestidos y el lujo, y atacando a los "pequeños griegos", astutos y jactanciosos, llegando a prohibir las medicinas a su hijo porque la mayor parte de ellas procedía de Grecia.
El helenismo triunfó igualmente en Roma, que recogía la herencia de Pericles y de Alejandro. Y Roma difundirá en la Europa occidental semibárbara la civilización greco-romana.
--------------------Riqueza y corrupción--------------------
Corrupción generalizada
Otras transformaciones, aún más profundas, habían cambiado la sociedad. La vieja aristocracia terrateniente que controlaba el Senado quería conservar sus privilegios de casta.
Del 233 al 133 a. de J.C., seis familias notables ejercerían 71 consulados entre 200. Para acaparar las magistraturas se compraban los votos. El tradicional respeto por las leyes era escarnecido.
Escipión el Africano, vencedor de Aníbal, dio un mal ejemplo haciéndose elegir ilegalmente.
Acusado de apropiarse del dinero público, rechazó con desprecio justificarse, indignado de que le creasen molestias por cuatro millones de sestercios, cuando había aportado 200 millones con sus conquistas.
Los nobles se hacían elegir gobernadores de provincia (con el título de cónsul o de propretor) y robaban a sus administrados.
Puesto que una ley prohibía ser al mismo tiempo senador y hombre de negocios, numerosos ricos se dedicaron por entero al comercio, al tráfico financiero, o la industria. Estos fueron los caballeros (equites) que crearon el orden ecuestre junto al orden senatorial. Eran comerciantes y banqueros.
Los publicanos realizaban grandes obras para el estado, formaban sociedades que se encargaban (¡y con qué interés!) de la recaudación de impuestos en las provincias. Aunque las clases elevadas se habían aprovechado considerablemente de las conquistas, la clase media de los pequeños propietarios se encontraba arruinada.
Decenas de millares habían muerto en el campo de batalla. Los pocos que regresaron a casa después de largos años tuvieron que volver a poner en explotación sus campos, contrayendo deudas y convirtiéndose en esclavos si no las pagaban.
El trigo de Sicilia, Cerdeña y Africa provocó la baja del precio del trigo local, y los pequeños agricultores tuvieron que abandonar la lucha porque los más grandes tenían el dinero suficiente para prescindir de los cereales sustituyéndolos por la vid, los olivos y la cría de ganado.
Expulsados de sus campos, los campesinos arruinados llegaron a Roma para engrosar las filas de la plebe, buscaron trabajo, se convirtieron en clientes de los nobles.
La afluencia de miles de esclavos disminuyó las posibilidades de empleo. Los ricos los tenían por centenares (el precio de los hombres había disminuido mucho), les trataban duramente y, por las más pequeña falta, les maltrataban o les ajusticiaban. Tras los prodigiosos triunfos de las conquistas, se delineaba una grave crisis social.
Los pobres se levantarían contra los ricos y la plebe contra el Senado. Una verdadera revolución iba a conmover a Roma, iniciando la era de las guerras civiles y de las desigualdades.
A la cabeza de un partido, unos hombres ambiciosos, apoyándose en el Senado, en el pueblo, en las legiones, establecerían su poder.
----------------Ascensión y caída de Cartago----------------
Los Magónidas
De 535 a 450 a. de J.C., una sola familia cartaginesa tuvo en sus manos el destino de la ciudad: la familia de los Magónidas.
La llegada de los griegos a Sicilia provocó un retroceso de los cartagineses, que compartieron la isla con los recién llegados.
Pero la verdadera rival de Cartago en el Mediterráneo fue Roma, que pretendía anexionarse Sicilia.
A raíz de un conflicto entre las ciudades de Mesina (apoyada por Roma) y Siracusa (apoyada por Cartago) estalló la primera guerra púnica (264-241 a de J.C.), seguida de la segunda (219-202 a. de J.C).
Delenda est Cartago. La frase de Catón se vio cumplida en el año 146; de la ciudad sólo quedaban ruinas.
------------------------La religión ------------------------
La influencia religiosa extranjera: Sincretismo púnico
Los cartagineses habían conservado algunos elementos fundamentales de la religión cananea.
Se han estudiado algunos de sus ritos, que son muy semejantes a los descritos en los textos religiosos de Ras-Shamra que se remontan al II milenio a. de J.C.
En los numerosos templos, llenos de exvotos, estelas, objetos culturales de oro, etc., los sacerdotes (kohen) y las sacerdotisas, cuyo traje consistía en un vestido de lino transparente, celebraban un culto que aún no conocemos bien.
Ignoramos si celebraban fiestas rituales, como en Fenicia; pero, en cambio, sabemos que los sacrificios tenían una tarifa (cosa que no es de extrañar de unos descendientes de los fenicios), que determinaba las aportaciones respectivas del sacerdote y del laico que ofrecía el sacrificio.
Los principales actos rituales eran:
- el holocausto (ofrenda completamente consumida por el fuego),
- el sacrificio expiatorio (muy parecido al de los hebreos) y
- la comunión.
Hay que citar aparte los sacrificios humanos, como, por ejemplo, la ofrenda del primogénito, de origen cananeo: Los niños, ofrecidos a Baal, eran quemados, y sus cenizas conservadas en urnas que se han encontrado en extensos cementerios.
Principales divinidades cartaginesas
- Tanit es la Gran Diosa (en fenicio, Elat; Tanit es nombre de origen africano). Forma, indiscutiblemente, junto con Baal Hamón, la cabeza del panteón cartaginés.
- Baal Hamón, equivalente masculino de Tanit. Los griegos lo identifican con Zeus.
Es un dios de carácter solar, que los romanos adoraron más tarde con el nombre de Saturno (especialmente en Dugga, cerca de Constantina). Los primogénitos de Cartago se inmolaban a Baal Hamón.
- Eshmún: Su templo estaba situado en una colina de la ciudad (Byrsa). Los antiguos lo identificaron después con Esculapio.
- Melkart, era el Gran Dios tirio (Baal Melkart), identificado más tarde, por ciertas tradiciones, con Herakles.
También, la mayoría de los dioses fenicios, ( Astarté, Safon, etc.) eran adorados por los cartagineses.
---------------------Las instituciones---------------------
Las instituciones
Desconocemos los aspectos primitivos de las mismas.
Desde el siglo IV a. de J.C. existen en Cartago dos asambleas (un Senado , de 300 miembros, y un Consejo, compuesto por senadores) y dos magistrados supremos elegidos cada año (los sufetes).
A los generales los elige la asamblea de ciudadanos (distinta del Senado), que zanja eventualmente los desacuerdos que pudiera haber entre el Senado y los sufetes. Los autores antiguos admiraban esta constitución y la comparaban con la de Esparta.
La sociedad era muy abierta: Una sociedad de mercaderes y de navegantes, en la que las mujeres disfrutaban de los mismos derechos que los hombres y donde la monogamia era la norma matrimonial.
La población de Cartago, durante la tercera guerra púnica, llegó a centenares de miles de habitantes. No había exclusivismos frente a los extranjeros, que obtenían fácilmente la nacionalidad cartaginesa.
El régimen también era benigno para los esclavos (casamiento reconocido por la ley y posibilidad de manumisión).
La riqueza de la ciudad proviene de su actividad comercial. Exporta vino, cereales, aceite de oliva, púrpura y objetos manufacturados (ebanistería muy reputada, cerámica, tejidos bordados, perfumes, joyas, vajilla, amuletos).
Había hombres de negocios cartagineses en todos los puertos del Mediterráneo; estaban encargados de todas las transacciones comerciales.
La prosperidad de Cartago era tal que apenas exigían impuestos (sólo se cobraban en alguna circunstancia excepcional).
En cambio, los puertos controlados por los cartagineses exigían unos derechos enormes a los barcos extranjeros, hecho que también contribuía a enriquecer sus ciudades.
-------------El ejército Cartaginense (púnico)-------------
El ejército y la marina
El ejército púnico (cartaginense) hizo temblar a Roma.
Se componía de una infantería ligera, armada de espadas cortas y de hondas (bolas de barro cocido); una caballería, muy bien instruida por Aníbal, y montada en caballos pequeños (los actuales caballos árabes de Numidia).
Además contaba con carros de guerra, que en el siglo III a. de J.C. se reemplazaron por elefantes (un centenar en línea, arremetiendo contra el enemigo), y una artillería provista de catapultas y de balas de hierro.
La flota púnica, heredera de la flota fenicia, estaba compuesta de millares de barcos pertenecientes a armadores y transformables en navíos de guerra (o en transportes de tropas, si llegaba el caso).
Estos barcos iban propulsados a remo o a vela (popa levantada, proa terminada en un espolón que servía para perforar el casco de los navíos enemigos). La flota de guerra constaba de cien a doscientas galeras, propulsadas por dos o tres filas de remeros.
Los cartagineses del siglo IV a. de J.C. fueron los precursores de los grandes navegantes de los siglos XV y XVI.
Efectuaron dos grandes periplos. El primero, realizado por un tal Himilcón, que pasó el estrecho de Gibraltar y seguramente llegó hasta Irlanda, es poco conocido.
El segundo, inmortalizado en bronce en el templo de Baal, fue obra del rey Hannón (de la familia de los Magónidas), quien, después de establecer colonias púnicas en Marruecos, cruzó Gibraltar y bajó hacia el sur, hasta el golfo de Guinea.
Batalla de Palermo.
---------------------Las artes púnicas---------------------
Las artes púnicas
Poco sabemos de la arquitectura cartaginesa. Los autores antiguos, sin embargo, nos han recordado que los monumentos oficiales y los templos eran particularmente ricos y majestuosos.
La ornamentación, por lo que se deduce de algunos elementos que sobrevivieron a las destrucciones romanas y que han sido encontrados por los arqueólogos, no parece que fuera muy original.
Cuando los cartagineses no quemaban a sus muertos, los enterraban en unas cámaras funerarias bastante profundas, con el cuerpo envuelto en un sudario y colocado en un ataúd (sarcófago) de madera o, excepcionalmente, de piedra o de mármol.
Si no nos queda prácticamente nada de la arquitectura y de la escultura púnicas, los arqueólogos, en cambio, han descubierto más de un millar de cipos (pequeños ex-votos funerarios) y millares de estelas que llevan una inscripción dedicatoria o una ornamentación grabada. La ornamentación de las estelas tiene generalmente un signo simbólico llamado signo de Tanit y que tal vez fue tomado de los egipcios.
Entre los demás símbolos encontrados, figuran: el caduceo, el ídolo en forma de botella, el disco coronado por una media luna, el planeta Venus, etcétera. Algunas estelas llevan también dibujos animalísticos (animales de sacrificio) e incluso representaciones humanas.
Pero la cerámica cartaginesa es la artesanía mejor conocida de esta civilización. Su exportación era importante, y se han descubierto muestras de alfarería púnica por todo el Mediterráneo.
El barro cocido no sólo servía para hacer vasijas; se ha encontrado un gran número de pequeños recipientes para poner aceite en el que se mojaba una mecha (lámparas cartaginesas), estatuillas (de 10 a 20 cm de altura), que generalmente representaban siluetas femeninas y, finalmente, las máscaras, producción típicamente púnica y muy original.
Ignoramos cómo era el mobiliario cartaginés; pero las joyas (brazaletes, collares, colgantes, sortijas, etc.), así como la cristalería y los marfiles, son muy abundantes.
----------------------HISTORIA DE ROMA----------------------
SINTESIS HISTORICA DE ROMA
Virgilio, Tito Livio y Cicerón han contado la historia legendaria de la fundación de Roma.
Los albanos y la leyenda
Una vez terminada la guerra de Troya, Eneas, uno de los hijos de Príamo, llegado después de un largo periplo a la desembocadura del Tíber, se casa con Lavinia, hija del rey del Lacio, se alía con el corinto Evandro y funda la ciudad de Lavinium. Su hijo Ascanio, llamado también Iulo, funda la ciudad de Alba Longa, al pie de los montes Albanos.
Después de él se suceden dos reyes albanos. El último de ellos, Procas, era padre de dos hijos: Amulio y Numitor. Numitor, el mayor, sucedió a su padre; pero Amulio le destronó, usurpándole el trono y, para acabar con la descendencia de Numitor, convirtió a la hija de éste, Rhea-Silvia, en una vestal (las vestales estaban obligadas al celibato).
Sin embargo, el dios Marte (dios de los combates), enamorado de Silvia, se unió a ella y de esta unión nacieron dos gemelos: Rómulo y Remo.
-----------------------Rómulo y Remo-----------------------
Rómulo y Remo: Los primeros reyes
Amulio mandó arrojar al Tíber a dos recién nacidos, Rómulo y Remo, fruto de la unión entre Marte y Silvia; pero el río, en crecida en aquel momento, los depositó en la orilla, donde fueron recogidos por una loba, que los amamantó en la gruta de Lupercal.
Allí los recogieron Fáustulo y Larencia, una pareja de pastores que los crió en una cabaña. Llegados a la edad adulta, los dos gemelos dieron muerte a su tío Amulio, repusieron en el trono de Alba a su abuelo y decidieron fundar una ciudad en el monte Palatino.
Para saber quién sería el fundador, consultaron los presagios. Ganó Rómulo (que había visto doce buitres, mientras que su hermano sólo vio seis).
A causa de ello disputaron, y Rómulo mató a Remo (según otra tradición, Remo se burló de su hermano franqueando los límites de la ciudad futura, y Rómulo le mató, diciendo: "así perecerá todo aquel que franquee mis murallas").
El límite de la ciudad que había de dominar el mundo fue trazado por un arado arrastrado por una vaca blanca y un toro blanco.
Para poblar su ciudad, Rómulo abrió en el Capitolio un asilo sagrado, donde se refugiaban los esclavos, los fugitivos, etc., y organizó el rapto de las jóvenes sabinas durante una fiesta celebrada en honor del dios subterráneo Consus.
Después de una rápida guerra, Rómulo y el rey sabino Tito Tacio decidieron reinar juntos sobre sus dos pueblos reunidos.
Después, Tacio, moriría asesinado, y Rómulo, ahora único rey de Roma, desaparecería misteriosamente, arrebatado por una nube durante una revista militar. A partir de entonces, los romanos le veneraron como a un dios y le denominaron, en lo sucesivo, Quirino.
Los reyes de Roma
Después de Rómulo se sucedieron seis reyes: Numa Pompilio (de origen sabino), que organizó la religión aconsejado por la ninfa Egeria; Tulo Hostilio, que guerreó contra la ciudad de Alba Longa (combate entre los Horacios, por Roma, y los Curiacios, por Alba); y Anco Marcio, que construyó el puerto de Ostia y el famoso puente Sublicio, sobre el Tíber (puente enteramente de madera, y que sólo podía ser reparado con herramientas de madera).
Los tres reyes últimos son etruscos:
- Tarquino I, que importa a Roma las insignias de los magistrados etruscos y construye el templo de Júpiter Capitolino, un circo y una gran cloaca (la Cloaca Maxima);
- Servio Tulio, que rodea la ciudad de una muralla, la divide en cuatro barrios y reparte la población en cinco clases sociales, según su fortuna;
- Tarquino el Soberbio, que impone su tiranía al Lacio.
La violación de la romana Lucrecia por el hijo de Tarquino, desencadena una revolución encabezada por Lucio Junio Bruto, que acaba con la monarquía etrusca e instaura la República (510 a. de J.C.).
--------------------La República Romana--------------------
Caída de los reyes y comienzos de la República (509-275 a. de J.C.)
En el año 509 a. de J.C., Roma se libera del dominio de los etruscos, que marchan hacia la decadencia.
De aquí en adelante es una ciudad soberana, vinculada a su libertas, cuyo símbolo S.P.Q.R. (Senatus populusque romanus: el Senado y el pueblo romano), indica que el poder pertenece a los ciudadanos y no ya al detestado rey que la República ha suprimido.
En efecto, el fin de los Tarquinos, que trataban de apoyarse en el pueblo, significa la victoria de la clase rica, puesto que los patricios monopolizan las magistraturas y el Senado, y Roma conocerá en consecuencia sangrientas luchas sociales.
En el interior, después de haber expulsado a los Tarquinos, la república romana hace sus primeras armas.
El periodo se distingue por la oposición social, política y económica entre los patricios, herederos legítimos de los cultos indoeuropeos y que eran los únicos que tenían el privilegio de conversar directamente con Júpiter mediante la interpretación del lenguaje de los pájaros (auspicios), y los plebeyos, que tal vez descendían de las comunidades indígenas dominadas por los pastores indoeuropeos.
Los plebeyos, tras largas luchas políticas, consiguieron tener, en un principio, unos protectores oficiales: Los tribunos de la plebe (494-493 a. de J.C.).
Más tarde, una legislación escrita que concernía al derecho de propiedad (la Ley de las XII tablas y los decenviros, 451-449 a. de J.C.) y, finalmente, el derecho de acceder a las diferentes magistraturas y, en último lugar, al consulado (367 a. de J.C.).
La verdadera igualdad política no se obtuvo hasta 321 a. de J.C., después del desastre de Caudio, y la igualdad religiosa en el año 300 a. de J.C. (acceso de los plebeyos al sacerdocio). Los grandes hombres de este periodo fueron Cincinato, Decio y Camilo.
En el exterior, el ejército romano conquista la Península Itálica: poco a poco, los latinos (493 a. de J.C.), los etruscos (Camilo vence en Veyes, en 395 a. de J.C.), los samnitas, los ecuos y los volscos, son dominados.
Pero estas conquistas no se llevan a cabo sin derrotas. La guerra contra los montañeses samnitas duró 50 años y se caracterizó por el desastre de Caudio (las horcas caudinas, 321 a. de J.C.): Los romanos, vencidos, desarmados y desnudos, pasaron bajo el yugo (especie de puerta formada por una lanza atravesada sobre otras dos).
Finalmente, en 283-282 a. de J.C., las coaliciones del Lacio fueron vencidas definitivamente. La conquista de la Península Itálica central había sido precedida por una invasión gala (derrota del Allia, en 390 a. de J.C., y conquista de Roma por los galos).
El final de este periodo se caracteriza por la lucha contra Tarento, que tenía a sueldo a Pirro, rey del Epiro, vencedor en Heraklea (280 a. de J.C.) y en Ausculum (279 a. de J.C.).
Estas victorias, de las que Pirro salió más debilitado que los vencidos, no fueron decisivas, y el rey del Epiro, derrotado finalmente en Benevento (275 a. de J.C.), retornó a Grecia.
--------------------¡Ay de los vencidos!--------------------
Las guerras interiores: Afirmación peninsular
Inmediatamente después de su independencia, Roma no era más que una pequeña ciudad del Lacio, rodeada de vecinos indóciles.
En el año 494 a. de J.C., el dictador Postumio derrotó a los latinos en el lago Regilo, siéndoles impuesta una alianza.
Los etruscos seguían siendo peligrosos, pero los griegos de Cumas y los latinos los habían rechazado por tierra y por mar (con ayuda de Siracusa en el año 474 a. de J.C.) forzándoles a replegarse hacia Toscana. La potencia marítima de los etruscos había sido vencida.
Roma guerreó contra los volscos, en el sur del Lacio, y los equos, que procedían de los Apeninos. Luego acometió contra la fortaleza etrusca de Veyes, a veinte kilómetros de su ciudad.
Después de diez años de sitio, Camilo se apoderó de la plaza (395 a. de J.C.) dando a su patria el dominio de la Etruria Meridional.
Roma había de pasar, sin embargo, por una terrible prueba, la invasión de los galos. Procedentes de Europa Central, los celtas habían ocupado la Galia, Península Ibérica y el sur de Germania.
Alcanzaron su apogeo en la época llamada de "la Tène" (del nombre de una de sus localidades, situada en la orilla del lago Neuchâtel).
Armados de espada, escudo y casco puntiagudo, sometidos a un aristocracia guerrera, y amantes la belleza y el lujo, los celtas, federados en bandas conquistadoras, arrebataron a los etruscos la llanura del Po, y atravesaron los Apeninos y la débil Etruria.
Pronto se encontraron a las puertas de Roma. Espantosos de contemplar, pintados de rojo, encogiendo de terror el corazón de sus enemigos con el grito salvaje que lanzaban antes de atacar, se precipitaron contra las legiones romanas (381 a. de J.C.). Estas huyeron en desorden y la población abandonó la ciudad.
Destruyendo y asesinando a los escasos habitantes que quedaban, los galos dejaron que los más aptos se refugiaran en el Capitolio. Pusieron sitio a la ciudadela y una noche intentaron apoderarse de ella por sorpresa; pero los gansos consagrados a Juno lanzaron tal clamor que los defensores se despertaron y rechazaron el ataque.
Sin embargo, transcurridos siete meses, los romanos tuvieron que pedir la paz. Breno, el jefe de los bárbaros, exigió entonces, para marcharse, una considerable cantidad de oro.
Pero habiendo impuesto, para pesar el metal precioso, una balanza falseada a su favor, colocó su espada sobre el platillo, pronunciando la famosa frase "Vae victis", ¡Ay de los vencidos!
Los invasores galos no seguían en sus conquistas ninguna línea estratégica; cargados de un pesado botín, se retiraban para ir a buscar fortuna a otro lugar, mientras una parte de ellos se establecía en la llanura del Po.
La epopeya céltica continuó en el siglo siguiente, con la invasión de Tracia y Macedonia. Delfos fue saqueada en 279 a. de J.C.
Sus bandas llegaron incluso a devastar el Asia Menor, donde los fieros guerreros de piel blanca, los gálatas, formaron un reino independiente.
----------------------Guerras samnitas----------------------
Las guerras samnitas
El héroe que habían salvado el Capitolio, Marco Manlio, demasiado favorable a los campesinos pobres, irritó a los patricios, que le acusaron de aspirar a la tiranía y le condenaron a ser arrojado desde lo alto de una roca: La Roca Tarpeya que estaba cerca del Capitolio.
La ciudad se había recuperado y había reconstruido nuevas casas sobre sus ruinas, y, como si la prueba la hubiera fortalecido, comenzó de nuevo su lenta expansión. En el año 338 a. de J.C., los latinos sublevados fueron definitivamente sometidos y su liga disuelta. Los colonos romanos serían sus vigilantes.
Aprovechándose de las consecuencias de la invasión céltica, que había debilitado también a Etruria, Roma llevó a cabo la conquista del país. Cerveteri, Tarquinia, Arezzo, Vulci, Volsinias se rindieron una tras otra (de 300 a 265 a. de J.C.).
Al mismo tiempo, los romanos, cada vez más ambiciosos y ávidos de conquistas, invadieron la Campania, donde chocaron con los rudos montañeses samnitas que habían ocupado la llanura. Fueron necesarias tres guerras para triunfar. en 321 a. de J.C., las legiones romanas, cercadas junto al desfiladero de las Horcas Caudinas, tuvieron que rendirse y desfilar bajo el humillante yugo.
Los encarnizados y oscuros combates (Alejandro había muerto poco después de su prodigiosa aventura), concluyeron con la victoria de Roma en Sentino (295 a. de J.C.) sobre una coalición de samnitas, galos y etruscos.
Los fanáticos montañeses de la "legión del lino" se dejaron matar. Roma había llegado al Adriático y dominaba toda la Italia central. Entonces se volvió hacia el sur, que estaba repartido entre las ciudades griegas.
----------------------Guerras pírricas----------------------
Los elefantes de Pirro
Desde hacía un siglo, griegos y cartagineses se enfrentaban en Sicilia. Dionisio, tirano de Siracusa, había resistido a Cartago. Tarento estaba amenazada por la presión de los pueblos de Apulia.
Envidiosas de su riqueza, las ciudades griegas del sur aceptaron la alianza romana. Todas las fuerzas de Grecia habían sido dirigidas hacia Oriente como consecuencia de la expedición de Alejandro Magno, y no podían acudir en ayuda de las ciudades hermanas de Italia.
Tarento quiso resistir. Era una gran metrópoli, orgullosa de su industria, de su comercio y de su arte. Para defenderse, apeló a Pirro, rey de Epiro, un príncipe montañés embebido por la Ilíada, que, por su sangre macedónica, soñaba con renovar las hazañas de Alejandro.
Pirro desembarcó en el año 280 a. de J.C. y combatió contra los romanos, que por primera vez se encontraron frente a una formidable máquina de guerra: Los elefantes. Estos, cargando contra las legiones, las pusieron en fuga.
Al año siguiente, el rey de Epiro alcanzó una nueva victoria, pero por dos veces, a pesar del triunfo, sufrió gravísimas pérdidas y, aunque sabía vencer al enemigo, no sabía sacar después una ventaja inmediata.
Roma recibió entonces una ayuda inesperada: Cartago quería apoderarse de Siracusa, y la ciudad siciliana recurrió a Pirro, que marchó contra los cartagineses, volviendo después a Italia.
Pero esta vez los romanos, habiéndose acostumbrado a los elefantes, aplastaron al ejército del rey de Epiro, en Benevento, en el año 275 a. de J.C.
Pirro, lleno de amargura, volvió a partir para Grecia, donde encontró la muertes tres años después, en Argos, en circunstancias oscuras. Antes de abandonar Sicilia había dicho: "¡Qué hermoso campo de batalla dejamos a los cartagineses y a los romanos!"
Tarento se rindió en el año 272 a. de J.C. Roma reinaba ya en la Italia meridional: Sicilia estaba muy cerca. Hasta aquel momento, Roma y Cartago habían mantenido buenas relaciones, confirmadas por cuatro tratados de alianza. Pero los aliados iban a transformarse ahora en enemigos implacables.
----------------EXPANSION Y GUERRAS PUNICAS----------------
LA CONQUISTA DEL MEDITERRANEO (260-120 a. de J.C.)
La política exterior y el éxito de las legiones romanas dominan esta época, particularmente caracterizada por las guerras contra Cartago (las tres guerras púnicas).
La primera guerra púnica empieza en 264 a. de J.C.. Su causa es la rivalidad que enfrenta en Sicilia a Roma y Cartago.
Las victorias navales de Miles (264 a. de J.C.) y de las islas Egates (241 a. de J.C.), proporcionan a los romanos el dominio de dicha isla, a pesar de los éxitos cartagineses en tierra firme, debidos al genio militar de Amílcar Barca (hacia 247 a. de J.C.).
En 238 a. de J.C., Roma se hace dueña de Cerdeña y Córcega. La segunda guerra púnica empieza en 219 a. de J.C. Fue buscada por el cartaginés Aníbal, uno de los más grandes capitanes de la Antigüedad.
Este, partiendo de Hispania, atravesó los Pirineos y los Alpes con un ejército temible (80.000 infantes, los jinetes númidas -Numidia es la actual Argelia- y 37 elefantes), e infligió a Roma una serie de aplastantes derrotas:
- en las riberas del Trebia (afluente del Po), en 218;
- cerca del lago Trasimeno, en 217 a. de J.C. (contra Flaminio),
- finalmente, en Cannas (Apulia), el 2 de agosto de 216 a. de J.C. (contra Varrón y Paulo Emilio). En seguida, reconquistó Sicilia, y tomó Capua en 210 a. de J.C.
Pero Roma salió al fin victoriosa de esta "guerra inexpiable" gracias a las maniobras de desgaste dirigidas por el cónsul Fabio Cunctátor (Fabio el Contemporizador). Sicilia fue reconquistada en 210-205 a. de J.C. (muerte de Arquímedes en el sitio de Siracusa, en 212 a. de J.C.).
Los hermanos Escipión acosaron a los cartagineses en Hispania y el hijo de uno de ellos, Publio Cornelio Escipión, de sólo veinticuatro años de edad, reconquistó la Hispania del sur (Andalucía) y, después de la victoria de Metauro (207 a. de J.C.), obtenida por los cónsules romanos, llegó a Africa en 204 a. de J.C..
Aliado con el númida Masinisa, Escipión el Africano aplastó a Aníbal en la batalla de Zama, en 202 a. de J.C.: Cartago se convirtió en vasallo de Roma.
La tercera guerra púnica fue desencadenada, en 149 a. de J.C., por Catón, obsesionado por su odio a Cartago (acababa todos sus discursos con la misma frase: Delenda est Carthago: "Cartago debe ser destruida").
Pretextando una violación del tratado de 201 a. de J.C., los romanos desembarcaron en Africa al mando de Escipión Emiliano (no hay que confundirlo con el vencedor de Zama), hijo de Paulo Emilio. Después de un asedio que duró tres años, Cartago cayó, en 146 a. de J.C., en manos de los romanos.
Fue completamente arrasada, y sus habitantes, asesinados o desterrados. Paralelamente, los romanos acabaron la conquista de Hispania (Escipión Emiliano aniquiló la última resistencia en Numancia, en 133 a. de J.C.) y, traspasando los Pirineos, se instalaron en Provenza.
La conquista romana también se llevó a cabo hacia el este: ocupación de Macedonia (Filipo V de Macedonia fue derrotado en Cinoscéfalos, en 197 a. de J.C., y Perseo en Pidna, en 168 a. de J.C., y se conquistó definitivamente el país en 148 a. de J.C.). Luego, Grecia entera y, el reino asiático de Pérgamo (129 a. de J.C.), cayeron también en manos de las legiones romanas.
Consecuencias de estas conquistas
La Roma victoriosa imita a la Grecia vencida (nacimiento de la literatura latina). Por otra parte, los pequeños propietarios -la clase media romana-, arruinados y diezmados, desaparecen. Sólo quedan en Roma ricos y pobres.
Los Gracos (Tiberio y Cayo Graco, que ocupan el poder de 133 a 121 a. de J.C.) intentan en vano establecer una ley agraria para reconstituir la clase social de los pequeños agricultores, indispensable para el equilibrio político de la república.
Pero, asesinados ambos, su intento de establecer una república popular en Roma, fracasa.
-------------------Primera guerra púnica-------------------
Las guerras exteriores
La guerra, llamada púnica porque los latinos denominaban "puni" a los cartagineses, estalló cuando los romanos, habiendo desembarcado en Sicilia, se apoderaron de Mesina y amenazaron a las demás ciudades griegas, Siracura y Agrigento, que solicitaron la ayuda de Cartago, su tradicional enemiga.
En el año 262 a. de J.C., Hierón, tirano de Siracusa, negoció con Roma, y Agrigento fue conquistada después de un largo asedio (262 a. de J.C.), entregando un riquísimo botín. En aquel momento, Cartago parecía invencible debido a su dominio en el mar.
En sesenta días, los arsenales de Campania construyeron una flota de guerra de 150 quinquerremes (con cinco filas de remeros) y 20 trirremes, bajo la dirección de los siracusanos, que enseñaron a los romanos cómo abordar las naves enemigas mediante "ganchos".
En el año 260 a. de J.C., el cónsul Duilio alcanzó ante Milas la primera victoria naval de la historia de Roma; las proas de los navíos apresados adornaron la llamada Columna rostral del Foro. Los romanos quisieron entonces llevar la guerra a Africa, y el cónsul Régulo desembarcó en el cabo Bon.
Pero Cartago ocupaba una posición inexpugnable y el ejército cartaginés, confiado a un espartano, Jantipo, derrotó a las legiones, haciendo prisionero a Régulo y a 5.000 de sus hombre (255 a. de J.C.).
Para colmo de desgracias, la flota romana, sorprendida por una tempestad, sufrió un desastre sin precedentes: Las naves naufragaron y miles de hombres murieron ahogados. La urbe demostró una vez más aquello de lo que era capaz ante la adversidad, reconstruyendo en tres meses su marina y su tripulación.
Los marinos, no pudiendo ser instruidos en las naves, los fueron en las playas. La guerra pareció cristalizarse en largos años de lucha sin resultados notables, hasta que, en 241 a. de J.C., los romanos alcanzaron ante las islas Egadas una decisiva victoria naval que obligó a Cartago a aceptar la paz.
Abandonó Sicilia y se comprometió a pagar una fuerte indemnización. Roma ocupó Córcega y Cerdeña, aprovechándose de la rebelión de los mercenarios cartagineses.
Mientras tanto, habiendo franqueado los Apeninos las bandas galas, fue proclamada una movilización general, y los invasores fueron aplastados en el cabo Telamón (255 a. de J.C.). Esta vez los romanos se propusieron resolver definitivamente el problema galo: Ocuparon la llanura del Po (Galia Cisalpina), donde instalaron colonias. Desde los Alpes hasta Sicilia, Italia era romana.
Cartago se vio obligado a reprimir una terrible revuelta de sus mercenarios, a los que no había pagado. Amílcar Barca dirigió la "guerra implacable" que provocó crueldades y represiones increíbles. Después preparó el desquite contra Roma conquistando el sur de la Península Ibérica, donde será fundada por Asdrúbal Cartago Nova (la actual Cartagena).
El país, rico en minas y muy poblado, serviría de base para empresas contra Roma. Amílcar murió cerca de Alicante en el año 229 a. de J.C., siendo sucedido por su yerno Asdrúbal, quien, asesinado en 221 a. de J.C., dejó el mando a su cuñado, hijo de Amílcar: Aníbal.
Dos años después, Roma reprochaba a Cartago haber violado los acuerdos sobre sus respectivas "zonas de influencia", conquistando Sagunto, en Hispania. Comenzaba así la guerra a muerte.
--------------------Aníbal en los Alpes--------------------
Elefantes en los Alpes
Aníbal tenía 25 años, los que le hacía tan joven como Alejandro. Tenía, como éste, el genio de la guerra. De cultura griega, había estudiado a los estrategas helenistas. Tito Livio diría de él:
No existía general en el que los soldados tuvieran mayor confianza y que les infundiera mayor ardor. Tenía la mayor audacia para afrontar cualquier peligro: El cansancio no era capaz de abatir su cuerpo ni de doblegar su ánimo.
Quería golpear a Roma en el corazón mismo de su poderío, y renovar de manera duradera la efímera empresa de los galos. Partiendo en 218 a. de J.C., atravesó Hispania, conquistando para Cartago la parte septentrional, y penetró en las Galias.
Su ejército estaba compuesto por 90.000 infantes, 12.000 jinetes y un centenar de elefantes.
En septiembre, los cartagineses atacaron los Alpes. Antes, habían tratado de atraerse a los celtas para que le indicasen los pasos más accesibles a los enormes animales.
Pero los indígenas no se dejaron convencer fácilmente, y los cartaginenses se encontraron solos ante aquella terrible prueba: Durante los 17 días de la travesía, la mitad de los hombres y de los animales murieron por causa del frío.
Cuando llegaron a la llanura del Po, los galos, maltrechos por la reciente conquista romana, les ayudaron y les proporcionaron 10.000 hombres.
Asustado, el Senado romano preparó un inmenso ejército, cuyo mando confió a Escipión, el primero de los que habían de dar gloria a esta ilustre familia.
Los cartagineses vencieron en Tesino y Trebia, y liberaron los Apeninos; a Aníbal no le quedaba más que un solo elefante, sus soldados habían quedado reducidos a algunos millares, y él había perdido un ojo en combate; pero su genio compensaba las pérdidas.
---------------------Trasimeno y Cannas---------------------
Punos en Italia
Gracias a un sutil juego de maniobras, Aníbal atrajo a un segundo ejército romano a las orillas del lago Trasimeno (217 a. de J.C.). La derrota de las legiones, en las que por primera vez militaban esclavos, fue tan completa que casi ningún soldado se salvó, y su jefe, el cónsul Flaminio, estuvo entre los caídos.
Roma fue víctima del pánico, pero, como siempre, volvió a encontrar en el peligro las razones para sacar fuerzas de flaqueza. Nombró un dictador, Quinto Fabio Máximo, que pasó a la historia con el nombre de Cunctator (el Contemporizador). Este evitó hábilmente las batallas en campo abierto, debilitando al adversario con continuas escaramuzas.
Pero los caprichos de la política romana condujeron a la sustitución de Fabio por Varrón, un plebeyo demagogo que, para satisfacer a sus electores, buscó un éxito rápido. Su ejército, cuatro veces superior en número al del general cartaginés, atacó a éste en Cannas.
Pero Aníbal, con un golpe maestro de estrategia militar (fingió ceder en el centro, atrayendo a los romanos entre sus dos alas reforzadas que se cerraron sobre ellos como un cepo), logró una nueva victoria: 45.000 romanos resultaron muertos y 20.000 fueron hechos prisioneros. Varrón, huyendo de la muerte, pidió indulgencia al pueblo romano (216 a. de J.C.).
La urbe parecía condenada, y una parte de Italia se sublevó. Siracusa volvió a aliarse con Cartago.
En Hispania, Escipión resistió; Aníbal negoció con Filipo de Macedonia, decidido a intervenir para expulsar a los romanos de Iliria, donde fijaron un protectorado en el 229 a. de J.C.
----------------------Victoria romana----------------------
La Unión Sagrada
En Roma, todos los partidos se unieron ante el peligro; los tribunos de la plebe presidían los comicios en ausencia de los cónsules y de los pretores. Fueron formadas 23 legiones, aumentadas con aliados fieles, mercenarios y esclavos, hasta un total de 200.000 hombres.
Aníbal no se atrevió a atacar la ciudad, por falta de material de asedio. Sin duda, contaba con una insurrección general en Italia. Capua se entregó a él con sus riquezas, e igualmente todas las ciudades del sur. Reconquistada, Capua fue duramente castigada por los romanos (210 a. de J.C.).
Se combatió en todos los frentes: En Siracura, donde Arquímedes hizo prodigios con sus máquinas y sus espejos solares que incendiaban las naves a distancia (pero la ciudad cayó en manos de los romanos en 211 a. de J.C. y Arquímedes fue muerto por un soldado).
En Hispania, donde los dos hermanos Escipión fueron mantenidos en jaque y después muertos por el hermano de Aníbal, Asdrúbal (211 a. de J.C.); en Grecia, donde la flota romana contuvo a los macedonios gracias al apoyo de Esparta, de los etolios y de Pérgamo.
El joven Publio Cornelio Escipión, que había sucedido a su padre y a su tío, se apoderó de Cartagena (209 a. de J.C.), pero no pudo impedir que Asdrúbal se uniera a Aníbal en Italia, aunque allí fue derrotado en Metauro en 207 a. de J.C.
El cónsul Claudio Nerón hizo arrojar la cabeza de Asdrúbal al campamento de su hermano.
Finalmente, Escipión desembarcó en Africa y obtuvo la alianza del rey númida Masinisa, y en el año 202 a. de J.C., en Zama, Escipión venció a Aníbal que había sido llamado de Italia.
La paz fue dura: Cartago, que tuvo que desarmarse por tierra y por mar, pagar una enorme indemnización (10.000 talentos) y renunciar a sus posesiones exteriores se convirtió en un estado vasallo.
Pero Aníbal no se dio por vencido, siendo amenazado por sus compatriotas con ser entregado a los romanos, acabó por refugiarse en Siria. Roma era ahora dueña del Mediterráneo occidental.
--------------------Delenda est Cartago--------------------
El fin del imperio cartaginés
En el momento mismo en que Corinto era aniquilada, Cartago sufría la misma suerte.
Catón, comprendiendo que ésta era siempre un peligro amenazador para Roma, convenció al Senado con sus discursos, que concluían siempre con el famoso "Delenda est Cartago" (Cartago ha de ser destruida), para emprender la tercera guerra púnica.
Para no romper los tratados de paz se encontró un pretexto: El rey de Numidia, Masinisa, no cesaba de ensanchar su territorio (la actual Argelia) a expensas de los cartagineses. Estos, exasperados, le declararon la guerra, y Roma los acusó de violar el tratado del 201 a. de J.C.
Cuatro legiones desembarcaron en Africa y los cartagineses se sometieron, pero, una vez que hubieron entregado las armas, los romanos ordenaron al pueblo que abandonaran la ciudad y que se retiraran al interior.
Reducido a la desesperación el pueblo se rebeló y optó por la guerra a ultranza; demolieron las casas, utilizaron las vigas para construir máquinas de guerra, las mujeres se cortaron los cabellos para hacer cuerdas (149 a. de J.C.).
El impulso fue tal que la ciudad resistió durante tres años. En el 146 a. de J.C., después de un terrible asalto, Cartago fue completamente destruida. Su territorio fue declarado maldito y formó la provincia de Africa, con Utica como capital.
Final en Hispania y la Galia
La codicia de los gobernadores provocó poco a poco una revuelta general en Hispania, donde un pastor, Viriato, jefe de la rebelión, resistió durante nueva años (147-139 a. de J.C.).
Viriato fue asesinado y la lucha final se desarrolló alrededor de Numancia, destruida después de un asedio atroz dirigido por Escipión Emiliano, el vencedor de Cartago (133 a. de J.C.).
La inestabilidad de los diferentes pueblos de la Península Ibérica indujo a los romanos a unir directamente la provincia a Italia.
Por otra parte, las legiones romanas, llamadas por Marsella contra los montañeses vecinos, ocuparon el sur de la Galia, fundaron Aix (125 a. de J.C.), y después se volvieron contra los alóbroges, apoyados por Bituito, rey de los arvernos, y por sus 200.000 soldados.
Cerca de Montelimar, sus hordas indiciplinadas fueron exterminadas y Roma situó puestos avazados desde Lyon a Tolosa.
En lo sucesivo, los romanos, que reinaban desde Asia Menor hasta el Atlántico (las famosas Columnas de Hércules), pudieron decir con orgullo "Mare Nostrum" (nuestro mar), refiriéndose al Mediterráneo.
--------------------Guerras macedónicas--------------------
Guerras macedónicas
Fueron necesarios tres siglos para que la pequeña ciudad del Lacio se convirtiera en la capital de Occidente.
Pero será irresistiblemente arrastrada hacia Oriente, no como consecuencia de un plan idealista sistemáticamente concebido -el pueblo estaba cansado de guerras interminables-, sino con una seria de campañas preventivas que pusieron de manifiesto la debilidad de las monarquías helenísticas.
Además, la aristocracia había tomado gusto al éxito, a los enormes botines, mientras que los plebeyos, los "hombres nuevos", veían en las nuevas conquistas la oportunidad de enriquecerse y de traspasar sus límites.
El primer enemigo era Filipo V de Macedonia, que había apoyado a Aníbal. Filipo gobernaba sobre una Grecia indócil, convulsionada por luchas sociales. En el año 200 a. de J.C., el Senado le declaró la guerra.
Después de dos años de lucha incierta, el cónsul Flaminio, que se había erigido en libertador de los griegos, logró vencer en Cinocéfalos, en Tesalia (197 a. de J.C.). La legión superó a la falange, demasiado pesada.
Roma proclamó solemnemente en Corinto la independencia de las ciudades griegas, que se desbordaron de entusiasmo. Después la llegó el turno al rey de Siria, Antíoco III, que había acogido a Aníbal; quiso dominar el Egipto de los Tolomeos e intrigó en Grecia contra Roma, Rodas y Pérgamo.
Por fin, se aprestó a entregar a Aníbal. Este buscó refugio junto a Prusias, rey de Bitinia, en la costa del mar Negro, pero los romanos, implacables, le persiguieron, y el héroe que había hecho temblar a sus enemigos, se envenenó (183 a. de J.C.).
Sin embargo, la amistad entre Grecia y Roma había terminado. La anarquía de sus ciudades, sus agitaciones, su decadencia irritaron a los romanos, y Catón el Censor destacó la perniciosa influencia de los griegos degenerados.
Estos comprendieron que su independencia era en realidad una tutela, porque los comisarios del Senado romano intervenían en todas partes. Roma apoyaba a los ricos, mientras que los pobres volvían sus esperanzas hacia el rey de Macedonia.
------------------La conquista de Oriente------------------
Hacia el lejano Oriente
En el año 179 a. de J.C., el hijo de Filipo V, Perseo, subió al trono ávido de venganza. Pérgamo dio la señal de alarma a Roma, que, esta vez, no se contentó con una simple intervención.
Después de numerosos fracasos, el cónsul Paulo Emilio venció a Perseo en Pidna (168 a. de J.C.). El rey desfilará en el cortejo triunfal del vencedor y morirá en prisión dos años después. Macedonia quedó desmembrada en cuatro partes.
En Epiro, que se había sublevado, los romanos desencadenaron la represión y vendieron a 150.000 hombres como esclavos. El terror reinó en Grecia, que tuvo que entregar rehenes. El rey de Pérgamo, que se había vuelto sospechoso, fue humillado, como Prusias de Bitinia, que fue a Roma a someterse con la cabeza rapada.
Antíoco de Siria invadió Egipto, pero recibió la orden de abandonar el país. Como pidió tiempo para reflexionar, el pretor Popilio trazó un círculo a su alrededor exigiéndole que le diera una respuesta antes de matarlo.
Antíoco se inclinó, diciendo: "Haré lo que quiera el pueblo romano". Grecia había quedado destruida: Oro, estatuas, cuadros, vasos de plata, un botín fantástico acompañó el triunfo de Paulo Emilio, cuyo desfile duró tres días.
Sin embargo, no se produjo ninguna anexión. El Senado parecía temer aún el nuevo poder de los generales y de los financieros, la influencias nefastas de Oriente.
Aquellos viejos conservadores temían lo desconocido, la corrupción, la costumbre de saqueo de los ejércitos. Catón clamó contra el lujo y los cultos orientales. Por otra parte, Roma estaba comprometida en la obra de pacificación a llevar a cabo en Occidente.
Hacía falta enviar legiones contra los celtas de la llanura del Po, contra los ligures de los Apeninos que fueron deportados en masa, y surgieron nuevas colonias: Bolonia, Parma, Módena, Lucca. En Córcega, en Cerdeña, en Hispania, se realizaron campañas contras las incesantes revueltas.
Pero, finalmente, la política se inclinó hacia Oriente y el helenismo. Los hombres de negocios estaban ávido de sacar partido de nuevas provincias, y el viejo Catón, vencido por el ambiente general, se dedicó a traficar con los esclavos.
Una sublevación de Macedonia (149 a. de J.C.) proporcionó un buen pretexto: El país se convirtió en provincia romana (148 a. de J.C.). Los griegos se rebelaron a su vez, pero fueron sometidos: Corinto fue incendiada, su territorio declarado maldito, y millares de hombres sufrieron la deportación.
Grecia fue incorporada a Macedonia en el año 146 a. de J.C. En el 133 a. de J.C., el rey de Pérgamo dejó en herencia su estado a Roma, que creó la provincia de Asia (126 a. de J.C.).
-----------------------CRISIS CIVILES-----------------------
CRISIS Y GUERRAS CIVILES (120-27 a. de J.C.)
La situación política va a ser, durante un siglo, desastrosa.
En Roma se enfrentan dos partidos: El popular (apoyado muy frecuentemente por los caballeros o equites) y el senatorial, partidario de una política firme y nacionalista, dirigida por la aristocracia.
Esta rivalidad toma, en ciertos momentos, el aspecto de una verdadera guerra civil. Es la época de las conjuraciones, los complots, las proscripciones y las matanzas; sin duda, el período más desastroso de la república romana. ¡Y esto durará 100 años!
Por esta época aparece en el horizonte de Roma la estrella de Julio César. Aliado de Pompeyo y Craso (primer triunvirato, 60 a. de J.C.), pero alejado de los asuntos políticos porque está ocupado en la conquista de la Galia (68-51 a. de J.C.), la ambición de Julio César es la de reorganizar el Estado romano con la energía de un militar habituado al triunfo.
Vencedor de su antiguo compañero Pompeyo (Farsalia, 48; Tapso, 46, y Munda, 45 a. de J.C.), emprende la instauración de la monarquía en Roma. Pero es asesinado, en el año 44 a. de J.C., por sus adversarios.
La república queda acéfala: Antonio (principal general de César), Octavio (su sobrino) y Lépido forman entonces el segundo triunvirato (43 a. de J.C.) y se reparten este Imperio sin emperador que es el mundo romano:
- Lépido se hace olvidar en Africa;
- Antonio conquista Oriente, en donde cae bajo la influencia de la reina Cleopatra;
- Octavio se revela como un jefe hábil y firme a la cabeza de las legiones de Occidente, derrota a Antonio en Actium (31 a. de J.C.) y, ya único dueño del mundo romano, se convierte, en 27 a. de J.C., en emperador, en Augusto.
Con la instauración de esta nueva función (el principiat, y no la dignidad imperial), acaba el período republicano de la historia romana.
-------------------------Los Gracos-------------------------
El descalabro de los Gracos
Tiberio Graco
Elegido tribuno en 133 a. de J.C., un joven noble, Tiberio Graco, nieto por parte de madre de Escipión el Africano, quiso abrir una era de reformas.
El ager publicus, es decir, las tierras vueltas al dominio público después de ser confiscadas por el Estado romano conquistador, había sido ocupado, en contra de la ley, por grandes propietarios.
Tiberio Graco preparó un proyecto que limitaba a 12 hectáreas por persona las parcelas de ager publicus. Los acaparadores tenían que restituir el exceso, que sería repartido en parcelas de siete hectáreas y media, reservadas a los pobres.
De esta forma se reconstruiría una clase de pequeños propietarios, elemento seguro de estabilidad. Orador apasionado (hablaba de "aquellos que se llaman dueños del mundo y no poseen ni un terruño"), Tiberio hizo que la ley fuera aprobada.
Cargados de odio, los grandes propietarios terratenientes compraron a un tribuno, Octavio, el cual opuso su veto; Tiberio lo destituyó y al año siguiente Graco se hizo reelegir, lo que era contrario a la tradición, pero él estaba interesado en poner en práctica su generosa obra.
Los nobles lo acusaron de aspirar a la soberanía y, provocando un motín, lo mataron en el Capitolio. La ley no fue abolida, pero sus efectos quedaron muy limitados.
Cayo Graco
Diez años después, en el 123 a. de J.C., el hermano mayor de Tiberio, Cayo Graco, elegido a su vez tribuno, se propuso hacer triunfar la reforma. Aleccionado por la trágica experiencia de su hermano, quiso reforzar su posición y ampliar las alianzas:
- Suprimió a los senadores el derecho a tomar asiento en los tribunales encargados de juzgar asuntos de corrupción y delitos públicos, sustituyéndolos por representantes de la clase ecuestre.
- Enfrentando a las dos clases de ricos, las debilitó. Mediante la ley frumentaria, concedió a la plebe una cuota mensual de trigo a precio mínimo.
- Por último, volvió a proponer enérgicamente la división y la distribución de las tierras comunales usurpadas; nuevas colonias agrícolas iban a surgir en Italia y en las provincias.
Los adversarios de Cayo Graco utilizaron todos los métodos contra él, incluidos la demagogia y la superioridad de la ofertas en las ventas en pública subasta.
Cayo quería también -y el futuro le dio la razón- extender el derecho de ciudadanía (la igualdad de derechos) a todos los latinos e incluso a los itálicos; pero, prudentemente, se limitó a los latinos.
El partido conservador, especulando con el egoísmo de la plebe romana, hizo que le proyecto fuera rechazado. Cayo Graco tuvo que abandonar Roma para fundar él mismo una colonia cerca de Cartago.
Sus enemigos, teniendo el camino libre, lo acusaron de haber violado la interdicción que declaraba maldita esta tierra, y no fue reelegido tribuno. Cayo Graco defendió su obra, pero el Senado provocó un motín contra él.
Entonces se refugió en el Aventino, poco más allá del Tíber. Perseguido, hizo que un esclavo suyo lo matara en un bosque sagrado (121 a. de J.C.). En Roma tuvo lugar el exterminio del partido popular (3.000 partidarios fueron asesinados).
La reforma agraria fue progresivamente desmantelada. Sólo los caballeros conservaron los privilegios obtenidos. La violencia, el asesinato y la ilegalidad hicieron su entrada en la política romana.
Gracias a los desórdenes que continuaron enfrentando a los ricos contra los pobres, algunos ambiciosos, apoyándose en las fuerzas armadas, sintieron que su hora había llegado.
----------------------Mario: El orden----------------------
Mario y la reforma militar
El Senado se vio desacreditado por una serie de reveses en Africa, donde un príncipe númida, Yugurta, había destronado al nieto de Masinisa, aliado de Roma. Yugurta hizo asesinar a unos comerciantes romanos y el Senado le declaró la guerra.
Arrogante y sagaz, Yugurta resistió victoriosamente, compró cómplices y hasta se atrevió a ir a Roma, de la que diría:
¡Ciudad venal, no te falta más que un comprador!
En el 109 a. de J.C. derrotó a una legión. El cónsul Metelo y su lugarteniente Mario consolidaron la situación, pero Mario no se contentó con este éxito.
Nacido en Arpino, en el Lacio, en el seno de una familia acomodada, había ingresado siendo muy joven en el ejército y, durante el sitio de Numancia, había ganado ascensos, medallas, y también cicatrices que le cubrían todo el cuerpo. Nombrado gobernador de la Hispania Ulterior, se casó a su regreso con una mujer de la familia patricia Julia, futura tía de Julio César, que nacería en el año 100 a. de J.C.
Siempre había estado protegido por el poderoso Metelo, quien le llevó a Africa como legado. Mario le pidió autorización para ir a Roma y proponer su candidatura al consulado. "Espera a que mi hijo tenga la edad", le respondió el orgulloso Metelo, afectado por las pretensiones de aquel "burgués" de origen modesto.
Pero Mario se hizo elegir por el partido popular (107 a. de J.C.) y obtuvo también el mando del ejército de Africa, a expensas de su protector.
Antes de partir, llevó a cabo una amplia reforma militar: Las legiones fueron abiertas a los proletarios, hasta entonces excluidos; el ejército de ciudadanos se transformaba así en un ejército profesional.
Mario mejoró también el armamento y la organización, dividiendo la legión en cohortes, unidades tácticas que agrupaban tres manípulos.
En dos años derrotó a Yugurta (105 a. de J.C.), que murió de hambre en la prisión Tuliana.
El triunfo de Mario fue acompañado por su reelección como cónsul; parecía el único capaz de salvar a Italia de una nueva y terrible amenaza: La invasión de los cimbros y de los teutones, germanos del Báltico que habían asolado la provincia romana de la Galia, aniquilando algunas legiones en Orange (105 a. de J.C.). La devastación de Hispania los disuadió, y se dividieron en dos bandos.
Mario los exterminó cerca de Aix (102 a. de J.C.) y de Vercelli, en la llanura del Po (101 a. de J.C. Aclamado como salvador, fue reelegido continuamente cónsul (por sexta vez en el año 100 a. de J.C.), uniéndose con los tribunos de la plebe, Saturnino y Glaucio, que se aprovecharon de su confianza y protección para aterrorizar a Roma, donde se sucedieron los levantamientos.
Por orden del Senado, Mario marchó contra sus aliados, que fueron dispersados en una sangrienta batalla. Pero, desprestigiado, sospechoso a los ojos de todos, Mario partió para Oriente.
------------------Mario: Guerras sociales------------------
Las guerras sociales
Un nuevo drama puso a Roma en peligro: La rebelión de Italia.
Después de la conquista romana, las diversas ciudades y regiones de la península estaban sometidas con regímenes muy variados: Algunas (como el Lazio) gozaban de igualdad de derechos, pero la mayor parte formaba categorías inferiores, estando excluidas de la vida política, aunque sometidas a los impuestos y a las levas militares.
Los magistrados romanos se comportaban frecuentemente como tiranos locales con respecto a los "aliados" (socii, de donde el nombre de la guerra social). Estos estaban además excluidos de la distribución de las tierras después de la desmovilización de los ejércitos.
Un joven noble elegido tribuno, Livio Druso, reanudando el proyecto de Cayo Graco, propuso extender el derecho de ciudadanía a todos los itálicos.
Pero fue asesinado (91 a. de J.C.) y, al año siguiente, los estados aliados, exasperados, se sublevaron, pobres y ricos unidos, formando una confederación y emprendiendo una verdadera guerra de secesión: una guerra encarnizada (90-89 a. de J.C.), acompañada de exterminios, que causó más de 100.000 víctimas.
Mario fue llamado por el Senado, pero los mayores éxitos contra los insurrectos fueron alcanzados por su lugarteniente: Sila. Finalmente, el Senado, para romper la alianza de los adversarios, concedió gradualmente el derecho de ciudadanía a los itálicos leales primero, y después a los que deponían las armas.
Los samnitas fueron los últimos en rendirse. En el año 87 a. de J.C., toda Italia (que respecto de la actual acababa en la línea del río Rubicón) estaba unificada bajo el mismo derecho. Una vez más, la ceguera del Senado había costado cara.
----------------------------Sila----------------------------
Sila contra Mario
La paz interior era tanto más urgente cuanto que un enemigo amenazaba a Roma en Asia: El rey del Ponto, Mitrídates, coloso medio bárbaro y medio griego, que soñaba con dominar Oriente y Grecia.
Provisto de una gran flota y de un ejército impresionante, exterminó a los romanos de la provincia de Asia, invadió Grecia y ocupó Atenas (88 a. de J.C.).
El senado nombró jefe del ejército al aristócrata Sila. Lucio Cornelio Sila, procedente de una familia arruinada, era un hombre extraño, unas veces arrogante, otras veces servil, capaz de los peores excesos, cruel y vengativo.
Un griego lleno de ironía, dijo de él que se parecía a "una mora pasada por harina", con una tez roja llena de lunares blancos. De sus ojos azules emanaba una luz irresistible; era, además, culto y amante de las artes, revelándose también como un notable jefe militar: Frío, astuto, sumamente valiente y con un gran ascendiente sobre sus hombre.
Pero la agitación continuaba en Roma, donde la guerra civil había provocado la miseria y el alza de los precios. El partido popular alentó una serie de motines y, volviéndose de nuevo a Mario hizo que, mediante un plebiscito, dirigiera la guerra de Oriente.
Sila, que concentraba ya sus legiones en Campania, marchó sobre Roma, franqueó la muralla sagrada y derrotó a los agitadores entre grandes incendios. Mario huyó a Africa (88 a. de J.C.).
Entonces Sila pudo embarcarse, después de haber demostrado cómo se podía asegurar el poder con la ayuda de soldados leales.
Sometió a Grecia, donde fueron confiscadas numerosas obras de arte para enviarlas a Roma, y después se dirigió a Asia. Mitrídates tuvo que negociar, renunciando a Grecia pero conservando su reino (85 a. de J.C.).
¿Por qué se conformó Sila con una victoria incompleta? El hecho es que, en su ausencia, Mario había dado la vuelta a la situación, apoderándose nuevamente de Roma.
Unido al cónsul Cinna, futuro suegro de Julio César, ordenó terribles matanzas, entregando a sus enemigos a los verdugos con un simple gesto. Pero en el año 86 a. de J.C., Mario murió, dejando Italia a Cinna y a su hijo adoptivo.
Sila volvió con sus tropas (83 a. de J.C.) y en un año luchó contra el partido popular y contra los samnitas que todavía no estaban definitivamente sometidos desde la guerra social. En el año 82 a. de J.C., era el dueño de Roma, arrogándose la dictadura.
Se reanudaron de nuevo las matanzas, esta vez contra los demócratas. Los nombres de las víctimas fueron escritos en las listas de proscritos, cuyos bienes, confiscados, sirvieron para recompensar a los soldados, a los partidarios, y los delatores.
De esta forma, Sila distribuyó 120.000 parcelas de tierra. Se ha dicho repetidamente que el dictador había querido restablecer el antiguo régimen aristocrático, devolviendo toda su importancia al Senado y abatiendo a sus adversarios.
De hecho, lo que le preocupaba sobre todo era su poder absoluto. El Senado fue elevado a 600 miembros, 300 de los cuales eran "hombre nuevos" absolutamente afectos a Sila.
Los caballeros perdieron sus cargos judiciales y la percepción de los impuestos de Asia. Los tribunos de la plebe no tenían ya el derecho de veto ni el de proponer leyes.
La censura fue suprimida, así como las distribuciones gratuitas de trigo. Acuñando monedas con su nombre, adoptando el título religioso de Felix (feliz), organizando juegos circenses y adulando al pueblo, Sila se comportó como un monarca oriental. Pero, por razones poco conocidas, se retiró a la vida privada en el año 79 a. de J.C., y murió al año siguiente en Cuma.
--------------------Pompeyo y Espartaco--------------------
Advenimiento de Pompeyo. Sertorio y Espartaco
Noble, rico y valeroso, Pompeyo, antiguo lugarteniente de Sila, se alió hábilmente con el Senado para combatir a un cónsul demagogo, Lépido, que se había unido al partido popular restableciendo las distribuciones gratuitas de trigo.
Después de una breve guerra civil, Pompeyo (79 a. de J.C.) fue encargado de sofocar la revuelta de Sertorio, un compañero de Mario que había sublevado a Hispania poniéndose a la cabeza de los indígenas oprimidos, en los tiempos de Sila, y que parecía invencible con sus guerrillas.
Gracias a una traición (72 a. de J.C.), Pompeyo se libró de él, después de algunos años de guerra, y volvió a Italia para poner fin a la célebre revuelta de Espartaco.
En Capua, un centenar de esclavos de una escuela de gladiadores se habían evadido bajo el mando del tracio Espartaco, incitando a la rebelión a las hordas de esclavos del sur, prisioneros de guerra, terribles combatientes, cansados de la crueldad y de los malos tratos, consiguiendo reunir hasta 100.000 hombre, saqueando, incendiando las granjas y resistiendo a cinco ejércitos romanos.
Espartaco los condujo hacia el norte, donde, atravesando los Alpes, podrían convertirse en hombres libres. Pero ellos prefirieron (¡insensato sueño!) volverse contra Italia; por fin, las tropas de Marco Licinio Craso los aplastaron: 6.000 esclavos murieron crucificados a lo largo del camino que conducía de Capua a Roma. Pompeyo acabó con las últimas bandas que habían logrado huir (71 a. de J.C.).
Apoyándose en la plebe y estableciendo los derechos de los tribunos y de los caballeros ("equites"), los aspirantes a dictadores eran fatalmente arrastrados a romper la resistencia del Senado, que obstaculizaba su camino hacia el poder.
Por otra parte, los patricios estaban desacreditados en aquel momento a causa del grave escándalo de Verres, propretor de Sicilia, que había saqueado la isla como si se tratara de una tierra de conquista. Poniéndose del lado de las víctimas, Marco Tulio Cicerón defendió su causa con tanta elocuencia que Verres se exilió antes de la sentencia (70 a. de J.C.).
----------------------Craso y Pompeyo----------------------
Consulado de Craso y Pompeyo: Mitrídates
Marco Licinio Craso era un antiguo protegido de Sila que había conquistado una gran fortuna gracias a las proscripciones y a un cuerpo de vigilantes reclutados entre los esclavos.
Con su colega Pompeyo tomó el sentido contrario de las reformas de Sila. Los dos cónsules ofrecieron al pueblo "pan y juego" (panem et circenses) para lograr el apoyo de las masas.
Lo mismo que los tribunos, los censores fueron repuestos en sus cargos. Los caballeros recuperan su puesto en los tribunales y, de nuevo, el encargo de la percepción de los impuestos de Sicilia y de Asía, así como sus asientos de honor en el teatro.
A favor de las guerras civiles, bandas de piratas habían formado flotas temibles que saqueaban los barcos de los comerciantes y las costas, llegando incluso en su atrevimiento a desembarcar cerca de Roma.
Pompeyo se hizo conceder poderes extraordinarios y con 500 naves y veinte legiones persiguió a los piratas, matando a millares de ellos y dispersando a los demás en las colonias (67-66 a. de J.C.).
Gran triunfador, no le fue difícil que le fuera asignado el mando de la segunda guerra contra Mitrídates. Los desórdenes de Italia habían envalentonado al rey del Ponto, que reanudó la guerra en el año 74 a. de J.C., aliándose con Sertorio, con los piratas y con Tigranes, rey de Armenia.
El procónsul Lúculo, penetrando hasta Armenia, lo había expulsado de la provincia de Asia (74-68 a. de J.C.). Pero Lúculo, honesto y austero, disminuyendo los impuestos y los tipos de interés, se había atraído la hostilidad de los caballeros y de los publicanos, y Pompeyo ocupó su lugar.
Mitrídates tuvo que huir y se hizo matar por un soldado en Crimea, después de haber probado en vano todos los venenos.
Tigranes tuvo que someterse y Pompeyo reorganizó el Oriente que, en los sucesivo, tuvo siete provincias: Asia, Ponto, Bitinia, Cilicia, Cirenaica y Creta, más una docena de protectorados entre los que estaban Galacia, Capadocia, Armenia, Cólquida y Decápolis de Judea, donde Pompeyo había tomado al asalto Jerusalén.
Cuando volvió a Italia (62 a. de J.C.), Pompeyo celebró un fantástico triunfo, y al año siguiente vistió la clámide (manto de gala) de Mitrídates. Pero durante su ausencia se habían producido graves acontecimientos y otro nombre se hacer oír: El de Julio César.
--------------------------Catilina--------------------------
La conjuración de Catilina
En Roma se había formado un partido revolucionario que agrupaba a los miserables y a los descontentos y que pretendía reanudar los proyectos de los Gracos.
El partido estaba dirigido por un antiguo compañero de Sila, Catilina, "malvado y depravado" -dice Salustio- que reunía a su alrededor "como satélites a todos los hombres reos de maldades y de crímenes".
Para Catilina, la demagogia social era un medio para adueñarse del poder. Craso lo apoyó en la sombra, y habiendo sido descubierta una primera conspiración, hizo enterrar la tentativa.
Catilina presentó su candidatura al consulado en el año 63 a. de J.C., pero fue derrotado por Cicerón, que aparecía como dirigente del partido del orden. Después de un nuevo fracaso, al año siguiente Catilina proyectó asesinar a los cónsules, provocar incendios e imponerse por la fuerza.
Craso rompió las relaciones con él; Julio César, que había tenido cierta participación en la conjuración (también él apoyaba el partido popular) se retiró.
Cicerón abordó a Catilina en pleno Senado, lanzando su célebre frase: ¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia? Catilina huyó de Roma, sus cómplices fueron asesinados, y él murió en el curso de una batalla.
Cicerón se mostró orgulloso de haber salvado la República (62 a. de J.C.). durante estos acontecimientos, Pompeyo había llegado de Oriente. El Senado y Cicerón temían sus ambiciones; Pompeyo cometió el error de licenciar su ejército, y tuvo que esperar ocho meses para celebrar su triunfo.
Entonces se aproximó a Craso y a César para formar el "primer triunvirato".
------------------------Julio César------------------------
Cayo Julio César
Cayo Julio César, que tenía unos cuarenta años (había nacido en el año 101 a. de J.C., no era muy conocido. Pertenecía a una de la familias patricias más antiguas de Roma, que pretendía descender de Julos, hijo de Eneas.
Sus progenitores habían caído en la miseria y vivían en la Suburra, barrio popular y de mala fama. Su nacimiento fue difícil, habiéndose tenido que recurrir a la operación quirúrgica a la que dio nombre (cesárea).
Culto y elegante, llevaba una vida brillante, estando dotado igualmente de una inteligencia penetrante y de una memoria ilimitada.
Gran admirador de la literatura griega, se complacía en escribir tragedias y poesías. Sobrino de Mario, yerno de Cinna, había sido considerado sospechoso en los tiempos de Sila a causa de sus vinculaciones con el partido popular, habiéndose exiliado a Asia, donde fue hecho prisionero por los piratas.
Vuelto a Roma (77 a. de J.C.) contrajo deudas, y tuvo que esperar casi diez años para hacerse elegir cuestor y entrar en el Senado (68 a. de J.C.).
A los 30 años fue enviado a Hispania. En el año 65 a. de J.C. se convirtió en edil y pidió dinero a Craso para ofrecer al pueblo de Roma fiestas suntuosas; poco después salió elegido pontífice máximo.
Durante este período apoyó de incógnito a Catilina contra el Senado, que empezó a desconfiar de él. En el año 61 a. de J.C. volvió a la Península Ibérica, iniciándose como jefe militar y sofocando diversas revueltas.
El hombre frívolo y corrompido, cargado de deudas, se convirtió en un gran militar y un gran político. Aceptó la alianza de Pompeyo y de Craso (que le condonó las deudas), haciéndose elegir cónsul en 60-59 a. de J.C., poniendo en ridículo a su colega Bíbulo e imponiendo su voluntad. El pueblo, riendo, decía: "¡Es el consulado de Julio y de César!"
Le faltaba, sin embargo, la gloria militar, por lo que se hizo atribuir el proconsulado de la Galia Cisalpina y de la Narbonense. Antes de partir, casó a su hija Julia con Pompeyo en señal de amistad y se llevó consigo al hijo de Craso.
César había pensado combatir, en primer lugar, a los dacios en el Danubio, pero éstos se habían ido a saquear las costas del mar Negro.
Acontecimientos imprevistos vinieron a favorecerle: En la Galia, los secuanos del Jura habían llamado para luchar contra sus vecinos, los eduos del Morvan, a las bandas germánicas de Ariovisto.
Por otra parte los helvecios, amenazados por otros germanos, pidieron a Roma permiso para atravesar la Narbonense y establecerse en Aquitania. César se lo negó.
Intimidados, los helvecios quisieron pasar entonces al norte del Macizo Central, en territorio de los eduos. Estos eran "amigos del pueblo romano". César tenía un buen pretexto para intervenir en la Galia (año 59 a. de J.C.).
------------------Julio César y las Galias------------------
La conquista de las Galias
Toda la parte mediterránea de la Galia, la Narbonense, era provincia romana desde hacía sesenta años. Comprendía el actual Languedoc, la Provenza y el valle del Ródano hasta Viennes.
Marsella, fundada en el siglo VII a. de J.C. por los griegos focenses, había difundido el helenismo por toda la región, y la romanización había sido rápida: Narbona, Aix, Orange, eran otras tantas ciudades romanas.
Más allá se extendía el país de los celtas, descrito por el mismo César en su obra La guerra de las Galias (De bello gallico).
Para conquistar aquel enorme territorio, César sólo disponía de seis legiones (apenas 30.000 hombres). En el año 58 a. de J.C., aniquiló a los helvecios en el Morvan, rechazando después a los germanos más allá del Rin, a Alsacia.
Tras invernar al pie del Jura, atacó a los belgas en el año 57 a. de J.C., y al año siguiente envió al hijo de Craso a someter a los vénetos de Armórica.
Hizo publicar en Roma los dos primeros libros de De bello gallico, lo que le valió quince días de fiestas religiosas.
Sin embargo, tuvo que reprimir una revuelta en el golfo de Morbihan; Aquitania fue a su vez sometida. Más tarde, César se aventuró fuera de la Galia franqueando el Rin sobre un puente construido en diez días, cerca de Bonn, entregándose al saqueo de las tierras de los germanos.
Después atravesó el canal de la Mancha, desembarcando en las costas de la isla de Bretaña, la actual Gran Bretaña. Al año siguiente volvió allí, con fuerzas más abundantes, avanzando hasta el Támesis (54 a. de J.C.).
Pero en la Galia estallaron nuevas revueltas, y las represiones de los romanos, atroces, obligaron a los jefes de las tribus celtas a unirse bajo la autoridad de un joven príncipe de los arvernos, Vercingetórix, guerrero procedente de la región montañosa de la Arvernia.
Vercingetórix había sido hasta entonces aliado de los romanos, habiendo servido seguramente en su ejército. Sin embargo, apelando al sentimiento nacional, apoyándose en la autoridad moral de los druidas, reunió un gran ejército y puso en práctica la táctica de quemar las tierras.
César, después de un encarnizado asedio, se apoderó de Avaricum (Bourges). Luego, quiso asestar el golpe decisivo tomando Gergovia, la capital de los arvernos (52 a. de J.C.), pero fue rechazado con grandes
pérdidas.
Esta derrota de los romanos reforzó la unión de los rebeldes, a los cuales fueron a unirse los deudos, "amigos" de Roma. César tuvo que replegarse hasta el Saona. Su situación era dramática, pero Vercingetórix, demasiado confiado, atacó al ejército romano. Sus tropas fueron destrozadas y el jefe galo cometió un segundo error, dejándose sitiar en Alesia.
César estableció el sitio de una manera que seguiría siendo durante dos siglos un modelo de estrategia militar. Rodeó la ciudad con un doble cerco de fortificaciones de madera y de tierra, uno para bloquearla y el otro para impedir la posible llagada de un ejército de refuerzo que, desalentado y paralizado por las discordias de sus jefes, se dispersó sin intentar nada.
Pronto los sitiados carecieron de agua y de víveres. Vercingetórix, extenuado, salió personalmente de la ciudad para pedir clemencia (52 a. de J.C.). El infortunado galo fue conducido a Roma, donde fue encadenado al carro del vencedor. Arrojado en prisión, fue degollado diez años después.
Sin embargo, César necesitó todavía un año para aplastar los últimos coletazos de la insurrección. Según el mismo vencedor, la Galia había tenido un millón de muertos, y otro millón de hombres fueron convertidos en esclavos.
El botín conseguido fue enorme. Sin embargo, a diferencia de España, el país fue romanizado rápidamente y los vencidos reconocieron la ley romana, adoptaron fácilmente una civilización que seducía a la aristocracia con la superioridad y el esplendor de sus ciudades.
En cuanto a César, que se había igualado a los más grandes capitanes de la Antigüedad, pudo, con un ejército vinculado a él con fanatismo, volver a Italia.
----------------César y la anarquía en Roma----------------
La muerte de Craso
Desde la partida de César, los desórdenes se sucedieron en Roma, donde el tribuno Clodio había instaurado un verdadero terror, asegurándose la popularidad mediante distribuciones gratuitas de trigo.
Los jefes del partido conservador, como Catón de Utica y Cicerón, se vieron condenados al exilio, pero Pompeyo, asustado por los excesos, los hizo llamar (57 a. de J.C.).
Roma se convirtió en campo de batalla entre Clodio y otro demagogo rival, Milón. Inquietos, Pompeyo, César y Craso ratificaron su adhesión a los acuerdos de Luca (56 a. de J.C.): Primer triunvirato.
Por otra parte, envidiosos de los éxitos de César en la Galia, Pompeyo y Craso quisieron también su parte en los laureles.
Reelegidos cónsules, buscaron nuevos escenarios de batalla. Pompeyo envió al procónsul Gabinio para que ocupara Judea, que fue dividida en cinco distritos; después, Gabinio fue a Egipto para restaurar en el trono a Tolomeo Aulete, a quien un usurpador había derrocado.
Craso eligió Siria, donde deseaba alcanzar la fama luchando contra los partos. Pero en el año 53 a. de J.C., sus legiones, cuando atravesaban el desierto de Mesopotamia, fueron asaltadas en Carrhae por los escurridizos jinetes.
Craso se batió en retirada e intentó negociar, pero los partos lo asesinaron a traición y aniquilaron su ejército, haciendo 10.000 prisioneros. Su lugarteniente Casio tuvo que ocuparse de defender Siria.
Muerto Craso, César y Pompeyo quedaron frente a frente. La hija de César, Julia, esposa de Pompeyo, había muerto en el 54 a. de J.C., de manera que todo vínculo familiar entre los dos hombres había quedado roto.
Las bandas de Clodio y de Milón se enfrentaban en Roma en terribles batallas callejeras; después del asesinato de Clodio, sus partidarios incendiaron numerosas casas, una basílica y la Curia (52 a. de J.C.).
Enloquecidos de terror, los senadores nombraron a Pompeyo único cónsul con plenos poderes; el propio Cicerón lo apoyó. Como la sublevación general de la Galia se estaba fraguando, Pompeyo, pensando que César se vería pronto envuelto en un desastre, empezó a verse como el único dueño de la República.
----------------César y el paso del Rubicón----------------
César pasa el Rubicón: Farsalia
César, después de su victoria en la Galia, fue a establecerse en Rávena, en la Galia Cisalpina. Su misión había terminado; sus poderes proconsulares acabaron en el año 50 a. de J.C. Desde aquel momento el deseo de Pompeyo fue verlo volver a Roma sin ejército, sin cargos, como un simple particular: Entonces lo tendría en su poder.
Naturalmente, Cesar, fuertemente rodeado por su ejército, se abstuvo de favorecer el juego de Pompeyo. Hubo largas negociaciones, un ir y venir de mensajeros entre Roma y Rávena. La guerra civil parecía inevitable.
César no disponía más que de una legión (las demás vigilaban la Galia), mientras Pompeyo se jactaba de no tener sino que "dar una patada en la tierra para llenar Italia con su legiones".
César se decidió a marchar sobre Roma: Alea jacta est (la suerte está echada): En enero del año 49 a. de J.C., pasó el Rubicón, límite de la Galia Cisalpina, y después se apoderó de Roma, donde el pánico hizo presa en Pompeyo y en los senadores, que se refugiaron en Grecia.
César fue primero a Hispania para acabar con los núcleos partidarios de Pompeyo; a continuación tomó Marsella, que se había declarado pompeyana, y después desembarcó en Grecia en pleno invierno.
En agosto del año 48 a. de J.C., aniquiló a los pompeyanos en Farsalia (Tesalia). "Golpead a los aristócratas en el rostro", les habían dicho a sus soldados, sabiendo que los jóvenes nobles preferían huir antes que quedar desfigurados.
Pompeyo huyó a Egipto a pedir asilo al joven rey, hijo de Tolomeo Aulete. Pensando en una recompensa, un jefe egipcio hizo asesinar a Pompeyo y los autores presentaron su cabeza a César, que había desembarcado en su persecución. Alejándose, César prorrumpió en llanto por la muerte de su adversario.
El cuadro permite comprobar, a grandes rasgos, los planes de Pompeyo y las intenciones de Julio César.
------------------Julio César y Cleopatra------------------
Julio César y Cleopatra
El joven Tolomeo reinaba junto con su hermana Cleopatra, célebre por su encanto, hecho de belleza y cultura, quien, enormemente ambiciosa, sedujo al vencedor con objeto de reinar sola.
César descansó de la batalla en el lujoso palacio, pero muy pronto tuvo que afrontar nuevos peligros porque la ciudad se sublevó. Salvado gracias a los refuerzos, dio el trono a la reina de la cual tendría un hijo: Cesarión y remontó el Nilo con ella.
Después volvió al ataque: Fue a Asia para combatir contra Farnaces, hijo de Mitrídates, que había sublevado al Ponto contra Roma, y la campaña de César fue tan rápida que pudo escribir al Senado: Veni, vidi, vinci (Llegué, vi, vencí). Esto ocurrió en el 47 a. de J.C.
De vuelta a Roma y proclamado dictador, volvió a partir para Túnez, donde los partidarios de Pompeyo y del Senado habían reunido un ejército al que venció en Tapso (46 a. de J.C.).
Catón de Utica, jefe de los "republicanos", se suicidó, así como Escipión Nasica. César celebró en Roma un cuádruple triunfo (Galia, Egipto, Ponto, Numidia), en el que estuvo presente Vercingetórix, que luego sería degollado, y ofreció al pueblo abundante banquetes.
Fue nombrado dictador para un período de diez años y reelegido cónsul. Al año siguiente, César derrotó en Munda, en Hispania, a los dos hijos de Pompeyo. Parecía que las guerras civiles habían acabado.
----------------Dictadura y muerte de César----------------
Los Idus de Marzo
Dictador vitalicio (44 a. de J.C.), cónsul, censor, pontífice máximo, investido de los poderes de los tribunos, imperator, César era un verdadero monarca.
Pero supo utilizar su poder absoluto de manera beneficiosa y no sangrienta; perdonó a los vencidos, ofreciéndoles cargos y honores, tal como hizo con el sobrino de Catón -y tal vez hijo ilegítimo del propio César-, Bruto.
En quince meses inició una verdadera obra de reorganización. No olvidó sus simpatías por los pobres ni la ayuda que el partido popular le había prestado contra los patricios.
Ayudó a los endeudados, impidió el arresto personal, y estableció la moratoria en los pequeños alquileres. A los publicanos le fue suprimido el privilegio de la percepción de los impuestos de Asia y de Sicilia, sustituidos por el impuesto directo.
Determinadas leyes limitaron el lujo, mientras que las leyes agrarias, las distribuciones del trigo y la fundación de colonias sacaron de la miseria a miles de familias.
Los gobernadores de las provincias fueron controlados, y los más deshonestos expulsados. Todas las ciudades de Italia pudieron elegir sus magistrados; en Hispania y en la Galia muchos de sus habitantes recibieron el derecho de ciudadanía, y numerosos naturales de las provincias entraron en el Senado.
César no olvidó la política de fusión entre vencedores y vencidos iniciada por Alejandro.
Fue dispuesto un verdadero plan urbanístico para Roma: El ensanche de las murallas, la desviación del Tíber y las grandes obras de construcción cambiaron el aspecto de la Ciudad Eterna. También el calendario fue objeto de la atención de César, con el año de 365 días, bisiesto cada cuatro años.
Cada vez es más evidente que César aspiró a la monarquía. Preparó una gran expedición contra los partos, de los cuales dijo un oráculo que sólo podrían ser vencidos por un rey. Algunos manifestantes adiestrados lo aclamaron con el título de rey, y, durante la fiesta de las Lupercales, el tribuno Marco Antonio, lugarteniente de César, le ofreció por tres veces la corona que el dictador rechazó provocando las reacciones de la multitud.
Ligados a las tradiciones, indignados ante la perspectiva de un reino que iba a sustituir a la vieja República, unos agitadores dirigidos por Casio y por Bruto, fanático atormentado, que a pesar de los beneficios recibidos por César odiaba a éste como un hijo bastardo puede odiar a su padre, prepararon el asesinato: En pleno Senado, en los idus de marzo (día 15 de mes) del 44 a. de J.C., lo acribillaron a puñaladas.
Al reconocer a Bruto entre los agresores, César se cubrió el rostro con la toga, diciendo: ¡También tú, oh Bruto, hijo mío! César cayó a los pies de la estatua de Pompeyo, pero la idea monárquica no cayó con él.
--------------------Segundo Triunvirato--------------------
Marco Antonio y Octavio
Marco Antonio supo aprovecharse de la inactividad de los asesinos. Otorgó a César honores divinos y grandiosos funerales, anunciando al pueblo que el desaparecido dejaba su patrimonio a los ciudadanos de Roma; los asesinos huyeron de la ciudad.
Sin embargo, un jovenzuelo débil, sobrino segundo de César, al que había adoptado mediante testamento, Cayo Octavio, con 19 años, hizo su aparición y reclamó su herencia.
Al contrario que Antonio, se mostró dócil hacia el Senado y Cicerón, que hizo que le fueran confiadas dos legiones. Antonio combatió en la Galia Cisalpina a los partidarios de los conjurados y del Senado, y Octavio marchó contra él.
Antonio, vencido, se refugió en la Narbonense con el procónsul Lépido. Pero Octavio, temiendo hacer el juego al Senado, dio un brusco viraje y prefirió aliarse con Antonio y Lépido.
Entró en Roma a la cabeza de sus legiones, se hizo elegir cónsul y selló la alianza proclamando el segundo triunvirato, que concedió todos los poderes a los tres cómplices (43 a. de J.C.).
Como Sila, los triunviros se deshicieron de sus adversarios mediante las listas de proscripción (más de 2.000 individuos). A Cicerón le cortaron la cabeza y las manos; Antonio se acordaba de los violentos discursos, las Filípicas, que el célebre jurista había pronunciado contra él.
Pasando a Grecia, Antonio y Octavio exterminaron a los conjurados que habían dado muerte a César. Casio y Bruto se suicidaron en Filipos en el año 42 a. de J.C.
Después de que una guerra civil había amenazado con romper el acuerdo de los triunviros, éstos se reconciliaron por la paz de Brindisi (40 a. de J.C.), repartiéndose el Imperio:
- Lépido se contentó con Africa,
- Octavio tomó Italia, la Galia e Hispania,
- Antonio recibió Grecia y Oriente.
Este último se casó con Octavia, hermana de Octavio, a pesar de su pasión por Cleopatra.
-----------------Marco Antonio y Cleopatra-----------------
La locura egipcia
Después de la batalla de Filipos, Marco Antonio fue a Oriente para preparar la guerra contra los partos. Cleopatra, que había recobrado el trono de Egipto después de la muerte de César, encontró de nuevo a Antonio en Cilicia y conquistó sin dificultad al rudo soldado, que la guió a Alejandría.
Ambos se abandonaron a las fiestas y a los placeres de la "vida inimitable", como se llamaba una camarilla compuesta por familiares de la reina y de Antonio, que prodigaba los excesos y las extravagancias.
Pero las necesidades políticas reclamaron a Antonio a Italia y, cuando se enteró de su matrimonio con Octavia, Cleopatra, que acababa de tener dos mellizos de su amante, lloró amargamente su traición. Después de la paz de Brindisi, Antonio se estableció en Grecia con su joven esposa, que no tenía para él el mismo atractivo que Cleopatra.
Puesto que Octavio tenía graves dificultades en Italia, Antonio no dudó en desafiarlo: Devolvió a Octavia a Roma, invitando a la reina de Egipto a que reuniera con él en Siria, desde donde se disponía a marchar contra los partos. Antonio se casó con ella en Antioquía, sin haber repudiado, no obstante, a su mujer.
Pero su campaña fue un desastre: Perdió la mitad de sus tropas, teniendo que contentarse con anexionar Armenia. Olvidándose de los partos, volvió a Alejandría (36 a. de J.C.), y, completamente esclavo de Cleopatra, abandonó los intereses de Roma por los de Egipto: Concedió a Cleopatra la soberanía sobre Chipre, Creta y Fenicia.
El hijo de César, Cesarión, fue asociado al trono de su madre. Antonio ocupó el puesto de príncipe consorte y dispuso principados orientales para los hijos que había tenido con Cleopatra. Ponía así las bases de una Imperio rival de Roma, dando pretextos a Octavio para intervenir.
--------------------------Octavio--------------------------
Octavio en Italia
Inmediatamente después del reparto de Brindisi, Octavio se encontró con graves contratiempos en Occidente. Italia estaba nuevamente agitada y un hijo de Pompeyo, Sexto, que había escapado al desastre de Munda, se había apoderado de Córcega, de Sicilia y de Cerdeña, haciendo padecer hambre a Roma.
Octavio fue derrotado al principio (38-36 a. de J.C.), pero, luego, su lugarteniente Agripa triunfó sobre Sexto Pompeyo.
Considerando que el comportamiento de Lépido pareció equívoco durante el desarrollo del conflicto, Octavio le desposeyó del título de triunviro, dejándole únicamente el de pontífice máximo.
Por otra parte, Octavio reprimió el bandidaje, continuó las grandes obras iniciadas por César, distribuyó tierras a los soldados, y el pueblo lo aclamó con entusiasmo, mientras el Senado romano se inclinado ante el nuevo amo.
A Octavio no le quedaba más que deshacerse de Antonio para colmar sus ambiciones. Hábilmente lo presentó no como un rival personal, sino como un traidor de la causa romana. Unos propagandistas afirmaron que Cleopatra quería conquistar Italia, destruir el Capitolio y sustituir a Roma por Alejandría como primera ciudad del mundo.
En el año 32 a. de J.C., el Senado declaró la guerra a Egipto. Octavio reunió sus legiones; las fuerzas
de Antonio eran considerables: 19 legiones y 800 naves, además de los contingentes de los príncipes y de los reyezuelos de Asia.
El conflicto se hizo "mundial": Roma tenía que reconquistar Asia. Sin embargo, una parte de las tropas que Antonio tenía en Grecia se pasaron al bando de Octavio cuando Agripa hubo atravesado el mar Jónico.
Las fuerzas navales se encontraron a la altura del promontorio de Accio (31 a. de J.C.), y el combate tardó mucho tiempo en decidirse. Antonio había ordenado que, después de la victoria, la flota egipcia se retirase: Quería entrar solo en Roma, sin presentarse como el jefe de una coalición oriental.
Numerosos partidarios de la República se encontraban en sus filas, y él quería pasar por restaurador del régimen contra la dictadura de Octavio.
Cleopatra se vio traicionada de nuevo, olvidada, mientras Antonio triunfaba en Italia, por lo que, durante la batalla, ordenó a sus naves que se dirigieran hacia el sur.
Antonio, presa del pánico, partió en una galera en persecución de la reina, abandonando la flota y las tropas, de manera que Octavio se encontró vencedor sin sufrir grandes pérdidas. Enseguida se atrajo a sus adversarios de Grecia y de Asia y rodeó a Egipto, donde se encontraban Antonio y Cleopatra.
----------------------Octavio vencedor----------------------
Afirmación del imperio y el emperador
Sabiéndose perdido, Antonio trasformó su círculo de la "vida inimitable" en una sociedad fúnebre donde se bebía en honor de la muerte que se aproximaba.
Cuenta Plutarco que en el curso del último banquete (el ejército de Octavio cercaba ya la ciudad), los invitados oyeron un misterioso cortejo que, precedido de músicos, atravesaba Alejandría en dirección al campamento de los romanos: Era el dios Baco, protector de Antonio, que lo abandonaba.
Cleopatra se había fortificado en un mausoleo a orillas del mar, con sus tesoros y sus seguidores, difundiéndose el rumor de que se había suicidado y de que Antonio se había atravesado con su espada.
Moribundo, dándose cuenta de que la reina estaba todavía viva, el amante fiel se hizo trasladar al mausoleo de Cleopatra para morir entre sus brazos, "como un romano vencido por un romano".
Octavio entró en la ciudad. Parlamentó, hizo promesas y amenazó la vida de los hijos de Cleopatra si ésta se suicidaba.
Lo que quería era ver desfilar en su cortejo triunfal a aquella mujer célebre, la mayor "atracción" que podía ofrecer a la plebe romana. Pero Cleopatra, adivinando sus intenciones, se hizo morder por una serpiente, muriendo "como convenía a la heredera de tantos reyes".
Octavio sometió la tierra de los faraones, la última huella de las grandes civilizaciones antiguas que aún faltaba a su Imperio. Antes de dejar Egipto, hizo matar a Cesarión, hijo de César, que hubiese podido ser un probable pretendiente.
Los hijos de Antonio y de Cleopatra fueron conducidos a Roma, donde fueron acogidos por Octavia. En agosto del año 29 a. de J.C., después de su triunfo, Octavio hizo clausurar el templo de Jano.
Tras un siglo de conquistas y de incesantes guerras civiles, la paz romana comenzaba, finalmente, a reinar en el mundo.
-----------------------LA PAX ROMANA-----------------------
LA PAZ ROMANA: EL SIGLO DE AUGUSTO
(27 a. de J.C. - 182 d. de J.C.)
Octavio Augusto rechaza el título de dictador y sólo acepta el término -muy republicano- de princeps (príncipe; es decir, "primer hombre del Senado").
Acumula las magistraturas tradicionales (consulado, tribunado, etc.) con las funciones nuevas correspondientes a las nuevas instituciones que pone en vigor, en estrecha relación con el poder central (de hecho, el suyo): Crea los prefectos, los procuradores, los gobernadores de las provincias imperiales y los legados (jefes de las legiones).
Durante el gobierno de Augusto, Roma alcanza la cumbre de su gloria y de su prosperidad.
La vida económica se desarrolla, la ciudad se convierte -según frase de Augusto- en una "ciudad de mármol", cuando antes sólo era una "ciudad de ladrillo", y los escritores del siglo de Augusto (Tito Livio, Ovidio, Horacio, Virgilio) le añaden esplendor.
La expansión romana se hace a expensas de los germanos, hacia el Rin y el Danubio, bajo la dirección de jefes militares como Agripa, Tiberio y Druso.
Las guerras de Germania acaban con la matanza de las legiones del legado Varo (el año 9 d. de J.C.) por el germano Arminio. Cuando, en agosto de 14 d. de J.C., muere Augusto, todo el mundo romano está en paz.
Los dos primeros siglos del Imperio se señalan en el interior por mil intrigas palaciegas, que hacen de este período de la historia romana una novela de costumbres (a veces, de pésimas costumbres).
El poderío del princeps no deja de aumentar, en detrimento de las instituciones republicanas y del Senado romano, que sólo tiende a representar un papel de "comparsería política".
La vida económica es próspera, los impuestos se cobran puntualmente y el acceso al derecho de ciudadanía, concedido a fines de este período para todos los hombres libres del Imperio, realiza la unidad romana.
Se suceden tres dinastías imperiales:
- La familia Julia-Claudia del 14 d. de J.C. al 68 d. de J.C.
Tiberio,
Calígula,
Claudio,
Nerón.
Los Flavios, del 69 al 96 d. de J.C.
Vespasiano,
Tito,
Domiciano.
Los Antoninos, del 96 al 192 d. de J. C.
Trajano,
Adriano,
Antonino Pío,
Marco Aurelio,
Cómodo.
La vida interior se caracteriza por la evolución religiosa del Imperio romano (penetración de las religiones orientales) y, más particularmente, por la aparición del cristianismo, perseguido por los emperadores, pero cuya expansión es irresistible (especialmente en las provincias orientales del Imperio).
Los grandes escritores de esta época son:
- Séneca, Filón de Alejandría (que escribe en griego, para los judíos de la Diáspora),
- los poetas Perseo y Lucano,
- el historiador judío Flavio Josefo (que escribe en griego), Plinio el Viejo, Quintiliano, Plinio el Joven, Tácito, Suetonio,
- el filósofo Epicteto (esclavo griego que vivía en Roma), Juvenal, Aulo Gelio y Luciano.
----------------------Octavio Augusto----------------------
Octavio se convierte en Augusto
Después de la victoria sobre Antonio y de la anexión de Egipto, Octavio llevó a cabo la unificación del mundo mediterráneo.
Comenzaba una nueva era, la era imperial; pero, aunque omnipotente, acordándose de la trágica muerte de César, Octavio se abstuvo de proclamarse rey o dictador.
Respetó en apariencia las instituciones republicanas, aunque estaba convencido de que el principio monárquico y el carácter hereditario del poder eran necesarios para la estabilidad del Imperio.
Adorado en Oriente como un dios, fingió resignar sus poderes en el año 27 a. de J.C. El Senado romano le suplicó que conservara una parte de ellos y le confirió el título de Augusto, reservado a los dioses.
Desde entonces, cambió su nombre y se llamó Imperator César Augusto. Tenía a la sazón 36 años.
El grácil adolescente que se vio designar heredero por César siguió siendo un hombre enfermizo, que cojeaba de la pierna izquierda y que sufría una ligera parálisis en la mano derecha.
Dueño de los tesoros de Egipto, sólo comía pan ordinario, queso, pescado y fruta; desdeñaba el lujo de los nobles, llevando vestidos hechos en casa y prefiriendo una modesta habitación a salas más amplias.
Cuando su residencia, el palacio Hortensio, fue destruida por un incendio, hizo que fuera reconstruida de manera que su propio habitación quedara como antes, pequeña y amueblada con sencillez.
Suetonio nos dice que para sus desplazamientos "iba siempre a pie, haciéndose a veces transportar en una litera descubierta".
Admitía incluso a la gente del pueblo en sus audiencias, mostrándose tan bien dispuesto a recibir sus peticiones, que un día reprendió jocosamente a uno que le planteó la suya con tanta prudencia como si se tratara "de dar una moneda a un elefante".
Augusto se consideró siempre como el primer servidor del Estado: rígidamente fiel a su horario, esclavo del deber, respetuoso y práctico.
Pero estas cualidades burguesas, ciertamente estimables, indudablemente no hubieran bastado para hacer de Octavio un gran estadista, de no haber estado dotado también de una aguda inteligencia.
Más paciente y más astuto que César, habría de triunfar allí donde éste había fracasado. El régimen cuyas bases estableció sería flexible, susceptible de evolución, y lo bastante fuerte para durar cinco siglos y para dejar en la memoria de los hombres un recuerdo imperecedero, tal como lo hicieron todos los fundadores de imperios, algunos de los cuales, como Carlomagno y Otón el Grande, trataron de restaurarlos.
---------------------El poder imperial---------------------
Emperador por aclamación
Además de su propia habilidad, Augusto disponía de una poderosa baza: El fabuloso tesoro tomado a Egipto. Con el oro de los faraones pagó a sus soldados, asegurándose así su valiosa lealtad.
Envió socorros a las provincias devastadas, distribuyó trigo y dinero a trescientos mil padres de familia, y ofreció generosamente juegos y espectáculos a todos. Pero Augusto sabía que si Roma pretendía dominar sus propias provincias, hacía falta que el pueblo se sometiera a la mano de hierro de un Estado autoritario.
Aunque la fachada republicana permanecía intacta, todos sus órganos perdían poco a poco su fuerza. Los comicios conservaron en principio la aprobación de las leyes y la elección de los magistrados, pero en realidad era Augusto el que decidía la elección; las magistraturas fueron mantenidas, pero se convirtieron en ramificaciones del poder imperial.
El Senado romano, reorganizado al arbitrio del emperador, continuó administrando Roma, Italia y una parte de las provincias.
Los dos cónsules vieron reducidas sus funciones a dos o tres meses, y pronto dejaron el puesto a sus sucesores. Continuó habiendo pretores, tribunos, cuestores y ediles, pero convertidos en funcionarios dependientes del Estado.
El nuevo señor de Roma, con el título de emperador, era el jefe del ejército, aun conservando lo esencial del poder consular.
No pudiendo, como patricio que era, ser investido del título de tribuno, recibió sin embargo el "poder tribunicio", que hacía de él un personaje inviolable, permitiéndole incluso oponer su "veto" a las decisiones del Senado.
¿Qué le faltaba ya? Ser pontífice máximo, y puesto que esta sagrada función era vitalicia, Augusto tendría que esperar pacientemente a que muriera su titular, Lépido, para ocupar su puesto.
Pero he aquí que, a ejemplo de Oriente, el pueblo de Roma, agradecido a aquel que era el restaurador del orden, quiso ver en Augusto no ya un hombre superior, sino un dios.
Así, en todas partes se asistió a la construcción de altares dedicados al nuevo emperador, atendidos por nuevos sacerdotes, los augustales, que sacrificaban "a Roma y a Augusto".
El mes de que se cumplía el anirvesario de su triunfo fue llamado Augusto (hoy agosto). Cuando el emperador muriese, el Senado le concedería las honras apoteósicas reservadas sólo a las divinidades. Pero esta apoteosis estaba todavía lejana. Augusto, después de haber reunido en sus manos todos los poderes, organizará la pax romana.
----------------------Plenitud de Roma----------------------
La época de esplendor
La pax romana reinó en el interior de las fronteras: Las provincias, los países tributarios, cansados de tanta sangre, soñaban solamente con la tranquilidad.
Pero Augusto, aunque había cerrado las puertas del templo de Jano, tuvo que ordenar numerosas campaña militares.
La pacificación de Hispania fue llevada a término, quedando dividida en tres provincias: Citerior y Lusitania, provincias imperiales, y Bética (Andalucía), provincia senatorial.
Los pueblos montañeses de los Alpes fueron sometidos, y el trofeo de La Turbie, cerca de Mónaco, celebra aún esta victoria.
Tiberio, yerno del emperador, hizo del Danubio la frontera norte del imperio (Nórica, Panonia, Dalmacia, Mesia). En Africa, Marruecos formó un protectorado gobernado por el príncipe númida Juba II; los etíopes fueron rechazados al sur de la primera catarata del Nilo.
En Asia se firmó la paz con los armenios y los partos; Galacia y Judea fueron anexionadas, siendo administrada ésta por un procurador, poco después del nacimiento de Jesucristo. Quedaba el problema de Germania, que Augusto decidió ocupar hasta el Elba.
Druso, hermano menor de Tiberio, murió en el cumplimiento de su misión (9 a. de J.C.), pero dieciocho años después, Arminio, un jefe germano sometido a la autoridad del imperio, sublevó las tribus contra las guarniciones romanas y atrajo las legiones de Varo hacia bosques impenetrables y cenagosos.
Las legiones fueron totalmente destruidas: Los únicos supervivientes, Varo y algunos centuriones se suicidaron. Cuenta Suetonio que Augusto, al conocer la noticia, experimentó "un dolor tan profundo que durante muchos meses no se cortó la barba ni el cabello...", gritando sin cesar: "Varo, Varo, devuélveme mis legiones".
Tiberio volvió a establecer la frontera en el Rin. Renunciando a la conquista de Germania, el Imperio cometía sin duda un grave error; dejaba sin control la fragua donde se forjaban las invasiones bárbaras.
Poco atraído por las aventuras más allá de las fronteras, Augusto tendió esencialmente a restablecer el orden, la prosperidad y la tradición en todos los campos.
Prohibió los cultos egipcios populares, tales como el de Isis, hizo que se celebraran ceremonias grandiosas en honor de Júpiter y de Juno, y restauró las divinidades agrícolas y familiares.
El régimen predicó un verdadero retorno a la tierra, estimulando la colonización y la formación de un campesinado medio, y los artistas fueron invitados a celebrar el encanto de la vida rural.
Muchos fueron hijos de labradores. Virgilio de Mantua, cuyo padre era granjero, glorificó, aconsejado por Mecenas, la vida agrícola con sus Geórgicas.
Entusiasmado, Augusto le mandó componer la Eneida, epopeya de la fundación de Roma, que debía ser para los romanos lo mismo que la Iliada y la Odisea fueron para los griegos.
Horacio, a quien Mecenas regaló una magnífica villa, se burló en las Sátiras de las locuras de la ciudad, del dinero, de la vanidad social, mientras que sus Odas exaltan la amistad, la sencillez, a los soldados labradores y los méritos de Augusto.
Por el contrario, Tíbulo y Propercio, libertinos antimilitaristas, fueron mal vistos por el emperador. Después de la muerte de Virgilio (19 a. de J.C.), Ovidio quiso convertirse en el gran poeta oficial (los Fastos), pero se vio comprometido en el escándalo de Julia, nieta de Augusto.
En 42 libros, Tito Livio compuso una historia romana que presentaba las sublimes virtudes de los primeros tiempos de la república.
El emperador recurrió tanto a las leyes como a los preceptos morales de los escritores oficiales: Leyes contra el lujo, la corrupción, el adulterio, el celibato, estimulando las familias numerosas. Pero las leyes no podían nada contra la disolución de las costumbres.
La hija de Augusto, Julia, estaba tan corrompida que el emperador la desterró a una isla desierta; su nieta, también llamada Julia, resultó convicta de un delito nada inusual por otra parte, el de adulterio. Mecenas llevó una vida fastuosa en su palacio de piscinas de agua caliente.
-------------------La herencia de Augusto-------------------
Melancolía y soledad
Los últimos quince años de la vida del emperador Augusto transcurrieron en la soledad y en la tristeza: Virgilio, Horacio, Mecenas, el fiel Agripa, habían muerto.
Los problemas de la sucesión le preocupaban. No teniendo herederos directos, había adoptado a los dos niños que su hija Julia había tenido con Agripa, pero habían muerto jóvenes.
Puesto que la gens Julia se había extinguido, el emperador recurrió a la gens Claudia (de donde procede el nombre de dinastía Julio-Claudia desde Augusto hasta Nerón).
Su segunda mujer, Livia, había tenidos dos hijos de su primer matrimonio con Tiberio Claudio Nerón: Tiberio y Druso.
Como este último había muerto en Germania, Tiberio se presentaba como el sucesor, pero tuvo que repudiar a su mujer y casarse con Julia, la hija de Augusto, que se había quedado viuda a la muerte de Agripa.
Sin embargo, cansado de la conducta disoluta de Julia, que le había acusado ante Augusto de conspirar, Tiberio se exilió a Rodas, y no volvió a Roma hasta que el emperador desterró a su hija a una isla desierta.
Desde entonces, Tiberio compartió con su suegro el imperium proconsular y la potestad tribunicia. A los ojos de todos, él sería el heredero del Imperio.
Augusto murió en el año 14 d. de C., a los 76 años de edad. Sus últimas palabras podrían muy bien haber sido las de uno de los poetas escépticos a los que él desdeñaba: "Mi papel ha acabado, batid palmas y despedidme con aplausos".
Su "papel" fue verdaderamente considerable y se pudo hablar del siglo de Augusto como del siglo de Pericles o del de Luis XIV. Augusto había instituido la monarquía, protegido las letras y las artes, y dado al mundo romano la paz y la unidad.
Su obra fue tan sólida que las convulsiones, los crímenes y las conspiraciones que se sucedieron durante su dinastía, no llegaron a poner seriamente en peligro la existencia del Imperio Romano.
--------------------------Tiberio--------------------------
Sombras en el imperio
A sus 56 años, Tiberio era tímido y misántropo, culto y concienzudo, pero amargo y escéptico. Después de una ficción de querer restaurar la República, los senadores le pidieron como un favor "que asumiese él mismo tan penosa y pesada esclavitud".
En la crisis, rápidamente resuelta, se descubrió ya cual habría de ser una de las grandes lagunas del régimen imperial: Olvidando establecer una ley de sucesión fija, Augusto abrió el camino a los más graves abusos, generadores de sangrientas agitaciones.
Al comienzo, Tiberio reinó con prudencia, prosiguió la política de su suegro, consolidó la frontera del Rin, donde alcanzó celebridad su sobrino e hijo adoptivo, Germánico, el hijo de Druso.
Se esforzó por la moderación, pidiendo a los gobernadores de las provincias que "esquilaran las ovejas pero no las desollasen". Impulsó a los nobles al ahorro y disminuyó la frecuencia de los juegos circenses.
Prudente en política, Tiberio se mostró sanguinario en los asuntos de familia: En el año 14 d. de C. hizo matar a su esposa Julia y al último hijo que ésta había tenido con Agripa. Su hija, la segunda Julia, sufrió más tarde la misma suerte.
De los hijos de Augusto, solamente sobrevivió Agripina (la mayor), casada con Germánico. Cuando éste murió en el año 19 d. de C., su mujer acusó a Tiberio de haberlo envenenado, lo que sin duda era una calumnia.
En el año 33 d. de J.C., el emperador se libró de Agripina y del primogénito de Germánico. Cada vez más sospechoso, inquieto por la oposición senatorial, Tiberio dejó que su prefecto pretoriano, Sayano, instaurase un régimen de terror del que fue víctima la aristocracia romana. Sayano, un ambiciosos criminal, acechaba el trono y, denunciado al emperador, fue estrangulado.
Obsesionado por todos estos dramas, Tiberio pasó la mayor parte de su tiempo en el palacio de la isla de Capri. Pero el anciano continuó enviando órdenes de muerte desde su retiro.
Su único hijo había muerto, no quedándole más que su nieto, a quien designó como heredero, conjuntamente con el último hijo de Germánico y de Agripina, Cayo César, a quien los soldados de su padre habían dado el sobrenombre de Calígula ("pequeña cáliga": Sandalia que utilizaban los legionarios romanos).
Tiberio murió en el año 37 d. de J.C. como consecuencia de un síncope. En Roma, la multitud gritó: Tiberius ad Tiberim (¡Tiberio al Tíber!).
--------------------------Calígula--------------------------
Las locuras de Calígula
Calígula, que tenía a la sazón 25 años, no encontró impedimento de hacerse atribuir todos los poderes.
Adoptó al nieto de Tiberio, por precaución, antes de hacerlo asesinar. El pueblo de Roma acogió con entusiasmo el advenimiento de este joven, hijo de un héroe adorado por las multitudes.
Alto y grueso, el nuevo emperador tenía los ojos hundidos, lo que le daba un aire extraviado, y sufría ataques de epilepsia que le hacían perder por algún tiempo el control de sí mismo.
Por este motivo, sus súbditos no tardaron en cambiar de opinión sobre él, pasando a odiar a este desequilibrado que, presa del insomnio, erraba noches enteras por su palacio invocando a gritos la llegada del día.
Al principio de su reinado se había ganado el favor popular por haber promovido amplias distribuciones de dinero y por haber rebajado los impuesto. Pero, en cambio, no dudó en admitir a su mesa a su caballo y nombrarlo senador; se ofrecía a la adoración de las multitudes y exigía que los magistrados le besaron la sandalia.
Pero su locura se hizo poco a poco sangrienta, haciendo morir a todos los que no le eran gratos, recomendando al verdugo que los matara "de modo tal que se sintieran morir". Nos cuenta Suetonio que a sus amantes le susurraba: "A una orden mía, podría caer esta hermosa cabeza".
También le producía placer, después de haber arrojado sestercios desde lo alto de la basílica Julia, contemplar el espectáculo de las luchas que se producían para cogerlos.
Las locuras megalómanas de Calígula cansaron muy pronto a todos, y aunque llegó a decir: "Que me odien con tal que me teman", lo cierto es que, reprimidas sangrientamente, estallaron revueltas por doquier.
Un oficial de la guardia pretoriana puso fin a esta macabra existencia, apuñalando el emperador en el pasadizo secreto que conducía al teatro (41 d. C.).
--------------------------Claudio--------------------------
Claudio y las mujeres
Los pretorianos, que no tenían ninguna intención de asistir a la restauración de la República, descubrieron, escondido en el palacio, a un hermano de Germánico, tío de Calígula, un hombre de 47 años, tartamudo, lunático, ridículo pero culto, especialista en historia de los etruscos y en gramática latina, a quien concedieron el trono a cambio de 15.000 sestercios por soldado.
Pero Claudio, que había simulado la estupidez para salvarse durante los reinados de Tiberio y Calígula, no era un incapaz.
Pronto mostró su autoridad haciendo ajusticiar a los asesinos de su sobrino, eliminando a los que se le oponían en el Senado romano, a los que reemplazó por plebeyos, ennoblecidos, y haciendo accesibles todos los cargos a los que desempeñaban funciones en la Galia o en Hispania.
Se rodeó de libertos griegos inteligentes, como Narciso y Palas. Puesto que Roma se iba extendiendo, agrandó el puerto de Ostia para facilitar el abastecimiento de la ciudad, construyendo también un nuevo acueducto.
Aunque jamás fue soldado, se puso al frente de una expedición destinada a conquistar la Britania (hoy Inglaterra) con cuatro legiones, lo que le valió el título de Britanicus.
Después de dos divorcios, Claudio se casó con Mesalina, que le ponía en ridículo con sus innumerables amantes. Enterado de ello, Claudio hizo matar a sus rivales, y después, aconsejado por Narciso, hizo que su mujer fuera a reunirse con ellos.
Para su desgracia volvió a casarse, esta vez con su sobrina Agripina la Joven, hermana de Calígula. La ambición de esta mujer era desmesurada, sobre todo por lo que refería al porvenir de su hijo Nerón, nacido de un matrimonio anterior.
Claudio era ya sexagenario y débil, por lo que el éxito de los planes de su mujer fue total. Desheredó, en beneficio de Nerón, a su propio hijo Británico. Después, la emperatriz, previendo un posible repudio, no dudó en envenenar a su esposo (54 d. de C.).
Nerón, que tenía sentido del humor, dijo más tarde que los champiñones debían de ser un manjar sobrenatural puesto que habían convertido en dios a un "pobre desgraciado" como Claudio.
---------------------------Nerón---------------------------
La nueva Roma
El joven de 17 años llamado Nerón, reunía todo lo necesario para ser un emperador de talento.
Agripina le había dado los mejores preceptores: Burro y, sobre todo, Séneca, el filósofo. Ambos se esforzaron por reprimir la violencia de su carácter y puede decirse que al comienzo lo lograron.
El joven emperador se comprometió a respetar la clemencia, primera regla de sus educadores, y los cinco primeros años de su reinado fueron los que corresponden a un emperador generoso y prudente.
Pero su madre, irritada por la excesiva influencia de los preceptores ejercían sobre su hijo, intrigó para conducir a Británico hasta la púrpura imperial. Nerón tuvo miedo e hizo asesinar al adolescente.
Desde aquel momento, no se resistió a los atractivos que Roma ofrecía a un joven patricio, ávido de distracciones. Disfrazado, recorría de noche las calles de la capital raptando a los transeúntes, atracando a los que encontraba en su camino, solazándose en las tabernas. Lo hacía con tanto empeño como para dejarse engatusar por una mujer tan hermosa como carente de escrúpulos: Popea.
Esta impulsó a Nerón a repudiar a su mujer, Octavia, hija de Claudio y, temiendo la reprobación de Agripina, consiguió de su amante que hiciese asesinar a la que él solía llamar "la mejor de las madres".
En el año 62 d. de C., Burro murió y Séneca cayó en desgracia. El emperador cedió a sus malos instintos precisamente en el momento en que se apasionaba por la música y la poesía.
Intentó introducir en Italia la práctica griega de los juegos y de los concursos, pero reprobando las condenas a muerte. Pasaba noches enteras tañendo la lira con su maestro, jactándose de sus cualidades de actor y de poeta.
En julio del año 64 d. de C., estalló el famoso incendio de Roma: Durante seis días y seis noches, la ciudad ardió.
Cuando las cenizas se enfriaron, el pueblo acusó a su amo de haberlo provocado él mismo: habían sido vistos esclavos imperiales, blandiendo antorchas, dispersarse por las calles, y había sido visto el mismo Nerón, vestido de actor, cantando acompañándose de la lira un poema que exaltaba la destrucción de Troya.
La acusación era tal vez injustificada, pero, en cualquier caso, el emperador necesitaba un culpable.
En este sentido, como dice Tácito, encontró:
hombres aborrecidos por su infamia y que notoriamente odiaban al género humano.
Eran los cristianos, adeptos a un secta recientemente difundida en Roma, discípulos de un cierto Jesús, condenado a muerte en Jerusalén bajo el reinado de Tiberio. Nerón no tuvo dificultad en arrestar, por incendiarios, a estas pobres gentes insignificantes.
Unos fueron arrojados a las fieras, otros crucificados, otros embadurnados de pez y convertidos en antorchas humanas. Nerón, vestido de auriga, conducía su carro entre la multitud de desocupados, por las calles brillantemente iluminadas con el incendio.
Para el emperador era la oportunidad de reconstruir la ciudad a su gusto, y se reservó un palacio, la Domus Aurea, con su propia estatua de colosal tamaño, un parque inmenso poblado de animales feroces y una rotonda de giraba siguiendo el movimiento del sol.
Sus locuras y crueldades provocaron conspiraciones. En el año 65 d. de C., Nerón ordenó una persecución: Senadores y generales fueron condenados a muerte. Séneca, Petronio (el arbiter elegantiarum, autor de la novela picaresca) y Lucano, gran poeta, fueron obligados a abrirse las venas.
Pero la revuelta se extendía por todas partes, por Judea, por la Galia...; Galba, jefe del ejército romano de Hispania, marchó sobre Roma, donde el Senado romano lo proclamó emperador (68 d. de C.).
Nerón, abandonado por todos, huyó. Quiso envenenarse, pero le faltó el valor; quiso ahogarse en el Tíber, pero tampoco pudo. Entonces buscó refugio en el campo, acompañado por su liberto Epafrodito, quien, cuando el emperador bajó del caballo, extendió ante él su manto rojo, haciéndole avanzar al ritmo de los pasos de su señor.
Sintiendo el galope de sus perseguidores, Nerón cogió un puñal, lamentándose de que "hacía daño"; entonces, su sirviente, para ayudarlo, dirigió su mano hacia la carótida. "¡Qué artista muere conmigo!", exclamó Nerón en su agonía. Fue piadosamente sepultado y, durante mucho tiempo, unas flores frescas adornaron su tumba.
---------------------Cuatro emperadores---------------------
Tetrarquía o anarquía
Después de que las legiones aclamaron al emperador Galba, los romanos se dieron cuenta -dice Tácito- de que "se podía hacer un emperador fuera de Roma". En el año 69 d. de C. se hicieron cuatro, y este espantoso interregno recuerda los períodos más tristes del final de la República.
Exterminado Galba por los pretorianos, le correspondió a Otón, antiguo marido de Popea, vestir la púrpura imperial, mientras que las tropas del Rin aclamaban a Vitelio y las de Oriente a Vespasiano.
Este, de familia modesta, se hallaba ocupado en la represión de la terrible sublevación de Judea. De carácter independiente y muy vinculados a su religión, los judíos soportaban mal del despotismo de los procuradores romanos y, en el año 66, el país se sublevó.
En el año 69, Vespasiano puso sitio a Jerusalén y dejó a su hijo Tito la misión de llevar a término el asedio.
Las tropas del Danubio se pronunciaron a su favor, y después de un combate en las calles de Roma, durante el cual fue incendiado el templo de Júpiter Capitolino, destronaron a Vitelio, arrastrándolo desnudo, descuartizándolo y arrojándolo al Tíber. El Senado romano se aprestó a reconocer a Vespasiano.
Ante la sorpresa general, este burgués provinciano que había conquistado su posición al precio de muchos esfuerzos, leal y concienzudo, poseía las cualidades tradicionales de su clase: Sentido de la economía, amor al trabajo y honestidad.
La corta dinastía que tiene en él su origen (contará con tres emperadores) es conocida en la historia con el nombre de Flavia. Su primera preocupación fue la de sanear las finanzas públicas, llevar el orden al ejército y dar entrada en el Senado a mil familias provincianas que proporcionarían notables cuadros dirigentes.
Tito puso fin en el año 70 al sitio de Jerusalén y llevó a Roma los despojos del Templo. Medio millón de hebreos murieron en la guerra y 100.000 fueron reducidos a la esclavitud.
Los supervivientes que abandonaron Palestina fueron a engrosar las comunidades de la diáspora (dispersión), y el judaísmo solamente sobrevivió en estos pocos grupos reunidos alrededor de las sinagogas.
Un arco de triunfo entre el Foro y el Coliseo celebró la victoria de Tito. Vespasino murió después de diez años de un reinado beneficioso para su pueblo (año 79). En su lecho de muerte, se burló de los honores divinos que se le esteban preparando, diciendo: "Siento que me transformo en un dios".
Tito reinó solamente dos años. Después de las crueldades perpetradas en Palestina, se esperaba de él lo peor. Pero, por el contrario, se mostró muy generoso y proclamó que prefería morir a matar: En efecto, durante su breve reinado no hubo ni una sola ejecución capital. Tito quedó en la memoria de sus súbditos como "la delicia del género humano".
Sin embargo, su imperio fue testigo de una gran catástrofe, la desaparición de dos espléndidas ciudades de Italia, Herculano y Pompeya, engullidas por la erupción del Vesubio el 24 de agosto del 79.
El escritor Plinio el Viejo, que a la sazón mandaba la flota occidental, encontró la muerte mientras rescataba a los supervivientes.
En los años siguientes, la peste diezmó a Roma, llevándose también a la tumba a Tito (año 81), llorando por la ciudad entera, excepto por su hermano, que había de sucederlo.
Domiciano emprendió nuevas conquistas en Britania y en Germania y combatió a los dacios en el Danubio. Promovió grandes construcciones en Roma. Orgulloso y despótico, tuvo que reprimir en el año 88 una revuelta de los legionarios en Germania.
Desde entonces, ejecutó a todos los nobles sospechosos de deslealtad, diezmó el Senado, persiguió a los intelectuales, se proclamó señor y dios, y exterminó sin distinción a hebreos y cristianos.
Su violencia no conoció límites, y hasta sus más allegados se inquietaron; su propia mujer se confabuló con el prefecto pretoriano para que fuera asesinado (año 96), poniendo así fin a la dinastía de los Flavios.
-------------------Emperadores designados-------------------
Los emperadores no hereditarios
A finales del siglo I, la breve dinastía de los Flavios se extinguió con el asesinato de Domiciano, a quien el poder había transformado en un peligroso megalómano (año 96).
Con él desaparecía, por un período de cien años, el principio del carácter hereditario del poder: A partir de entonces, los emperadores buscarán para sucederles al hombre más digno y más capaz. El Senado romano apeló a uno de sus miembros, Nerva.
Este tomó medidas de distensión, trató de restaurar las finanzas públicas, y en su prudencia designó como sucesor a la púrpura imperial al enérgico general de las legiones del Rin: Trajano.
Tras esto, habiendo reinado 16 meses, Nerva murió, no sin haber creado para su sucesor un clima de calma y de prosperidad (año 98).
--------------------------Trajano--------------------------
El mejor de los príncipes
Cuando le llegó la noticia de su ascensión la poder imperial, Trajano se encontraba en Colonia, y, lejos de conmoverse, anunció que volvería a Roma cuando su zona estuviera pacificada, para lo cual necesitó dos años, al término de los cuales asumió su función imperial.
El nuevo señor del Imperio, Trajano había nacido 45 años antes, en Hispania, de una familia de origen romano. Ningún ejemplo mejor que el suyo de las cualidades de las que pudiera vanagloriarse un general imperial.
Vivía junto a sus tropas, participado de sus mismo peligros, y demostró en los combates un valor a toda prueba. Sus costumbres eran sencillas, llegando incluso en su rigor a declarar que "prefería dejar sin castigar a un culpable que condenar a un inocente". Tan compasivo era con los demás como severo consigo mismo.
Con los cristianos dio también prueba de gran moderación. Cuando Plinio el Joven le preguntó qué pensaba hacer con aquellos hombres que cantaban juntos "en honor de Cristo", que se comprometían a no cometer nunca adulterio y que hacían sus comidas en común, Trajano respondió que lo mejor era dejarlos en paz, interviniendo sólo si se negaban públicamente a seguir las leyes romanas.
Tenía fama de ser hombre culto, pues llevaba consigo al célebre retórico Dión Crisóstomo.
Pero un día llegará a confesar no haber comprendido una sola de las palabras pronunciadas por Dión: Se dejaba acunar por su voz argentina, absorto en numerosos pensamientos.
Estas eran las cualidades de aquél a quien el Senado romano designó oficialmente con el título de optimus princeps, el mejor de los príncipes.
------------------Emperador-Administrador------------------
Una buena administración
Militar concienzudo, Trajano era un gran trabajador, que exigía de sus consejeros el mismo esfuerzo.
En materia política era un conservador ilustrado, respetuoso con el Senado, al que pedía consejo en cada ocasión importante, prefiriendo una prudente administración a las grandes reformas.
Sin embargo, quiso atenuar ciertas debilidades del Imperio de las que Augusto, en su tiempo, ya se había ocupado. Se trataba de la despoblación de los campos y de la baja natalidad.
En adelantes, el Estado haría préstamos a los campesino solamente al 5 por 100 de interés (la mitad de la tasa habitual), siendo también creados subsidios familiares, con los fondos producidos por los intereses de dichos préstamos. La capital romana, por otra parte, se encargaría de la educación de 5.000 niños pobres.
Los países sometidos fueron objeto de una gran atención por parte del emperador (quien, sin duda, no olvidaba su origen ibérico).
Quería que fueran prósperos y se relacionó asiduamente con sus administradores, como lo demuestra el intercambio de cartas entre él y Plinio el Joven, gobernador de Bitinia. Enviaba a los senadores a inspeccionar las provincias, exigiendo relaciones detalladas.
No había ciudad, por alejada que estuviera, que no acogiera ingenieros del emperador: Por los cuatro extremos del Imperio se levantaron puertos, acueductos, edificios administrativos. Italia estaba más atendida que los países conquistados, y ( el Forum romano) Roma, como veremos, todavía más que Italia.
En su sencillez, sin embargo, Trajano no dedicó ninguna de estas construcciones a su uso personal, sino que, por el contrario, donó a algunos de sus colaboradores villas de las cuales se habían apropiado sus predecesores.
A los funcionarios que trabajaban junto a él les transmitió su propia austeridad, llegando su escrúpulo hasta el extremo de publicar un presupuesto que sometió al juicio del Senado.
Su reinado se caracterizó después por una medida excepcional y particularmente apreciada: La reducción de los impuestos.
Pero también es verdad que dichas medidas fueron posibles gracias a las reservas de oro que las últimas conquistas del emperador hicieron afluir a las arcas de Roma.
------------------La conquista de la Dacia------------------
La conquista de la Dacia
Trajano conocía el peligro germánico mejor que nadie. Habiendo consolidado la frontera del Rin, necesitaba establecer bases en la del Danubio, el la Dacia (correspondiente a la actual Rumania) que por extenderse hasta el corazón de la sombría Germania constituía una vía de acceso hacia aquellas regiones centrales.
Instalarse sólidamente en aquel país significaba asegurar la protección de la parte oriental del Imperio contra las invasiones. Por otras parte, la Dacia era muy rica en minas de oro y también en otros minerales.
Con su notable capacidad de soldado, Trajano organizó admirablemente su campaña, y la marcha de las legiones romanas hacia la capital, Sarmigezetusa, fue irresistible. El rey Decébalo tuvo que capitular, y su vencedor, tan magnánimo como diplomático, lo repuso en el trono, esperando que se comportaría como un fiel aliado.
Una clemencia tal, nueva en la historia romana, fue mal recompensada, ya que dos años después, en 105, Decébalo se sublevó.
Trajano tuvo que combatir de nuevo, y esta vez el dacio perdió la vida, y su país se vio privado de la libertad de que todavía gozaba.
La Dacia se convirtió en provincia romana, siendo colonizada por antiguos legionarios, y el latín seguirá siendo la base de la actual lengua rumana.
Las minas de oro estaban ya completamente controladas por Roma. El botín reportado por la expedición fue tan abundante que Trajano, respetuoso con las costumbres, ofreció a su pueblo el más fastuoso triunfo que se había visto hasta entonces, una de aquellas lujosas orgías en las que se exaltaba la gloria y la prosperidad de las ciudades.
Durante los 123 días que duraron las fiestas murieron 12.000 fieras y con ellas 10.000 gladiadores. El oro de los dacios permitió la financiación de las más grandes obras de urbanización jamás emprendidas en Roma.
Después de seis años consagrados a su obra pacificadora,la nostalgia de los campos de batalla se apoderó del viejo general Trajano, que quiso reanudar el proyecto de César y de Antonio: Extender las fronteras del Imperio hasta el océano Indico.
-----------------------Hacia Oriente-----------------------
El espejismo de Asia
Para justificar su empresa oriental, el emperador invocó el intolerable dominio ejercido por los partos sobre las rutas comerciales de la seda, hacia China y la India.
Cuando las legiones hubieran dispersado aquellos enjambres de jinetes turbulentos, Roma alcanzaría los ricos confines del mundo. Con su habitual meticulosidad, Trajano preparó la expedición y, en el año 113, embarcaron las tropas.
En una campaña triunfal, Armenia fue sometida después de que el país de los partos hubiera sido invadido y conquistado; las legiones marcharon del Tigris al Eufrates y Babilonia se rindió, así como Tesifonte (Ctesifonte), la capital.
El emperador remontó el Tigris hasta el golfo Pérsico. Jamás ningún general romano se había aventurado tan lejos. Fue construida una flota para el mar Rojo, y el emperador sufrió la desesperación de ser demasiado viejo para lanzarse sobre una nave a la conquista del Extremo Oriente.
Pero estas conquistas se manifestaron poco sólidas: Disturbios y revueltas estallaron en Siria y en Egipto, donde los judíos zelotas se mostraron muy activos. El rey Cosroes volvió a Ctesifonte. Los partos exterminaron las guarniciones romanas, muy exiguas.
Trajano volvió precipitadamente a Babilonia, donde tuvo que hacer frente al enemigo por todas partes. Durante todo un invierno se obstinó en someter a los partos, atrincherados en posiciones inexpugnables. Pero la enfermedad amenazaba la vida del emperador, a quien dos crisis sucesivas le obligaron a reemprender tristemente el camino de Roma.
La muerte lo sorprendió en Asia Menor: Al amanecer, sus restos mortales fueron quemados. Así acabó el que había soñado con imitar al gran Alejandro (año 117).
--------------------------Adriano--------------------------
Adriano y el Helenismo
Sintiendo próximo su fin, Trajano había designado como sucesor a su sobrino Adriano, influido en la elección por su mujer, Plotina, que denotaba una fiel amistad hacia su pariente.
La prudente elección del viejo emperador elevó a la púrpura imperial a uno de los hombres más eminentes que jamás la alcanzaron.
Adriano, que tenía a la sazón 40 años, había nacido, como su tío, en Itálica (Hispania).
Pero llegado a Roma cuando aún era un adolescente, había sido iniciado en todos los refinamientos de la cultura griega: Aquel joven lleno de vida y de curiosidad se interesó por la música, por la pintura y por la poesía, además de haber estudiado matemáticas, medicina y filosofía.
También había aprendido a vestirse bien, a perfumarse, y a disipar con desenvoltura su juventud y su fortuna. Sin embargo, habiendo sido nombrado tribuno en el curso de la campaña contra los dacios, se había comportado con tanto valor que el emperador, entusiasmado, le concedió por esposa a su propia sobrina, pero la unión con la hermosa Vivia Sabina no pasó de ser puramente formal y estéril.
Adriano se convirtió en el colaborador más devoto de Trajano, que después de haberle puesto a prueba durante diez años, le consideró digno de sucederlo. El que se sentó en el trono de César era un hombre apuesto: Alto, de cabellos rizados y con una abundante barba que ocultaba algunas imperfecciones que afeaba la parte inferior de la cara.
Su carácter era complejo, frecuentemente amable, pero algunas veces salvaje, casi cruel. En su refinamiento, amaba el lujo, pero no las orgías a la moda, divertiéndose en compañía de amigos a los que reunía en pequeñas comidas íntimas.
Sus aficiones filosóficas le llevaron hacia el estoicismo de Epicteto. Jamás hubo, sin embargo, un monarca que, consagrándose al bien de su pueblo con tanto ahínco, consiguiese cumplir tan perfectamente su tarea.
-------------------Viajes y organización-------------------
El emperador viajero
Después de Augusto, Adriano fue el gran organizador de la monarquía imperial. El Senado romano, que había cooperado con Trajano, se convirtió en puramente honorífico.
El nuevo emperador habría de recurrir sobre todo a los caballeros (equites) para cubrir las funciones de sus ministerios. El Consejo del príncipe, en efecto, del que formaban parte juristas tan renombrados como Salviano, se transformó en un organismo permanente que juzgaba en última instancia.
El edicto perpetuo reunía todas las actas de los pretores y, así, las leyes acumuladas se podían consultar fácilmente.
La cancillería archivaba la correspondencia imperial, las finanzas fueron centralizadas, los publicanos fueron sustituidos por funcionarios, los procuradores, que percibían los impuestos. Todos los cargos se hicieron accesibles a los simples ciudadanos.
Emperador pacífico que, al contrario que Trajano renunció a las conquistas orientales, Adriano, sin embargo, se hizo igualmente cargo del ejército y de la defensa de las fronteras, sin dejar de viajar y complaciéndose en inspeccionar las provincias más alejadas, en largos periplos que a veces duraban hasta cinco años.
Circulaba como un particular, casi sin escolta, con un séquito compuesto por técnicos, y sorprendió a los gobernadores y a los generales, ocupándose de todos los detalles de su administración: Mandaba construir un nuevo puente, promocionaba a uno, destituía a otro, trasladaba una legión, etc...
La Galia, la más rica y la más tranquila de las posesiones romanas, fue la primera en recibir su visita; después, el emperador vivió en Germania durante un año, inspeccionando los campos, reorganizando el limes -una línea de fortificaciones entre el Rin y el Danubio-, contemplando con inquietud los misteriosos bosques donde se ocultaban los gigantes rubios prestos a caer sobre los soldados de Roma.
A continuación, el emperador descendió por el Rin, penetró en las regiones belgas, visitó Britania -la actual Inglaterra- y, atravesando de nuevo la Galia, se estableció en Hispania -la Península Ibérica-.
Desde allí pasó a Africa y, antes de continuar su viajes hacia el Asia Menor, visitó el país de los faraones.
Pero, durante este viaje, Adriano se vio muy afectado por la misteriosa muerte de su amigo Antinoo, que le acompañaba, y que tal vez se dio muerte voluntariamente para cumplir la voluntad de un oráculo que había afirmado que sólo su desaparición permitiría al emperador realizar su destino.
A partir de entonces, el hombre solitario que tomó el camino de regreso a su capital, no experimentó ya la misma vitalidad, refugiándose en el trabajo para huir de las horas vacías. Escribió, compuso una gramática y algunas poesías. Digno en este aspecto de sus predecesores, se dedicó con entusiasmo a los grandes trabajos urbanísticos.
Después volvió a partir, dirigiendo sus pasos esta vez hacia Grecia, Cartago, y nuevamente Egipto. La paz se vio perturbada entonces por una más de las muchas rebeliones de Judea.
Las legiones tardaron tres años en dominarla: Vencidos por el hambre, por la sed y por las armas, los rebeldes acabaron por sucumbir. Judea, llorando a sus hijos exterminados, o vendidos como esclavos, o dispersos, era un desierto, y de Jerusalén no quedó piedra sobre piedra.
En adelante, los judíos serían un pueblo errante, admitidos en Jerusalén un sólo día al año para gemir ante el Muro de las lamentaciones.
El emperador, enfermo desde hacía años y víctima de espantosos sufrimientos, rechazaba la muerte para no desertar de su puesto, pero, finalmente, expiró a los 62 años. Con él desapareció uno de los personajes más complejos y más atractivos de toda la historia de Roma (año 138).
------------------------Antonino Pío------------------------
Antonino Pío
Adriano eligió como heredero al senador Tito Aurelio Antonino. El título de "Pío" le fue concedido por el Senado después de muerte, y Marco Aurelio, su sucesor, lo definió como "un monstruo de virtud".
Todo el mundo se alegró en Roma, porque todos amaban a aquel hombre de alargado y dulce rostro y tan completamente desinteresado, que su primer gesto de emperador fue el transferir su patrimonio a las arcas del Estado.
Este gran burgués fue tal vez uno de los últimos romanos que creía en los dioses o en todo caso, se comportó como si creyera en ellos. Los veintiún años del reinado de Antonino figuran entre los más felices conocidos por el Imperio.
No contento con sanear las finanzas del Estado y con proseguir la obra de reorganización de Adriano, el emperador suavizó las leyes judiciales hasta tal punto, que los derechos y los deberes de los esposos se hicieron iguales, fue prohibida la tortura y proclamado delito el asesinato de un esclavo.
Al contrario que su predecesor, Antonino no viajó, pero la tranquilidad de que gozaron las provincias romanas fue tal, que los embajadores de los países no sometidos afluían a la capital, suplicando a la Ciudad Eterna que extendiera su benéfica dominación sobre ellos.
A los 74 años, antes de morir, el emperador llamó a su lado a su sobrino Marco Aurelio y, diciéndole sencillamente "Ahora, hijo mío, te toca a ti", se volvió hacia la pared como si fuera a dormir, y exhalo su último suspiro (año 161).
-----------------------Marco Aurelio-----------------------
El emperador filósofo
Marco Aurelio había nacido cuarenta años antes, en Roma, de una familia originaria de Córdoba. "Estoy en deuda con los dioses -dirá- por haber tenido buenos padres, una buena hermana, buenos maestro, buenos aliados y amigos".
De todos los profesores que habían estado cerca de él, sus preferidos fueron lo filósofos, y no solamente apreció la doctrina estoica, sino que quiso ponerla en práctica.
Cuando fue coronado creyó, como buena moralista, más en la fuerza del ejemplo que en la de las leyes. Así, aunque continuó la obra reformadora de Antonino, lo hizo sin convencimiento, buscando más bien influir a sus súbditos con el ejemplo de su virtud ascética.
Las circunstancias, sin embargo, no le fueron favorables: Apenas subido al trono, los britanos y
los germanos, envalentonados por la longanimidad de Antonino, se rebelaron.
Marco Aurelio reprimió la revuelta de los primeros y, empeñado en derrotar a los germanos, envió a Persia a Lucio Vero, que había sido designado anteriormente por Adriano como posible sucesor, recomendándole a la atención de Antonino, conoció en Antioquía a la bella Pantea, que retuvo al general junto a ella.
El prudente Marco Aurelio se contentó con enviar instrucciones precisas a Casio, ayudante de Lucio, que, cumpliéndolas al pie de la letra, luchó contra los partos y arrasó su capital, Ctesifonte (año 165).
Las legiones llevaban consigo la peste y la extendieron por todas las ciudades y por todas las guarniciones: Egipto, Grecia, Italia y la Galia fueron devastadas por la plaga contra la cual todos eran impotentes.
El emperador demostró la grandeza de su estoicismo pasando noches y días en los hospitales. En Roma, 2.000 cadáveres fueron quemados diariamente. Como los campos, igual que las ciudades, quedaron despoblados, el hambre empezó a aparecer.
Tras la prosperidad, la desolación reinó en el Imperio. Por entonces, además, los germanos, los cuados y los marconamnos, que asediaban las fronteras, franquearon el Danubio, amenazaron Verona y devastaron la
llanura del Po (año 167).
El emperador incorporó al ejército gladiadores, bandidos y mercenarios, y se enfrentó personalmente al enemigo, revelándose como un brillante general. En el año 168 se sucedieron nuevas oleadas: los celtas en el Rin, los moros en Hispania, los longobardos en los Alpes.
Durante seis años el emperador luchó contra los bárbaros y en la soledad de los campos escribió su colección de Pensamientos, que, más que sus victorias militares, inmortalizarían sus recuerdos.
Después tuvo que regresar a Roma para castigar a Casio, el antiguo ayudante de Lucio Vero, que se había proclamado emperador. El usurpador fue inmediatamente eliminado (año 175). Marco Aurelio sabía que el peligro germánico acechaba, y, para alejarlo, partió hacia las líneas de combate con su hijo Cómodo.
Fue entonces cuando la muerte le sorprendió en Vindabona, la futura Viena, en el momento en que se disponía a conquistar Bohemia (año 180). Antes, sin embargo, había presentado a las tropas alineadas a su propio hijo como su sucesor, recomendando a todos que extendieran el dominio de Roma hasta el Elba.
---------------------------Cómodo---------------------------
Tras un filósofo, un gladiador
El sucesor de Marco Aurelio, Cómodo, de 19 años, era completamente distinto de su padre. Este apuesto joven, fuerte y batallador, carecía del más mínimo amor por la filosofía, interesándose sólo por las juegos circenses.
Lejos de seguir las instrucciones de Marco Aurelio, se precipitó a ofrecer a los germanos una paz que todos los combatientes romanos consideraron infamante.
En efecto, la situación del enemigo era crítica, y el triunfo parecía ofrecerse a los legionarios imperiales. Cómodo volvió a la capital y se dedicó al aprendizaje que más le cuadraba: El de gladiador.
Rápidamente tuvo oportunidad de afirmar su valor frente a hipopótamos, tigres y elefantes. No faltaron malas lenguas que murmuraron que no se trataba del hijo de Marco Aurelio, sino del hijo...¡de un gladiador!
Los tiempos de Calígula y Nerón parecían haber vuelto. La disolución de las costumbres y el terror fueron los verdaderos soberanos de Roma. Cómodo temía por su vida, y el miedo le impulsó a acentuar el terror.
Durante doce años continuó esta insensata existencia. Después, un prefecto del pretorio, sintiéndose amenazado, decidió hacerlo asesinar. Con la complicidad de una concubina del harén imperial, intentó envenenar al monarca. Pero el veneno se reveló ineficaz y, entonces, un luchador estranguló a Cómodo en el baño.
Así, el 1º de enero del 193, se cerró miserablemente el período de los Antoninos, que suele ser considerado como la edad de oro de la Roma imperial.
Trajano, Adriano, Antonino y Marco Aurelio habían conseguido, gracias a su prudencia y energía, mantener intacto y poderoso el mundo romano, cuyos guías fueron.
La muerte violenta de Cómodo dará la señal de una guerra civil entre los pretorianos de Roma y los ejércitos de las frontera, que anunció la instauración del despotismo militar.
--------------------LA DECADENCIA ROMANA--------------------
EL COMIENZO DE LA DECADENCIA
(192-337 d. de J.C.)
Como no ha sido establecido el principio de sucesión o principiat, son las legiones las que hacen y deshacen emperadores.
Los dos primeros sucesores de Cómodo (Septimio Severo, 193-211 d. de J.C., y Caracalla, 211-217 d. de J.C.), obligados a apoyarse en el ejército, confieren a éste un papel que nunca habría debido tener: Desde 235 a 284 d. de J.C., el Imperio padecerá medio siglo de conjuras, guerras civiles y desastres, mientras que el aparato defensivo y las fortificaciones que protegen el Imperio en las fronteras (limes) son sacudidos por las primeras incursiones "bárbaras" (los persas en Siria y los germanos en el Rin y el Danubio).
Algunas provincias se organizan en "imperios provinciales" independientes, para luchar contra estas primeras invasiones (Póstumo, "emperador" de las Galias de 258 a 268 d. de J.C.; Odenato y la reina Zenobia en Palmira, 262-272 d. de J.C.).
El restablecimiento de la situación es obra de los emperadores llamados ilirios. Aureliano (270-275 d. de J.C.) restablece la unidad, y Diocleciano (280-305 d. de J.C.) instaura el principio de una división del Imperio en cuatro zonas, con cuatro capitales: Milán, Tréveris, Nicomedia y Sermio (en Serbia).
Es el sistema llamado de tetrarquía (gobierno de cuatro). De este modo, Roma deja de ser la capital del Imperio. Pero el sistema de Diocleciano no durará mucho, y Constantino (305-337 d. de J.C.) vuelve a ser un único emperador absoluto, que se construye una nueva capital: Constantinopla (inaugurada en 330 d. de J.C.).
Estas transformaciones tienen una prolongación social: Las ciudades pierden su papel económico, y los grandes propietarios rurales viven, como señores omnipotentes, en sus tierras, cultivadas por colonos.
El cristianismo, todavía combatido y perseguido por Diocleciano, es reconocido oficialmente por Constantino después de su conversión (Edicto de Milán, 313 d. de J.C.). A los herejes se les prohíbe reunirse (331 d. de J.C.) y se promulgan leyes, de inspiración cristiana, como la Constitución de Constantino (311 d. de J.C.).
----------------------Septimio Severo----------------------
El emperador militar
El regocijo de los senadores tras el asesinato de Cómodo (193), que se había ganado la enemistad de todos por su conducta, fue grande, pero duró poco.
Aquellos eligieron, para suceder al aborrecido emperador, a Pertinaz, senador él mismo y prefecto de la ciudad. Pero su sentido de la economía no tardó en disgustar a los pretorianos, particularmente opuestos a sus medidas de austeridad.
Los pretorianos acabaron con el infortunado senador, cuyo reinado no llegó a dura cien días, y el Imperio fue puesto a subasta, siéndole asignado a aquel que ofreciera la suma más alta a los soldados. Un tal Didio Juliano, que había ofrecido 6.250 dracmas por individuo, llegó así al poder. Pero su reinado fue tan breve como el de Pertinaz. Las legiones estimularon a sus generales a lanzarse sobre Roma.
El primero en llegar fue el jefe de las legiones de Panonia (Hungría): Lucio Septimio Severo Geta, más conocido con el nombre de Septimio Severo.
Este prometió 12.000 dracmas a sus soldados, pero licenció inmediatamente a los peligrosos pretorianos, sustituyéndoles por provincianos fieles.
Después, tuvo que deshacerse de sus rivales: Nigro, jefe de los ejércitos de Oriente, a quien derrotó en Asia Menor, tomando a continuación Bizancio (196), y Clodio Albino, que mandaba los ejércitos de Britania y a quien venció el año siguiente.
Una vez hecho esto, dio comienzo a un reinado restaurador. Con Septimio Severo, era de nuevo un provinciano el que alcanzaba el Imperio. En efecto, era originario de Africa, y aunque había hecho sus estudios en Atenas y en Roma, jamás pudo ocultar un cierto acento púnico.
Se mostraba muy orgulloso de su origen y uno de sus primeros actos consistió en restaurar la tumba de Aníbal. En las campañas militares se reveló como hábil estratega y combatiente intrépido, pero cruel con sus enemigos.
Culto, buen administrador, fue siempre esencialmente un militar que se apoyó en el ejército, mostrando una total desconfianza hacia el Senado romano, al que arrebató las prerrogativas judiciales y administrativas para cedérselas a los caballeros. Tres legiones fueron acantonadas permanentemente en Italia.
La II Legión "pártica" protegía el Lacio; en la misma Roma el prefecto del pretorio mandaba 30.000 hombre bien pagados. Así comenzó el imperio militar.
La condena a muerte de una veintena de senadores acabó de aterrorizar a los patricios: El emperador confiscó numerosas posesiones de los aristócratas, convirtiéndose así en propietario de casi la mitad de la Península Itálica. El poder absoluto hizo su aparición en Roma.
El Senado era sólo un órgano ejecutivo, pasando la administración a manos de los militares. Doctos juristas, como Papiniano, Paulo y Ulpiano, encontraron fáciles argumentos para justificar este nuevo modo de gobernar a la manera oriental.
Septimio Severo contrajo matrimonio, en segundas nupcias, con Julia Domna, una siria hija de un sacerdote del Sol, de Emesa, lo que aumentó las influencias orientales en Italia.
El emperador se propuso ensanchar la provincia de Asia, lo que realizó combatiendo contra los partos; proclamado "Pártico Máximo", conquistó Ctesifonte y creó la provincia de Mesopotamia, pero no olvidó sus orígenes africanos e hizo construir numerosos monumentos en Leptis Magna.
En Roma, levantó un arco de triunfo en el Foro y un colosal palacio que alzaba sus siete órdenes de arcadas sobre el valle donde se encontraba el Circo Máximo.
Después de cinco años de inactividad, temiendo que sus ejércitos se corrompieran en el ocio, Septimio Severo partió hacia el norte de Britania, a Caledonia, para luchar contra los escoceses.
Murió en York, en el año 211, y antes de expirar dio a sus hijos un último consejo: "Enriqueced a los soldados y no os preocupéis de más".
-------------------------Caracalla-------------------------
Caracalla
El primogénito, Basiano, conocido por Caracalla (del nombre de un manto galo al que tenía un particular cariño), debía compartir al principio el poder con su hermano Geta.
Caracalla, brutal, amante de las fieras, no aceptó el reparto, y, durante un cierto tiempo, el Imperio vivió aguijoneado por el futuro, esperando conocer la muerte de uno de los dos emperadores.
Sin embargo, la emperatriz, su madre, intentó reconciliarlos. La idea fue desdichada, porque Caracalla aprovechó la ocasión para hacer asesinar a su hermano, encontrándose de este modo solo a la cabeza del Imperio.
Caracalla amaba sobre todo la caza y la compañía de los gladiadores; desde Cómodo, Roma estaba acostumbrada a estos gustos extraños.
Con el nuevo emperador, el Imperio vivió días terribles, como en los tiempos de Calígula y Nerón. Como el jurista Papiniano se negara a escribir una justificación del fratricidio, Caracalla hizo que fuera decapitado ante él.
Pero los resortes del poder quedaron, al parecer, en manos de la emperatriz madre. La prodigalidad del emperador hacia sus soldados dejó vacías las arcas del tesoro en breve tiempo.
Para procurarse nuevos ingresos hubo que aumentar algunos impuestos, en particular los derechos sobre las herencias; esto obligó al emperador a conceder a todos los habitantes del Imperio el título de ciudadanos romanos (año 212).
Para contener a la plebe de Roma hizo construir las suntuosas termas que llevan su nombre. Este emperador desequilibrado intentó no obstante mostrarse un buen soldado y, como su padre, marchó a combatir contra los partos.
Pero sus soldados, que lo que más amaban de las batallas era el botín, y que tenían pocos deseos de alejarse de sus bases, le jugaron una mala pasada: Caracalla fue asesinado en el año 121, en Carrhae.
Las Termas de Caracalla.
------------------------Heliogábalo------------------------
Las divinas locuras imperiales
El prefecto del Pretorio, Macrino, que había organizado el asesinato de Caracalla, quiso proclamarse emperador.
Pero a las princesas sirias de la familia de Julia Domna les urgía conservar la herencia imperial. La tía de Caracalla, Julia Mesa, tenía dos hijas y dos nietos.
La enérgica abuela no dudó en proclamar que uno de sus nietos, Heliogábalo, sacerdote del Sol a los 14 años, era hijo natural de Caracalla. El Imperio bien valía el sacrificio de la honorabilidad de su hija.
Los soldados sirios, muy piadosos, tenían un profundo respeto por este joven sacerdote, y unas sustanciosas dádivas aumentaron posteriormente el prestigio del muchacho: Las tropas de Macrino, que tenía el defecto de ser cicatero, se dejaron comprar.
Así, en el año 219, Heliogábalo pudo entrar triunfante en Roma, engalanado y cubierto de joyas. Dejó la responsabilidad del Imperio a su abuela, que se hizo atribuir, así como a sus hijas, los títulos de "madre del Senado" y "madre del acampamento", además de "madre de la patria".
Durante este período, Heliogábalo continuo adorando la piedra negra de Emesa; vestido con ropas suntuosas, realizaba sus viajes con un cortejo de 600 carros, entregándose a orgías místicas.
Puesto que un adivino le había pronosticado una muerta violenta, se preparó un lujoso suicidio, coleccionando espadas de oro, cuerdas de seda, venenos ocultos en piedras preciosas.
Pero su buena abuela, Mesa, preocupada por las extravagancias del nieto, que proponía a los hebreos y cristianos reconocer su religión si consentían en adorar la piedra negra, le obligó en primer lugar a adoptar a su primo Alejandro Severo y después hizo que fuera asesinado por la guardia imperial. De este modo, ella conservaba la autoridad (año 222).
----------------------Alejandro Severo----------------------
Un emperador piadoso
Alejandro Severo sólo tenía 14 años y, al crecer, se fue interesando cada vez más por la filosofía y por la religión. Abierto a toda creencia religiosa, honraba a Júpiter, a Orfeo, a Jesús, a Abraham.
Su madre, Julia Mamea, estaba en relación con el filósofo Orígenes, egipcio y cristiano. Cesaron las persecuciones contra los fieles de Cristo, que habían continuado bajo Septimio Severo (sobre todo en Egipto y en Africa).
Los ambiciosos sirios, que condujeron el Imperio después de la muerte de Caracalla, habían acelerado la orientalización.
El emperador era llamado "Nuestro Dios", "Nuestro Señor", como los soberanos helenos. Sus fortunas personales eran mayores que el tesoro público. Se difundieron las filosofías griegas y orientales.
Los historiadores de la época eran griegos, como Dión Casio y Diógenes Laercio, y griego era Filostrato, autor de la Vida de Apolonio de Tiana, biografía legendaria llena de anécdotas fantásticas y de ideas oscuras extraídas de los pitagóricos y del cristianismo, escrita a petición de Julia Domna.
Los pensadores cristianos, aprovechándose de la tolerancia, fundaron escuelas. Tertuliano (160-230) defendía su fe contra los judíos y los paganos.
La mística neoplatónica de Alejandría (el alma se une a Dios por medio del éxtasis), enaltecida por el famoso Plotino (204-269), influía en el cristianismo y en todo el pensamiento antiguo.
Julia Mamea tuvo pronto otros anhelos:
- Los soberanos partos estaban desprestigiados por sus derrotas y, en el año 224, la dinastía persa de los sasánidas, que quería reconstruir el Imperio de Darío, le había reemplazado: Ardasir invadió Mesopotamia (año 230).
- Aprovechándose de las dificultades del Imperio, los germanos, empujados por vastos movimientos de pueblos (llegada de los vándalos, longobardos, sajones, anglos, francos y alemanes) penetraron en la Galia.
- Abandonando Oriente, Alejandro Severo se veía obligado a combatirlos, pero intentó llegar a acuerdos con ellos, provocando el descontento entre sus soldados, que le asesinaron junto con su madre (año 235).
---------------------Motines y bárbaros---------------------
Anarquía militar y empuje bárbaro
Un gigante tracio, Maximino, fue proclamado emperador por las tropas. Pero las legiones de Africa y de Asia apoyaron a sus generales.
Siguió un período de increíble anarquía durante el cual se sucedieron o se enfrentaron treinta y siete emperadores en solo 35 años (235-270).
Una y otra vez los provinciales, el Senado romano, las legiones romanas, intentaron en vano sostener sus candidatos.
En medio de la inseguridad general, la crisis económica se desarrolló con rapidez, seguida de cerca por la crisis financiera. La moneda se devaluó rápidamente, los precios aumentaron y la miseria se adueñó de las ciudades y los campos.
Por todas partes los bárbaros presionaban en las fronteras. En Occidente los sajones, los francos y los alemanes llevaron a cabo profundas incursiones (los alemanes fueron rechazados en Milán en el año 259). Inmediatamente después, los godos franquearon el Danubio.
Mientras, en Oriente, por parte de Persia, aumentaba el peligro de los sasánidas. El rey persa Sapor alcanzó algunos éxitos: En el año 260, en la batalla de Edesa, hizo prisionero al emperador Valeriano.
En Occidente, un usurpador, Póstumo, tomó el poder. Roma reconoció la independencia de un príncipe sirio, Odenato, gobernador del oasis de Palmira, que había rechazado a los persas y se había proclamado "rey".
Su viuda, Zenobia, fundó un Imperio efímero; proclamándose "reina del Oriente", construyó una capital con magníficos monumentos, conquistando también Egipto con sus jinetes árabes.
Durante estas agitaciones, el poder se volvió contra los cristianos, ciudadanos sospechosos que se negaban a adorar a los dioses imperiales.
La tolerancia había acabado: Fabiano, obispo de Roma, fue martirizado en el año 250; en Cartago y en la Galia las víctimas (mártires) fueron numerosas; la Iglesia tuvo que ocultarse en las catacumbas.
La energía del emperador Galiano acabó por enderezar la situación: Los godos fueron rechazados en Macedonia y el ejército fue reorganizado: En lugar de estar disperso a lo largo del limes, en una frágil barrera incapaz de oponer resistencia, fue transformado en cuerpos elegidos, escalonados en profundidad, preparados para intervenir en los puntos amenazados. Galiano se rodeó de jefes capacitados, de generales originarios de Iliria.
En el año 270, los ejércitos del Danubio dieron al Imperio a uno de ellos: Aureliano. Con él, la victoria volvió a sonreír al Imperio: los alemanes y los vándalos fueron aplastados y los godos abandonaron Macedonia, aunque conservaron la Dacia.
Por precaución, Roma fue puesta en estado de defensa ( Muro de Aureliano). El reino de Zenobia fue reconquistado y la Galia recuperó sus fronteras (año 273).
Aureliano quiso dar una base religiosa a su poder; puesto que el culto oficial no tenía ya partidarios, fundó el culto del Sol Invicto (que se apoyaba en Apolo, Baal y Mitra), divinidad única cuyo representante era el emperador, que llevaba la diadema y la túnica dorada.
Se había dado un paso importantísimo hacia el monoteísmo. Aureliano fue asesinado en 275.
Probo se enfrentó en la Galia contra nuevas invasiones, fortificó las ciudades, exterminó a una parte de los bárbaros y acogió a otros como colonos (276-283). Fue sucedido por un oficial ilirio: Diocleciano.
----------------Diocleciano y la tetrarquía----------------
Un imperio y cuatro emperadores
Diocleciano supo llenar las lagunas de su cultura con un sólido sentido común, el cual le hizo comprender rápidamente que si quería mantenerse no debía permanecer en Roma; por ello, con gran escándalo de la Ciudad Eterna, no dudó en trasladar la capital a la ciudad de Nicomedia, en Oriente.
Las razones de esta elección eran oportunas, ya que desde la nueva capital la vigilancia de las fronteras de Oriente era más fácil. Pero como Occidente estaba también amenazado, decidió dividir el poder y designó a su amigo Maximiano para la defensa de esta zona.
Como Diocleciano no quería competidores, tuvo la precaución de darle a aquel el título de Augusto, haciéndole coemperador y asignándole Milán como capital.
Pero muy pronto esta situación no le pareció suficiente a Diocleciano, tanto más cuanto que no suprimía el difícil problema de la sucesión. Si uno de los dos emperadores faltaba, todo volvería a hundirse en el caos.
Para remediarlo, Diocleciano concibió la idea de designar los sucesores de los dos emperadores en la persona de dos Césares, cada uno de los cuales tendría el control de una región.
Como consecuencia, a Constantino Cloro, llamado así por su color pálido, se le confió la defensa de la frontera renana, con la orden de instalar la capital en la ciudad de Tréveris; de este modo, se convertía en el sustituto de Maximiano.
Por lo que se refiere a su propia sucesión, Diocleciano eligió un valiente guerrero, Galerio, y le confió las regiones danubianas, con la capital en Sirmio (en la actual Serbia).
Los Césares reforzaron sus lazos con los Augustos casándose con las hijas de éstos. El sistema era ingenioso: A la muerte de uno de los Augustos, su César le sustituía automáticamente, designando en seguida a otro César. La reforma fue llamada Tetrarquía (poder de cuatro).
En realidad, el principio monárquico permanecía: Diocleciano se proclamó Jovio, mandatario de Júpiter, mientras que el segundo Augusto, Maximiano, no tenía por patrón más que a Hércules, es decir un semidiós, subordinado al señor de los dioses. Reforzado el gobierno, Diocleciano reorganizó el Imperio.
------------------Fracaso de la tetrarquía------------------
De la tetrarquía a la diarquía: Dos imperios y dos emperadores
Las fronteras habían permanecido estables, en el año 298 los persas también habían retrocedido, abandonando la fortaleza romana de Dura-Europos, en el Eufrates, y el Imperio controlaba Mesopotamia y Armenia. Diocleciano, fiel a su promesa, abdicó en el año 305, lo mismo que Maximiano.
Constancio y Galerio se convirtieron en Augustos y designaron a Severo y a Maximino Daya como Césares. Pero Galerio y Constancio no se entendían bien.
Por otra parte, las legiones de Britania mandadas por Constantino, hijo de Constancio, querían a su jefe, y cuando Constancio murió, en el año 306, los soldados proclamaron Augusto a Constantino.
Imitando su ejemplo, los pretorianos de Roma designaron a Majencio, hijo de Maximiano. La situación se complicaba porque había ya ocho emperadores: Los dos Augustos "oficiales", Galerio y Severo, y sus dos Césares; los dos "usurpadores", Constancio y Majencio, y finalmente Diocleciano y Maximiano, "emperadores honorarios", pero reclamados por la crisis a la política activa.
La situación desencadenó inextricables guerras civiles: Diocleciano pudo contemplar con amargura el fracaso de su sistema. Galerio y Severo fueron marginados, tanto más cuanto que Maximiano, había tomado el partido de su hijo Majencio, pero anteriormente había casado a su hija con Constantino. Su yerno era, pues, el rival de su hijo.
Maximiano proyectó entonces asesinar a Constantino, pero, advertido por su mujer, Fausta, que traicionó a su padre en beneficio de su marido, éste escapó a la muerte y al viejo Maximiano no le quedó otro recurso que el suicidio.
Galerio murió en el año 311 y Severo fue asesinado por Licinio, que se proclamó Augusto. Diocleciano volvió a su retiro.
Quedaban en liza, por consiguiente, Maximiano Daia en Nicomedia (convertido en Augusto después de la muerte de Galerio), Licinio en el Danubio, Majencio en Italia, y Constantino en la Galia, todos con el título de Augusto.
Constantino invadió Italia en 312, derrotando en las puertas de Roma a Majencio (que se ahogó en el Tíber durante la retirada) y fue proclamado Máximo Augusto por el Senado.
Al este, Licinio y Maximino Daia se sometieron por considerar a Constantino demasiado fuerte. En el año 313, Licinio, que se había casado con una hermana de Constantino, expulsó a Maximino Daia de Oriente. Los dos cuñados quedaban solos. La tetrarquía se convirtió en una diarquía, pero no por mucho tiempo.
------------------FINAL DEL MUNDO ANTIGUO------------------
EL FINAL DE ROMA
(337-467 d. de J.C.)
Tres series de hechos caracterizan este período, que concluye con la caída del Imperio romano de Occidente:
1.- El progreso del cristianismo que, a partir de 380 d. de J.C., se convierte en religión del Estado (Edicto de Teodosio).
2.- Constantino muere el 22 de mayo de 337 d. de J.C.. Su sucesión da lugar a usurpaciones, repartos y disputas, en los que participa activamente la Iglesia (los cristianos ortodoxos, que admiten el Credo de Nicea, se oponen a los obispos arrianos).
La frágil unidad restablecida por Teodosio (emperador en 379 d. de J.C., único emperador en 394 d. de J.C. y fallecido en 395 d. de J.C.) conduce a la definitiva división del Imperio en Imperio romano de Oriente (Arcadio) e Imperio romano de Occidente (Honorio).
El primero durará hasta la toma de Constantinopla por los turcos (453 d. de J.C.), y ya veremos en qué momento hay que empezar a llamarle Imperio bizantino.
3.- El Imperio de Occidente, que dependía en teoría del emperador de Oriente, que reinaba en Constantinopla (y de hecho independiente de él), desde 375 d. de J.C. (invasión de los hunos) se derrumba progresivamente bajo los ataques de los bárbaros, uno de cuyos jefes (Odoacro), depone al último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo, cuando éste aún es un niño.
La tentativa de Justiniano, emperador romano de Oriente (527-565 d. de J.C.), para reconstruir el Imperio romano universal acaba en un absoluto fracaso.
-----------------------La decadencia-----------------------
La decadencia
La paz romana es un difícil equilibrio entre las dificultades exteriores (ampliaciones territoriales, que protegen el corazón del Imperio -la Península Itálica- y fijan las fronteras imperiales en los tres ríos -Rin, Danubio, Eufrates-) y los problemas de organización interior (nacionalización de las minas, creación de administraciones fiscales, gobierno directo de las provincias turbulentas por funcionarios imperiales, etc.).
A través de numerosas crisis, pronto reprimidas, aparecen, sin embargo, de vez en cuando, los vicios y las debilidades del sistema.
La crisis del Imperio romano, limitada tradicionalmente al período de 234-285 d. de J.C., sólo es el hundimiento definitivo de una muralla ya resquebrajada durante los reinados de Marco Aurelio, Cómodo, Septimio Severo y Caracalla.
-------------El inicio de la decadencia de Roma-------------
Las causas de la decadencia
La crisis y el posterior hundimiento del Imperio romano, puede explicarse por cuatro series de causas:
Causas de estructura
la sociedad imperial está dividida (odio del campo a la ciudad, despertar de los antagonismos regionales, falta de unidad religiosa e intelectual en el Imperio).
La concesión de la ciudadanía romana a todos los peregrinos por el Edicto de Caracalla (212 d. de J.C.) es un paso teórico hacia la homogeneización política del Imperio.
Causas económicas y sociales
un inmenso éxodo rural hace bajar las rentas de la burguesía ciudadana; los precios y los salarios aumentan; las cargas municipales se hacen más pesadas; el mismo Estado carece de medios financieros y se ve obligado a devaluar la moneda.
Causas políticas
A la muerte de Cómodo (31 de diciembre del año 192 d. de J.C.), la crisis de sucesión provoca una guerra civil que dura cuatro años (advenimiento de Severo, que funda una "política de corte" e intenta instaurar un régimen dinástico).
Causas exteriores
Los bárbaros presionan en las fronteras. En el este, son los partos; en Europa central y occidental, son los germanos, que se civilizan al contacto con Roma y empiezan a organizarse (federación de tribus entre los cuados, los marcomanos de Bohemia, los sármatas, los lombardos, los francos, etc.).
Ya hemos visto las consecuencias de estas primeras tentativas de organización durante el siglo IV. Innumerables migraciones afectan a esa gran reserva de pueblos que es Germania oriental y el limes sufrirá numerosos asaltos en el siglo III.
La acción combinada de todas estas causas trae consigo:
1.- Una primera invasión del Imperio por los bárbaros (los persas de Ardacher o Artajares, en 230 d. de J.C.; los alamanes, en 233 d. de J.C.; los godos, en 238 d. de J.C.; los vándalos, hacia 248 d. de J.C.; los burgundios, hacia 269 d. de J.C., etcétera). La presión bárbara se deja sentir sobre el Rin y sobre el Danubio al mismo tiempo.
2.- Una anarquía militar: las legiones eligen a los emperadores. Los reinados concluyen por asesinatos políticos o por muerte en el campo de batalla. La túnica del emperador es una "túnica de Neso" (R. Remondon).
3.- Una serie de desórdenes interiores conduce a que algunas provincias decidan gobernarse por sí mismas. Hay "usurpadores" que se ponen al frente de los países (Póstumo, emperador de las Galias, que rechaza a los francos en 258 d. de J.C.; la reina Zenobia, en Palmira, etc.).
4.- Un aumento de los desórdenes económicos y sociales, que engendran una tendencia a la autarquía en el campo (los pueblos se encierran en sí mismos).
----------------Restablecimiento del Imperio----------------
Los ilirios y la tetrarquía
Los emperadores ilirios son los que acaban con esta larga crisis: Claudio II (268-269 d. de J.C.) derrota a los godos en Naissus, Aureliano (269-275 d. de J.C.) restaura la unidad perdida. Probo libera la Galia y Caro (282-283 d. de J.C.) rechaza a los persas.
Estos emperadores preparan el camino a Diocleciano (285-305 d. de J.C.) que restablece el Estado y cuyas reformas principales son las siguientes:
- La tetrarquía
Se designa así a un sistema de distribución de la autoridad imperial para aumentar su eficacia. Diocleciano elige a un colega para que gobierne Occidente (Maximiano), mientras él gobierna Oriente. Ambos emperadores llevan el título de Augusto. Cada uno de ellos adopta a un subemperador, que lleva el título de César (Diocleciano a Galerio, y Maximiano a Constancio).
Diocleciano, por otro lado, supera a Maximiano, porque se intitula hijo de Júpiter, mientras que Maximiano sólo tiene derecho al título de hijo de Hércules. Esta filiación divina, acompañada de una transformación de los ritos imperiales, subraya el carácter sagrado de la función imperial.
Esta división corresponde al reparto territorial siguiente:
ORIENTE
Augusto, hijo de Júpiter= DIOCLECIANO
(Capital: Nicomedia, en Asia Menor)
César de Diocleciano: GALERIO
(Capital: Sirmio, en Serbia)
OCCIDENTE
Augusto, hijo de Hércules: MAXIMIANO
(Capital: Aquilea o Milán).
César de Maximiano: CONSTANCIO CLORO
(Capital: Tréveris).
División del Imperio en un centenar de provincias, con gobernadores nombrados directamente por el emperador y escogidos entre el orden senatorial (los consulares) o el orden ecuestre.
Las provincias están agrupadas en quince diócesis (Britania, Galia, Vienesa, Hispania, Africa, Italia Anonaria, Italia Suburbicaria, Panonia, Dacia, Macedonia, Tracia, Asia, Ponto, Oriente, Egipto), dirigidas por viceprefectos del pretorio, que son llamados, en lo sucesivo, vicarios.
-------------------Constantino el Grande-------------------
Constantino el Grande
El sistema de tetrarquía concluye después de la abdicación de Diocleciano.
En el 306 d. de J.C., una nueva crisis de sucesión desemboca con la llegada al poder del emperador que sin duda ha influido más en el destino de Roma, después de Augusto: Constantino el Grande (306-337 d. de J.C.), hijo de Constancio Cloro. El Imperio se reorganiza entonces de un modo totalitario.
Constantino, además, realizó dos obras importantes: el establecimiento del cristianismo y la fundación de una "nueva Roma": Constantinopla.
Con este hecho, materializó las oposiciones que existían entre el Oriente griego y el Occidente latino, y puede decirse que asesinó a la ciudad de Rómulo.
Pero -a largo plazo- preparó el Imperio bizantino y preservó del olvido y de la muerte a la civilización grecolatina.
La decisión de fundar Constantinopla data de 324 d. de J.C.. Su inauguración tuvo efecto el 11 de mayo de 330 d. de J.C. Las obras concluyeron en 336 d. de J.C.
La urbe que lleva el nombre de "Ciudad de Constantino" fue edificada sobre el emplazamiento de una antigua colonia griega: la ciudad de Bizancio, sobre el Bósforo.
Uno puede preguntarse por qué Constantino sintió la necesidad de construir una nueva capital. Muchos historiadores creen que hubo una razón religiosa (Roma, capital del paganismo, vio oponerse a ella a Constantinopla, capital del cristianismo).
La ciudad fue cercada de murallas, cuyos restos subsisten aún, que resistieron todos los asaltos orientales hasta 1453.
-----------------------El arrianismo-----------------------
Religión y política: Arrianismo
El omnipotente Constantino no dudó en intervenir en las disputas religiosas que comenzaban a afectar a la Iglesia.
Aunque algunos espíritus buscaban la soledad para orar y meditar, como san Antonio, que se retiró a una gruta a la que el diablo acudió varios veces para tentarle, o san Pacomio, que fundó un monasterio en el desierto egipcio (año 325), inaugurando así la vida monacal que iba a difundirse por Oriente y Occidente, otros sembraron discordias con interpretaciones opuestas de los dogmas o con ataques contra la jerarquía.
Tal fue el caso, en Africa, de creyentes fanáticos que reprocharon a la Iglesia mostrarse demasiado indulgente con los sacerdotes que, durante las persecuciones de Diocleciano, habían renegado de su fe y abandonado los Textos Sagrados.
Donato se rebeló contra el obispo de Cartago en nombre de los mártires, y sus seguidores hicieron nacer un cisma, acompañado de agitaciones sociales.
Fueron condenados en el concilio de Arlés (314) y Constantino los persiguió en vano, concediéndoles finalmente la tolerancia en el año 321. El donatismo subsistiría hasta la invasión árabe.
Pero más problemática fue la denominada herejía arriana. Un sacerdote de Alejandría, Arrio, formado en la escuela de Antioquía, sostenía que Cristo no era de esencia divina, ni participaba en la misma naturaleza de Dios.
El Dios único, incomunicable, no podía dividirse: El hijo era sólo un hombre, una criatura "creada de la nada", adoptada por Dios.
En Oriente, donde se mantenía la influencia de la filosofía griega, esta interpretación de fondo racional era más fácil de comprender para los fieles que le difícil y misterioso dogma de la Santísima Trinidad o consustancialidad: El hombre elegido por Dios era más familiar para la mentalidad oriental que el Dios hecho hombre.
Ante la proliferación de los arrianos, la Iglesia se preocupó, y Arrio fue condenado por primera vez en el año 321, pero algunos obispos (los de Cesarea y Nicomedia) continuaron sosteniéndole.
Cuando Constantino derrotó a Licinio (año 324) y se apoderó de Bizancio, convocó en Nicea un gran concilio, el primer concilio "ecuménico" o mundial, por la presencia simultánea de los de obispos occidentales y orientales(año 325).
El concilio estableció que Cristo era "consustancial" al Padre, al mimo tiempo distinto e inseparable de El, como el Espíritu Santo.
El concilio fijó también las normas de la elección de obispos, dando a los metropolitanos (obispos de las ciudades principales de las provincias romanas) una autoridad superior (Roma, Antioquía, Alejandría, etc.). La Iglesia modelaba su organización sobre la del Imperio.
Por lo demás, la intervención directa de Constantino era un hecho grave; su "protección" se hacía embarazosa.
El emperador se había proclamado "obispo externo"; rehabilitando después a Arrio, la controversia continuó hasta que Teodosio, en el año 381, impuso la doctrina de Nicea.
Los bárbaros, sin embargo, se convirtieron al cristianismo arriano.
El cesaropapismo (intervención del Estado en los asuntos religiosos) había nacido y triunfaba en Constantinopla: Era la semilla del futuro cisma griego.
Cuando Constantino murió en el 337, a los 55 años, quedaban todavía muchos problemas por resolver.
----------------De Roma al Imperio Bizantino----------------
La muerte de Constantino
A la muerte de Constantino vuelve a plantearse un problema de sucesión. Sus tres hijos se reparten el Imperio.
La muerte de Constantino II el Joven deja a dos emperadores enfrentados: Constante en Occidente y Constancio en Oriente. Este último tenía más prerrogativas que el Augusto occidental y prolongó la política asfixiante y totalitaria de Constantino.
El problema de sucesión no se transformó en crisis ni fue causa de ninguna guerra civil: Después de Juliano el Apóstata (361-363 d. de J.C.), Valentiniano I (364-375 d. de J.C.) fundó una dinastía que en 395 d. de J.C. adoptó el principio de una división del Imperio (reparto de la sucesión de Teodosio: Honorio, emperador de Occidente, y Arcadio, emperador de Oriente).
Por esta época, Occidente está a punto de derrumbarse bajo las acometidas de los bárbaros y ya no existe un verdadero Estado romano. Parece que los emperadores de Constantinopla empujan intencionadamente a los bárbaros hacia Occidente.
Pero de hecho, el Oriente, amenazado también por los bárbaros, es presa de numerosas dificultades internas (lucha contra las herejías) y externas: El peligro persa, la llegada en el siglo IV de los árabes beduinos, que instalan "reinos árabes" en Hira (los Lakhmidas), cerca de Damasco (los Gasánidas), en Petra y en Nejd (los Kinditas), y las primeras invasiones eslavas en el Danubio.
Al final del siglo V, ya no existe el Imperio romano de Occidente. Subsiste un Imperio romano de Oriente, que conviene llamar desde ahora Imperio bizantino.
Se puede plantear el problema de la fecha exacta en que concluye, en Occidente, la Antigüedad clásica y empieza, en Oriente, el Imperio bizantino. Las opiniones de los historiadores están divididas. Se han propuesto las fechas siguientes:
- 330 d. de J.C. Fundación de Constantinopla.
- 378 d. de J.C. Batalla de Andrinópolis: victoria de los visigodos sobre el emperador Valente.
- 395 d. de J.C. División del Imperio en romano de Oriente y romano de Occidente.
- 408 d. de J.C. El griego, idioma oficial en Constantinopla.
- 410 d. de J.C. Conquista de Roma por Alarico.
- 476 d. de J.C. Deposición de Rómulo Augústulo por Odoacro.
-----------------La herencia de Constantino-----------------
Juliano el Apóstata, los Valentinianos y Teodosio
Los tres hijos de Constantino el Grande se repartieron el Imperio, no sin haber asesinado a cierto primo suyo que les parecía peligroso para el porvenir.
Constante, que había permanecido solo en Italia, fue derribado por un levantamiento militar; Constancio reconquistó el Occidente, pero, dueño ya de todo el Imperio, confió la defensa de la Galia a un primo suyo que había sido excluido en el año 337 a causa de su poca edad: Juliano.
Después regresó a Constantinopla, donde persiguió encarnizadamente a los obispos hostiles al arrianismo, como el obispo de Alejandría, Atanasio, que huyó al desierto con san Antonio. Todo Oriente parecía arriano.
En la Galia, Juliano había expulsado a los francos y a los alemanes. Muy popular a causa de su administración, adorado por sus soldados, fue proclamado emperador en el año 360. De cultura griega, seguía siendo pagano de corazón y rechazó el cristianismo.
Instalado en Lutecia (París), cuyo clima le agradaba, continuó la reforma de la administración imperial, disminuyó los impuestos, toleró todas las sectas religiosas, pero sobre todo intentó una verdadera reconstrucción de la Iglesia pagana con su jerarquía (de la cual era jefe), y algunos dogmas que mezclaban cultos solares, neoplatonismo y moral cristiana.
Debemos repartir nuestras riquezas con todos los hombres -decía-, pero sobre todo con los buenos, los débiles y los pobres.
Se aprestaba a perseguir abiertamente a la Iglesia cristiana cuando murió en el año 363, mereciendo así el sobrenombre de Apóstata, puesto que había sido bautizado.
Con él se extinguía la dinastía de Constantino. En el año 364, un oficial de la guardia, Valentiniano, de origen danubiano, fue proclamado emperador, fundando una dinastía que habría de durar hasta el año 392. Cedió Oriente a su hermano Valente, reservándose Occidente para él y para su hijo Graciano.
Los Valentinianos: El desastre de Adrianópolis
Instalado en Tréveris, Valentiniano se dedicó enérgicamente a la defensa de las fronteras en Britania, Galia y Africa.
Murió en el año 375, cerca del Danubio, siendo sucedido por Graciano. Pero éste, educado por Ausonio, poeta de Burdeos, se interesaba sobre todo por la literatura y el arte.
La Galia conoció un período de prosperidad y de brillantez. Por el contrario, Valente fue menos afortunado en Oriente.
Empujados por los hunos, procedente de Mongolia, los godos, divididos en numerosas tribus (ostrogodos, godos brillantes, godos nobles o visigodos), algunas de las cuales se habían convertido al cristianismo arriano, pidieron asilo y después forzaron la frontera del Danubio.
Valente trató de contenerlos, pero los jinetes acorazados derrotaron a sus legiones cerca de Adrianópolis, donde el emperador encontró la muerte (año 378). Los godos entraron en masa en el Imperio.
El débil Graciano recurrió a un general hispanorromano, Teodosio, confiándole el gobierno de Oriente.
Poco a poco, Teodosio sometió a los godos, les concedió el estatuto de aliados o federados y dejó a su custodia las provincias fronterizas. El peligro externo había desaparecido, pero Graciano fue víctima de una revuelta en la Galia.
Teodosio tuvo que intervenir para expulsar al usurpador Máximo (338). La muerte del último Valentiniano (392) le dejó dueño del Imperio.
--------------------Divisiones: Teodosio--------------------
Teodosio: División del Imperio y caída de Roma
En Oriente, desde el año 380, Teodosio apoyó a la Iglesia oficial, prohibiendo el arrianismo y deponiendo a los obispos rebeldes.
Pero los godos que se encontraban dentro de los límites del Imperio seguían siendo arrianos: Los bárbaros preferían una doctrina más simple. En Africa subsistía del donatismo, y en Hispania se había difundido una herejía profunda y mística predicada por Prisciliano, obispo de Avila.
Las violentas persecuciones contra los herejes levantaron las protestas de los obispos Martín de Tours y Ambrosio de Milán. Pero el catolicismo seguía siendo todopoderoso.
En el año 390, Teodosio ordenó una represión despiadada después de una revuelta en Macedonia. Ambrosio, indignado por el exterminio de miles de inocentes, excomulgó al emperador, prohibiéndole el acceso a las iglesias hasta que no hiciera penitencia: Teodosio se sometió el día de Navidad. Esta fue la primera penitencia pública de un soberano, y los Papas de la Edad Media se acordarían del precedente.
Teodosio, en adelante sumiso a Ambrosio, decretó en el año 392 la prohibición de los cultos paganos, de las libaciones, de los sacrificios. Pero las creencias antiguas subsistieron durante mucho tiempo en las zonas rurales de Occidente (el término pagano proviene de pagus, aldea), a pesar de los esfuerzos de san Martín de Tours.
Hubo también una rebelión de la aristocracia romana fiel a las viejas tradiciones que, aliada con el franco Argobasto, intentó restaurar el paganismo en toda Italia (año 393).
Teodosio tuvo que comprometerse en una verdadera guerra de religión y su victoria del río Frigido, en el Véneto (394), le permitió eliminar definitivamente el paganismo.
El catolicismo se convirtió en la religión oficial y única del Imperio romano, pudiendo señalarse esta fecha como el final del mundo antiguo, o, por lo menos, de sus dioses.
Teodosio murió en el año 395. Frecuentemente, los historiadores del pasado le llamaron el último gran emperador romano y relacionaron su muerte con el fin del Imperio, que repartió entre sus dos hijos: Arcadio y Honorio.
En realidad, la división entre Occidente y Oriente había sido instaurada prácticamente hacía un siglo, con la tetrarquía, y ya Constantino, en el año 314, había dejado Oriente a Licinio.
Sin embargo, la fecha del año 395 debe ser recordada porque, desde entonces, las dos mitades del Imperio siguieron distintos destinos. Teodosio señaló el fin de una época en Occidente. El Imperio mantuvo su fachada unos años más gracias -y el hecho es altamente simbólico- a la energía de Estilicón, bárbaro de origen vándalo.
Después, todo quedó sumergido por las sucesivas invasiones en la Galia, en Hispania, en Africa y en Italia, donde Alarico saqueó Roma en el año 410.
Por el contrario, Oriente logró evitar la tempestad y la idea imperial sobrevivió en Constantinopla, con el imperio bizantino, durante muchos siglos. Por esto, en vísperas de las grandes invasiones del siglo V, podemos calibrar la obra de este prodigioso conjunto a punto de hundirse.
--------------------La herencia de Roma--------------------
El legado de Roma: Nacimiento de la civilización occidental
A pesar de las destrucciones perpetradas por los bárbaros, la herencia de Roma siguió viva por espacio de siglos.
Occidente fue modelado por la Ciudad Eterna, la Urbe, transmitiéndole la civilización griega después de haberla asimilado.
A dicha civilización, Roma añadió una sabia y precisa constitución jurídica, un derecho aplicable a todos los hombres libres.
Los romanos fueron los primeros que construyeron un estado universal y centralizado en el cual quedaba suprimida la distinción entre vencedores y vencidos, como escribió el poeta galo Rutilio Namaciano:
Tú has hecho una sola patria de pueblos distintos. Tú has hecho ciudad de lo que antes era el mundo.
A pesar del retroceso señalado por las invasiones bárbaras, el derecho romano sobrevivió, inspirando las legislaciones modernas. Por esto fue estudiado siempre en las universidades.
También la idea de unidad permaneció viva: Justiniano, Carlomagno, Otón el Grande intentaron sucesivamente reconstruirla en Europa. Las ambiciones de Napoleón tuvieron su origen en el recuerdo de Roma.
La lengua latina sobrevivió a la ruina, y hasta el siglo XVII, sabios y filósofos escribieron en latín, vehículo universal de comunicación. El italiano, el francés, el castellano, el portugués, el catalán, el gallego, el rumano, etc., proceden de la lengua imperial.
Sobre las calzadas romanas fueron trazadas durante mucho tiempo las rutas occidentales. La mayor parte de las grandes ciudades de hoy, desde Gibraltar al Rin, desde Grecia hasta el mar del Norte, nacieron en lugares elegidos por los romanos.
Roma es el único ejemplo en la historia de una pequeña aldea que se convirtió en la capital de mundo, manteniéndose durante diez siglos, a través de luchas sociales, guerras civiles, locuras de emperadores, innumerables cambios de regímenes.
Se ha hablado algunas veces de un "inmovilismo" romano: En realidad no existe testimonio de una evolución semejante, de similares facultades de adaptación, de un destino igualmente extraordinario.
--------------------ECONOMIA Y SOCIEDAD--------------------
LA URBE DE ROMA COMO SIMBOLO
El pueblo romano ha sido, sobre todo, un pueblo de campesinos; pero su destino político se representó en la Ciudad por excelencia, la Urbe; es decir, Roma.
Los romanos construyen las primeras ciudades de Europa occidental; todas ellas imitan a la ciudad madre, tanto en sus instituciones como en su urbanismo.
El Forum romano visto desde el SE.
El Forum romano visto desde el N.
----------------------La ciudad romana----------------------
La urbe
La ciudad ideal es de trazado regular, una especie de damero en el que las calles se entrecruzan en ángulo recto, y está rodeado de unas murallas a su vez cuadradas o rectangulares (la Roma quadrada; "Roma cuadrada", era quizás el nombre de la Roma etrusca).
La fundación de una ciudad era, además, un rito religioso que comprendía la consagración del suelo a los dioses protectores y el trazado de un surco alrededor de la ciudad mediante un arado.
Parece ser que fueron los etruscos quienes transmitieron a los romanos el arte y los ritos del urbanismo.
Como es lógico, estos principios urbanísticos son puramente teóricos. La naturaleza del terreno (llano o accidentado, habitado o desierto) impone siempre a los "urbanistas" romanos las modificaciones pertinentes.
La ciudad de Roma conoció varios estadios:
1. Antes de los etruscos, era una aldea de pastores establecida en el Palatino y rodeada de otras aldeas en las colinas cercanas; no existían aún las ciudades cuadriculadas.
2. Durante la dominación etrusca, fue fundada, bajo los principios antes enunciados, la ciudad regular, en el llano que se extiende al pie del Palatino (el Forum): el santuario se levantó en la roca Tarpeya (el Capitolio).
3. Durante el reinado de Servio Tulio, según la tradición se edificó la muralla que circunda las siete colinas. Los patricios residían en el monte Palatino y en el Quirinal; los plebeyos, en el Aventino.
En el Forum estaban el mercado principal, las asambleas públicas y los tribunales. Fue acondicionado progresivamente, y no adquirió su aspecto definitivo hasta la época de Julio César.
Al norte del Capitolio, la extensa llanura llamada Campo de Marte era el lugar donde se celebraban los ejercicios militares y las asambleas de las centurias.
4. Más tarde, César, Augusto, Vespasiano, Domiciano, Nerva y Trajano construyeron cada cual su "forum", con templos, columnatas y edificaciones administrativas y comerciales. El monumental anfiteatro del Coliseo (acabado por Domiciano) completó el aspecto general de la ciudad.
-----------------------Roma imperial-----------------------
La Roma imperial
Aunque Augusto y su lugarteniente Agripa habían comenzado a hacer de Roma una gran ciudad moderna, y aunque los Flavios la habían dotado de una espléndida serie de monumentos, corresponderá a los Antoninos dar a la Ciudad Eterna su aspecto más deslumbrante.
El primero fue Trajano que, enriquecido con el oro de los dacios, no contento con ofrecer a su pueblo suntuosas diversiones, emprendió trabajos inmensos. Entre sus construcciones más insignes se encuentran un gigantesco acueducto, un nuevo puerto en Ostia, y el anfiteatro de Verona.
Pero la más célebre de todas se encuentra en Roma, y es conocida con el nombre de Foro Trajano. Situado en el centro de la urbe unía el Foro de César y el Foro de Augusto.
Allí, la civilización aparecía con toda su fuerza y nobleza, y esta construcción rivalizaba fácilmente con las más ambiciosas realizaciones de los arquitectos modernos, a los cuales, aun estando en ruinas, no ha cesado de proporcionar modelos.
El foro propiamente dicho era una amplia explanada empedrada, de 116 metros de longitud por 95 de anchura. En el centro se levantaba la estatua ecuestre del emperador, en bronce dorado, a la que coronaban, entre las columnas de la galería, las efigies, más modestas, de los hombre que habían prestado un buen servicio al Imperio.
Desde allí se llegaba, ascendiendo tres escalones de mármol amarillo, a la basílica Ulpia, llamada así por el nombre de la familia de Trajano. Esta basílica, de estilo orientalizante, todavía superaba en esplendor al Foro.
Más allá se extendían las dos bibliotecas, una dedicada a los volúmenes griegos, y la otra a los libros latinos y a los archivos imperiales.
En el centro del estrecho cuadrilátero que separaba los dos edificios se alzaba (y se alza hoy, casi intacta) la famosa Columna de Trajano:
- Con 38 metros de altura, de mármol blanco, estaba formada por 23 paneles componiendo una larga espiral en la que se hallaban representadas, desde la base hasta el capital, los principales episodios de las dos guerras dácicas.
- Había grabadas 2.500 figuras, que demostraban la maestría de la escultura romana en el género del bajorrelieve histórico, inmortalizando las victorias alcanzadas por el emperador frente al enemigo.
Cerca de allí se alzaban construcciones de cinco plantas que contenían las 150 tiendas del mercado. Cuando se subían los peldaños de este edificio, se descubría la grandeza inigualable de este conjunto de monumentos, obra de un arquitecto general, Apolodoro de Damasco.
Trajano no se contentó con construir suntuosos edificios, sino que intentó también descongestionar la capital creando anchas calles y plazas públicas. Estos trabajos eran indispensables para mejorar la suerte de los habitantes de la enorme aglomeración romana.
En efecto, se calcula que en el apogeo del Imperio, la población de Roma se acercaba al millón de habitante y el pueblo bajo, reunido en los suburbios, se amontonaba en casas de siete pisos cuyo material de construcción estaba sujeto a frecuentes incendios. En su Sátira III, Juvenal describe el terror que se apoderaba de los habitantes ante la menor alarma:
Quiero vivir en un lugar donde no haya incendios, donde la noches transcurran sin alarmas; (...) cuando el tercer piso es ya presa del fuego, tú no sabes nada. A partir de la planta baja existe el pánico, pero el que se asará el último será el propietario, que está protegido de la lluvia sólo por las tejas a las que las lánguidas palomas llegan a poner sus huevos.
¿Qué remedio podía ser eficaz en esos barrios donde las casa de madera estaban apretadas unas junto a otras? Ciertamente, los ricos podían evitar los peligros porque ocupaban, en los barrios elegantes, casas privadas, con refinadas comodidades, que abandonaban durante el verano para establecerse en las villas de los alrededores.
La más célebre de todas fue la que se hizo construir Adriano en Tívoli. Todas los monumentos y jardines que le habían gustado al emperador en el curso de sus viajes fueron reconstruidos allí: el conjunto de Tívoli, con sus fuentes cristalinas y sus armoniosos peristilos eran una de las maravillas del mundo.
Sin embargo, los emperadores tenían también el deber de proporcionar distracciones al pueblo, al que la excesiva prosperidad condenaba al aburrimiento.
El Circo Máximo, situado entre al Palatino y el Aventino, fue alargado y ensanchado en diversas ocasiones y, entre el Esquilino y el Celio, fue construido un amplio anfiteatro, conocido hoy con el nombre de Coliseo.
Trajano terminó las grandes Termas, cuyos cimientos habían sido puestos por sus predecesores, y Adriano erigió, en el Campo de Marte, un teatro y un estadio.
Los romanos podían disfrutar del fresco en los jardines de las colinas que rodean las ciudad: Janículo y Vaticano, donde se encontraba ya el Circo de Nerón.
Los emperadores quisieron levantar a Roma al nivel de su destino, y ahí están su esplendor y su majestuosidad para testimoniar la grandeza de su función histórica, que ha proporcionado al mundo modelos inolvidables: Todo el urbanismo occidental ha extraído lecciones de su espíritu ordenado.
Roma desde el aire
El corazón de la Roma Imperial tal como se hubiera visto desde el aire en el siglo IV a. de J.C. en una reconstrucción ideal.
- En primer término, izquieda, está el gran Circus Maximus (a), mayor que cualquier estadio moderno.
- Detrás se eleva la colina del Palatino (b) con los palacios imperiales.
- A la derecha serpentean entre las calles los arcos del acueducto Claudio (36 a. de J.C.) y se destaca el enorme Coliseo (c).
- Entre él y la sagrada colina del Capitolio (d), con el gran templo de Jupiter, había el Foro Romano cruzado por la Via Sacra, que pasa por el Arco de Constantino (e), el Arco de Tito (f) y la Basílica de Constantino (g).
- Más allá estaban el Arco de Septimio Severo (h) y el vasto Foro de Trajano (i).
-----------------------Calles de Roma-----------------------
En las calles de Roma
Roma no se contentaba con ofrecer a la admiración de sus visitantes el majestuoso espectáculo de su grandeza. Centro del Imperio, una muchedumbre variopinta y pintoresca se apretujaba en sus calles.
La doble realidad de la ciudad no era su menor atractivo: A los pies del ordenado conjunto de monumentos, las calles tortuosas y estrechas presentaban el aspecto heteróclito de una ciudad oriental: Asnos que arrastraban carretas tambaleantes junto a pesados carros tirados por bueyes.
En las tabernas se reponían los marineros, y pequeños albergues ofrecían a los peregrinos frescor, descanso y manjares variados (pan y queso o apetitosos guisados).
Los indigentes, numerosos en la ciudad, no podían aspirar a tales gollerías, siendo su principal recurso
el trigo distribuido gratuitamente por la annona, una organización que aseguraba el aprovisionamiento de la ciudad, necesario a causa de la regresión del cultivo de los cereales en Italia desde finales de la República.
El trigo era transportado desde las diversas provincias y vendido en Roma a precios fijos, o repartido entre los ciudadanos más pobres.
Los más afortunados podían degustar ostras, gallinas con espárragos, chuletas de cabrito, jabalí, y pato silvestre. Los pasteles de pollo acompañaban a las tetillas de cerda, al natural o en ragú, siendo regados estos manjares con vinos de Samos, de Falerno o de Masica.
Los distintos platos eran expuestos a la vista de los transeúntes, en las muchas pequeñas tabernas que bordeaban las calles.
Y para los aristócratas, los comerciantes exhibían espejos, marfiles delicadamente labrados, orfebrería y perfumes.
Las costureras elaboraban valiosas túnicas para las damas; los zapateros trabajaban el cuero con destreza, siendo los tacones muy apreciados por las damas. Había también mercaderes de pieles, que las hacían llegar de la Galia o de Germania.
En cuanto a las joyas, ocupaban un lugar importante en la artesanía. Las patricias sentían pasión por los adornos deslumbrantes y sus esposos amaban las piedras preciosas.
Tiberio había intentado poner freno a estos excesos, pero tuvo que renunciar, porque la supresión del comercio de lujo hubiera amenazado con precipitar a Roma en una crisis económica.
Apenas puede hablarse de una industria romana: Las grandes empresas habrían arruinado a los artesanos, y ya las masas ciudadanas contaban con numerosos parados.
-----------------------Baños y circo-----------------------
Cuidarse, alimentarse, divertirse
El gran señor romano se levantaba hacia las siete y su primera ocupación consistía en recibir a sus clientes, es decir, a hombres que no poseían ninguna riqueza personal y que se unían al séquito de un noble y rico patrón del que esperaban ayuda y protección.
Después, el patricio desayunaba sobriamente y visitaba a sus amigos, siendo ésta una de las obligaciones más rigurosamente observadas en la vida social romana. Por último, podía ocuparse de sus asuntos personales.
La gente de condición modesta trabajaba hasta el mediodía y volvía a la tarea después de una ligera comida. Pero todos, tarde o temprano, se encontraban en los baños.
Nadie en al antigüedad pudo jactarse de una higiene corporal tan refinada como la del pueblo romano. Cada palacio tenía su baño particular, pero existían más de 1.000 baños públicos a disposición de la gente sencilla, y podían acoger a 1.000 personas a la vez.
Las termas poseían palestras, piscinas con agua templada, caliente e hirviendo, salas de descanso, y finalmente, restaurantes, donde los romanos, blandamente reclinados, degustaban alimentos pesados y muy picantes; pero consumían más todavía en el curso de los banquetes que daban con mucha frecuencia.
Comenzaban a las cuatro de la tarda y a veces se prolongaban hasta la mañana del día siguiente. Las mesas estaban adornados con flores y el ambiente saturado de perfumes.
Los manjares, servidos por esclavos, eran exóticos y raros. Muy frecuentemente, estas comidas terminaban en orgías: El anfitrión ofrecía a su invitados eméticos que permitían comenzar de nuevo a comer después de haber vomitado.
Estas eran las ocupaciones de los ricos, pero las autoridades de la ciudad tenían que proporcionar distracciones a la inmensa masa de ciudadanos.
Los juegos se hicieron indispensables para todos lo súbditos del Imperio. El público desertaba cada vez más del teatro. Sólo le atraían las pantomimas vulgares.
El circo, por el contrario, era su lugar de reunión favorito; casi todos los días, una inmensa masa de desocupados se dirigía hacia el Circo Máximo con sus 260.000 localidades, o hacia el Coliseo que disponía de 50.000.
Las carreras de carros, al galope o al trote, eran objeto de apuestas apasionadas. Los jinetes vestían casacas con los colores de sus cuadras. A veces los carros chocaban, y hombre y caballos caían en informe montón, siendo aplastados por los que iban detrás.
Pero los números más esperados eran los combates entre animales feroces, entre un animal feroz y un hombre, o entre hombre y hombre.
Cuando Tito inauguró el Coliseo, los romanos enloquecidos vieron sobre la arena (que se podía transformar a voluntad en desierto o en bosque tropical) cerca de 10.000 animales, algunos de los cuales desconocían por completo: Elefantes, tigres, leopardos, hienas, jirafas, linces, etc. Al final de la sesión después de los furiosos combates, sólo sobrevivía la mitad de las fieras.
Después venían los combates de los gladiadores. Al principio eran entre condenados a muerte, pero cuando había escasez de ellos, los tribunales condenaban a la pena capital incluso a los que habían cometido pequeñas faltas, ya que Roma no podía prescindir de su espectáculo favorito.
Había también voluntarios que frecuentaban las escuelas para gladiadores. Los combatientes desfilaban en primer lugar ante el palco del emperador, a quien saludaban con el célebre grito Morituri te salutant: Los que van a morir te saludan.
Los adversarios eran elegidos por sorteo y comenzaban las apuestas: Unos se inclinaban por el sabino (armado con una simple espada romana o corta); otros por el reciario, que para defenderse sólo disponía de un red y un tridente; otros pensaban que la posibilidad del tracio de sable corto era mayor que la del galo o el mirmillón, que se batían con la ayuda de machete.
Cuando un gladiador era herido, tendía la mano hacia la tribuna donde se encontraba el editor, es decir, el que ofrecía los juegos. Si éste colocaba el dedo pulgar hacia abajo, el herido tenía que morir, y la multitud exultaba. En el caso contrario, el combatiente era sacado de la arena y curado. El gladiador debía saber morir con sonriente indiferencia.
Si resultaba vencedor, podía convertirse en ídolo de las masas: Los poetas le dedicaban sus cantos, los ediles sus calles, las mujeres sus encantos.
Los censores más severos, tales como Juvenal, Tácito, Plinio, no encontraron nada para alegar contra estas matanzas: La sangre vertida era sangre "vil", y los juegos estaban dotados de un valor educativo que acostumbraba al espectador a despreciar estoicamente la muerte. Solamente Séneca, que fue una sola vez al circo, volvió espantado:
El hombre -escribió-, lo más sagrado para el hombre, es asesinado aquí por deporte y diversión.
------------------Provincias y territorios------------------
Territorios imperiales y territorios de Roma
¿Escucha, oh hermosa reina de un mundo que te pertenece, oh Roma, admitida entre los astros del cielo! ¡Escucha, oh madre de los hombre, madre de los dioses!
Así se expresaba, en el siglo IV, el galo Rutilio Namaciano. Y no se trataba de una interesada adulación por parte de un vasallo atónito.
En efecto, aunque numerosos emperadores habían muerto degollados, estrangulados o envenenados, aunque magistrados y emperadores habían sido perseguidos sin tregua con proscripciones y exilios, aunque la mima capital había sido testigo del encuentro de bandos enemigos, la gran mayoría de los habitantes del Imperio gozaba de los inapreciables privilegios de la seguridad en las fronteras y de la calma en el interior.
Y, para todos los pueblos, la Urbe ejercía el papel de educadora: Era, reproduciendo una expresión de Plinio el Viejo, "maestra y discípula al mismo tiempo de todas las naciones".
La pax romana quería proteger la civilización a la cual Roma pertenecía: Había recogido la herencia de Grecia, de Oriente, de Cartago; mezcladas con su propio genio, cada una de estas civilizaciones habría de extenderse por la cuenca mediterránea y por Europa.
Roma infundió su amor por el orden, su pasión por la unidad. A cada pueblo conquistado le enseñó lo que era el concepto de Estado, dándoles el ejemplo de una organización de la cual conservarían la nostalgia. Tanto con su administración como con su lengua, Roma le imprimiría un carácter que ya no se borraría.
Así, la paz romana reinaba en las provincias, no sólo cuando en la capital reinaban príncipes prudentes, como los Antoninos, sino también cuando la hacían los más insensatos, como Calígula o Cómodo.
Las bases de la buena administración que permitió esta estabilidad habían sido puestas por Augusto cuando, en el año 27 a. de J.C., distinguió las provincias senatoriales, administradas por magistrados provistos de un mandato del Senado, y las provincias imperiales, gobernadas por el emperador, el cual se hacía representar por lugartenientes o legados elegidos por él mismo.
Algunos territorios lejanos y turbulentos, como por ejemplo Judea, estaban sometidos a la autoridad de los procuradores que recibían directamente su poder del emperador.
En cada provincia romana, una asamblea compuesta por representantes de las ciudades más importantes, ejercía un cierto control sobre la administración de los gobernadores. Enviaba delegaciones al emperador y llegaría en su impulso hasta intentar procesar a los legados imperiales.
Sin embargo, reclutados sus componentes entre una burguesía muy afecta a Roma, las asambleas provinciales eran, más que portavoces de reivindicaciones, instrumentos de propaganda romana.
Mientras que bajo la República eran frecuentes los abusos de poder por parte de gobernadores sometidos a un control poco eficaz, el Imperio vigilaba a sus funcionarios de una manera más activa.
Estas asambleas se contentaban con regular, dentro de sus territorios, los diferentes intereses de las ciudad, con atender las quejas contra los magistrados locales y con garantizar los privilegios comerciales y jurídicos de sus conciudadanos.
El ejército tenía una misión poco importante; solamente las provincias imperiales estaban dotadas de numerosos contigentes, por estar situadas cerca de las fronteras o hallarse insuficientemente pacificadas.
Y Roma conoció muy pocas rebeliones nacionales. En general, reinaba una paz profunda; los gobernadores, apoyados en el prestigio de Roma, se contentaban con vigilar la vida de su provincia.
------------------------Las ciudades------------------------
Las ciudades del Imperio
Para los romanos, la realidad fundamental de la vida política era la ciudad, y el Imperio no era otra cosa que una federación de ciudades.
En principio, Roma, al entrar en conflicto con sus hermanas de Italia, se encontró frente a ciudades libres como ella misma, cada una de las cuales tenía su propia administración, su ejército y sus leyes.
En vez de aniquilarlas, se las compuso para hacerlas sus aliadas, y los casos de destrucción, como Alba Longa o, posteriormente, Cartago, son muy raros.
En general, Roma firmaba un tratado de alianza con las ciudades conquistadas, y éstas conservaban una amplia autonomía, asegurada a veces por la protección de su vencedora en caso de peligro.
Esto fue lo que ocurrió por lo que refiere a Grecia, donde los conquistadores se apresuraron a proclamar la "liberación" de Atenas, de Esparta... En efecto, mientras que los reyes de Macedonia se habían limitado sencillamente a anexionarse las antigua ciudades, los romanos permitieron que cada ciudad conservara sus
propias leyes.
En Oriente, donde la vida de la ciudad se aproximaba a la organización de la propia capital, la conquista romana aportó pocos cambios. Alejandría, Antioquía, Efeso, etc., siguieron ejerciendo como antes la influencia debida a su riqueza y a la actividad intelectual cuyo centro constituían.
La situación era muy distinta en Occidente, donde en tiempos de la conquista sólo existían modestas aldeas. Pero, rápidamente, en la Galia, en Hispania y en Britania se formaron ciudades que recordaban la
ciudad romana.
A veces, los reyes indígenas tomaban la iniciativa de estas funciones para modernizar sus reinos; este fue el caso de Juba, rey de Mauritania, que cubrió su país de centros urbanos, el más célebre de los cuales fue Volubilis.
También los ciudadanos romanos establecidos en las tierras conquistadas pusieron las bases de aglomeraciones urbanas que recordaban las de su tierra natal.
Muy pronto, estas ciudades recuperaron su atraso: En la Galia, por ejemplo, bajo los Antoninos, se diferenciaban ya poco de las de las provincias orientales, y sólo hicieron falta una o dos generaciones para que estas aglomeraciones urbanas alojaran una población numerosa y fuesen centros de vida social y económica.
Estos centros se convirtieron en los instrumentos por excelencia de la dominación; al principio, porque impusieron a los ojos de todos los modelos arquitectónicos directamente inspirados en las normas romanas que introducían en tierra extranjera el gusto y el espíritu latinos; y después, porque fueron los lugares de encuentro e integración de elementos de población llegados a una fase evolutiva diferente.
Fueron los centros de todas las emulaciones, de todo progreso político y social. El autóctono que contemplaba al colono medía el camino que le quedaba por recorrer para llegar al nivel de su ideal.
Los estudios se perfeccionaban después en Roma, que modelaba a dichos autóctonos para que los particularismo se atenuaran y para que los ciudadanos de las provincias ejercieran sobre sus compatriotas de las zonas rurales una primacía comparable a la de los romanos sobre los demás habitantes del Imperio.
Un ejemplo: París romano
La calle que nos lleva a través del Sena hasta el centro de la isla en la que se levanta Notre Dame, y que más al Sur sube en pendiente con el nombre de Rue St. Jaques, es el "cardo" romano, que cruzaba de Norte a Sur la Lutetia Parisiorum y la isla era el núcleo a partir del cual creció la ciudad romana.
- Al extenderse por la margen sur, colinas arriba, para librarse de la zona pantanosa del río, se construyó un foro (a) en el lugar donde ahora la rue Soufflot se cruza con la rue St. Jaques.
- Las Termas del Foro (b) estaban tocando a la actual estación del metro de Luxemburgo.
- Había dos termas más: Bajo el College de France (c), y las Termas de Cluny (d), estas últimas con un imponente vestíbulo central construido sobre subterraneos, con un frigidarium en una alcoba y otras estancias caldeadas a distintas temperaturas.
Se conservan algunas ménsulas de los ángulos de bóveda que representan proas de barcos cargados de armas.
- Un anfiteatro (e), parcialmente restaurado estaba al Este, y proporcionaba a la vez espectáculos escénicos y luchas de fieras.
--------------------La ingeniería romana--------------------
Las carreteras romanas
Cincuentra y tres mil millas de carreteras mantenían unido el Imperio romano.
Administradas por el Estado, las carreteras contaban con posadas a intervalos regulares, así como con paraderos donde se podían cambiar los caballos y reparar los vehículos.
Las calzadas romanas establecieron siempre nuevos trazados (muchos de ellos todavía usados por las nuevas carreteras), prescindiendo de los caminos preexistentes, salvo en algunos casos cerca de la misma Roma.
Su derechura se ha hecho proverbial. Los ejércitos podían marchar de un lado a otro del Imperio con una velocidad que ni Alejandro Magno pudo haber soñado. "Todos los caminos conducen a Roma".
En cada milla los romanos colocaban una piedra miliar, de unos 2,5 m. de altura.
En la época republicana las piedras miliares indicaban solamente las distancias; más tarde, llevarían el título del emperador que ordenó su construccion.
El sistema de empedrado variaba según el suelo y el terreno. Con frequencia se extendia sobre un cimiento apisonado de grava o pedernal ligado por arena o cascajo. En las ciudades las calzadas estaban compuestas por losas planas; en otras partes también podían consistir en toscas piedras, colocadas irregularmente.
A través de los ríos y gargantas los caminos cruzaban sobre puentes, muchos de ellos todavía en uso dos mil años después de su construcción. Arco romano de carga.
- Los acueductos romanos
La ingeniería romana culminó en los grandes acueductos que llevaban agua a las ciudades, a menudo desde colinas situadas a más de 50 kilómetros de distancia.
- Los anfiteatros romanos
Los romanos construyeron infinidad de anfiteatros, lugar de encuentro entre la plebe y los gobernantes.
Normalmente de forma oval, con gradas a su alrededor, en los mismos los principales espectáculos eran la lucha de gladiadores y el combate con fieras.
----------------Las clases sociales en Roma----------------
Las clases sociales
Cuando las tribus de pastores nómadas se instalan en el monte Palatino son, seguramente, algunos centenares. Pero, bajo el Alto Imperio, Roma contará con una población de un millón de habitantes (cifras extremas propuestas: entre 500.000 y 1.600.000). Es evidente que la estructura de la sociedad romana varió al mismo tiempo que la ciudad; por ello es necesario estudiarla en su evolución histórica.
Demografía
Todo el Imperio romano quizá contaba con unos cincuenta millones de habitantes (número muy vago, que sólo es una apreciación cuantitativa). Durante mucho tiempo se distinguieron los ciudadanos romanos (es decir, los que tenían el derecho de ciudadanía) de los que no eran ciudadanos romanos: los extranjeros o peregrinos, y los bárbaros.
Desde 212 d. de J.C. (Edicto de Caracalla), la ciudadanía romana se hace extensiva a todos los hombres libres del Imperio.
Junto a los hombres libres se encuentra la enorme masa de esclavos y los antiguos esclavos liberados, los libertos. Todos estos individuos viven y trabajan en Roma o en las provincias del Imperio.
Los eruditos contemporáneos han intentado penetrar en los caracteres de la demografía romana apoyándose en los descubrimientos de la arqueología (estelas funerarias, inscripciones, etcétera).
El húngaro Szilagyi ha tratado de calcular la duración media de la vida de un romano en función de su profesión; he aquí algunos resultados extraídos de sus apreciaciones:
Los cálculos de Szilagyi nos enseñan, además, que las mujeres, por lo general, vivían menos años que los hombres, y que la longevidad era sensiblemente más importante en el campo que en las ciudades (en particular, en Roma).
Las estructuras sociales primitivas: "gens" tribu, curia
Los pastores nómadas indoeuropeos estaban divididos en clanes (gens), análogos al genos de los aqueos. El jefe de la gens era el familiar varón más viejo, el pater.
La gens no sólo comprendía a todos los miembros de una misma familia (con las ramas colaterales de sobrinos, hijos de sobrinos, etc.), sino también a personas extrañas a la gens, que eran llamados clientes. El lazo que unía a cada cliente con el pater se llamaba la fides ("fe", acto de confianza recíproca).
Los primitivos clanes romanos formaban tres tribus: los Ticienses, los Ramnes y los Luceres. Cada tribu se dividía en curias, que podían equipar a 100 guerreros. Cada una de ellas estaba representada por diez patres en la asamblea del pueblo.
Había, pues, en total, 300 patres (los patres conscripti o senadores) y un "ejército" virtual de 3.000 hombres (más 3 escuadrones de 30 jinetes, un escuadrón por tribu).
Los padres conscriptos elegían un jefe: el rex (rey), cuya insignia era la lanza (hasta). Los padres formaban la clase de los patricios. Esta clase se opuso a los que ya ocupaban el terreno antes de la llegada de los colonos nómadas y que instalados, sin duda, primitivamente en el monte Aventino, constituían la clase de los plebeyos.
Estos últimos estaban en inferioridad política y social, ya que las asambleas del pueblo (los comicios) sólo agrupaban a las curias (llamadas comicios curiados).
Bajo la dominación etrusca, Roma se convirtió en una ciudad rica y floreciente. El rey Servio Tulio, según la tradición, fue el refundidor de un sistema social caracterizado por una doble división:
- División de la ciudad en cuatro barrios, las tribus territoriales, el pertenecer a una tribu no dependía del nacimiento, sino del lugar donde se habitaba.
- División de los ciudadanos (patricios o plebeyos) en cinco clases, según su fortuna (al principio, los patricios, que eran los más ricos, sin duda, constituían la primera clase; pero más tarde también se incluía en ella a numerosos plebeyos).
En el siglo III a. de J.C., después de los progresos políticos realizados por la plebe, el número de tribus ha llegado a 35. A las cinco clases corresponden grupos de 100 hombres, las centurias (hay, en total, 193).
Al principio, parece ser que se trataba de un grupo de 100 guerreros; en la época en que nos situamos, son grupos electorales (cada centuria cuenta por una voz). La representación electoral es favorable a la primera clase (la más rica), como lo demuestra la división siguiente:
Primera clase
18 centurias ecuestres (orden de los caballeros)
70 centurias comunes
Segunda, tercera, cuarta y quinta clases
100 centurias
Artesanos, músicos, etc.
4 centurias
Proletarios
1 centuria
Total 193 centurias
En el siglo II, después de la desaparición de la clase media, sólo quedan en Roma dos clases: los ricos (senadores y caballeros) y los pobres. Bajo el Imperio, el orden senatorial comprende, no sólo elementos salidos de la antigua nobleza, sino también hombres nuevos, hasta entonces apartados de la vida política y de las magistraturas. La ley distingue a las personalidades importantes (honestiones) de la gente sencilla (humiliores).
División de la clase acomodada
- El orden senatorial integraba a los propietarios rurales, a los hombres llegados de las provincias y a los caballeros (lo que es nuevo: bajo la república estaba prohibida cualquier actividad comercial a los senadores y a los magistrados, y los caballeros constituían, como ya se sabe, una clase de comerciantes).
La nobilitas desapareció, en provecho de los recién llegados, que no tenían tradición política y que estaban completamente entregados al régimen imperial (era necesaria una fortuna mínima de un millón de sestercios para pertenecer al orden senatorial).
- El orden ecuestre alcanzó su apogeo bajo el Imperio. Sus filas se abrieron a los recién llegados, y resulta difícil precisar cómo está compuesta esta clase: Existen los que llevan el anillo de oro, insignia de su poder, y que tienen derecho a un caballo público; la burguesía municipal, los publicanos encargados de las funciones administrativas y de recuperar los denarios del Estado, como sus homólogos al final del Imperio, y los conductores.
En conjunto, es una clase de gente enriquecida, sin prejuicios políticos y dispuesta a sostener la política de los emperadores (se necesitaba una fortuna mínima de 400.000 sestercios para pertenecer al orden ecuestre).
- En las provincias, aquellos cuya fortuna llegaba a 50.000 sestercios formaban el orden de los decuriones. Era el orden de los pequeños advenedizos de provincias, de los artesanos acomodados, de los militares que habían acumulado un peculio, etcétera.
Bajo Imperio
Asistimos a un gran cambio de la sociedad romana, ya presentido en la época clásica. Junto a los senadores, a los caballeros y a los decuriones, figuran innumerables funcionarios militares o civiles que aumentan las filas de los favorecidos por la fortuna.
Cuando el cristianismo se desarrolla, surge un nuevo cambio social, que será luego conservado por los bárbaros y que marca el punto de partida de la sociedad medieval.
La sociedad romana tiende a dividirse en categorías profesionales, en castas más o menos jerarquizadas: las funciones se hacen hereditarias (se es panadero de padre a hijo, mercader de padre a hijo, etc.). En esta época aparece una importante clase, constituida por hombres dedicados a la actividad agrícola: Los colonos.
No son esclavos, sino individuos que gozan de ciertos derechos civiles, aunque están sometidos a una restricción capital: el colono está vinculado a la tierra que cultiva; no puede dejarla, ni romper el contrato de colonat, que lo liga al propietario; es servus terrae (siervo de la gleba; es decir, esclavo de la tierra que cultiva).
Estos colonos prefiguran a los siervos de la Edad Media.
---------------------Ciudadanos romanos---------------------
La ciudadanía romana: El edicto de Caracalla
La élite provincial no se contentaba con su influencia restringida y limitada a su tierra natal.
Bajo el Imperio, el derecho de ciudadanía romana era concedido cada vez más frecuentemente, por lo que dicha élite fue tomando poco a poco el puesto del patriciado en la capital.
En el año 40 a. de J.C., un hispano fue elegido cónsul, y, cinco años después, le correspondió el turno a un galo de Narbona.
Pero el Senado romano se mostraba reacio a acoger entre sus miembros a los notables de la Galia, siendo necesario todo el ardor del emperador Claudio, en un célebre discurso que se conserva en la Tabla claudiana de Lyon, para convencerlo.
Después llegó el turno de las demás provincias y, al final de la dinastía de los Antoninos, solamente Egipto no había dado aún grandes magistrados a Roma.
Al comienzo, la aristocracia provincial era la privilegiada frente a las demás clases sociales, pero esta costumbre se modificó con Vespasino, quien procedía de una modesta burguesía. Algunos caballeros entraron en el Senado, y hubo una amplia convocatoria a la burguesía municipal de Occidente.
En Oriente, las susceptibilidades fueron más difíciles de superar: La sociedad, orgullosa de su antigua civilización, se oponía al uso de la lengua latina y despreciaba a los conquistadores, a los que consideraba bárbaros.
Sin embargo, estas dificultades se atenuaron poco a poco y, a partir de Adriano, el orden ecuestre fue expresión de todo el mundo romano.
En el año 212 quedó suprimida toda diferencia entre los diversos ciudadanos: El edicto de Caracalla concedió el rango de ciudadanos romanos a todos los habitantes del Imperio, a excepción de algunos libertos y de los bárbaros establecidos en el interior de las fronteras.
Fue el resultado de una lenta evolución que atestigua la profunda unidad alcanzada por el mundo romano.
------------------Ciudadanos pero súbditos------------------
Ciudadanía, si, pero menos
Aunque los romanos victoriosos hicieron participar a los pueblos sometidos de los beneficios de la paz y de una sabia administración, no estaban desprovistos sin embargo de un cierto desprecio hacia ellos.
El gusto por la vida fácil conquistaba estratos sociales cada vez más amplios y el medio más simple para enriquecerse consistía en explotar a aquellos a quienes el derecho de guerra dejaba a merced de los vencedores.
A partir de las conquistas mediterráneas, durante la República, los romanos se apoderaron del oro, de los objetos de arte y de los artículos manufacturados de las tierras sometidas; poco a poco fueron afluyendo a la ciudad todas estas riquezas e Italia recogió así los capitales esparcidos hasta entonces por el mundo helenístico.
Se trataba del botín traído por los generales, de indemnizaciones impuestas a los vencidos y, después, de los impuestos ordinarios. Por otra parte, las sociedades privadas actuaban al resguardo del poderío de Roma, comprando a bajo precio, especulando en beneficio propio y en perjuicio de los países sometidos.
Oriente, que había alcanzado un alto grado de evolución económica, sufrió más que nadie de esta extracción de riqueza. Oprimidos por las tasas y exacciones, mientras que su clientela local se reducía por la ruina de los aristócratas indígenas, numerosos productores orientales se declararon en quiebra. Occidente, más atrasado, se vio menos afectado.
Así, Roma revalorizó algunas regiones, introduciendo en ellas capitales y técnicos, y aunque sus hombre de negocios se reservaron la mayor parte de los beneficios, estas comarcas comenzaron a tener un peso en la economía de la Antigüedad.
En la agricultura, sin embargo, los progresos fueron poco espectaculares. En su conjunto, por ejemplo, las roturaciones fueron raras, puesto que la pasión de los aristócratas por la caza se oponía a ello.
También hubo pocas obras de drenaje, limitándose la irrigación a las regiones próximas a las fronteras, para asegurar el abastecimiento de las guarniciones.
Ninguna revolución agrícola radical fue provocada con nuevos cultivos, nuevos métodos o nuevas máquinas. Y aunque los campos rindieron más, fue solamente gracias a la seguridad alcanzada y a la mejora de los transportes, así como al desarrollo de las ciudades, que multiplicaron la demanda en las zonas próximas.
Ciertamente, los romanos difundieron el cultivo de la vid, del castaño y de los árboles frutales, como melocotoneros y albaricoqueros, pero esto no bastaba para alejar el espectro del hambre, consecuencia de la escasez crónica de cereales.
Las más afectadas fueron las regiones orientales del Imperio, donde la cosecha dependía de las eventualidades del clima y que no podían ya abastecerse en las fuentes de aprovisionamiento a las que recurrían antes: Roma, en efecto, se reservaba las exportaciones de Egipto, que en otro tiempo sirvió de granero a toda el Asia helenística.
Termas de Caracalla: Reconstrucción ideal desde los restos actuales.
---------------------La familia romana---------------------
La familia romana
Es la célula social por excelencia, fundada en las creencias religiosas (culto de los dioses manes).
Inicialmente, se confunde con la "gens". La autoridad absoluta pertenece al jefe de la familia, el pater familias.
Este poder se llama patria potestas y no tiene límite, ya que el padre de familia tiene derecho de vida y muerte sobre todos los miembros de la familia, incluyendo a algunos "clientes" y a los esclavos.
El matrimonio es, en general, religioso (consiste en hacer adoptar a la esposa la religión familiar del marido). Pero existe también una forma no religiosa, que se efectúa mediante la compra de la esposa (la coemptio).
La esposa del pater familias, la matrona, no tiene ningún derecho; está íntegramente sometida a la autoridad del marido y, a la muerte de éste, a la del hijo mayor.
El hijo lleva el apellido de familia de su padre (nomen); se le da, además, un nombre (praenomen) y un sobrenombre (cognomen). El sobrenombre suele tener un carácter hereditario. Por ejemplo, el orador y político Cicerón, se llamaba Marco (nombre) Tulio (apellido) Cicerón (sobrenombre).
En el caso de que el niño sea adoptado (trámite muy frecuente en Roma cuando no se tenían hijos) se le añade un sobrenombre suplementario, que recuerda generalmente a la familia de la cual procede.
La mayoría de edad civil se consigue a los 17 años; el joven, entonces, viste la toga blanca de los adultos (llamada toga virilis), pero sigue sometido a la autoridad paterna.
------------------Roma y la vida material------------------
La vida material
Tras las guerras púnicas, la vida romana evoluciona hacia el lujo y la comodidad. Los ricos se hacen construir lujosas viviendas (en Roma y provincias), y se alzan verdaderas ciudades de veraneo (p.e., Pompeya). El arte gastronómico (refinamiento y glotonería a la vez) progresa enormemente.
Las comidas se multiplican: Desayuno, primer almuerzo (prandium), almuerzo propiamente dicho (coena), cena y, a veces, una segunda cena. Los banquetes degeneran frecuentemente en orgías.
Pero estos excesos sólo atañen a los que son capaces de asumirlos; es decir, a los ricos. También hay en Roma una enorme masa de gente sencilla, de artesanos y de proletarios, que vive con una modestia rayana en la miseria.
Sin embargo, no parece que su suerte les subleve: conservan el orgullo de ser ciudadanos romanos (las verdaderas sublevaciones han sido, en general, obra de los esclavos).
Los humiliores se ganan la vida enrolándose en el ejército, dedicándose al pequeño comercio (la Roma imperial es una ciudad de pequeños tenderos) u ocupando funciones subalternas en la administración.
Puestos o paradas en un mercado romano.
Este pueblo se divierte en los juegos que le proporcionan -a menudo por demagogia- los emperadores (en Roma hay una fiesta cada dos días, como promedio).
No es el teatro -que casi se limita a farsas groseras y a pantomimas- lo que más atrae a los romanos, sino el circo, donde tienen lugar las carreras de carros, manifestaciones precursoras de las competiciones hípicas contemporáneas.
Existe un sistema de apuestas donde algunas veces se juegan verdaderas fortunas, y los aficionados romanos -igual que los actuales- siguen con apasionamiento el historial de los aurigas, la edad de los caballos, las marcas batidas por éstos, etc. Algunos aurigas son verdaderas "vedettes" que se cotizan a un precio de oro.
Es preciso citar, finalmente, los juegos de anfiteatro (no confundirlo con el circo), donde se celebran los combates de gladiadores, que son preparados en escuelas especiales con una disciplina muy severa.
Sin embargo, el éxito que tienen estos combates sangrientos y homicidas no debe ser considerado como un signo de "barbarie". Los romanos van a ver morir a los hombres de igual modo que algunos contemplan hoy la "suerte de matar" en las corridas de toros.
En resumen, la sociedad romana tradicional, con el lujo de unos y la apatía y la pobreza de otros, parece haber merecido el apóstrofe irónico y despectivo de Juvenal:
Los romanos, que antes ostentaban el poder, que distribuían las fasces, las legiones y todos los honores, descansan ahora, y su inquietud sólo pide dos cosas: pan y circo (panem et circenses).
--------------------Roma y los esclavos--------------------
Los esclavos
En resumen, la sociedad romana parece haber sido una sociedad abierta. Al final del Alto Imperio (y, sobre todo, en el Bajo Imperio), la promoción social es, en conjunto, cosa corriente. La política imperial que consiste en utilizar hombres nuevos, permite que sea mucho mayor el número de individuos que alcanza el bienestar y los honores.
Asimismo, políticamente, la extensión del derecho de ciudadanía, concedido poco a poco a todos los ciudadanos del Imperio romano, es signo de la transformación constante de esta sociedad que, especialmente en la época republicana, había quedado estancada. Sin embargo, siempre existió en Roma y en las provincias un proletariado desdichado y poco protegido, constituido por pequeños campesinos arruinados y por esclavos.
Algunos historiadores marxistas contemporáneos consideran que el sistema de esclavitud es la base del progreso del Estado romano, puesto que favorece una economía de grandes propiedades (es decir, de aquellos que poseen una villa y una propiedad rústica importante). Los esclavos, poco numerosos al comenzar la historia romana, afluyen a medida que aumentan las conquistas.
Esclavos domésticos (artesanos, servidores, secretarios, músicos, etc.) y esclavos rurales (obreros agrícolas) no tienen ningún derecho en los primeros tiempos de Roma; sólo son cosas, que se compran y se venden en los mercados, seres sobre los cuales el dueño tiene derecho de vida y muerte.
La suerte de los esclavos depende del carácter de su amo, que puede suavizar su condición, e incluso liberarlos de su esclavitud.
Pero, en general, es una condición miserable que, en ciertos períodos de crisis, es punto de partida de sublevaciones brutales y violentas (las guerras de los siervos). Más tarde, el poder del dueño sobre el esclavo (la dominica potestas), es limitada; la ley Petronia (19 d. de J.C.) prohíbe entregar un esclavo a las fieras en los juegos circenses, salvo si antes ha sido considerado culpable de alguna falta. Antonino Pío prohíbe al dueño dar muerte a sus esclavos "sin motivo" (!).
Pero la condición jurídica del esclavo continúa siendo casi inexistente: no puede plantear un litigio y sus actos son -desde el punto de vista del derecho civil- actos nulos. Por ejemplo, la unión de un esclavo con una esclava no se considera matrimonio (sin embargo, en el Bajo Imperio esta unión -aunque no reconocida jurídicamente- tiene una cierta eficacia de hecho: los hijos ya no son separados de su madre en caso de que ésta sea vendida).
Sin embargo, no se puede hablar de esclavitud en Roma: para ello sería necesario demostrar que lo esencial de la riqueza romana era debido al trabajo de los esclavos. Ahora bien, es indudable que, en vísperas del Imperio, había en la Península Itálica unos 4.000.000 de esclavos por 10.000.000 de hombres libres.
El ritmo de las manumisiones va aumentando durante los dos primeros siglos. No porque el mundo romano se "humanice", sino porque los dueños, e incluso el Estado comprueban que un liberto es más "rentable" que un obrero esclavo: El mundo romano es más un mundo de libertos que de esclavos.
----------------Crisis económicas y sociales----------------
Crisis económicas y sociales
La historia de Roma es una historia agitada, de la que sólo suelen destacarse los aspectos político y militar.
El poderío romano que, después de las guerras púnicas, ya no tuvo rival en el mundo mediterráneo no supo librarse de las crisis económicas y sociales.
Las causas principales de estas crisis conciernen, en primer lugar, a la situación de los plebeyos en conflicto con los patricios sobre la utilización del suelo y, después, a la dramática situación de los esclavos.
Pero no hay que olvidar que, aparte de estas grandes revueltas, la vida económica y social de Roma experimentó numerosas fluctuaciones.
Resúmen de algunas de las crisis por las que atravesó Roma
- 493 a. de J.C.
Conflicto entre los plebeyos, agricultores que reclamaban pastos cercados, y los patricios, criadores de ganado que pretendían pastos públicos (ager publicus).
Los plebeyos se habían endeudado para poner de nuevo en condiciones sus campos, devastados por las guerras, y al no poder reembolsar a sus acreedores estaban expuestos a la esclavitud.
Secesión de los plebeyos, quienes desertaron del ejército, se retiraron al monte Aventino y decidieron fundar una nueva ciudad, rival de Roma
Acuerdo de 493: las deudas de los plebeyos más pobres fueron abolidas y se crearon Tribunos de la plebe, personajes consagrados que defendían los derechos de los plebeyos.
- 218 a. de J.C.
Falta de dinero efectivo en relación con el inicio de la segunda guerra púnica.
Ley sobre la reducción de las deudas; sucesivas devaluaciones del as (unidad monetaria equivalente, al principio, a 1 libra de bronce), que quedó reducido a 1/6 de libra en 211 a. de J.C.
Ley que limitaba al lujo en las mujeres. Creación de los publicanos (ciudadanos privados que se encargaban de percibir las rentas públicas).
- 135-133 a. de J.C.
Excesos de un nuevo rico instalado en Sicilia, llamado Demófilo, con sus esclavos.
Efectos de una propaganda de caracter comunista e igualitario (quizá procedente de Oriente Medio) que llegó a casi todos los lugares de esclavos del Mediterráneo.
Rebelión capitaneada por dos esclavos: Eunoo (sirio) y Cleón (cilicio).
200.000 esclavos se rebelaron en Sicilia y durante dos años dominaron la isla, ayudados por los plebeyos de las ciudades, que encontraron en esta revuelta una ocasión para vengarse de los patricios.
Pacificación de Sicilia por el Concilio Rupilio en 133 antes de Jesucristo (en 103 estallaron en Campania y en Sicilia otras sublevaciones de siervos, que fueron reprimidas.)
- 73 a. de J.C.
Rebelión de los gladiadores del Capua (un centenar de hombres al mando del tracio Espartaco y del galo Crixo).
Espartaco y Crixo arrastraron tras ellos a millares de esclavos y se adueñaron de Italia del sur. Espartaco consiguió vencer a cinco ejercitos romanos antes de ser aplastado por Craso, que mando crucificar a 6.000 esclavos en el camino de Capua a Roma (71). Pompeyo exterminó a los últimos fugitivos.
Aparición del "peligro proletario" y, quizás, agrupamiento de las fuerzas conservadoras que conducirían al cambio del régimen (el Imperio).
-----------------------La nueva Roma-----------------------
La moda griega
Después de finalizados el siglo II a. de J.C., Roma no tenía ya nada que ver con la austera aldea de los comienzos. El Foro se había enriquecido con templos, basílicas, columnatas.
Aunque los pobres continuaban hacinándose en casuchas de varios pisos, los ricos, en contacto con el lujo oriental, habían cambiado sus costumbres.
Vivían en casas con peristilo, añadiendo al atrio pórticos columnados sobre los cuales se abrían varios estancias: Dormitorios, comedores, salones, cuartos de baño, decoradas con pinturas, mientras que los suelos estaban cubiertos por mosaicos dorados o plateados. Los muebles adoptaron formas elegantes y ya no eran simplemente funcionales; estatuas y objetos decorativos embellecían los fastuosos interiores.
Este lujo se manifestaba también en los vestidos y en el refinamiento de la cocina, quedando ya lejos el tiempo de la frugalidad. Ahora, reclinados los comensales en blandos cojines, se saboreaban platos complicados, mientras bailarinas medio desnudas entrelazaban danzas, o los poetas recitaban versos y declamaban epopeyas.
En efecto, Roma, despertando a la afabilidad de vivir, se aficionó a la literatura. El poeta cómico Plauto se inspiró en los modelos griegos, como Terencio, esclavo cartaginés liberado por la familia de los Escipiones, que imitó las comedias satíricas, o Ennio, autor de la epopeya de los Anales, que era originario de la Magna Grecia (Lecce).
El refinamiento fue acompañado por un relajamiento de las costumbres ancestrales: La familia había perdido su antigua solidez. Las desavenencias familiares y los divorcios eran cada vez más numerosos, al tiempo que se debilitaba la autoridad del padre de familia (paterfamilias).
En el Panteón romano, donde se mezclaban dioses indoeuropeos, como Júpiter, con dioses etruscos, como Minerva, se añadieron las divinidades griegas, que fueron asimiladas a los dioses romanos, copiando y emparejando sus estatuas: Júpiter-Zeus, Juno-Hera, Marte-Ares, Venes-Afrodita, Diana-Artemisa, Vulcano-Hefaistos, Baco-Dionisos, etc.
En el año 186 a. de J.C., el Senado prohibió las orgías de las Bacanales, celebradas en honor del dios del vino. A la fría religión oficial, muchos romanos prefirieron los cultos greco-orientales, con sus ritos, sus misterios, sus borracheras místicas.
Los griegos habían invadido la ciudad, deportados o llegados espontáneamente. Eran criados, actores, cocineros, médicos, escultores, preceptores.
Catón intentó reaccionar gravando con fuertes impuestos los ricos vestidos y el lujo, y atacando a los "pequeños griegos", astutos y jactanciosos, llegando a prohibir las medicinas a su hijo porque la mayor parte de ellas procedía de Grecia.
El helenismo triunfó igualmente en Roma, que recogía la herencia de Pericles y de Alejandro. Y Roma difundirá en la Europa occidental semibárbara la civilización greco-romana.
--------------------Riqueza y corrupción--------------------
Corrupción generalizada
Otras transformaciones, aún más profundas, habían cambiado la sociedad. La vieja aristocracia terrateniente que controlaba el Senado quería conservar sus privilegios de casta.
Del 233 al 133 a. de J.C., seis familias notables ejercerían 71 consulados entre 200. Para acaparar las magistraturas se compraban los votos. El tradicional respeto por las leyes era escarnecido.
Escipión el Africano, vencedor de Aníbal, dio un mal ejemplo haciéndose elegir ilegalmente.
Acusado de apropiarse del dinero público, rechazó con desprecio justificarse, indignado de que le creasen molestias por cuatro millones de sestercios, cuando había aportado 200 millones con sus conquistas.
Los nobles se hacían elegir gobernadores de provincia (con el título de cónsul o de propretor) y robaban a sus administrados.
Puesto que una ley prohibía ser al mismo tiempo senador y hombre de negocios, numerosos ricos se dedicaron por entero al comercio, al tráfico financiero, o la industria. Estos fueron los caballeros (equites) que crearon el orden ecuestre junto al orden senatorial. Eran comerciantes y banqueros.
Los publicanos realizaban grandes obras para el estado, formaban sociedades que se encargaban (¡y con qué interés!) de la recaudación de impuestos en las provincias. Aunque las clases elevadas se habían aprovechado considerablemente de las conquistas, la clase media de los pequeños propietarios se encontraba arruinada.
Decenas de millares habían muerto en el campo de batalla. Los pocos que regresaron a casa después de largos años tuvieron que volver a poner en explotación sus campos, contrayendo deudas y convirtiéndose en esclavos si no las pagaban.
El trigo de Sicilia, Cerdeña y Africa provocó la baja del precio del trigo local, y los pequeños agricultores tuvieron que abandonar la lucha porque los más grandes tenían el dinero suficiente para prescindir de los cereales sustituyéndolos por la vid, los olivos y la cría de ganado.
Expulsados de sus campos, los campesinos arruinados llegaron a Roma para engrosar las filas de la plebe, buscaron trabajo, se convirtieron en clientes de los nobles.
La afluencia de miles de esclavos disminuyó las posibilidades de empleo. Los ricos los tenían por centenares (el precio de los hombres había disminuido mucho), les trataban duramente y, por las más pequeña falta, les maltrataban o les ajusticiaban. Tras los prodigiosos triunfos de las conquistas, se delineaba una grave crisis social.
Los pobres se levantarían contra los ricos y la plebe contra el Senado. Una verdadera revolución iba a conmover a Roma, iniciando la era de las guerras civiles y de las desigualdades.
A la cabeza de un partido, unos hombres ambiciosos, apoyándose en el Senado, en el pueblo, en las legiones, establecerían su poder.
---------------------LAS INSTITUCIONES---------------------
LAS INSTITUCIONES ROMANAS
Roma está lejos de haber sido constantemente idéntica a sí misma, también en este dominio.
Todas las instituciones evolucionaron, tanto por su perfeccionamiento debido a la práctica en el uso, como por el normal influjo de las diversas culturas con las que Roma entró en contacto al conquistarlas.
------------------Instituciones politicas------------------
Instituciones políticas
El Forum romano, visto desde dos perspectivas, era el centro vital de la vida política y social de Roma.
Antes de la dominación etrusca, las decisiones legislativas eran tomadas por la asamblea "aristocrática" de los comicios curiados (10 curias por tribu, 10 senadores por curia).
Los senadores son los "patres", los ancianos (senes), y suman alrededor de 300: eligen al rey aceptado por las curias, lo que confiere al monarca el doble derecho de mandar (imperium) y de interpretar los presagios (augurium).
Seguramente fueron los etruscos los que introdujeron la clasificación de ciudadanos según su fortuna (clasificación censataria) y las primeras magistraturas. Según el historiador italiano G. De Sanctis, después de los Tarquinos el rey fue reemplazado por un monarca anual (el praetor), asistido por dos consejeros, los cónsules (consules).
Sea como fuere, las "trescientas familias" que constituían la antigua aristocracia senatorial en virtud de su nacimiento pierden su preponderancia. La clase rica es la que gana, y el reparto censatario implica la creación, en 435 d. de J.C., de magistrados encargados de hacer el censo de los ciudadanos romanos: Los censores.
El poder se transfiere entonces de los comicios curiados a dos nuevas asambleas: los comicios tributos y los comicios centuriados.
¿Democracia o plutocracia?
La palabra república (res publica) significa: "La cosa del pueblo".
Como se verá, no es exactamente una democracia, porque el sistema electoral concede, prácticamente, el poder a la primera clase de ciudadanos, es decir, a la clase rica (en principio compuesta casi únicamente por patricios, y más tarde aumentada por plebeyos enriquecidos): La república romana es una plutocracia.
Por otra parte, no existe en Roma el sistema representativo (diputados); el pueblo entero vota en los comicios: la república romana ha sido una plutocracia directa.
-------------------Comicios y asembleas -------------------
Comicios y asambleas de la plebe en la sociedad romana
La elección de magistrados, la aceptación o el rechazo de las leyes propuestas por ellos, se hacen en los comicios.
Comicios curiados y comicios centuriados
Eran asambleas censatarias. Los ciudadanos, informados veinte días antes del proyecto de ley que se iba a votar, se reunían en el Campo de Marte.
El magistrado que había propuesto la ley, tomaba los auspicios y consultaba los presagios. Si eran favorables, daba la orden de empezar las operaciones de la votación. Los ciudadanos de cada centuria votaban "sí" o "no".
Se llamaba primero a los ciudadanos de la primera clase censataria; luego a los de la segunda, y así sucesivamente.
Cuando habían votado los miembros de una centuria, se hacía el recuento de los "síes" y de los "noes".
La centuria contaba por una voz, y este primer escrutinio determinaba si la centuria aceptaba o rechazaba el proyecto de ley. Se pasaba después a la segunda centuria de la primera clase, etc.
La votación se detenía cuando se habían obtenido 97 "síes" (o 97 "noes"), porque, siendo 193 las centurias, 97 representaba la mayoría absoluta. Recordemos que la primera clase acabó por corresponder a 98 centurias; o sea, que el voto estaba decidido, en uno u otro sentido, mucho antes de que votaran las clases más humildes.
Se sorteaba la centuria que tenía que votar primero (que se llamaba centuria prerrogativa); su decisión -por razones religiosas y supersticiosas- influía en el desarrollo de la votación.
Comicios tributos
Eran asambleas territoriales en las cuales los ciudadanos votaban por tribus (cada tribu = una voz) y por centurias.
Había 4 tribus urbanas y 31 tribus rústicas. Los ciudadanos eran llamados por tribus y por clases censatarias.
Las tribus rústicas comprendían una mayoría de grandes terratenientes. También en esto el sistema era favorable a las clases ricas.
Los comicios tributos se reunían en el Foro, para votar las leyes, y en el Campo de Marte, para elegir a los magistrados.
Hay que subrayar que los comicios tributos, establecidos en 388-386 a. de J.C. por el dictador Hortensio, eran producto de las asambleas de la plebe (concilia plebis), cuyas decisiones, llamadas plebiscitos, sólo tenían antes una aplicación restringida y que, a partir de las leyes hortensianas, tuvieron un valor legislativo universal.
------------------Los magistrados romanos------------------
Los magistrados
Elegidos por los comicios, representaban el poder ejecutivo.
Roma, obsesionada por el temor de volver a la monarquía, cambiaba de magistrados cada año.
La campaña electoral duraba veinte días y los candidatos (llamados así porque llevaban una toga blanca, la toga candida) no vacilaban en utilizar, en especial después de los Gracos, todos los medios de corrupción electoral.
Los magistrados no percibían ningún emolumento y podían verse obligados, después de su magistratura, a rendir cuentas (excepto los censores y los dictadores). Limitaban mutuamente sus poderes.
Los magistrados superiores tenían derecho a sentarse en una silla curul y a llevar una toga con borde de púrpura: la toga pretexta. Entraban en funciones el 1 de enero de cada año.
En las provincias, el gobierno era sustentado por antiguos cónsules y antiguos pretores. Se les llamaba procónsules y propretores. Sus poderes eran considerablemente extensos, y su situación, muy remuneradora.
Principales magistrados romanos
- Cónsul
Edad mínima: 37 años.
Elegidos en los comicios centuriados (dos cónsules elejidos cada año).
Poder ejecutivo supremo.
Representaban al Estado en las ceremonias religiosas.
Los cónsules nombraban a los jefes militares y mandaban al ejército. Iban precedidos por una escolta de doce lictores, cada uno de los cuales llevaba una hacha con una haz de varas (fasces). Hasta 227 a. de J.C., el año consular empezaba el 15 de marzo.
- Pretores
Edad mínima: 37 años.
Se elegían cada año dos pretores y, más tarde, se eligieron más de dos. La elección tenía lugar en los comicios centuriados.
Los pretores eran encargados de administrar la justicia. Al principio los dos pretores estaban especializados: el pretor urbano (en Roma) entendía en los casos planteados entre ciudadanos de Roma; el pretor peregrino dirimía los pleitos entre un ciudadano y un forastero.
La pretura fue, sin duda, la magistratura urbana más antigua. Pasó a segundo término tras el consulado, en 227 a. de J.C.
- Censores
Los dos censores eran elegidos por los comicios centuriados cada cinco años y ejercían sus funciones durante 18 meses.
Su principal función era efectuar el censo de los ciudadanos (el cens); éstos comparecían en el campo de Marte y daban su nombre y domicilio, la situación familiar y de fortuna, etc.
Los censores redactaban las listas de senadores (album).
Vigilaban las costumbres (castigaban en especial el perjurio, el abandono de niños, la infamia, la excesiva prodigalidad, etc).
La creación de la censura se remonta al 443 antes de Jesucristo y coincidió, quizá, con el establecimiento del sistema censatario.
El conjunto de los ciudadanos empadronados por los censores constituía el populus romanus quiritum.
- Cuestores
Elección. Edad mínima: 27 años (en la época tradicional había 4).
Custodia del tesoro público en Roma y asistencia a los cónsules y a los pretores, a quienes acompañaban como tesoreros y pagadores de los ejércitos en los viajes a las provincias.
En tiempos de los reyes eran jueces de instrucción. La organización de la cuestura data problablemente del 421 a. de J.C.
- Ediles
Elección. 31 años.
Aprovisionamiento de Roma. Cuidado de la ciudad, higiene y organización de los juegos públicos. Los ediles más importantes (en general, patricios) tenían derecho a la silla curul.
- Tribunos de la plebe
Elección. Sólo los plebeyos podían ser elegidos tribunos de la plebe en las asambleas de la plebe.
Eran sacrosanctus. Cualquier atentado contra su persona se castigaba con la muerte.
Tenían el derecho de veto; es decir, de oponerse a cualquier medida tomada por un magistrado o por el Senado. Pero nada podían contra las decisiones de los censores y de los dictadores.
Su competencía quedaba limitada a Roma.
La instauración de esta magistratura data del 493 antes de Jesucristo. Inicialmente hubo dos tribunos y, más tarde, diez.
- Tribunos militares
Jefes militares, elegidos inicialmente por los ejércitos y más tarde por el pueblo.
Eran jefes militares (en general, jefes superiores) que dependían de los cónsules.
La instauración de los tribunos militares es del siglo V a. de J.C. y contemporánea de la instauración de los tribunos de la plebe.
El número de tribunos varió en Roma; a partir de 207 a. de J.C., el pueblo elegía anualmente 24 tribunos militares (los demás jefes eran nombrados por los cónsules).
- Dictadores
Nombrados por el cónsul, por orden del Senado, fuese en caso de urgencia, fuese para cumplir un rito religioso (clavar un clavo en la pared del templo de Minerva para conjurar una calamidad pública, por ejemplo).
Eran magistrados extraordinarios, con poderes ilimitados, y no tenían que rendir cuentas de su actuación. Después de seis meses debían abandonar el cargo.
Después de la segunda guerra púnica ya no se nombraron más dictadores, sino cónsules con poderes dictatoriales que eran conferidos por el Senado después de una senatus consultum ultimum. El ayudante del dictador recibía el nombre de magister equitum.
----------------------El senado Romano----------------------
El Senado romano
Era una asamblea esencialmente consultiva, derivada de la antigua agrupación de patres de la época primitiva.
Constaba aproximadamente de 300 miembros, escogidos por los censores entre antiguos magistrados, curules y personas importantes de la ciudad.
Su lista (el album senatorial) se revisaba cada cinco años por los censores, que tachaban a los senadores difuntos o indignos y los sustituían por nuevos patres conscripti.
El senador, que en los debates era el primero en tomar la palabra, se llamaba príncipe (princeps = "primero") del Senado; era casi siempre un antiguo dictador o un antiguo censor.
La túnica de los senadores estaba adornada con una banda de púrpura que ascendía hasta el pecho (la túnica laticlavia); llevaban un anillo de oro y calzado de cuero rojo y negro.
Teóricamente, el Senado era una asamblea consultiva que sólo enunciaba su opinión (senatus consultum).
Pero, de hecho, la república se regía por el Senado, que fijaba la fecha de las elecciones, arbitraba los conflictos entre magistrados, nombraba los gobernadores de provincia, los procónsules y los propretores, atribuía poderes extraordinarios a los cónsules en caso de crisis, escogía eventualmente a los dictadores, etc.
El Senado, además, discutía y establecía el presupuesto y las principales disposiciones fiscales, controlaba la política exterior (declaraciones de guerra, tratados, disposiciones militares) y supervisaba la organización religiosa (nombramiento del gran pontífice). Las decisiones del Senado se tomaban por mayoría de voces (voto con la mano levantada).
Polibio describía así la república romana:
Los romanos instituyeron el gobierno más hermoso que conocemos... Se había dado a (cada poder) una parte tan igual y exacta... que nadie podía afirmar, ni entre los romanos, si Roma era una aristocracia, una monarquía o una democracia.
En efecto, ¿cómo afirmarlo? Considerando la autoridad de los cónsules, parecía que hubiera monarquía, realeza; la del Senado anunciaba una aristocracia; en fin, viendo el poder del pueblo se creía firmemente tener a la vista un Estado democrático.
En cuanto uno de los poderes, orgullosamente, trata de llevarse más de lo conveniente, como ninguno de ellos es completo, según acabamos de ver, aunque se molesten y pongan trabas mutuamente en su voluntad recíproca, ninguno llega a crecer y a traspasar los límites. Cada cual queda en su sitio, reprimido por la fuerza de los demás y temiendo su inquieta vigilancia (Historia, Libro VI).
---------------------El poder Imperial ---------------------
El poder imperial romano
Cuando, el 16 de enero del año 27 a. de J.C., Octavio recibió del Senado el título de Augusto, no cambió nada en las instituciones republicanas, que deseaba conservar (y que subsistieron, al menos algunas de ellas, en el Bajo Imperio).
Pero estas instituciones ya sólo eran un telón de fondo al que se superponía una organización política compleja y centralizada, que transformó la república en un Estado de poder absoluto que era ejercido por un solo magistrado supremo: El emperador.
Poder político y poder imperial
Para entender bien la naturaleza del poder imperial, lo que se llama principiat, no hay que perder de vista dos ideas fundamentales:
- al principio, parece que Augusto quiso compartir con el Senado el gobierno de la res publica, puesto que las instituciones tradicionales estaban totalmente degradadas como consecuencia de las guerras civiles;
- luego, este principiat se transformó poco a poco en un poder monárquico absoluto, que desembocó en el enorme aparato del Bajo Imperio.
En la época clásica, el poder imperial consta de los elementos siguientes:
- El poder absoluto se extiende a todas las provincias fronterizas, asumiendo el mando de los ejércitos que están acantonados allí, el derecho de paz o de guerra y el derecho de justicia: es lo que se llama el imperium proconsular.
- Un poder análogo en Roma: el imperium consular ampliado.
- Los derechos de los tributos de la plebe (la tribunicia potestas), que le son concedidos aunque sea un patricio.
- El poder religioso: el emperador es pontifex maximus (sumo pontífice).
El Senado romano
Continúa siendo una asamblea administrativa cuya competencia se extiende, sobre todo, a Roma y a la Península Itálica.
La investidura que concede al emperador (el imperium y las tribunicia potestas) no depende de sus propias decisiones, pero se le impone (a partir de Diocleciano, los emperadores ya no se la piden).
El Senado es el que decide, cuando muere un emperador, si éste debe ser incluido entre los dioses (apoteosis). Pero todo ello no es más que una comparsería política. De hecho, los senadores no habían admitido nunca el haber perdido el papel que desempeñaban durante la república.
Con gran habilidad, Augusto modificó la composición de esta venerable asamblea, introduciendo en ella hombres que le eran fieles: los hombres nuevos.
Poco a poco, el Senado pierde sus privilegios y sus prerrogativas políticas. Su mismo control del tesoro público se vuelve irrisorio, puesto que las rentas del Estado ya no se vierten en este tesoro, sino en el peculio particular del príncipe: el fiscus (fisco imperial).
El problema de la sucesión imperial
Un problema que no fue resuelto nunca. Por lo general, los emperadores intentaban dar el poder a sus hijos (naturales o adoptivos).
Durante los dos primeros siglos (de 14 a 192 d. de J.C.), el sistema funcionó convenientemente: En 178 años de reinados solamente hubo 14 años de reinados ilegales (Galba, Otón, Vitelio, Vespasiano, Nerva).
En este período del Alto Imperio (no comprendido el período de crisis que se extiende desde 235 a 284 d. de J.C.):
- 10 emperadores sobre 25 obtuvieron el poder de manera ilícita, después de un período de perturbaciones.
- En cambio, 15 emperadores fueron investidos regularmente (elegidos por el emperador precedente y admitidos por el Senado).
- 15 emperadores sobre 25 fueron asesinados.
El principio de la herencia, incluso en las ocasiones que fue aplicado con más rigor, estaba lejos de ser sistemático en materia de sucesión.
-----------------La administración imperial-----------------
La administración imperial romana
A las instituciones republicanas, reducidas a representar un papel accesorio, los emperadores superpusieron un sistema centralizado cuya organización, después de Augusto, fue obra de Claudio, de Vespasiano y de Adriano.
Los libertos ocuparon puestos importantes en tiempo de Augusto; luego, bajo Vespasiano, fueron sustituidos, poco a poco, por los caballeros.
El orden ecuestre, reglamentado por el mismo Augusto, fue, por otra parte, el elemento preponderante del Alto Imperio.
Se medraba empezando por las funciones administrativas inferiores (curadores y procuradores), para terminar en la cúspide de la jerarquía imperial (prefecto del pretorio).
Administración central
El emperador estaba asistido por un consejo imperial.
Su guardia personal (el pretorio) estaba dirigida por el prefecto del pretorio, primer personaje del Estado después del emperador y que asumía las funciones de jefe de Estado Mayor y de jefe judicial (su competencia directa se extendía sobre un radio de 150 km alrededor de Roma): Juzgaba en apelación -con el emperador- para todas las provincias imperiales.
Los funcionarios de la administración central (curadores y procuradores) estaban encargados de departamentos muy precisos (juegos, bibliotecas, procuradores financieros encargados del cobro de ciertos impuestos, etc.).
El emperador Claudio fue el organizador de la cancillería (Scrinia), que constaba de cuatro secciones principales:
1ª, finanzas y fiscalía.
2ª, correspondencia oficial.
3ª, tribunal de apelación y estudio de súplicas.
4ª, servicio de documentos oficiales y de documentación.
La ciudad de Roma era administrada por el prefecto de la ciudad, generalmente un senador, que tenía bajo sus órdenes al prefecto de la annona (abastecimientos, mercados, etc.) y al prefecto de las vigilias (policía y cuidado de la ciudad), secundado por subprefectos.
Las provincias estaban clasificadas en dos categorías: las provincias senatoriales
(Africa, Asia, Bética, Narbonense, Sicilia, Creta, Macedonia, Acaya), en las que (en principio) no hay tropas, y las provincias imperiales, en las que estaban acantonadas las legiones.
Egipto no era considerado como provincia. Estaba dirigido por un prefecto de Egipto, que tenía categoría de procónsul (los cargos egipcios estaban exclusivamente reservados al orden ecuestre).
-------------------Impuestos y servicios -------------------
Impuestos y servicios
Los impuestos más importantes eran los directos: el tributum soli (impuesto rural, pagado incluso por los ciudadanos romanos, pero que no atañía a las tierras itálicas), el vicesima hereditatium (impuesto sobre las herencias, pagado por los ciudadanos), el stipendium (impuesto de tipo rural, pagado por los peregrinos), el tributum capitis (impuesto sobre la renta, pagado especialmente en Egipto).
Los impuestos indirectos se presentaban como aranceles sobre ventas, sobre circulación (portoria), sobre liberación de esclavos (vicesima libertatis), etc.
El cobro y el control de los ingresos fiscales era obra de una administración compleja y muy variada, según las provincias.
El Estado organizaba y controlaba los caminos y el relevo de los correos (el cursus publicus). Asimismo, tenía el monopolio de la explotación de las canteras y de las minas (en España).
Por el contrario, apenas se preocupaba de la higiene pública, de la beneficencia ni de la enseñanza, servicios que dependían de iniciativas particulares.
Tampoco hay que olvidar que el importante número de ciudades creadas por los romanos de Occidente, así como las que ya existían en Grecia y en Asia antes de la conquista, estaban organizadas a imagen y semejanza del municipio romano: Tenían sus magistrados, su Senado y sus asambleas populares. De estos senados provinciales salían los decuriones.
------------------------El ejército------------------------
El ejército tradicional durante la República
Organización
El mando superior del ejército es ostentado por los cónsules (o por el dictador). En principio, cada cónsul manda dos legiones, pero el número varía según las circunstancias y las necesidades.
La jerarquía militar es la siguiente: la legión es mandada por un cónsul o un legado. En tiempo de Mario consta de diez cohortes (unidades tácticas), mandadas por los tribunos militares.
Cada cohorte está dividida en tres manípulos (600 hombres: los hastati, los príncipes y los triarii), y cada manípulo en dos centurias (100 hombres), mandada cada una de ellas por un centurión (oficial subalterno).
Los legados son senadores y tienen funciones de general. Los tribunos militares, elegidos por el pueblo, son jefes superiores.
Los centuriones salen de la tropa y alcanzan dicho grado después de 15 o 20 años de servicio (no hay información fidedigna sobre la función de los suboficiales).
El primer centurión de la primera cohorte se llamaba primipile. Las legiones, las cohortes y las centurias llevaban números, lo mismo que nuestros modernos regimientos. Se precisaba también el lugar habitual de su acantonamiento (p.e., III Legión de Germania, II Legión de Galia).
Orden de marcha de las legiones. En combate, las legiones marchan en tres filas.
¿Existía el servicio militar obligatorio en Roma?
No; pero en caso de guerra, los ciudadanos comprendidos entre los 17 y los 45 años podían ser "movilizados" en el servicio activo. Los que no poseían bienes (los proletarios) no podían ser soldados.
A partir de Mario, el ejército se transformó, con ocasión de la guerra contra Yugurta: supresión de los manípulos, división de la legión en 10 cohortes, reunificación del armamento, reclutamiento de los proletarios y de todos aquellos que, fuera cual fuera su clase social, querían hacer carrera militar (el ejército como oficio sucedió a la milicia de ciudadanos.)
¿Cómo se efectuaba la llamada a las armas?
Cuando se declaraba la guerra, los ciudadanos eran convocados al Capitolio, en donde tenía lugar una ceremonia religiosa. Después se reclutaba, de cada tribu, un número de soldados suficiente para formar las legiones.
Los soldados prestaban juramento de fidelidad y de obediencia a su jefe (imperator, lo que no significa "emperador" sino "general en jefe".
¿Había otras tropas además de las legiones?
Las tropas aliadas (socii), reclutadas entre los pueblos italianos vasallos de Roma, y las auxiliares (auxilia), compuestas por mercenarios extranjeros. Estas tropas, encuadradas por mandos romanos, estaban organizadas de manera similar a las legiones.
¿Cuáles eran las características del arte militar romano?
Las legiones estaban acantonadas en todos los puntos peligrosos de la República o del Imperio: en las fronteras y en las provincias conquistadas recientemente o que amenazaban con una rebelión.
En tiempo de guerra eran construidos campamentos atrincherados, a veces con un lujo de precauciones considerable. Las legiones se mantenían allí hasta la hora señalada por los augures, en la que salían al asalto de las columnas enemigas, con el lanzamiento de pilos (pilum) y, después, entraban en la lucha cuerpo a cuerpo. Cuando el combate era desafortunado, las legiones se refugiaban en sus campamentos atrincherados.
Los asedios: La lucha contra las aglomeraciones enemigas comprendía el cerco de la plaza fuerte: trabajos de aproximación, construcción de trincheras alrededor de la ciudad y de torres desde donde se podían lanzar flechas sobre el enemigo, y utilización de máquinas de guerra (catapultas, balistas para arrojar pesadas piedras, escorpiones para lanzar flechas, etc.). Para penetrar en las ciudades se hundían las murallas a golpes de ariete o se excavaban minas.
¿Cómo estaba organizada la disciplina militar?
La justicia militar siempre ha sido expeditiva, pero la de los romanos fue especialmente severa: El soldado o el oficial que faltaba a la disciplina era merecedor de un pena que iba desde el apaleamiento y el encadenamientos, hasta la degradación y la pena capital.
Cuando todo un cuerpo faltaba a la disciplina, el general en jefe escogía, mediante sorteo, un hombre de cada diez y lo decapitaba (diezmar).
¿Cúal era la recompensa para los generales victoriosos?
Recibía el triunfo, verdadero rito social y religioso.
Todo general que, con su victoria, hubiera enriquecido al Estado con nuevos territorios y que pudiera vanagloriarse de haber dado muerte a un mínimo de 5.000 enemigos, recibía el honor militar supremo llamado triunfo.
Esta ceremonia consistía, en particular, en un desfile militar a través de la ciudad (hecho excepcional, ya que, en cualquier otra circunstancia, las legiones tenían prohibido franquear armadas el recinto sagrado de Roma).
El triunfador desfilaba precedido de los senadores y de los magistrados, y seguido de los prisioneros encadenados y de su ejército. Una vez coronado de laureles, se dirigía al templo de Júpiter Capitolino en cuyos calabozos eran encerrados los jefes enemigos para luego ser ejecutados.
---------------Evolución del ejército romano---------------
Evolución del ejército romano
Evolución de los efectivos
Cada legión estaba compuesta por unos 5.000 hombres (infantes y jinetes).
La totalidad de efectivos militares romanos variaba según los distintos períodos y según la extensión de los territorios que tenían que proteger; de acuerdo con las estimaciones hechas, puede decirse que el ejército romano comprendía de 150.000 a 400.000 hombres, lo cual es relativamente poco (en el Imperio había 50 millones de habitantes).
Evolución del reclutamiento
Ya hemos visto cómo la milicia cedió paso, poco a poco, a un ejército profesional, integrado, sobre todo, por voluntarios.
Cada vez hay menos romanos en las líneas de los legionarios; al menos, "romanos de Roma". Las tropas auxiliares son fomentadas (provincialización del ejército, más que barbarización).
Durante el gobierno de Trajano se asiste a la creación de cuerpos de ejército, compuestos principalmente por bárbaros: los numeri, no organizados de acuerdo con el principio de la legión romana, sino según los hábitos guerreros de las poblaciones que los componen.
La guardia pretoriana
La guardia del emperador, dirigida por el prefecto del pretorio, adquiere cada vez mayor importancia.
Sus pagas son más elevadas que en otros cuerpos del ejército, y su servicio, menos penoso. Por tanto, estas guardias no han sido nunca numéricamente muy importantes: No más de 9 a 12 cohortes.
La flota; la marina romana
Paradójicamente, este Imperio mediterráneo carece de armada; sólo posee una flota de "policía".
Por otra parte, no es fácil que nadie pueda amenazar a Roma en el Mediterráneo, ya que, desde el Alto Imperio, todos los puertos de este mar (Mare Nostrum, "nuestro mar", como dicen orgullosamente los romanos) están controlados por las legiones.
El reclutamiento de la flota se hace entre las clases más bajas de la sociedad: se recurre a esclavos, mandados por libertos.
El limes
Se designa así el conjunto de fortificaciones que, poco a poco, fueron edificadas en todas las fronteras del Imperio, particularmente en el Rin y a lo largo del Danubio.
La reforma militar de Diocleciano
Se caracteriza, esencialmente, por la descentralización del ejército, que se hace necesaria a causa de la extensión del Imperio.
Mientras que, hasta entonces, los jefes militares eran también jefes políticos (las legiones de una provincia estaban bajo el mando del gobernador, del praeses de la provincia), Diocleciano instauró una nueva función: La de los jefes militares especializados (en latín dux).
Por otra parte, la función militar experimenta la misma evolución que las demás profesiones: se hace hereditaria.
A pesar de ello, el Imperio tiene necesidad de hombres. De ahí que, además de incorporar a filas a los bárbaros y a los extranjeros, cada vez más numerosos (no sólo como simples soldados, sino hasta con grado de oficial), se instituya una nueva forma de reclutamiento: el impuesto en hombres (cada propiedad rural debe proveer un número de reclutas proporcional a su superficie; forma de movilización que puede ser evitada mediante el pago de una suma de dinero).
---------------------Ejército imperial---------------------
El ejército en la época imperial
En tiempos de Adriano y Antonino, el ejército cumplió satisfactoriamente su misión de escudo del mundo romano.
Su organización, desde luego, fue modificada después de las reformas militares de Augusto.
La unidad tipo, reina de las batallas, llevó siempre el nombre de legión. Todos los legionarios tenían que ser ciudadanos romanos, pero esta ley fue fácilmente conculcada, siéndose concedido el derecho de ciudadanía a todo aquel que se alistaba, recurriéndose así frecuentemente a los provincianos.
Por otra parte, puesto que los romanos, itálicos y provincianos huían cada vez más del oficio de las armas, se impuso el reclutamiento local, y cada legión se completaba allí donde se encontraba, aportando sus propios efectivos.
Pero los cuadros de mando siguieron siendo itálicos. Los soldados, que no tenían derecho a contraer matrimonio, vivían con concubinas, y sus hijos ingresaban a su vez en el ejército (dándoseles el nombre de ex-castris).
Unos sesenta centuriones que ostentaban grados más elevados por méritos de guerra, cubrieron los puestos intermedios de la jerarquía militar, pero el mando supremo de la legión estuvo siempre confiado a un senador. No obstante, las legiones formaban sólo la mitad del ejército.
Por lo demás, aparte de las cohortes pretorianas y urbanas, los que no eran ciudadanos formaban los auxilia, o cuerpos auxiliares, unidos a todas las legiones y bajo las órdenes de su mismo jefe. Eran infantes o jinetes, según las necesidades, y se les reclutaba en los países donde se hallaban las legiones.
Su origen social y cultural era inferior al de los legionarios, pero superior sin embargo al de los numeri que conservaban el distintivo, las costumbres y los métodos de combate de su gente.
La legión y los auxilia incorporados a ella formaban una unidad táctica comparable a la división de los ejércitos actuales.
El número de las legiones variaba entre 25 y 30. Todas estaban acampadas en las fronteras del Imperio y cubrían 9.000 kilómetros con 350.000 hombres (demasiado pocos, como puede verse).
Por ello, a pesar de una disciplina férrea y de un entrenamiento riguroso, que hacían de este ejército el mejor de los existentes hasta entonces, estaba reducido a un papel defensivo, no pudiendo combatir en un frente sin dejar desguarnecido otro.
Los más brillantes de sus generales eran conscientes de esta precariedad , por lo que trataron de hacer las tropas más eficaces y reducir las fronteras. Adriano, gran enemigo de la guerra, se ocupó sin embargo de este problema, mejorando la calidad de los cuadros, reglamentando el reclutamiento de los centuriones.
Pero fue al limes al que los Antoninos dedicaron toda su atención. Se trataba de una línea de fortificaciones levantada en todos los puntos de la frontera donde ésta no estaba formada por un obstáculo natural.
El limes se componía de un atrincheramiento con fosos, taludes, empalizadas, muros, torres de vigilancia y fortines.
Existía en Britania, con el nombre de Muro de Adriano, reproducido más al norte por el Muro de Antonino. También se hallaba entre el Rin y el Danubio, donde el limes de Germania, perfeccionado sin cesar después de los Flavios hasta la muerte de Antonino, tenía 500 kilómetros de longitud, 80 de los cuales formaban una línea completamente recta.
Existía también en Siria, en Africa, en el límite del desierto. No había frontera donde no se utilizara, de manera intensa, el paciente trabajo de los técnicos militares de Roma, con el fin de garantizar al máximo la seguridad de los territorios que protegía.
---------------------El derecho romano---------------------
El ius
El derecho romano, el ius, es, sin duda alguna, el legado más importante que nos ha transmitido Roma.
Bajo su forma definitiva (el derecho de Justiniano), ha sido estudiado en toda Europa desde el siglo XII, y aceptado oficialmente en las regiones de Alemania en el siglo XV.
Ha influido en la mayor parte de los derechos modernos, especialmente en el código civil francés (1804) y en el código civil alemán (1900).
-------------------Derecho romano antiguo-------------------
El derecho antiguo
- Durante la monarquía no existían aún leyes, sino costumbres. La noción, muy vaga, de sacer (maldito), data de este período; es una noción religiosa que corresponde a la transgresión de una costumbre (¿o de un tabú?).
El primer monumento legislativo de Roma es la Ley de las XII tablas, establecida hacia 450-449 a. de J.C. por diez magistrados, los decenviros.
Se llamó así porque había sido transcrita en 12 tablillas de bronce (según Tito Livio). Estas tablas fueron destruidas en la toma de Roma por los galos (en 387 d. de J.C.).
La Ley de las XII tablas sin duda contenía las disposiciones relativas al procedimiento, al poder del pater familias y, sobre todo, a las sanciones de delitos y crímenes (ley del talión o multas de avenencia).
Esta primera fuente del derecho romano, completada por leyes y plebiscitos votados por las asambleas e interpretada por los pontífices y por los jurisconsultos laicos, constituye la base de la primera forma de dicho derecho: La concerniente a los primeros ciudadanos, los quírites (que quizá quiere decir "miembros de las curias").
Este derecho se llamaba el ius civile quiritum (derecho civil de los quírites). Su característica esencial es que descansaba en un procedimiento verbal (se pronunciaban ciertas fórmulas para dar valor jurídico a ciertos casos).
En los comicios se votaban, a partir del 130 a. de J.C., unas leyes que introdujeron el procedimiento escrito: eran las leyes rogatae. Estaban en la línea del derecho civil de las XII tablas y desaparecieron bajo el Imperio.
El edicto del pretor
Los magistrados, especialmente los pretores, cuando entraban en funciones, fijaban en el Forum un edicto, llamado edicto perpetuo (es decir, valedero mientras duraba la magistratura; o sea, un año).
El edicto del pretor se fijaba sobre una tablilla blanca (album en latín) y con los títulos escritos en rojo (eran las rúbricas; del latín ruber: "rojo").
Lo esencial del edicto del pretor definía en qué sentido tenía intención dicho magistrado de orientar la ley y qué disposiciones pensaba dictar mientras durase su magistratura judicial. Este edicto era ratificado cada año por el nuevo pretor y acabó por ser casi invariable.
Durante el reinado de Adriano (117-138 d. de J.C.), el edicto del pretor fue codificado por el jurisconsulto Juliano.
El derecho que emanaba de los edictos de los magistrados se llama derecho honorario y era distinto del derecho civil de los quírites.
---------------Derecho romano: Jurisconsultos---------------
El derecho de los jurisconsultos
El derecho romano tenía aún un carácter muy general. Para ponerlo en práctica había que interpretar las leyes y el edicto del pretor. Esta labor correspondía a unos especialistas, los jurisconsultos, cuyas doctrinas (responsa) casi tenían valor de ley.
Durante el reinado de Adriano, las decisiones de ciertos jurisconsultos eran garantizadas por la autoridad (auctoritas) del emperador y tenían valor de ley.
Los principales jurisconsultos romanos fueron: Varo (contemporáneo de Cicerón), que fue el primero que compuso un resumen de conjunto sobre el derecho (Digesta); Juliano (hacia 130), Gayo (mediados del siglo II d. de J.C.), autor de unos comentarios sobre derecho titulados Instituciones, y, sobre todo, tres prefectos de pretorio formados en la escuela de derecho de Beirut: Papiniano (142-212 d. de J.C.) y sus dos discípulos Ulpiano (170-228 d. de J.C.) y Pablo.
------------------Derecho imperial romano------------------
El derecho imperial romano
A partir de Augusto, al conjunto de leyes emanadas del derecho antiguo se añaden las distintas decisiones imperiales que se llaman constituciones (ordenanzas, edictos, decretos, decisiones de jurisprudencia o rescriptos).
Además, los senatus consultum, desde el siglo II, adquieren fuerza de ley cuando son exigidos por el emperador (el senatus consulte se llama entonces oratio).
En el Bajo Imperio, las fuentes del derecho están divididas en dos categorías: el derecho antiguo (el ius) y las constituciones imperiales (que se llaman leges). Se emprende entonces una codificación general; primero, por los particulares, y luego, a instancia de los emperadores.
La compilación más sistemática es la de Justiniano (entre 528 d. de J.C. y 534 d. de J. C.); fue precedida por las de Teodosio II y de Valentiniano III (Código teodosiano, 438 d. de J.C.).
La codificación de Justiniano comprende tres compilaciones:
- Las Instituciones (533 d. de J.C.), manual destinado a los estudiantes y a los profesionales.
- El Digesto (o Pandectas, 533 d. de J.C.), que contiene -metódicamente clasificados, unificados y revisados- todo el derecho antiguo de Roma, el derecho de los jurisconsultos, y el derecho de los pretores. Es una obra inmensa, compuesta de unas 150.000 líneas (35 letras cada línea).
- El Código de Justiniano (534 d. de J.C.) agrupa todas las constituciones imperiales, clasificadas (con el mismo método que el Digesto) en Libros, Títulos, Fragmentos (las leyes propiamente dichas) y Párrafos.
----------------Ascensión y caída de Cartago----------------
Los Magónidas
De 535 a 450 a. de J.C., una sola familia cartaginesa tuvo en sus manos el destino de la ciudad: la familia de los Magónidas.
La llegada de los griegos a Sicilia provocó un retroceso de los cartagineses, que compartieron la isla con los recién llegados.
Pero la verdadera rival de Cartago en el Mediterráneo fue Roma, que pretendía anexionarse Sicilia.
A raíz de un conflicto entre las ciudades de Mesina (apoyada por Roma) y Siracusa (apoyada por Cartago) estalló la primera guerra púnica (264-241 a de J.C.), seguida de la segunda (219-202 a. de J.C).
Delenda est Cartago. La frase de Catón se vio cumplida en el año 146; de la ciudad sólo quedaban ruinas.
------------------------La religión ------------------------
La influencia religiosa extranjera: Sincretismo púnico
Los cartagineses habían conservado algunos elementos fundamentales de la religión cananea.
Se han estudiado algunos de sus ritos, que son muy semejantes a los descritos en los textos religiosos de Ras-Shamra que se remontan al II milenio a. de J.C.
En los numerosos templos, llenos de exvotos, estelas, objetos culturales de oro, etc., los sacerdotes (kohen) y las sacerdotisas, cuyo traje consistía en un vestido de lino transparente, celebraban un culto que aún no conocemos bien.
Ignoramos si celebraban fiestas rituales, como en Fenicia; pero, en cambio, sabemos que los sacrificios tenían una tarifa (cosa que no es de extrañar de unos descendientes de los fenicios), que determinaba las aportaciones respectivas del sacerdote y del laico que ofrecía el sacrificio.
Los principales actos rituales eran:
- el holocausto (ofrenda completamente consumida por el fuego),
- el sacrificio expiatorio (muy parecido al de los hebreos) y
- la comunión.
Hay que citar aparte los sacrificios humanos, como, por ejemplo, la ofrenda del primogénito, de origen cananeo: Los niños, ofrecidos a Baal, eran quemados, y sus cenizas conservadas en urnas que se han encontrado en extensos cementerios.
Principales divinidades cartaginesas
- Tanit es la Gran Diosa (en fenicio, Elat; Tanit es nombre de origen africano). Forma, indiscutiblemente, junto con Baal Hamón, la cabeza del panteón cartaginés.
- Baal Hamón, equivalente masculino de Tanit. Los griegos lo identifican con Zeus.
Es un dios de carácter solar, que los romanos adoraron más tarde con el nombre de Saturno (especialmente en Dugga, cerca de Constantina). Los primogénitos de Cartago se inmolaban a Baal Hamón.
- Eshmún: Su templo estaba situado en una colina de la ciudad (Byrsa). Los antiguos lo identificaron después con Esculapio.
- Melkart, era el Gran Dios tirio (Baal Melkart), identificado más tarde, por ciertas tradiciones, con Herakles.
También, la mayoría de los dioses fenicios, ( Astarté, Safon, etc.) eran adorados por los cartagineses.
---------------------Las instituciones---------------------
Las instituciones
Desconocemos los aspectos primitivos de las mismas.
Desde el siglo IV a. de J.C. existen en Cartago dos asambleas (un Senado , de 300 miembros, y un Consejo, compuesto por senadores) y dos magistrados supremos elegidos cada año (los sufetes).
A los generales los elige la asamblea de ciudadanos (distinta del Senado), que zanja eventualmente los desacuerdos que pudiera haber entre el Senado y los sufetes. Los autores antiguos admiraban esta constitución y la comparaban con la de Esparta.
La sociedad era muy abierta: Una sociedad de mercaderes y de navegantes, en la que las mujeres disfrutaban de los mismos derechos que los hombres y donde la monogamia era la norma matrimonial.
La población de Cartago, durante la tercera guerra púnica, llegó a centenares de miles de habitantes. No había exclusivismos frente a los extranjeros, que obtenían fácilmente la nacionalidad cartaginesa.
El régimen también era benigno para los esclavos (casamiento reconocido por la ley y posibilidad de manumisión).
La riqueza de la ciudad proviene de su actividad comercial. Exporta vino, cereales, aceite de oliva, púrpura y objetos manufacturados (ebanistería muy reputada, cerámica, tejidos bordados, perfumes, joyas, vajilla, amuletos).
Había hombres de negocios cartagineses en todos los puertos del Mediterráneo; estaban encargados de todas las transacciones comerciales.
La prosperidad de Cartago era tal que apenas exigían impuestos (sólo se cobraban en alguna circunstancia excepcional).
En cambio, los puertos controlados por los cartagineses exigían unos derechos enormes a los barcos extranjeros, hecho que también contribuía a enriquecer sus ciudades.
-------------El ejército Cartaginense (púnico)-------------
El ejército y la marina
El ejército púnico (cartaginense) hizo temblar a Roma.
Se componía de una infantería ligera, armada de espadas cortas y de hondas (bolas de barro cocido); una caballería, muy bien instruida por Aníbal, y montada en caballos pequeños (los actuales caballos árabes de Numidia).
Además contaba con carros de guerra, que en el siglo III a. de J.C. se reemplazaron por elefantes (un centenar en línea, arremetiendo contra el enemigo), y una artillería provista de catapultas y de balas de hierro.
La flota púnica, heredera de la flota fenicia, estaba compuesta de millares de barcos pertenecientes a armadores y transformables en navíos de guerra (o en transportes de tropas, si llegaba el caso).
Estos barcos iban propulsados a remo o a vela (popa levantada, proa terminada en un espolón que servía para perforar el casco de los navíos enemigos). La flota de guerra constaba de cien a doscientas galeras, propulsadas por dos o tres filas de remeros.
Los cartagineses del siglo IV a. de J.C. fueron los precursores de los grandes navegantes de los siglos XV y XVI.
Efectuaron dos grandes periplos. El primero, realizado por un tal Himilcón, que pasó el estrecho de Gibraltar y seguramente llegó hasta Irlanda, es poco conocido.
El segundo, inmortalizado en bronce en el templo de Baal, fue obra del rey Hannón (de la familia de los Magónidas), quien, después de establecer colonias púnicas en Marruecos, cruzó Gibraltar y bajó hacia el sur, hasta el golfo de Guinea.
Batalla de Palermo.
---------------------Las artes púnicas---------------------
Las artes púnicas
Poco sabemos de la arquitectura cartaginesa. Los autores antiguos, sin embargo, nos han recordado que los monumentos oficiales y los templos eran particularmente ricos y majestuosos.
La ornamentación, por lo que se deduce de algunos elementos que sobrevivieron a las destrucciones romanas y que han sido encontrados por los arqueólogos, no parece que fuera muy original.
Cuando los cartagineses no quemaban a sus muertos, los enterraban en unas cámaras funerarias bastante profundas, con el cuerpo envuelto en un sudario y colocado en un ataúd (sarcófago) de madera o, excepcionalmente, de piedra o de mármol.
Si no nos queda prácticamente nada de la arquitectura y de la escultura púnicas, los arqueólogos, en cambio, han descubierto más de un millar de cipos (pequeños ex-votos funerarios) y millares de estelas que llevan una inscripción dedicatoria o una ornamentación grabada. La ornamentación de las estelas tiene generalmente un signo simbólico llamado signo de Tanit y que tal vez fue tomado de los egipcios.
Entre los demás símbolos encontrados, figuran: el caduceo, el ídolo en forma de botella, el disco coronado por una media luna, el planeta Venus, etcétera. Algunas estelas llevan también dibujos animalísticos (animales de sacrificio) e incluso representaciones humanas.
Pero la cerámica cartaginesa es la artesanía mejor conocida de esta civilización. Su exportación era importante, y se han descubierto muestras de alfarería púnica por todo el Mediterráneo.
El barro cocido no sólo servía para hacer vasijas; se ha encontrado un gran número de pequeños recipientes para poner aceite en el que se mojaba una mecha (lámparas cartaginesas), estatuillas (de 10 a 20 cm de altura), que generalmente representaban siluetas femeninas y, finalmente, las máscaras, producción típicamente púnica y muy original.
Ignoramos cómo era el mobiliario cartaginés; pero las joyas (brazaletes, collares, colgantes, sortijas, etc.), así como la cristalería y los marfiles, son muy abundantes.
----------------------HISTORIA DE ROMA----------------------
SINTESIS HISTORICA DE ROMA
Virgilio, Tito Livio y Cicerón han contado la historia legendaria de la fundación de Roma.
Los albanos y la leyenda
Una vez terminada la guerra de Troya, Eneas, uno de los hijos de Príamo, llegado después de un largo periplo a la desembocadura del Tíber, se casa con Lavinia, hija del rey del Lacio, se alía con el corinto Evandro y funda la ciudad de Lavinium. Su hijo Ascanio, llamado también Iulo, funda la ciudad de Alba Longa, al pie de los montes Albanos.
Después de él se suceden dos reyes albanos. El último de ellos, Procas, era padre de dos hijos: Amulio y Numitor. Numitor, el mayor, sucedió a su padre; pero Amulio le destronó, usurpándole el trono y, para acabar con la descendencia de Numitor, convirtió a la hija de éste, Rhea-Silvia, en una vestal (las vestales estaban obligadas al celibato).
Sin embargo, el dios Marte (dios de los combates), enamorado de Silvia, se unió a ella y de esta unión nacieron dos gemelos: Rómulo y Remo.
-----------------------Rómulo y Remo-----------------------
Rómulo y Remo: Los primeros reyes
Amulio mandó arrojar al Tíber a dos recién nacidos, Rómulo y Remo, fruto de la unión entre Marte y Silvia; pero el río, en crecida en aquel momento, los depositó en la orilla, donde fueron recogidos por una loba, que los amamantó en la gruta de Lupercal.
Allí los recogieron Fáustulo y Larencia, una pareja de pastores que los crió en una cabaña. Llegados a la edad adulta, los dos gemelos dieron muerte a su tío Amulio, repusieron en el trono de Alba a su abuelo y decidieron fundar una ciudad en el monte Palatino.
Para saber quién sería el fundador, consultaron los presagios. Ganó Rómulo (que había visto doce buitres, mientras que su hermano sólo vio seis).
A causa de ello disputaron, y Rómulo mató a Remo (según otra tradición, Remo se burló de su hermano franqueando los límites de la ciudad futura, y Rómulo le mató, diciendo: "así perecerá todo aquel que franquee mis murallas").
El límite de la ciudad que había de dominar el mundo fue trazado por un arado arrastrado por una vaca blanca y un toro blanco.
Para poblar su ciudad, Rómulo abrió en el Capitolio un asilo sagrado, donde se refugiaban los esclavos, los fugitivos, etc., y organizó el rapto de las jóvenes sabinas durante una fiesta celebrada en honor del dios subterráneo Consus.
Después de una rápida guerra, Rómulo y el rey sabino Tito Tacio decidieron reinar juntos sobre sus dos pueblos reunidos.
Después, Tacio, moriría asesinado, y Rómulo, ahora único rey de Roma, desaparecería misteriosamente, arrebatado por una nube durante una revista militar. A partir de entonces, los romanos le veneraron como a un dios y le denominaron, en lo sucesivo, Quirino.
Los reyes de Roma
Después de Rómulo se sucedieron seis reyes: Numa Pompilio (de origen sabino), que organizó la religión aconsejado por la ninfa Egeria; Tulo Hostilio, que guerreó contra la ciudad de Alba Longa (combate entre los Horacios, por Roma, y los Curiacios, por Alba); y Anco Marcio, que construyó el puerto de Ostia y el famoso puente Sublicio, sobre el Tíber (puente enteramente de madera, y que sólo podía ser reparado con herramientas de madera).
Los tres reyes últimos son etruscos:
- Tarquino I, que importa a Roma las insignias de los magistrados etruscos y construye el templo de Júpiter Capitolino, un circo y una gran cloaca (la Cloaca Maxima);
- Servio Tulio, que rodea la ciudad de una muralla, la divide en cuatro barrios y reparte la población en cinco clases sociales, según su fortuna;
- Tarquino el Soberbio, que impone su tiranía al Lacio.
La violación de la romana Lucrecia por el hijo de Tarquino, desencadena una revolución encabezada por Lucio Junio Bruto, que acaba con la monarquía etrusca e instaura la República (510 a. de J.C.).
--------------------La República Romana--------------------
Caída de los reyes y comienzos de la República (509-275 a. de J.C.)
En el año 509 a. de J.C., Roma se libera del dominio de los etruscos, que marchan hacia la decadencia.
De aquí en adelante es una ciudad soberana, vinculada a su libertas, cuyo símbolo S.P.Q.R. (Senatus populusque romanus: el Senado y el pueblo romano), indica que el poder pertenece a los ciudadanos y no ya al detestado rey que la República ha suprimido.
En efecto, el fin de los Tarquinos, que trataban de apoyarse en el pueblo, significa la victoria de la clase rica, puesto que los patricios monopolizan las magistraturas y el Senado, y Roma conocerá en consecuencia sangrientas luchas sociales.
En el interior, después de haber expulsado a los Tarquinos, la república romana hace sus primeras armas.
El periodo se distingue por la oposición social, política y económica entre los patricios, herederos legítimos de los cultos indoeuropeos y que eran los únicos que tenían el privilegio de conversar directamente con Júpiter mediante la interpretación del lenguaje de los pájaros (auspicios), y los plebeyos, que tal vez descendían de las comunidades indígenas dominadas por los pastores indoeuropeos.
Los plebeyos, tras largas luchas políticas, consiguieron tener, en un principio, unos protectores oficiales: Los tribunos de la plebe (494-493 a. de J.C.).
Más tarde, una legislación escrita que concernía al derecho de propiedad (la Ley de las XII tablas y los decenviros, 451-449 a. de J.C.) y, finalmente, el derecho de acceder a las diferentes magistraturas y, en último lugar, al consulado (367 a. de J.C.).
La verdadera igualdad política no se obtuvo hasta 321 a. de J.C., después del desastre de Caudio, y la igualdad religiosa en el año 300 a. de J.C. (acceso de los plebeyos al sacerdocio). Los grandes hombres de este periodo fueron Cincinato, Decio y Camilo.
En el exterior, el ejército romano conquista la Península Itálica: poco a poco, los latinos (493 a. de J.C.), los etruscos (Camilo vence en Veyes, en 395 a. de J.C.), los samnitas, los ecuos y los volscos, son dominados.
Pero estas conquistas no se llevan a cabo sin derrotas. La guerra contra los montañeses samnitas duró 50 años y se caracterizó por el desastre de Caudio (las horcas caudinas, 321 a. de J.C.): Los romanos, vencidos, desarmados y desnudos, pasaron bajo el yugo (especie de puerta formada por una lanza atravesada sobre otras dos).
Finalmente, en 283-282 a. de J.C., las coaliciones del Lacio fueron vencidas definitivamente. La conquista de la Península Itálica central había sido precedida por una invasión gala (derrota del Allia, en 390 a. de J.C., y conquista de Roma por los galos).
El final de este periodo se caracteriza por la lucha contra Tarento, que tenía a sueldo a Pirro, rey del Epiro, vencedor en Heraklea (280 a. de J.C.) y en Ausculum (279 a. de J.C.).
Estas victorias, de las que Pirro salió más debilitado que los vencidos, no fueron decisivas, y el rey del Epiro, derrotado finalmente en Benevento (275 a. de J.C.), retornó a Grecia.
--------------------¡Ay de los vencidos!--------------------
Las guerras interiores: Afirmación peninsular
Inmediatamente después de su independencia, Roma no era más que una pequeña ciudad del Lacio, rodeada de vecinos indóciles.
En el año 494 a. de J.C., el dictador Postumio derrotó a los latinos en el lago Regilo, siéndoles impuesta una alianza.
Los etruscos seguían siendo peligrosos, pero los griegos de Cumas y los latinos los habían rechazado por tierra y por mar (con ayuda de Siracusa en el año 474 a. de J.C.) forzándoles a replegarse hacia Toscana. La potencia marítima de los etruscos había sido vencida.
Roma guerreó contra los volscos, en el sur del Lacio, y los equos, que procedían de los Apeninos. Luego acometió contra la fortaleza etrusca de Veyes, a veinte kilómetros de su ciudad.
Después de diez años de sitio, Camilo se apoderó de la plaza (395 a. de J.C.) dando a su patria el dominio de la Etruria Meridional.
Roma había de pasar, sin embargo, por una terrible prueba, la invasión de los galos. Procedentes de Europa Central, los celtas habían ocupado la Galia, Península Ibérica y el sur de Germania.
Alcanzaron su apogeo en la época llamada de "la Tène" (del nombre de una de sus localidades, situada en la orilla del lago Neuchâtel).
Armados de espada, escudo y casco puntiagudo, sometidos a un aristocracia guerrera, y amantes la belleza y el lujo, los celtas, federados en bandas conquistadoras, arrebataron a los etruscos la llanura del Po, y atravesaron los Apeninos y la débil Etruria.
Pronto se encontraron a las puertas de Roma. Espantosos de contemplar, pintados de rojo, encogiendo de terror el corazón de sus enemigos con el grito salvaje que lanzaban antes de atacar, se precipitaron contra las legiones romanas (381 a. de J.C.). Estas huyeron en desorden y la población abandonó la ciudad.
Destruyendo y asesinando a los escasos habitantes que quedaban, los galos dejaron que los más aptos se refugiaran en el Capitolio. Pusieron sitio a la ciudadela y una noche intentaron apoderarse de ella por sorpresa; pero los gansos consagrados a Juno lanzaron tal clamor que los defensores se despertaron y rechazaron el ataque.
Sin embargo, transcurridos siete meses, los romanos tuvieron que pedir la paz. Breno, el jefe de los bárbaros, exigió entonces, para marcharse, una considerable cantidad de oro.
Pero habiendo impuesto, para pesar el metal precioso, una balanza falseada a su favor, colocó su espada sobre el platillo, pronunciando la famosa frase "Vae victis", ¡Ay de los vencidos!
Los invasores galos no seguían en sus conquistas ninguna línea estratégica; cargados de un pesado botín, se retiraban para ir a buscar fortuna a otro lugar, mientras una parte de ellos se establecía en la llanura del Po.
La epopeya céltica continuó en el siglo siguiente, con la invasión de Tracia y Macedonia. Delfos fue saqueada en 279 a. de J.C.
Sus bandas llegaron incluso a devastar el Asia Menor, donde los fieros guerreros de piel blanca, los gálatas, formaron un reino independiente.
----------------------Guerras samnitas----------------------
Las guerras samnitas
El héroe que habían salvado el Capitolio, Marco Manlio, demasiado favorable a los campesinos pobres, irritó a los patricios, que le acusaron de aspirar a la tiranía y le condenaron a ser arrojado desde lo alto de una roca: La Roca Tarpeya que estaba cerca del Capitolio.
La ciudad se había recuperado y había reconstruido nuevas casas sobre sus ruinas, y, como si la prueba la hubiera fortalecido, comenzó de nuevo su lenta expansión. En el año 338 a. de J.C., los latinos sublevados fueron definitivamente sometidos y su liga disuelta. Los colonos romanos serían sus vigilantes.
Aprovechándose de las consecuencias de la invasión céltica, que había debilitado también a Etruria, Roma llevó a cabo la conquista del país. Cerveteri, Tarquinia, Arezzo, Vulci, Volsinias se rindieron una tras otra (de 300 a 265 a. de J.C.).
Al mismo tiempo, los romanos, cada vez más ambiciosos y ávidos de conquistas, invadieron la Campania, donde chocaron con los rudos montañeses samnitas que habían ocupado la llanura. Fueron necesarias tres guerras para triunfar. en 321 a. de J.C., las legiones romanas, cercadas junto al desfiladero de las Horcas Caudinas, tuvieron que rendirse y desfilar bajo el humillante yugo.
Los encarnizados y oscuros combates (Alejandro había muerto poco después de su prodigiosa aventura), concluyeron con la victoria de Roma en Sentino (295 a. de J.C.) sobre una coalición de samnitas, galos y etruscos.
Los fanáticos montañeses de la "legión del lino" se dejaron matar. Roma había llegado al Adriático y dominaba toda la Italia central. Entonces se volvió hacia el sur, que estaba repartido entre las ciudades griegas.
----------------------Guerras pírricas----------------------
Los elefantes de Pirro
Desde hacía un siglo, griegos y cartagineses se enfrentaban en Sicilia. Dionisio, tirano de Siracusa, había resistido a Cartago. Tarento estaba amenazada por la presión de los pueblos de Apulia.
Envidiosas de su riqueza, las ciudades griegas del sur aceptaron la alianza romana. Todas las fuerzas de Grecia habían sido dirigidas hacia Oriente como consecuencia de la expedición de Alejandro Magno, y no podían acudir en ayuda de las ciudades hermanas de Italia.
Tarento quiso resistir. Era una gran metrópoli, orgullosa de su industria, de su comercio y de su arte. Para defenderse, apeló a Pirro, rey de Epiro, un príncipe montañés embebido por la Ilíada, que, por su sangre macedónica, soñaba con renovar las hazañas de Alejandro.
Pirro desembarcó en el año 280 a. de J.C. y combatió contra los romanos, que por primera vez se encontraron frente a una formidable máquina de guerra: Los elefantes. Estos, cargando contra las legiones, las pusieron en fuga.
Al año siguiente, el rey de Epiro alcanzó una nueva victoria, pero por dos veces, a pesar del triunfo, sufrió gravísimas pérdidas y, aunque sabía vencer al enemigo, no sabía sacar después una ventaja inmediata.
Roma recibió entonces una ayuda inesperada: Cartago quería apoderarse de Siracusa, y la ciudad siciliana recurrió a Pirro, que marchó contra los cartagineses, volviendo después a Italia.
Pero esta vez los romanos, habiéndose acostumbrado a los elefantes, aplastaron al ejército del rey de Epiro, en Benevento, en el año 275 a. de J.C.
Pirro, lleno de amargura, volvió a partir para Grecia, donde encontró la muertes tres años después, en Argos, en circunstancias oscuras. Antes de abandonar Sicilia había dicho: "¡Qué hermoso campo de batalla dejamos a los cartagineses y a los romanos!"
Tarento se rindió en el año 272 a. de J.C. Roma reinaba ya en la Italia meridional: Sicilia estaba muy cerca. Hasta aquel momento, Roma y Cartago habían mantenido buenas relaciones, confirmadas por cuatro tratados de alianza. Pero los aliados iban a transformarse ahora en enemigos implacables.
----------------EXPANSION Y GUERRAS PUNICAS----------------
LA CONQUISTA DEL MEDITERRANEO (260-120 a. de J.C.)
La política exterior y el éxito de las legiones romanas dominan esta época, particularmente caracterizada por las guerras contra Cartago (las tres guerras púnicas).
La primera guerra púnica empieza en 264 a. de J.C.. Su causa es la rivalidad que enfrenta en Sicilia a Roma y Cartago.
Las victorias navales de Miles (264 a. de J.C.) y de las islas Egates (241 a. de J.C.), proporcionan a los romanos el dominio de dicha isla, a pesar de los éxitos cartagineses en tierra firme, debidos al genio militar de Amílcar Barca (hacia 247 a. de J.C.).
En 238 a. de J.C., Roma se hace dueña de Cerdeña y Córcega. La segunda guerra púnica empieza en 219 a. de J.C. Fue buscada por el cartaginés Aníbal, uno de los más grandes capitanes de la Antigüedad.
Este, partiendo de Hispania, atravesó los Pirineos y los Alpes con un ejército temible (80.000 infantes, los jinetes númidas -Numidia es la actual Argelia- y 37 elefantes), e infligió a Roma una serie de aplastantes derrotas:
- en las riberas del Trebia (afluente del Po), en 218;
- cerca del lago Trasimeno, en 217 a. de J.C. (contra Flaminio),
- finalmente, en Cannas (Apulia), el 2 de agosto de 216 a. de J.C. (contra Varrón y Paulo Emilio). En seguida, reconquistó Sicilia, y tomó Capua en 210 a. de J.C.
Pero Roma salió al fin victoriosa de esta "guerra inexpiable" gracias a las maniobras de desgaste dirigidas por el cónsul Fabio Cunctátor (Fabio el Contemporizador). Sicilia fue reconquistada en 210-205 a. de J.C. (muerte de Arquímedes en el sitio de Siracusa, en 212 a. de J.C.).
Los hermanos Escipión acosaron a los cartagineses en Hispania y el hijo de uno de ellos, Publio Cornelio Escipión, de sólo veinticuatro años de edad, reconquistó la Hispania del sur (Andalucía) y, después de la victoria de Metauro (207 a. de J.C.), obtenida por los cónsules romanos, llegó a Africa en 204 a. de J.C..
Aliado con el númida Masinisa, Escipión el Africano aplastó a Aníbal en la batalla de Zama, en 202 a. de J.C.: Cartago se convirtió en vasallo de Roma.
La tercera guerra púnica fue desencadenada, en 149 a. de J.C., por Catón, obsesionado por su odio a Cartago (acababa todos sus discursos con la misma frase: Delenda est Carthago: "Cartago debe ser destruida").
Pretextando una violación del tratado de 201 a. de J.C., los romanos desembarcaron en Africa al mando de Escipión Emiliano (no hay que confundirlo con el vencedor de Zama), hijo de Paulo Emilio. Después de un asedio que duró tres años, Cartago cayó, en 146 a. de J.C., en manos de los romanos.
Fue completamente arrasada, y sus habitantes, asesinados o desterrados. Paralelamente, los romanos acabaron la conquista de Hispania (Escipión Emiliano aniquiló la última resistencia en Numancia, en 133 a. de J.C.) y, traspasando los Pirineos, se instalaron en Provenza.
La conquista romana también se llevó a cabo hacia el este: ocupación de Macedonia (Filipo V de Macedonia fue derrotado en Cinoscéfalos, en 197 a. de J.C., y Perseo en Pidna, en 168 a. de J.C., y se conquistó definitivamente el país en 148 a. de J.C.). Luego, Grecia entera y, el reino asiático de Pérgamo (129 a. de J.C.), cayeron también en manos de las legiones romanas.
Consecuencias de estas conquistas
La Roma victoriosa imita a la Grecia vencida (nacimiento de la literatura latina). Por otra parte, los pequeños propietarios -la clase media romana-, arruinados y diezmados, desaparecen. Sólo quedan en Roma ricos y pobres.
Los Gracos (Tiberio y Cayo Graco, que ocupan el poder de 133 a 121 a. de J.C.) intentan en vano establecer una ley agraria para reconstituir la clase social de los pequeños agricultores, indispensable para el equilibrio político de la república.
Pero, asesinados ambos, su intento de establecer una república popular en Roma, fracasa.
-------------------Primera guerra púnica-------------------
Las guerras exteriores
La guerra, llamada púnica porque los latinos denominaban "puni" a los cartagineses, estalló cuando los romanos, habiendo desembarcado en Sicilia, se apoderaron de Mesina y amenazaron a las demás ciudades griegas, Siracura y Agrigento, que solicitaron la ayuda de Cartago, su tradicional enemiga.
En el año 262 a. de J.C., Hierón, tirano de Siracusa, negoció con Roma, y Agrigento fue conquistada después de un largo asedio (262 a. de J.C.), entregando un riquísimo botín. En aquel momento, Cartago parecía invencible debido a su dominio en el mar.
En sesenta días, los arsenales de Campania construyeron una flota de guerra de 150 quinquerremes (con cinco filas de remeros) y 20 trirremes, bajo la dirección de los siracusanos, que enseñaron a los romanos cómo abordar las naves enemigas mediante "ganchos".
En el año 260 a. de J.C., el cónsul Duilio alcanzó ante Milas la primera victoria naval de la historia de Roma; las proas de los navíos apresados adornaron la llamada Columna rostral del Foro. Los romanos quisieron entonces llevar la guerra a Africa, y el cónsul Régulo desembarcó en el cabo Bon.
Pero Cartago ocupaba una posición inexpugnable y el ejército cartaginés, confiado a un espartano, Jantipo, derrotó a las legiones, haciendo prisionero a Régulo y a 5.000 de sus hombre (255 a. de J.C.).
Para colmo de desgracias, la flota romana, sorprendida por una tempestad, sufrió un desastre sin precedentes: Las naves naufragaron y miles de hombres murieron ahogados. La urbe demostró una vez más aquello de lo que era capaz ante la adversidad, reconstruyendo en tres meses su marina y su tripulación.
Los marinos, no pudiendo ser instruidos en las naves, los fueron en las playas. La guerra pareció cristalizarse en largos años de lucha sin resultados notables, hasta que, en 241 a. de J.C., los romanos alcanzaron ante las islas Egadas una decisiva victoria naval que obligó a Cartago a aceptar la paz.
Abandonó Sicilia y se comprometió a pagar una fuerte indemnización. Roma ocupó Córcega y Cerdeña, aprovechándose de la rebelión de los mercenarios cartagineses.
Mientras tanto, habiendo franqueado los Apeninos las bandas galas, fue proclamada una movilización general, y los invasores fueron aplastados en el cabo Telamón (255 a. de J.C.). Esta vez los romanos se propusieron resolver definitivamente el problema galo: Ocuparon la llanura del Po (Galia Cisalpina), donde instalaron colonias. Desde los Alpes hasta Sicilia, Italia era romana.
Cartago se vio obligado a reprimir una terrible revuelta de sus mercenarios, a los que no había pagado. Amílcar Barca dirigió la "guerra implacable" que provocó crueldades y represiones increíbles. Después preparó el desquite contra Roma conquistando el sur de la Península Ibérica, donde será fundada por Asdrúbal Cartago Nova (la actual Cartagena).
El país, rico en minas y muy poblado, serviría de base para empresas contra Roma. Amílcar murió cerca de Alicante en el año 229 a. de J.C., siendo sucedido por su yerno Asdrúbal, quien, asesinado en 221 a. de J.C., dejó el mando a su cuñado, hijo de Amílcar: Aníbal.
Dos años después, Roma reprochaba a Cartago haber violado los acuerdos sobre sus respectivas "zonas de influencia", conquistando Sagunto, en Hispania. Comenzaba así la guerra a muerte.
--------------------Aníbal en los Alpes--------------------
Elefantes en los Alpes
Aníbal tenía 25 años, los que le hacía tan joven como Alejandro. Tenía, como éste, el genio de la guerra. De cultura griega, había estudiado a los estrategas helenistas. Tito Livio diría de él:
No existía general en el que los soldados tuvieran mayor confianza y que les infundiera mayor ardor. Tenía la mayor audacia para afrontar cualquier peligro: El cansancio no era capaz de abatir su cuerpo ni de doblegar su ánimo.
Quería golpear a Roma en el corazón mismo de su poderío, y renovar de manera duradera la efímera empresa de los galos. Partiendo en 218 a. de J.C., atravesó Hispania, conquistando para Cartago la parte septentrional, y penetró en las Galias.
Su ejército estaba compuesto por 90.000 infantes, 12.000 jinetes y un centenar de elefantes.
En septiembre, los cartagineses atacaron los Alpes. Antes, habían tratado de atraerse a los celtas para que le indicasen los pasos más accesibles a los enormes animales.
Pero los indígenas no se dejaron convencer fácilmente, y los cartaginenses se encontraron solos ante aquella terrible prueba: Durante los 17 días de la travesía, la mitad de los hombres y de los animales murieron por causa del frío.
Cuando llegaron a la llanura del Po, los galos, maltrechos por la reciente conquista romana, les ayudaron y les proporcionaron 10.000 hombres.
Asustado, el Senado romano preparó un inmenso ejército, cuyo mando confió a Escipión, el primero de los que habían de dar gloria a esta ilustre familia.
Los cartagineses vencieron en Tesino y Trebia, y liberaron los Apeninos; a Aníbal no le quedaba más que un solo elefante, sus soldados habían quedado reducidos a algunos millares, y él había perdido un ojo en combate; pero su genio compensaba las pérdidas.
---------------------Trasimeno y Cannas---------------------
Punos en Italia
Gracias a un sutil juego de maniobras, Aníbal atrajo a un segundo ejército romano a las orillas del lago Trasimeno (217 a. de J.C.). La derrota de las legiones, en las que por primera vez militaban esclavos, fue tan completa que casi ningún soldado se salvó, y su jefe, el cónsul Flaminio, estuvo entre los caídos.
Roma fue víctima del pánico, pero, como siempre, volvió a encontrar en el peligro las razones para sacar fuerzas de flaqueza. Nombró un dictador, Quinto Fabio Máximo, que pasó a la historia con el nombre de Cunctator (el Contemporizador). Este evitó hábilmente las batallas en campo abierto, debilitando al adversario con continuas escaramuzas.
Pero los caprichos de la política romana condujeron a la sustitución de Fabio por Varrón, un plebeyo demagogo que, para satisfacer a sus electores, buscó un éxito rápido. Su ejército, cuatro veces superior en número al del general cartaginés, atacó a éste en Cannas.
Pero Aníbal, con un golpe maestro de estrategia militar (fingió ceder en el centro, atrayendo a los romanos entre sus dos alas reforzadas que se cerraron sobre ellos como un cepo), logró una nueva victoria: 45.000 romanos resultaron muertos y 20.000 fueron hechos prisioneros. Varrón, huyendo de la muerte, pidió indulgencia al pueblo romano (216 a. de J.C.).
La urbe parecía condenada, y una parte de Italia se sublevó. Siracusa volvió a aliarse con Cartago.
En Hispania, Escipión resistió; Aníbal negoció con Filipo de Macedonia, decidido a intervenir para expulsar a los romanos de Iliria, donde fijaron un protectorado en el 229 a. de J.C.
----------------------Victoria romana----------------------
La Unión Sagrada
En Roma, todos los partidos se unieron ante el peligro; los tribunos de la plebe presidían los comicios en ausencia de los cónsules y de los pretores. Fueron formadas 23 legiones, aumentadas con aliados fieles, mercenarios y esclavos, hasta un total de 200.000 hombres.
Aníbal no se atrevió a atacar la ciudad, por falta de material de asedio. Sin duda, contaba con una insurrección general en Italia. Capua se entregó a él con sus riquezas, e igualmente todas las ciudades del sur. Reconquistada, Capua fue duramente castigada por los romanos (210 a. de J.C.).
Se combatió en todos los frentes: En Siracura, donde Arquímedes hizo prodigios con sus máquinas y sus espejos solares que incendiaban las naves a distancia (pero la ciudad cayó en manos de los romanos en 211 a. de J.C. y Arquímedes fue muerto por un soldado).
En Hispania, donde los dos hermanos Escipión fueron mantenidos en jaque y después muertos por el hermano de Aníbal, Asdrúbal (211 a. de J.C.); en Grecia, donde la flota romana contuvo a los macedonios gracias al apoyo de Esparta, de los etolios y de Pérgamo.
El joven Publio Cornelio Escipión, que había sucedido a su padre y a su tío, se apoderó de Cartagena (209 a. de J.C.), pero no pudo impedir que Asdrúbal se uniera a Aníbal en Italia, aunque allí fue derrotado en Metauro en 207 a. de J.C.
El cónsul Claudio Nerón hizo arrojar la cabeza de Asdrúbal al campamento de su hermano.
Finalmente, Escipión desembarcó en Africa y obtuvo la alianza del rey númida Masinisa, y en el año 202 a. de J.C., en Zama, Escipión venció a Aníbal que había sido llamado de Italia.
La paz fue dura: Cartago, que tuvo que desarmarse por tierra y por mar, pagar una enorme indemnización (10.000 talentos) y renunciar a sus posesiones exteriores se convirtió en un estado vasallo.
Pero Aníbal no se dio por vencido, siendo amenazado por sus compatriotas con ser entregado a los romanos, acabó por refugiarse en Siria. Roma era ahora dueña del Mediterráneo occidental.
--------------------Delenda est Cartago--------------------
El fin del imperio cartaginés
En el momento mismo en que Corinto era aniquilada, Cartago sufría la misma suerte.
Catón, comprendiendo que ésta era siempre un peligro amenazador para Roma, convenció al Senado con sus discursos, que concluían siempre con el famoso "Delenda est Cartago" (Cartago ha de ser destruida), para emprender la tercera guerra púnica.
Para no romper los tratados de paz se encontró un pretexto: El rey de Numidia, Masinisa, no cesaba de ensanchar su territorio (la actual Argelia) a expensas de los cartagineses. Estos, exasperados, le declararon la guerra, y Roma los acusó de violar el tratado del 201 a. de J.C.
Cuatro legiones desembarcaron en Africa y los cartagineses se sometieron, pero, una vez que hubieron entregado las armas, los romanos ordenaron al pueblo que abandonaran la ciudad y que se retiraran al interior.
Reducido a la desesperación el pueblo se rebeló y optó por la guerra a ultranza; demolieron las casas, utilizaron las vigas para construir máquinas de guerra, las mujeres se cortaron los cabellos para hacer cuerdas (149 a. de J.C.).
El impulso fue tal que la ciudad resistió durante tres años. En el 146 a. de J.C., después de un terrible asalto, Cartago fue completamente destruida. Su territorio fue declarado maldito y formó la provincia de Africa, con Utica como capital.
Final en Hispania y la Galia
La codicia de los gobernadores provocó poco a poco una revuelta general en Hispania, donde un pastor, Viriato, jefe de la rebelión, resistió durante nueva años (147-139 a. de J.C.).
Viriato fue asesinado y la lucha final se desarrolló alrededor de Numancia, destruida después de un asedio atroz dirigido por Escipión Emiliano, el vencedor de Cartago (133 a. de J.C.).
La inestabilidad de los diferentes pueblos de la Península Ibérica indujo a los romanos a unir directamente la provincia a Italia.
Por otra parte, las legiones romanas, llamadas por Marsella contra los montañeses vecinos, ocuparon el sur de la Galia, fundaron Aix (125 a. de J.C.), y después se volvieron contra los alóbroges, apoyados por Bituito, rey de los arvernos, y por sus 200.000 soldados.
Cerca de Montelimar, sus hordas indiciplinadas fueron exterminadas y Roma situó puestos avazados desde Lyon a Tolosa.
En lo sucesivo, los romanos, que reinaban desde Asia Menor hasta el Atlántico (las famosas Columnas de Hércules), pudieron decir con orgullo "Mare Nostrum" (nuestro mar), refiriéndose al Mediterráneo.
--------------------Guerras macedónicas--------------------
Guerras macedónicas
Fueron necesarios tres siglos para que la pequeña ciudad del Lacio se convirtiera en la capital de Occidente.
Pero será irresistiblemente arrastrada hacia Oriente, no como consecuencia de un plan idealista sistemáticamente concebido -el pueblo estaba cansado de guerras interminables-, sino con una seria de campañas preventivas que pusieron de manifiesto la debilidad de las monarquías helenísticas.
Además, la aristocracia había tomado gusto al éxito, a los enormes botines, mientras que los plebeyos, los "hombres nuevos", veían en las nuevas conquistas la oportunidad de enriquecerse y de traspasar sus límites.
El primer enemigo era Filipo V de Macedonia, que había apoyado a Aníbal. Filipo gobernaba sobre una Grecia indócil, convulsionada por luchas sociales. En el año 200 a. de J.C., el Senado le declaró la guerra.
Después de dos años de lucha incierta, el cónsul Flaminio, que se había erigido en libertador de los griegos, logró vencer en Cinocéfalos, en Tesalia (197 a. de J.C.). La legión superó a la falange, demasiado pesada.
Roma proclamó solemnemente en Corinto la independencia de las ciudades griegas, que se desbordaron de entusiasmo. Después la llegó el turno al rey de Siria, Antíoco III, que había acogido a Aníbal; quiso dominar el Egipto de los Tolomeos e intrigó en Grecia contra Roma, Rodas y Pérgamo.
Por fin, se aprestó a entregar a Aníbal. Este buscó refugio junto a Prusias, rey de Bitinia, en la costa del mar Negro, pero los romanos, implacables, le persiguieron, y el héroe que había hecho temblar a sus enemigos, se envenenó (183 a. de J.C.).
Sin embargo, la amistad entre Grecia y Roma había terminado. La anarquía de sus ciudades, sus agitaciones, su decadencia irritaron a los romanos, y Catón el Censor destacó la perniciosa influencia de los griegos degenerados.
Estos comprendieron que su independencia era en realidad una tutela, porque los comisarios del Senado romano intervenían en todas partes. Roma apoyaba a los ricos, mientras que los pobres volvían sus esperanzas hacia el rey de Macedonia.
------------------La conquista de Oriente------------------
Hacia el lejano Oriente
En el año 179 a. de J.C., el hijo de Filipo V, Perseo, subió al trono ávido de venganza. Pérgamo dio la señal de alarma a Roma, que, esta vez, no se contentó con una simple intervención.
Después de numerosos fracasos, el cónsul Paulo Emilio venció a Perseo en Pidna (168 a. de J.C.). El rey desfilará en el cortejo triunfal del vencedor y morirá en prisión dos años después. Macedonia quedó desmembrada en cuatro partes.
En Epiro, que se había sublevado, los romanos desencadenaron la represión y vendieron a 150.000 hombres como esclavos. El terror reinó en Grecia, que tuvo que entregar rehenes. El rey de Pérgamo, que se había vuelto sospechoso, fue humillado, como Prusias de Bitinia, que fue a Roma a someterse con la cabeza rapada.
Antíoco de Siria invadió Egipto, pero recibió la orden de abandonar el país. Como pidió tiempo para reflexionar, el pretor Popilio trazó un círculo a su alrededor exigiéndole que le diera una respuesta antes de matarlo.
Antíoco se inclinó, diciendo: "Haré lo que quiera el pueblo romano". Grecia había quedado destruida: Oro, estatuas, cuadros, vasos de plata, un botín fantástico acompañó el triunfo de Paulo Emilio, cuyo desfile duró tres días.
Sin embargo, no se produjo ninguna anexión. El Senado parecía temer aún el nuevo poder de los generales y de los financieros, la influencias nefastas de Oriente.
Aquellos viejos conservadores temían lo desconocido, la corrupción, la costumbre de saqueo de los ejércitos. Catón clamó contra el lujo y los cultos orientales. Por otra parte, Roma estaba comprometida en la obra de pacificación a llevar a cabo en Occidente.
Hacía falta enviar legiones contra los celtas de la llanura del Po, contra los ligures de los Apeninos que fueron deportados en masa, y surgieron nuevas colonias: Bolonia, Parma, Módena, Lucca. En Córcega, en Cerdeña, en Hispania, se realizaron campañas contras las incesantes revueltas.
Pero, finalmente, la política se inclinó hacia Oriente y el helenismo. Los hombres de negocios estaban ávido de sacar partido de nuevas provincias, y el viejo Catón, vencido por el ambiente general, se dedicó a traficar con los esclavos.
Una sublevación de Macedonia (149 a. de J.C.) proporcionó un buen pretexto: El país se convirtió en provincia romana (148 a. de J.C.). Los griegos se rebelaron a su vez, pero fueron sometidos: Corinto fue incendiada, su territorio declarado maldito, y millares de hombres sufrieron la deportación.
Grecia fue incorporada a Macedonia en el año 146 a. de J.C. En el 133 a. de J.C., el rey de Pérgamo dejó en herencia su estado a Roma, que creó la provincia de Asia (126 a. de J.C.).
-----------------------CRISIS CIVILES-----------------------
CRISIS Y GUERRAS CIVILES (120-27 a. de J.C.)
La situación política va a ser, durante un siglo, desastrosa.
En Roma se enfrentan dos partidos: El popular (apoyado muy frecuentemente por los caballeros o equites) y el senatorial, partidario de una política firme y nacionalista, dirigida por la aristocracia.
Esta rivalidad toma, en ciertos momentos, el aspecto de una verdadera guerra civil. Es la época de las conjuraciones, los complots, las proscripciones y las matanzas; sin duda, el período más desastroso de la república romana. ¡Y esto durará 100 años!
Por esta época aparece en el horizonte de Roma la estrella de Julio César. Aliado de Pompeyo y Craso (primer triunvirato, 60 a. de J.C.), pero alejado de los asuntos políticos porque está ocupado en la conquista de la Galia (68-51 a. de J.C.), la ambición de Julio César es la de reorganizar el Estado romano con la energía de un militar habituado al triunfo.
Vencedor de su antiguo compañero Pompeyo (Farsalia, 48; Tapso, 46, y Munda, 45 a. de J.C.), emprende la instauración de la monarquía en Roma. Pero es asesinado, en el año 44 a. de J.C., por sus adversarios.
La república queda acéfala: Antonio (principal general de César), Octavio (su sobrino) y Lépido forman entonces el segundo triunvirato (43 a. de J.C.) y se reparten este Imperio sin emperador que es el mundo romano:
- Lépido se hace olvidar en Africa;
- Antonio conquista Oriente, en donde cae bajo la influencia de la reina Cleopatra;
- Octavio se revela como un jefe hábil y firme a la cabeza de las legiones de Occidente, derrota a Antonio en Actium (31 a. de J.C.) y, ya único dueño del mundo romano, se convierte, en 27 a. de J.C., en emperador, en Augusto.
Con la instauración de esta nueva función (el principiat, y no la dignidad imperial), acaba el período republicano de la historia romana.
-------------------------Los Gracos-------------------------
El descalabro de los Gracos
Tiberio Graco
Elegido tribuno en 133 a. de J.C., un joven noble, Tiberio Graco, nieto por parte de madre de Escipión el Africano, quiso abrir una era de reformas.
El ager publicus, es decir, las tierras vueltas al dominio público después de ser confiscadas por el Estado romano conquistador, había sido ocupado, en contra de la ley, por grandes propietarios.
Tiberio Graco preparó un proyecto que limitaba a 12 hectáreas por persona las parcelas de ager publicus. Los acaparadores tenían que restituir el exceso, que sería repartido en parcelas de siete hectáreas y media, reservadas a los pobres.
De esta forma se reconstruiría una clase de pequeños propietarios, elemento seguro de estabilidad. Orador apasionado (hablaba de "aquellos que se llaman dueños del mundo y no poseen ni un terruño"), Tiberio hizo que la ley fuera aprobada.
Cargados de odio, los grandes propietarios terratenientes compraron a un tribuno, Octavio, el cual opuso su veto; Tiberio lo destituyó y al año siguiente Graco se hizo reelegir, lo que era contrario a la tradición, pero él estaba interesado en poner en práctica su generosa obra.
Los nobles lo acusaron de aspirar a la soberanía y, provocando un motín, lo mataron en el Capitolio. La ley no fue abolida, pero sus efectos quedaron muy limitados.
Cayo Graco
Diez años después, en el 123 a. de J.C., el hermano mayor de Tiberio, Cayo Graco, elegido a su vez tribuno, se propuso hacer triunfar la reforma. Aleccionado por la trágica experiencia de su hermano, quiso reforzar su posición y ampliar las alianzas:
- Suprimió a los senadores el derecho a tomar asiento en los tribunales encargados de juzgar asuntos de corrupción y delitos públicos, sustituyéndolos por representantes de la clase ecuestre.
- Enfrentando a las dos clases de ricos, las debilitó. Mediante la ley frumentaria, concedió a la plebe una cuota mensual de trigo a precio mínimo.
- Por último, volvió a proponer enérgicamente la división y la distribución de las tierras comunales usurpadas; nuevas colonias agrícolas iban a surgir en Italia y en las provincias.
Los adversarios de Cayo Graco utilizaron todos los métodos contra él, incluidos la demagogia y la superioridad de la ofertas en las ventas en pública subasta.
Cayo quería también -y el futuro le dio la razón- extender el derecho de ciudadanía (la igualdad de derechos) a todos los latinos e incluso a los itálicos; pero, prudentemente, se limitó a los latinos.
El partido conservador, especulando con el egoísmo de la plebe romana, hizo que le proyecto fuera rechazado. Cayo Graco tuvo que abandonar Roma para fundar él mismo una colonia cerca de Cartago.
Sus enemigos, teniendo el camino libre, lo acusaron de haber violado la interdicción que declaraba maldita esta tierra, y no fue reelegido tribuno. Cayo Graco defendió su obra, pero el Senado provocó un motín contra él.
Entonces se refugió en el Aventino, poco más allá del Tíber. Perseguido, hizo que un esclavo suyo lo matara en un bosque sagrado (121 a. de J.C.). En Roma tuvo lugar el exterminio del partido popular (3.000 partidarios fueron asesinados).
La reforma agraria fue progresivamente desmantelada. Sólo los caballeros conservaron los privilegios obtenidos. La violencia, el asesinato y la ilegalidad hicieron su entrada en la política romana.
Gracias a los desórdenes que continuaron enfrentando a los ricos contra los pobres, algunos ambiciosos, apoyándose en las fuerzas armadas, sintieron que su hora había llegado.
----------------------Mario: El orden----------------------
Mario y la reforma militar
El Senado se vio desacreditado por una serie de reveses en Africa, donde un príncipe númida, Yugurta, había destronado al nieto de Masinisa, aliado de Roma. Yugurta hizo asesinar a unos comerciantes romanos y el Senado le declaró la guerra.
Arrogante y sagaz, Yugurta resistió victoriosamente, compró cómplices y hasta se atrevió a ir a Roma, de la que diría:
¡Ciudad venal, no te falta más que un comprador!
En el 109 a. de J.C. derrotó a una legión. El cónsul Metelo y su lugarteniente Mario consolidaron la situación, pero Mario no se contentó con este éxito.
Nacido en Arpino, en el Lacio, en el seno de una familia acomodada, había ingresado siendo muy joven en el ejército y, durante el sitio de Numancia, había ganado ascensos, medallas, y también cicatrices que le cubrían todo el cuerpo. Nombrado gobernador de la Hispania Ulterior, se casó a su regreso con una mujer de la familia patricia Julia, futura tía de Julio César, que nacería en el año 100 a. de J.C.
Siempre había estado protegido por el poderoso Metelo, quien le llevó a Africa como legado. Mario le pidió autorización para ir a Roma y proponer su candidatura al consulado. "Espera a que mi hijo tenga la edad", le respondió el orgulloso Metelo, afectado por las pretensiones de aquel "burgués" de origen modesto.
Pero Mario se hizo elegir por el partido popular (107 a. de J.C.) y obtuvo también el mando del ejército de Africa, a expensas de su protector.
Antes de partir, llevó a cabo una amplia reforma militar: Las legiones fueron abiertas a los proletarios, hasta entonces excluidos; el ejército de ciudadanos se transformaba así en un ejército profesional.
Mario mejoró también el armamento y la organización, dividiendo la legión en cohortes, unidades tácticas que agrupaban tres manípulos.
En dos años derrotó a Yugurta (105 a. de J.C.), que murió de hambre en la prisión Tuliana.
El triunfo de Mario fue acompañado por su reelección como cónsul; parecía el único capaz de salvar a Italia de una nueva y terrible amenaza: La invasión de los cimbros y de los teutones, germanos del Báltico que habían asolado la provincia romana de la Galia, aniquilando algunas legiones en Orange (105 a. de J.C.). La devastación de Hispania los disuadió, y se dividieron en dos bandos.
Mario los exterminó cerca de Aix (102 a. de J.C.) y de Vercelli, en la llanura del Po (101 a. de J.C. Aclamado como salvador, fue reelegido continuamente cónsul (por sexta vez en el año 100 a. de J.C.), uniéndose con los tribunos de la plebe, Saturnino y Glaucio, que se aprovecharon de su confianza y protección para aterrorizar a Roma, donde se sucedieron los levantamientos.
Por orden del Senado, Mario marchó contra sus aliados, que fueron dispersados en una sangrienta batalla. Pero, desprestigiado, sospechoso a los ojos de todos, Mario partió para Oriente.
------------------Mario: Guerras sociales------------------
Las guerras sociales
Un nuevo drama puso a Roma en peligro: La rebelión de Italia.
Después de la conquista romana, las diversas ciudades y regiones de la península estaban sometidas con regímenes muy variados: Algunas (como el Lazio) gozaban de igualdad de derechos, pero la mayor parte formaba categorías inferiores, estando excluidas de la vida política, aunque sometidas a los impuestos y a las levas militares.
Los magistrados romanos se comportaban frecuentemente como tiranos locales con respecto a los "aliados" (socii, de donde el nombre de la guerra social). Estos estaban además excluidos de la distribución de las tierras después de la desmovilización de los ejércitos.
Un joven noble elegido tribuno, Livio Druso, reanudando el proyecto de Cayo Graco, propuso extender el derecho de ciudadanía a todos los itálicos.
Pero fue asesinado (91 a. de J.C.) y, al año siguiente, los estados aliados, exasperados, se sublevaron, pobres y ricos unidos, formando una confederación y emprendiendo una verdadera guerra de secesión: una guerra encarnizada (90-89 a. de J.C.), acompañada de exterminios, que causó más de 100.000 víctimas.
Mario fue llamado por el Senado, pero los mayores éxitos contra los insurrectos fueron alcanzados por su lugarteniente: Sila. Finalmente, el Senado, para romper la alianza de los adversarios, concedió gradualmente el derecho de ciudadanía a los itálicos leales primero, y después a los que deponían las armas.
Los samnitas fueron los últimos en rendirse. En el año 87 a. de J.C., toda Italia (que respecto de la actual acababa en la línea del río Rubicón) estaba unificada bajo el mismo derecho. Una vez más, la ceguera del Senado había costado cara.
----------------------------Sila----------------------------
Sila contra Mario
La paz interior era tanto más urgente cuanto que un enemigo amenazaba a Roma en Asia: El rey del Ponto, Mitrídates, coloso medio bárbaro y medio griego, que soñaba con dominar Oriente y Grecia.
Provisto de una gran flota y de un ejército impresionante, exterminó a los romanos de la provincia de Asia, invadió Grecia y ocupó Atenas (88 a. de J.C.).
El senado nombró jefe del ejército al aristócrata Sila. Lucio Cornelio Sila, procedente de una familia arruinada, era un hombre extraño, unas veces arrogante, otras veces servil, capaz de los peores excesos, cruel y vengativo.
Un griego lleno de ironía, dijo de él que se parecía a "una mora pasada por harina", con una tez roja llena de lunares blancos. De sus ojos azules emanaba una luz irresistible; era, además, culto y amante de las artes, revelándose también como un notable jefe militar: Frío, astuto, sumamente valiente y con un gran ascendiente sobre sus hombre.
Pero la agitación continuaba en Roma, donde la guerra civil había provocado la miseria y el alza de los precios. El partido popular alentó una serie de motines y, volviéndose de nuevo a Mario hizo que, mediante un plebiscito, dirigiera la guerra de Oriente.
Sila, que concentraba ya sus legiones en Campania, marchó sobre Roma, franqueó la muralla sagrada y derrotó a los agitadores entre grandes incendios. Mario huyó a Africa (88 a. de J.C.).
Entonces Sila pudo embarcarse, después de haber demostrado cómo se podía asegurar el poder con la ayuda de soldados leales.
Sometió a Grecia, donde fueron confiscadas numerosas obras de arte para enviarlas a Roma, y después se dirigió a Asia. Mitrídates tuvo que negociar, renunciando a Grecia pero conservando su reino (85 a. de J.C.).
¿Por qué se conformó Sila con una victoria incompleta? El hecho es que, en su ausencia, Mario había dado la vuelta a la situación, apoderándose nuevamente de Roma.
Unido al cónsul Cinna, futuro suegro de Julio César, ordenó terribles matanzas, entregando a sus enemigos a los verdugos con un simple gesto. Pero en el año 86 a. de J.C., Mario murió, dejando Italia a Cinna y a su hijo adoptivo.
Sila volvió con sus tropas (83 a. de J.C.) y en un año luchó contra el partido popular y contra los samnitas que todavía no estaban definitivamente sometidos desde la guerra social. En el año 82 a. de J.C., era el dueño de Roma, arrogándose la dictadura.
Se reanudaron de nuevo las matanzas, esta vez contra los demócratas. Los nombres de las víctimas fueron escritos en las listas de proscritos, cuyos bienes, confiscados, sirvieron para recompensar a los soldados, a los partidarios, y los delatores.
De esta forma, Sila distribuyó 120.000 parcelas de tierra. Se ha dicho repetidamente que el dictador había querido restablecer el antiguo régimen aristocrático, devolviendo toda su importancia al Senado y abatiendo a sus adversarios.
De hecho, lo que le preocupaba sobre todo era su poder absoluto. El Senado fue elevado a 600 miembros, 300 de los cuales eran "hombre nuevos" absolutamente afectos a Sila.
Los caballeros perdieron sus cargos judiciales y la percepción de los impuestos de Asia. Los tribunos de la plebe no tenían ya el derecho de veto ni el de proponer leyes.
La censura fue suprimida, así como las distribuciones gratuitas de trigo. Acuñando monedas con su nombre, adoptando el título religioso de Felix (feliz), organizando juegos circenses y adulando al pueblo, Sila se comportó como un monarca oriental. Pero, por razones poco conocidas, se retiró a la vida privada en el año 79 a. de J.C., y murió al año siguiente en Cuma.
--------------------Pompeyo y Espartaco--------------------
Advenimiento de Pompeyo. Sertorio y Espartaco
Noble, rico y valeroso, Pompeyo, antiguo lugarteniente de Sila, se alió hábilmente con el Senado para combatir a un cónsul demagogo, Lépido, que se había unido al partido popular restableciendo las distribuciones gratuitas de trigo.
Después de una breve guerra civil, Pompeyo (79 a. de J.C.) fue encargado de sofocar la revuelta de Sertorio, un compañero de Mario que había sublevado a Hispania poniéndose a la cabeza de los indígenas oprimidos, en los tiempos de Sila, y que parecía invencible con sus guerrillas.
Gracias a una traición (72 a. de J.C.), Pompeyo se libró de él, después de algunos años de guerra, y volvió a Italia para poner fin a la célebre revuelta de Espartaco.
En Capua, un centenar de esclavos de una escuela de gladiadores se habían evadido bajo el mando del tracio Espartaco, incitando a la rebelión a las hordas de esclavos del sur, prisioneros de guerra, terribles combatientes, cansados de la crueldad y de los malos tratos, consiguiendo reunir hasta 100.000 hombre, saqueando, incendiando las granjas y resistiendo a cinco ejércitos romanos.
Espartaco los condujo hacia el norte, donde, atravesando los Alpes, podrían convertirse en hombres libres. Pero ellos prefirieron (¡insensato sueño!) volverse contra Italia; por fin, las tropas de Marco Licinio Craso los aplastaron: 6.000 esclavos murieron crucificados a lo largo del camino que conducía de Capua a Roma. Pompeyo acabó con las últimas bandas que habían logrado huir (71 a. de J.C.).
Apoyándose en la plebe y estableciendo los derechos de los tribunos y de los caballeros ("equites"), los aspirantes a dictadores eran fatalmente arrastrados a romper la resistencia del Senado, que obstaculizaba su camino hacia el poder.
Por otra parte, los patricios estaban desacreditados en aquel momento a causa del grave escándalo de Verres, propretor de Sicilia, que había saqueado la isla como si se tratara de una tierra de conquista. Poniéndose del lado de las víctimas, Marco Tulio Cicerón defendió su causa con tanta elocuencia que Verres se exilió antes de la sentencia (70 a. de J.C.).
----------------------Craso y Pompeyo----------------------
Consulado de Craso y Pompeyo: Mitrídates
Marco Licinio Craso era un antiguo protegido de Sila que había conquistado una gran fortuna gracias a las proscripciones y a un cuerpo de vigilantes reclutados entre los esclavos.
Con su colega Pompeyo tomó el sentido contrario de las reformas de Sila. Los dos cónsules ofrecieron al pueblo "pan y juego" (panem et circenses) para lograr el apoyo de las masas.
Lo mismo que los tribunos, los censores fueron repuestos en sus cargos. Los caballeros recuperan su puesto en los tribunales y, de nuevo, el encargo de la percepción de los impuestos de Sicilia y de Asía, así como sus asientos de honor en el teatro.
A favor de las guerras civiles, bandas de piratas habían formado flotas temibles que saqueaban los barcos de los comerciantes y las costas, llegando incluso en su atrevimiento a desembarcar cerca de Roma.
Pompeyo se hizo conceder poderes extraordinarios y con 500 naves y veinte legiones persiguió a los piratas, matando a millares de ellos y dispersando a los demás en las colonias (67-66 a. de J.C.).
Gran triunfador, no le fue difícil que le fuera asignado el mando de la segunda guerra contra Mitrídates. Los desórdenes de Italia habían envalentonado al rey del Ponto, que reanudó la guerra en el año 74 a. de J.C., aliándose con Sertorio, con los piratas y con Tigranes, rey de Armenia.
El procónsul Lúculo, penetrando hasta Armenia, lo había expulsado de la provincia de Asia (74-68 a. de J.C.). Pero Lúculo, honesto y austero, disminuyendo los impuestos y los tipos de interés, se había atraído la hostilidad de los caballeros y de los publicanos, y Pompeyo ocupó su lugar.
Mitrídates tuvo que huir y se hizo matar por un soldado en Crimea, después de haber probado en vano todos los venenos.
Tigranes tuvo que someterse y Pompeyo reorganizó el Oriente que, en los sucesivo, tuvo siete provincias: Asia, Ponto, Bitinia, Cilicia, Cirenaica y Creta, más una docena de protectorados entre los que estaban Galacia, Capadocia, Armenia, Cólquida y Decápolis de Judea, donde Pompeyo había tomado al asalto Jerusalén.
Cuando volvió a Italia (62 a. de J.C.), Pompeyo celebró un fantástico triunfo, y al año siguiente vistió la clámide (manto de gala) de Mitrídates. Pero durante su ausencia se habían producido graves acontecimientos y otro nombre se hacer oír: El de Julio César.
--------------------------Catilina--------------------------
La conjuración de Catilina
En Roma se había formado un partido revolucionario que agrupaba a los miserables y a los descontentos y que pretendía reanudar los proyectos de los Gracos.
El partido estaba dirigido por un antiguo compañero de Sila, Catilina, "malvado y depravado" -dice Salustio- que reunía a su alrededor "como satélites a todos los hombres reos de maldades y de crímenes".
Para Catilina, la demagogia social era un medio para adueñarse del poder. Craso lo apoyó en la sombra, y habiendo sido descubierta una primera conspiración, hizo enterrar la tentativa.
Catilina presentó su candidatura al consulado en el año 63 a. de J.C., pero fue derrotado por Cicerón, que aparecía como dirigente del partido del orden. Después de un nuevo fracaso, al año siguiente Catilina proyectó asesinar a los cónsules, provocar incendios e imponerse por la fuerza.
Craso rompió las relaciones con él; Julio César, que había tenido cierta participación en la conjuración (también él apoyaba el partido popular) se retiró.
Cicerón abordó a Catilina en pleno Senado, lanzando su célebre frase: ¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia? Catilina huyó de Roma, sus cómplices fueron asesinados, y él murió en el curso de una batalla.
Cicerón se mostró orgulloso de haber salvado la República (62 a. de J.C.). durante estos acontecimientos, Pompeyo había llegado de Oriente. El Senado y Cicerón temían sus ambiciones; Pompeyo cometió el error de licenciar su ejército, y tuvo que esperar ocho meses para celebrar su triunfo.
Entonces se aproximó a Craso y a César para formar el "primer triunvirato".
------------------------Julio César------------------------
Cayo Julio César
Cayo Julio César, que tenía unos cuarenta años (había nacido en el año 101 a. de J.C., no era muy conocido. Pertenecía a una de la familias patricias más antiguas de Roma, que pretendía descender de Julos, hijo de Eneas.
Sus progenitores habían caído en la miseria y vivían en la Suburra, barrio popular y de mala fama. Su nacimiento fue difícil, habiéndose tenido que recurrir a la operación quirúrgica a la que dio nombre (cesárea).
Culto y elegante, llevaba una vida brillante, estando dotado igualmente de una inteligencia penetrante y de una memoria ilimitada.
Gran admirador de la literatura griega, se complacía en escribir tragedias y poesías. Sobrino de Mario, yerno de Cinna, había sido considerado sospechoso en los tiempos de Sila a causa de sus vinculaciones con el partido popular, habiéndose exiliado a Asia, donde fue hecho prisionero por los piratas.
Vuelto a Roma (77 a. de J.C.) contrajo deudas, y tuvo que esperar casi diez años para hacerse elegir cuestor y entrar en el Senado (68 a. de J.C.).
A los 30 años fue enviado a Hispania. En el año 65 a. de J.C. se convirtió en edil y pidió dinero a Craso para ofrecer al pueblo de Roma fiestas suntuosas; poco después salió elegido pontífice máximo.
Durante este período apoyó de incógnito a Catilina contra el Senado, que empezó a desconfiar de él. En el año 61 a. de J.C. volvió a la Península Ibérica, iniciándose como jefe militar y sofocando diversas revueltas.
El hombre frívolo y corrompido, cargado de deudas, se convirtió en un gran militar y un gran político. Aceptó la alianza de Pompeyo y de Craso (que le condonó las deudas), haciéndose elegir cónsul en 60-59 a. de J.C., poniendo en ridículo a su colega Bíbulo e imponiendo su voluntad. El pueblo, riendo, decía: "¡Es el consulado de Julio y de César!"
Le faltaba, sin embargo, la gloria militar, por lo que se hizo atribuir el proconsulado de la Galia Cisalpina y de la Narbonense. Antes de partir, casó a su hija Julia con Pompeyo en señal de amistad y se llevó consigo al hijo de Craso.
César había pensado combatir, en primer lugar, a los dacios en el Danubio, pero éstos se habían ido a saquear las costas del mar Negro.
Acontecimientos imprevistos vinieron a favorecerle: En la Galia, los secuanos del Jura habían llamado para luchar contra sus vecinos, los eduos del Morvan, a las bandas germánicas de Ariovisto.
Por otra parte los helvecios, amenazados por otros germanos, pidieron a Roma permiso para atravesar la Narbonense y establecerse en Aquitania. César se lo negó.
Intimidados, los helvecios quisieron pasar entonces al norte del Macizo Central, en territorio de los eduos. Estos eran "amigos del pueblo romano". César tenía un buen pretexto para intervenir en la Galia (año 59 a. de J.C.).
------------------Julio César y las Galias------------------
La conquista de las Galias
Toda la parte mediterránea de la Galia, la Narbonense, era provincia romana desde hacía sesenta años. Comprendía el actual Languedoc, la Provenza y el valle del Ródano hasta Viennes.
Marsella, fundada en el siglo VII a. de J.C. por los griegos focenses, había difundido el helenismo por toda la región, y la romanización había sido rápida: Narbona, Aix, Orange, eran otras tantas ciudades romanas.
Más allá se extendía el país de los celtas, descrito por el mismo César en su obra La guerra de las Galias (De bello gallico).
Para conquistar aquel enorme territorio, César sólo disponía de seis legiones (apenas 30.000 hombres). En el año 58 a. de J.C., aniquiló a los helvecios en el Morvan, rechazando después a los germanos más allá del Rin, a Alsacia.
Tras invernar al pie del Jura, atacó a los belgas en el año 57 a. de J.C., y al año siguiente envió al hijo de Craso a someter a los vénetos de Armórica.
Hizo publicar en Roma los dos primeros libros de De bello gallico, lo que le valió quince días de fiestas religiosas.
Sin embargo, tuvo que reprimir una revuelta en el golfo de Morbihan; Aquitania fue a su vez sometida. Más tarde, César se aventuró fuera de la Galia franqueando el Rin sobre un puente construido en diez días, cerca de Bonn, entregándose al saqueo de las tierras de los germanos.
Después atravesó el canal de la Mancha, desembarcando en las costas de la isla de Bretaña, la actual Gran Bretaña. Al año siguiente volvió allí, con fuerzas más abundantes, avanzando hasta el Támesis (54 a. de J.C.).
Pero en la Galia estallaron nuevas revueltas, y las represiones de los romanos, atroces, obligaron a los jefes de las tribus celtas a unirse bajo la autoridad de un joven príncipe de los arvernos, Vercingetórix, guerrero procedente de la región montañosa de la Arvernia.
Vercingetórix había sido hasta entonces aliado de los romanos, habiendo servido seguramente en su ejército. Sin embargo, apelando al sentimiento nacional, apoyándose en la autoridad moral de los druidas, reunió un gran ejército y puso en práctica la táctica de quemar las tierras.
César, después de un encarnizado asedio, se apoderó de Avaricum (Bourges). Luego, quiso asestar el golpe decisivo tomando Gergovia, la capital de los arvernos (52 a. de J.C.), pero fue rechazado con grandes
pérdidas.
Esta derrota de los romanos reforzó la unión de los rebeldes, a los cuales fueron a unirse los deudos, "amigos" de Roma. César tuvo que replegarse hasta el Saona. Su situación era dramática, pero Vercingetórix, demasiado confiado, atacó al ejército romano. Sus tropas fueron destrozadas y el jefe galo cometió un segundo error, dejándose sitiar en Alesia.
César estableció el sitio de una manera que seguiría siendo durante dos siglos un modelo de estrategia militar. Rodeó la ciudad con un doble cerco de fortificaciones de madera y de tierra, uno para bloquearla y el otro para impedir la posible llagada de un ejército de refuerzo que, desalentado y paralizado por las discordias de sus jefes, se dispersó sin intentar nada.
Pronto los sitiados carecieron de agua y de víveres. Vercingetórix, extenuado, salió personalmente de la ciudad para pedir clemencia (52 a. de J.C.). El infortunado galo fue conducido a Roma, donde fue encadenado al carro del vencedor. Arrojado en prisión, fue degollado diez años después.
Sin embargo, César necesitó todavía un año para aplastar los últimos coletazos de la insurrección. Según el mismo vencedor, la Galia había tenido un millón de muertos, y otro millón de hombres fueron convertidos en esclavos.
El botín conseguido fue enorme. Sin embargo, a diferencia de España, el país fue romanizado rápidamente y los vencidos reconocieron la ley romana, adoptaron fácilmente una civilización que seducía a la aristocracia con la superioridad y el esplendor de sus ciudades.
En cuanto a César, que se había igualado a los más grandes capitanes de la Antigüedad, pudo, con un ejército vinculado a él con fanatismo, volver a Italia.
----------------César y la anarquía en Roma----------------
La muerte de Craso
Desde la partida de César, los desórdenes se sucedieron en Roma, donde el tribuno Clodio había instaurado un verdadero terror, asegurándose la popularidad mediante distribuciones gratuitas de trigo.
Los jefes del partido conservador, como Catón de Utica y Cicerón, se vieron condenados al exilio, pero Pompeyo, asustado por los excesos, los hizo llamar (57 a. de J.C.).
Roma se convirtió en campo de batalla entre Clodio y otro demagogo rival, Milón. Inquietos, Pompeyo, César y Craso ratificaron su adhesión a los acuerdos de Luca (56 a. de J.C.): Primer triunvirato.
Por otra parte, envidiosos de los éxitos de César en la Galia, Pompeyo y Craso quisieron también su parte en los laureles.
Reelegidos cónsules, buscaron nuevos escenarios de batalla. Pompeyo envió al procónsul Gabinio para que ocupara Judea, que fue dividida en cinco distritos; después, Gabinio fue a Egipto para restaurar en el trono a Tolomeo Aulete, a quien un usurpador había derrocado.
Craso eligió Siria, donde deseaba alcanzar la fama luchando contra los partos. Pero en el año 53 a. de J.C., sus legiones, cuando atravesaban el desierto de Mesopotamia, fueron asaltadas en Carrhae por los escurridizos jinetes.
Craso se batió en retirada e intentó negociar, pero los partos lo asesinaron a traición y aniquilaron su ejército, haciendo 10.000 prisioneros. Su lugarteniente Casio tuvo que ocuparse de defender Siria.
Muerto Craso, César y Pompeyo quedaron frente a frente. La hija de César, Julia, esposa de Pompeyo, había muerto en el 54 a. de J.C., de manera que todo vínculo familiar entre los dos hombres había quedado roto.
Las bandas de Clodio y de Milón se enfrentaban en Roma en terribles batallas callejeras; después del asesinato de Clodio, sus partidarios incendiaron numerosas casas, una basílica y la Curia (52 a. de J.C.).
Enloquecidos de terror, los senadores nombraron a Pompeyo único cónsul con plenos poderes; el propio Cicerón lo apoyó. Como la sublevación general de la Galia se estaba fraguando, Pompeyo, pensando que César se vería pronto envuelto en un desastre, empezó a verse como el único dueño de la República.
----------------César y el paso del Rubicón----------------
César pasa el Rubicón: Farsalia
César, después de su victoria en la Galia, fue a establecerse en Rávena, en la Galia Cisalpina. Su misión había terminado; sus poderes proconsulares acabaron en el año 50 a. de J.C. Desde aquel momento el deseo de Pompeyo fue verlo volver a Roma sin ejército, sin cargos, como un simple particular: Entonces lo tendría en su poder.
Naturalmente, Cesar, fuertemente rodeado por su ejército, se abstuvo de favorecer el juego de Pompeyo. Hubo largas negociaciones, un ir y venir de mensajeros entre Roma y Rávena. La guerra civil parecía inevitable.
César no disponía más que de una legión (las demás vigilaban la Galia), mientras Pompeyo se jactaba de no tener sino que "dar una patada en la tierra para llenar Italia con su legiones".
César se decidió a marchar sobre Roma: Alea jacta est (la suerte está echada): En enero del año 49 a. de J.C., pasó el Rubicón, límite de la Galia Cisalpina, y después se apoderó de Roma, donde el pánico hizo presa en Pompeyo y en los senadores, que se refugiaron en Grecia.
César fue primero a Hispania para acabar con los núcleos partidarios de Pompeyo; a continuación tomó Marsella, que se había declarado pompeyana, y después desembarcó en Grecia en pleno invierno.
En agosto del año 48 a. de J.C., aniquiló a los pompeyanos en Farsalia (Tesalia). "Golpead a los aristócratas en el rostro", les habían dicho a sus soldados, sabiendo que los jóvenes nobles preferían huir antes que quedar desfigurados.
Pompeyo huyó a Egipto a pedir asilo al joven rey, hijo de Tolomeo Aulete. Pensando en una recompensa, un jefe egipcio hizo asesinar a Pompeyo y los autores presentaron su cabeza a César, que había desembarcado en su persecución. Alejándose, César prorrumpió en llanto por la muerte de su adversario.
El cuadro permite comprobar, a grandes rasgos, los planes de Pompeyo y las intenciones de Julio César.
------------------Julio César y Cleopatra------------------
Julio César y Cleopatra
El joven Tolomeo reinaba junto con su hermana Cleopatra, célebre por su encanto, hecho de belleza y cultura, quien, enormemente ambiciosa, sedujo al vencedor con objeto de reinar sola.
César descansó de la batalla en el lujoso palacio, pero muy pronto tuvo que afrontar nuevos peligros porque la ciudad se sublevó. Salvado gracias a los refuerzos, dio el trono a la reina de la cual tendría un hijo: Cesarión y remontó el Nilo con ella.
Después volvió al ataque: Fue a Asia para combatir contra Farnaces, hijo de Mitrídates, que había sublevado al Ponto contra Roma, y la campaña de César fue tan rápida que pudo escribir al Senado: Veni, vidi, vinci (Llegué, vi, vencí). Esto ocurrió en el 47 a. de J.C.
De vuelta a Roma y proclamado dictador, volvió a partir para Túnez, donde los partidarios de Pompeyo y del Senado habían reunido un ejército al que venció en Tapso (46 a. de J.C.).
Catón de Utica, jefe de los "republicanos", se suicidó, así como Escipión Nasica. César celebró en Roma un cuádruple triunfo (Galia, Egipto, Ponto, Numidia), en el que estuvo presente Vercingetórix, que luego sería degollado, y ofreció al pueblo abundante banquetes.
Fue nombrado dictador para un período de diez años y reelegido cónsul. Al año siguiente, César derrotó en Munda, en Hispania, a los dos hijos de Pompeyo. Parecía que las guerras civiles habían acabado.
----------------Dictadura y muerte de César----------------
Los Idus de Marzo
Dictador vitalicio (44 a. de J.C.), cónsul, censor, pontífice máximo, investido de los poderes de los tribunos, imperator, César era un verdadero monarca.
Pero supo utilizar su poder absoluto de manera beneficiosa y no sangrienta; perdonó a los vencidos, ofreciéndoles cargos y honores, tal como hizo con el sobrino de Catón -y tal vez hijo ilegítimo del propio César-, Bruto.
En quince meses inició una verdadera obra de reorganización. No olvidó sus simpatías por los pobres ni la ayuda que el partido popular le había prestado contra los patricios.
Ayudó a los endeudados, impidió el arresto personal, y estableció la moratoria en los pequeños alquileres. A los publicanos le fue suprimido el privilegio de la percepción de los impuestos de Asia y de Sicilia, sustituidos por el impuesto directo.
Determinadas leyes limitaron el lujo, mientras que las leyes agrarias, las distribuciones del trigo y la fundación de colonias sacaron de la miseria a miles de familias.
Los gobernadores de las provincias fueron controlados, y los más deshonestos expulsados. Todas las ciudades de Italia pudieron elegir sus magistrados; en Hispania y en la Galia muchos de sus habitantes recibieron el derecho de ciudadanía, y numerosos naturales de las provincias entraron en el Senado.
César no olvidó la política de fusión entre vencedores y vencidos iniciada por Alejandro.
Fue dispuesto un verdadero plan urbanístico para Roma: El ensanche de las murallas, la desviación del Tíber y las grandes obras de construcción cambiaron el aspecto de la Ciudad Eterna. También el calendario fue objeto de la atención de César, con el año de 365 días, bisiesto cada cuatro años.
Cada vez es más evidente que César aspiró a la monarquía. Preparó una gran expedición contra los partos, de los cuales dijo un oráculo que sólo podrían ser vencidos por un rey. Algunos manifestantes adiestrados lo aclamaron con el título de rey, y, durante la fiesta de las Lupercales, el tribuno Marco Antonio, lugarteniente de César, le ofreció por tres veces la corona que el dictador rechazó provocando las reacciones de la multitud.
Ligados a las tradiciones, indignados ante la perspectiva de un reino que iba a sustituir a la vieja República, unos agitadores dirigidos por Casio y por Bruto, fanático atormentado, que a pesar de los beneficios recibidos por César odiaba a éste como un hijo bastardo puede odiar a su padre, prepararon el asesinato: En pleno Senado, en los idus de marzo (día 15 de mes) del 44 a. de J.C., lo acribillaron a puñaladas.
Al reconocer a Bruto entre los agresores, César se cubrió el rostro con la toga, diciendo: ¡También tú, oh Bruto, hijo mío! César cayó a los pies de la estatua de Pompeyo, pero la idea monárquica no cayó con él.
--------------------Segundo Triunvirato--------------------
Marco Antonio y Octavio
Marco Antonio supo aprovecharse de la inactividad de los asesinos. Otorgó a César honores divinos y grandiosos funerales, anunciando al pueblo que el desaparecido dejaba su patrimonio a los ciudadanos de Roma; los asesinos huyeron de la ciudad.
Sin embargo, un jovenzuelo débil, sobrino segundo de César, al que había adoptado mediante testamento, Cayo Octavio, con 19 años, hizo su aparición y reclamó su herencia.
Al contrario que Antonio, se mostró dócil hacia el Senado y Cicerón, que hizo que le fueran confiadas dos legiones. Antonio combatió en la Galia Cisalpina a los partidarios de los conjurados y del Senado, y Octavio marchó contra él.
Antonio, vencido, se refugió en la Narbonense con el procónsul Lépido. Pero Octavio, temiendo hacer el juego al Senado, dio un brusco viraje y prefirió aliarse con Antonio y Lépido.
Entró en Roma a la cabeza de sus legiones, se hizo elegir cónsul y selló la alianza proclamando el segundo triunvirato, que concedió todos los poderes a los tres cómplices (43 a. de J.C.).
Como Sila, los triunviros se deshicieron de sus adversarios mediante las listas de proscripción (más de 2.000 individuos). A Cicerón le cortaron la cabeza y las manos; Antonio se acordaba de los violentos discursos, las Filípicas, que el célebre jurista había pronunciado contra él.
Pasando a Grecia, Antonio y Octavio exterminaron a los conjurados que habían dado muerte a César. Casio y Bruto se suicidaron en Filipos en el año 42 a. de J.C.
Después de que una guerra civil había amenazado con romper el acuerdo de los triunviros, éstos se reconciliaron por la paz de Brindisi (40 a. de J.C.), repartiéndose el Imperio:
- Lépido se contentó con Africa,
- Octavio tomó Italia, la Galia e Hispania,
- Antonio recibió Grecia y Oriente.
Este último se casó con Octavia, hermana de Octavio, a pesar de su pasión por Cleopatra.
-----------------Marco Antonio y Cleopatra-----------------
La locura egipcia
Después de la batalla de Filipos, Marco Antonio fue a Oriente para preparar la guerra contra los partos. Cleopatra, que había recobrado el trono de Egipto después de la muerte de César, encontró de nuevo a Antonio en Cilicia y conquistó sin dificultad al rudo soldado, que la guió a Alejandría.
Ambos se abandonaron a las fiestas y a los placeres de la "vida inimitable", como se llamaba una camarilla compuesta por familiares de la reina y de Antonio, que prodigaba los excesos y las extravagancias.
Pero las necesidades políticas reclamaron a Antonio a Italia y, cuando se enteró de su matrimonio con Octavia, Cleopatra, que acababa de tener dos mellizos de su amante, lloró amargamente su traición. Después de la paz de Brindisi, Antonio se estableció en Grecia con su joven esposa, que no tenía para él el mismo atractivo que Cleopatra.
Puesto que Octavio tenía graves dificultades en Italia, Antonio no dudó en desafiarlo: Devolvió a Octavia a Roma, invitando a la reina de Egipto a que reuniera con él en Siria, desde donde se disponía a marchar contra los partos. Antonio se casó con ella en Antioquía, sin haber repudiado, no obstante, a su mujer.
Pero su campaña fue un desastre: Perdió la mitad de sus tropas, teniendo que contentarse con anexionar Armenia. Olvidándose de los partos, volvió a Alejandría (36 a. de J.C.), y, completamente esclavo de Cleopatra, abandonó los intereses de Roma por los de Egipto: Concedió a Cleopatra la soberanía sobre Chipre, Creta y Fenicia.
El hijo de César, Cesarión, fue asociado al trono de su madre. Antonio ocupó el puesto de príncipe consorte y dispuso principados orientales para los hijos que había tenido con Cleopatra. Ponía así las bases de una Imperio rival de Roma, dando pretextos a Octavio para intervenir.
--------------------------Octavio--------------------------
Octavio en Italia
Inmediatamente después del reparto de Brindisi, Octavio se encontró con graves contratiempos en Occidente. Italia estaba nuevamente agitada y un hijo de Pompeyo, Sexto, que había escapado al desastre de Munda, se había apoderado de Córcega, de Sicilia y de Cerdeña, haciendo padecer hambre a Roma.
Octavio fue derrotado al principio (38-36 a. de J.C.), pero, luego, su lugarteniente Agripa triunfó sobre Sexto Pompeyo.
Considerando que el comportamiento de Lépido pareció equívoco durante el desarrollo del conflicto, Octavio le desposeyó del título de triunviro, dejándole únicamente el de pontífice máximo.
Por otra parte, Octavio reprimió el bandidaje, continuó las grandes obras iniciadas por César, distribuyó tierras a los soldados, y el pueblo lo aclamó con entusiasmo, mientras el Senado romano se inclinado ante el nuevo amo.
A Octavio no le quedaba más que deshacerse de Antonio para colmar sus ambiciones. Hábilmente lo presentó no como un rival personal, sino como un traidor de la causa romana. Unos propagandistas afirmaron que Cleopatra quería conquistar Italia, destruir el Capitolio y sustituir a Roma por Alejandría como primera ciudad del mundo.
En el año 32 a. de J.C., el Senado declaró la guerra a Egipto. Octavio reunió sus legiones; las fuerzas
de Antonio eran considerables: 19 legiones y 800 naves, además de los contingentes de los príncipes y de los reyezuelos de Asia.
El conflicto se hizo "mundial": Roma tenía que reconquistar Asia. Sin embargo, una parte de las tropas que Antonio tenía en Grecia se pasaron al bando de Octavio cuando Agripa hubo atravesado el mar Jónico.
Las fuerzas navales se encontraron a la altura del promontorio de Accio (31 a. de J.C.), y el combate tardó mucho tiempo en decidirse. Antonio había ordenado que, después de la victoria, la flota egipcia se retirase: Quería entrar solo en Roma, sin presentarse como el jefe de una coalición oriental.
Numerosos partidarios de la República se encontraban en sus filas, y él quería pasar por restaurador del régimen contra la dictadura de Octavio.
Cleopatra se vio traicionada de nuevo, olvidada, mientras Antonio triunfaba en Italia, por lo que, durante la batalla, ordenó a sus naves que se dirigieran hacia el sur.
Antonio, presa del pánico, partió en una galera en persecución de la reina, abandonando la flota y las tropas, de manera que Octavio se encontró vencedor sin sufrir grandes pérdidas. Enseguida se atrajo a sus adversarios de Grecia y de Asia y rodeó a Egipto, donde se encontraban Antonio y Cleopatra.
----------------------Octavio vencedor----------------------
Afirmación del imperio y el emperador
Sabiéndose perdido, Antonio trasformó su círculo de la "vida inimitable" en una sociedad fúnebre donde se bebía en honor de la muerte que se aproximaba.
Cuenta Plutarco que en el curso del último banquete (el ejército de Octavio cercaba ya la ciudad), los invitados oyeron un misterioso cortejo que, precedido de músicos, atravesaba Alejandría en dirección al campamento de los romanos: Era el dios Baco, protector de Antonio, que lo abandonaba.
Cleopatra se había fortificado en un mausoleo a orillas del mar, con sus tesoros y sus seguidores, difundiéndose el rumor de que se había suicidado y de que Antonio se había atravesado con su espada.
Moribundo, dándose cuenta de que la reina estaba todavía viva, el amante fiel se hizo trasladar al mausoleo de Cleopatra para morir entre sus brazos, "como un romano vencido por un romano".
Octavio entró en la ciudad. Parlamentó, hizo promesas y amenazó la vida de los hijos de Cleopatra si ésta se suicidaba.
Lo que quería era ver desfilar en su cortejo triunfal a aquella mujer célebre, la mayor "atracción" que podía ofrecer a la plebe romana. Pero Cleopatra, adivinando sus intenciones, se hizo morder por una serpiente, muriendo "como convenía a la heredera de tantos reyes".
Octavio sometió la tierra de los faraones, la última huella de las grandes civilizaciones antiguas que aún faltaba a su Imperio. Antes de dejar Egipto, hizo matar a Cesarión, hijo de César, que hubiese podido ser un probable pretendiente.
Los hijos de Antonio y de Cleopatra fueron conducidos a Roma, donde fueron acogidos por Octavia. En agosto del año 29 a. de J.C., después de su triunfo, Octavio hizo clausurar el templo de Jano.
Tras un siglo de conquistas y de incesantes guerras civiles, la paz romana comenzaba, finalmente, a reinar en el mundo.
-----------------------LA PAX ROMANA-----------------------
LA PAZ ROMANA: EL SIGLO DE AUGUSTO
(27 a. de J.C. - 182 d. de J.C.)
Octavio Augusto rechaza el título de dictador y sólo acepta el término -muy republicano- de princeps (príncipe; es decir, "primer hombre del Senado").
Acumula las magistraturas tradicionales (consulado, tribunado, etc.) con las funciones nuevas correspondientes a las nuevas instituciones que pone en vigor, en estrecha relación con el poder central (de hecho, el suyo): Crea los prefectos, los procuradores, los gobernadores de las provincias imperiales y los legados (jefes de las legiones).
Durante el gobierno de Augusto, Roma alcanza la cumbre de su gloria y de su prosperidad.
La vida económica se desarrolla, la ciudad se convierte -según frase de Augusto- en una "ciudad de mármol", cuando antes sólo era una "ciudad de ladrillo", y los escritores del siglo de Augusto (Tito Livio, Ovidio, Horacio, Virgilio) le añaden esplendor.
La expansión romana se hace a expensas de los germanos, hacia el Rin y el Danubio, bajo la dirección de jefes militares como Agripa, Tiberio y Druso.
Las guerras de Germania acaban con la matanza de las legiones del legado Varo (el año 9 d. de J.C.) por el germano Arminio. Cuando, en agosto de 14 d. de J.C., muere Augusto, todo el mundo romano está en paz.
Los dos primeros siglos del Imperio se señalan en el interior por mil intrigas palaciegas, que hacen de este período de la historia romana una novela de costumbres (a veces, de pésimas costumbres).
El poderío del princeps no deja de aumentar, en detrimento de las instituciones republicanas y del Senado romano, que sólo tiende a representar un papel de "comparsería política".
La vida económica es próspera, los impuestos se cobran puntualmente y el acceso al derecho de ciudadanía, concedido a fines de este período para todos los hombres libres del Imperio, realiza la unidad romana.
Se suceden tres dinastías imperiales:
- La familia Julia-Claudia del 14 d. de J.C. al 68 d. de J.C.
Tiberio,
Calígula,
Claudio,
Nerón.
Los Flavios, del 69 al 96 d. de J.C.
Vespasiano,
Tito,
Domiciano.
Los Antoninos, del 96 al 192 d. de J. C.
Trajano,
Adriano,
Antonino Pío,
Marco Aurelio,
Cómodo.
La vida interior se caracteriza por la evolución religiosa del Imperio romano (penetración de las religiones orientales) y, más particularmente, por la aparición del cristianismo, perseguido por los emperadores, pero cuya expansión es irresistible (especialmente en las provincias orientales del Imperio).
Los grandes escritores de esta época son:
- Séneca, Filón de Alejandría (que escribe en griego, para los judíos de la Diáspora),
- los poetas Perseo y Lucano,
- el historiador judío Flavio Josefo (que escribe en griego), Plinio el Viejo, Quintiliano, Plinio el Joven, Tácito, Suetonio,
- el filósofo Epicteto (esclavo griego que vivía en Roma), Juvenal, Aulo Gelio y Luciano.
----------------------Octavio Augusto----------------------
Octavio se convierte en Augusto
Después de la victoria sobre Antonio y de la anexión de Egipto, Octavio llevó a cabo la unificación del mundo mediterráneo.
Comenzaba una nueva era, la era imperial; pero, aunque omnipotente, acordándose de la trágica muerte de César, Octavio se abstuvo de proclamarse rey o dictador.
Respetó en apariencia las instituciones republicanas, aunque estaba convencido de que el principio monárquico y el carácter hereditario del poder eran necesarios para la estabilidad del Imperio.
Adorado en Oriente como un dios, fingió resignar sus poderes en el año 27 a. de J.C. El Senado romano le suplicó que conservara una parte de ellos y le confirió el título de Augusto, reservado a los dioses.
Desde entonces, cambió su nombre y se llamó Imperator César Augusto. Tenía a la sazón 36 años.
El grácil adolescente que se vio designar heredero por César siguió siendo un hombre enfermizo, que cojeaba de la pierna izquierda y que sufría una ligera parálisis en la mano derecha.
Dueño de los tesoros de Egipto, sólo comía pan ordinario, queso, pescado y fruta; desdeñaba el lujo de los nobles, llevando vestidos hechos en casa y prefiriendo una modesta habitación a salas más amplias.
Cuando su residencia, el palacio Hortensio, fue destruida por un incendio, hizo que fuera reconstruida de manera que su propio habitación quedara como antes, pequeña y amueblada con sencillez.
Suetonio nos dice que para sus desplazamientos "iba siempre a pie, haciéndose a veces transportar en una litera descubierta".
Admitía incluso a la gente del pueblo en sus audiencias, mostrándose tan bien dispuesto a recibir sus peticiones, que un día reprendió jocosamente a uno que le planteó la suya con tanta prudencia como si se tratara "de dar una moneda a un elefante".
Augusto se consideró siempre como el primer servidor del Estado: rígidamente fiel a su horario, esclavo del deber, respetuoso y práctico.
Pero estas cualidades burguesas, ciertamente estimables, indudablemente no hubieran bastado para hacer de Octavio un gran estadista, de no haber estado dotado también de una aguda inteligencia.
Más paciente y más astuto que César, habría de triunfar allí donde éste había fracasado. El régimen cuyas bases estableció sería flexible, susceptible de evolución, y lo bastante fuerte para durar cinco siglos y para dejar en la memoria de los hombres un recuerdo imperecedero, tal como lo hicieron todos los fundadores de imperios, algunos de los cuales, como Carlomagno y Otón el Grande, trataron de restaurarlos.
---------------------El poder imperial---------------------
Emperador por aclamación
Además de su propia habilidad, Augusto disponía de una poderosa baza: El fabuloso tesoro tomado a Egipto. Con el oro de los faraones pagó a sus soldados, asegurándose así su valiosa lealtad.
Envió socorros a las provincias devastadas, distribuyó trigo y dinero a trescientos mil padres de familia, y ofreció generosamente juegos y espectáculos a todos. Pero Augusto sabía que si Roma pretendía dominar sus propias provincias, hacía falta que el pueblo se sometiera a la mano de hierro de un Estado autoritario.
Aunque la fachada republicana permanecía intacta, todos sus órganos perdían poco a poco su fuerza. Los comicios conservaron en principio la aprobación de las leyes y la elección de los magistrados, pero en realidad era Augusto el que decidía la elección; las magistraturas fueron mantenidas, pero se convirtieron en ramificaciones del poder imperial.
El Senado romano, reorganizado al arbitrio del emperador, continuó administrando Roma, Italia y una parte de las provincias.
Los dos cónsules vieron reducidas sus funciones a dos o tres meses, y pronto dejaron el puesto a sus sucesores. Continuó habiendo pretores, tribunos, cuestores y ediles, pero convertidos en funcionarios dependientes del Estado.
El nuevo señor de Roma, con el título de emperador, era el jefe del ejército, aun conservando lo esencial del poder consular.
No pudiendo, como patricio que era, ser investido del título de tribuno, recibió sin embargo el "poder tribunicio", que hacía de él un personaje inviolable, permitiéndole incluso oponer su "veto" a las decisiones del Senado.
¿Qué le faltaba ya? Ser pontífice máximo, y puesto que esta sagrada función era vitalicia, Augusto tendría que esperar pacientemente a que muriera su titular, Lépido, para ocupar su puesto.
Pero he aquí que, a ejemplo de Oriente, el pueblo de Roma, agradecido a aquel que era el restaurador del orden, quiso ver en Augusto no ya un hombre superior, sino un dios.
Así, en todas partes se asistió a la construcción de altares dedicados al nuevo emperador, atendidos por nuevos sacerdotes, los augustales, que sacrificaban "a Roma y a Augusto".
El mes de que se cumplía el anirvesario de su triunfo fue llamado Augusto (hoy agosto). Cuando el emperador muriese, el Senado le concedería las honras apoteósicas reservadas sólo a las divinidades. Pero esta apoteosis estaba todavía lejana. Augusto, después de haber reunido en sus manos todos los poderes, organizará la pax romana.
----------------------Plenitud de Roma----------------------
La época de esplendor
La pax romana reinó en el interior de las fronteras: Las provincias, los países tributarios, cansados de tanta sangre, soñaban solamente con la tranquilidad.
Pero Augusto, aunque había cerrado las puertas del templo de Jano, tuvo que ordenar numerosas campaña militares.
La pacificación de Hispania fue llevada a término, quedando dividida en tres provincias: Citerior y Lusitania, provincias imperiales, y Bética (Andalucía), provincia senatorial.
Los pueblos montañeses de los Alpes fueron sometidos, y el trofeo de La Turbie, cerca de Mónaco, celebra aún esta victoria.
Tiberio, yerno del emperador, hizo del Danubio la frontera norte del imperio (Nórica, Panonia, Dalmacia, Mesia). En Africa, Marruecos formó un protectorado gobernado por el príncipe númida Juba II; los etíopes fueron rechazados al sur de la primera catarata del Nilo.
En Asia se firmó la paz con los armenios y los partos; Galacia y Judea fueron anexionadas, siendo administrada ésta por un procurador, poco después del nacimiento de Jesucristo. Quedaba el problema de Germania, que Augusto decidió ocupar hasta el Elba.
Druso, hermano menor de Tiberio, murió en el cumplimiento de su misión (9 a. de J.C.), pero dieciocho años después, Arminio, un jefe germano sometido a la autoridad del imperio, sublevó las tribus contra las guarniciones romanas y atrajo las legiones de Varo hacia bosques impenetrables y cenagosos.
Las legiones fueron totalmente destruidas: Los únicos supervivientes, Varo y algunos centuriones se suicidaron. Cuenta Suetonio que Augusto, al conocer la noticia, experimentó "un dolor tan profundo que durante muchos meses no se cortó la barba ni el cabello...", gritando sin cesar: "Varo, Varo, devuélveme mis legiones".
Tiberio volvió a establecer la frontera en el Rin. Renunciando a la conquista de Germania, el Imperio cometía sin duda un grave error; dejaba sin control la fragua donde se forjaban las invasiones bárbaras.
Poco atraído por las aventuras más allá de las fronteras, Augusto tendió esencialmente a restablecer el orden, la prosperidad y la tradición en todos los campos.
Prohibió los cultos egipcios populares, tales como el de Isis, hizo que se celebraran ceremonias grandiosas en honor de Júpiter y de Juno, y restauró las divinidades agrícolas y familiares.
El régimen predicó un verdadero retorno a la tierra, estimulando la colonización y la formación de un campesinado medio, y los artistas fueron invitados a celebrar el encanto de la vida rural.
Muchos fueron hijos de labradores. Virgilio de Mantua, cuyo padre era granjero, glorificó, aconsejado por Mecenas, la vida agrícola con sus Geórgicas.
Entusiasmado, Augusto le mandó componer la Eneida, epopeya de la fundación de Roma, que debía ser para los romanos lo mismo que la Iliada y la Odisea fueron para los griegos.
Horacio, a quien Mecenas regaló una magnífica villa, se burló en las Sátiras de las locuras de la ciudad, del dinero, de la vanidad social, mientras que sus Odas exaltan la amistad, la sencillez, a los soldados labradores y los méritos de Augusto.
Por el contrario, Tíbulo y Propercio, libertinos antimilitaristas, fueron mal vistos por el emperador. Después de la muerte de Virgilio (19 a. de J.C.), Ovidio quiso convertirse en el gran poeta oficial (los Fastos), pero se vio comprometido en el escándalo de Julia, nieta de Augusto.
En 42 libros, Tito Livio compuso una historia romana que presentaba las sublimes virtudes de los primeros tiempos de la república.
El emperador recurrió tanto a las leyes como a los preceptos morales de los escritores oficiales: Leyes contra el lujo, la corrupción, el adulterio, el celibato, estimulando las familias numerosas. Pero las leyes no podían nada contra la disolución de las costumbres.
La hija de Augusto, Julia, estaba tan corrompida que el emperador la desterró a una isla desierta; su nieta, también llamada Julia, resultó convicta de un delito nada inusual por otra parte, el de adulterio. Mecenas llevó una vida fastuosa en su palacio de piscinas de agua caliente.
-------------------La herencia de Augusto-------------------
Melancolía y soledad
Los últimos quince años de la vida del emperador Augusto transcurrieron en la soledad y en la tristeza: Virgilio, Horacio, Mecenas, el fiel Agripa, habían muerto.
Los problemas de la sucesión le preocupaban. No teniendo herederos directos, había adoptado a los dos niños que su hija Julia había tenido con Agripa, pero habían muerto jóvenes.
Puesto que la gens Julia se había extinguido, el emperador recurrió a la gens Claudia (de donde procede el nombre de dinastía Julio-Claudia desde Augusto hasta Nerón).
Su segunda mujer, Livia, había tenidos dos hijos de su primer matrimonio con Tiberio Claudio Nerón: Tiberio y Druso.
Como este último había muerto en Germania, Tiberio se presentaba como el sucesor, pero tuvo que repudiar a su mujer y casarse con Julia, la hija de Augusto, que se había quedado viuda a la muerte de Agripa.
Sin embargo, cansado de la conducta disoluta de Julia, que le había acusado ante Augusto de conspirar, Tiberio se exilió a Rodas, y no volvió a Roma hasta que el emperador desterró a su hija a una isla desierta.
Desde entonces, Tiberio compartió con su suegro el imperium proconsular y la potestad tribunicia. A los ojos de todos, él sería el heredero del Imperio.
Augusto murió en el año 14 d. de C., a los 76 años de edad. Sus últimas palabras podrían muy bien haber sido las de uno de los poetas escépticos a los que él desdeñaba: "Mi papel ha acabado, batid palmas y despedidme con aplausos".
Su "papel" fue verdaderamente considerable y se pudo hablar del siglo de Augusto como del siglo de Pericles o del de Luis XIV. Augusto había instituido la monarquía, protegido las letras y las artes, y dado al mundo romano la paz y la unidad.
Su obra fue tan sólida que las convulsiones, los crímenes y las conspiraciones que se sucedieron durante su dinastía, no llegaron a poner seriamente en peligro la existencia del Imperio Romano.
--------------------------Tiberio--------------------------
Sombras en el imperio
A sus 56 años, Tiberio era tímido y misántropo, culto y concienzudo, pero amargo y escéptico. Después de una ficción de querer restaurar la República, los senadores le pidieron como un favor "que asumiese él mismo tan penosa y pesada esclavitud".
En la crisis, rápidamente resuelta, se descubrió ya cual habría de ser una de las grandes lagunas del régimen imperial: Olvidando establecer una ley de sucesión fija, Augusto abrió el camino a los más graves abusos, generadores de sangrientas agitaciones.
Al comienzo, Tiberio reinó con prudencia, prosiguió la política de su suegro, consolidó la frontera del Rin, donde alcanzó celebridad su sobrino e hijo adoptivo, Germánico, el hijo de Druso.
Se esforzó por la moderación, pidiendo a los gobernadores de las provincias que "esquilaran las ovejas pero no las desollasen". Impulsó a los nobles al ahorro y disminuyó la frecuencia de los juegos circenses.
Prudente en política, Tiberio se mostró sanguinario en los asuntos de familia: En el año 14 d. de C. hizo matar a su esposa Julia y al último hijo que ésta había tenido con Agripa. Su hija, la segunda Julia, sufrió más tarde la misma suerte.
De los hijos de Augusto, solamente sobrevivió Agripina (la mayor), casada con Germánico. Cuando éste murió en el año 19 d. de C., su mujer acusó a Tiberio de haberlo envenenado, lo que sin duda era una calumnia.
En el año 33 d. de J.C., el emperador se libró de Agripina y del primogénito de Germánico. Cada vez más sospechoso, inquieto por la oposición senatorial, Tiberio dejó que su prefecto pretoriano, Sayano, instaurase un régimen de terror del que fue víctima la aristocracia romana. Sayano, un ambiciosos criminal, acechaba el trono y, denunciado al emperador, fue estrangulado.
Obsesionado por todos estos dramas, Tiberio pasó la mayor parte de su tiempo en el palacio de la isla de Capri. Pero el anciano continuó enviando órdenes de muerte desde su retiro.
Su único hijo había muerto, no quedándole más que su nieto, a quien designó como heredero, conjuntamente con el último hijo de Germánico y de Agripina, Cayo César, a quien los soldados de su padre habían dado el sobrenombre de Calígula ("pequeña cáliga": Sandalia que utilizaban los legionarios romanos).
Tiberio murió en el año 37 d. de J.C. como consecuencia de un síncope. En Roma, la multitud gritó: Tiberius ad Tiberim (¡Tiberio al Tíber!).
--------------------------Calígula--------------------------
Las locuras de Calígula
Calígula, que tenía a la sazón 25 años, no encontró impedimento de hacerse atribuir todos los poderes.
Adoptó al nieto de Tiberio, por precaución, antes de hacerlo asesinar. El pueblo de Roma acogió con entusiasmo el advenimiento de este joven, hijo de un héroe adorado por las multitudes.
Alto y grueso, el nuevo emperador tenía los ojos hundidos, lo que le daba un aire extraviado, y sufría ataques de epilepsia que le hacían perder por algún tiempo el control de sí mismo.
Por este motivo, sus súbditos no tardaron en cambiar de opinión sobre él, pasando a odiar a este desequilibrado que, presa del insomnio, erraba noches enteras por su palacio invocando a gritos la llegada del día.
Al principio de su reinado se había ganado el favor popular por haber promovido amplias distribuciones de dinero y por haber rebajado los impuesto. Pero, en cambio, no dudó en admitir a su mesa a su caballo y nombrarlo senador; se ofrecía a la adoración de las multitudes y exigía que los magistrados le besaron la sandalia.
Pero su locura se hizo poco a poco sangrienta, haciendo morir a todos los que no le eran gratos, recomendando al verdugo que los matara "de modo tal que se sintieran morir". Nos cuenta Suetonio que a sus amantes le susurraba: "A una orden mía, podría caer esta hermosa cabeza".
También le producía placer, después de haber arrojado sestercios desde lo alto de la basílica Julia, contemplar el espectáculo de las luchas que se producían para cogerlos.
Las locuras megalómanas de Calígula cansaron muy pronto a todos, y aunque llegó a decir: "Que me odien con tal que me teman", lo cierto es que, reprimidas sangrientamente, estallaron revueltas por doquier.
Un oficial de la guardia pretoriana puso fin a esta macabra existencia, apuñalando el emperador en el pasadizo secreto que conducía al teatro (41 d. C.).
--------------------------Claudio--------------------------
Claudio y las mujeres
Los pretorianos, que no tenían ninguna intención de asistir a la restauración de la República, descubrieron, escondido en el palacio, a un hermano de Germánico, tío de Calígula, un hombre de 47 años, tartamudo, lunático, ridículo pero culto, especialista en historia de los etruscos y en gramática latina, a quien concedieron el trono a cambio de 15.000 sestercios por soldado.
Pero Claudio, que había simulado la estupidez para salvarse durante los reinados de Tiberio y Calígula, no era un incapaz.
Pronto mostró su autoridad haciendo ajusticiar a los asesinos de su sobrino, eliminando a los que se le oponían en el Senado romano, a los que reemplazó por plebeyos, ennoblecidos, y haciendo accesibles todos los cargos a los que desempeñaban funciones en la Galia o en Hispania.
Se rodeó de libertos griegos inteligentes, como Narciso y Palas. Puesto que Roma se iba extendiendo, agrandó el puerto de Ostia para facilitar el abastecimiento de la ciudad, construyendo también un nuevo acueducto.
Aunque jamás fue soldado, se puso al frente de una expedición destinada a conquistar la Britania (hoy Inglaterra) con cuatro legiones, lo que le valió el título de Britanicus.
Después de dos divorcios, Claudio se casó con Mesalina, que le ponía en ridículo con sus innumerables amantes. Enterado de ello, Claudio hizo matar a sus rivales, y después, aconsejado por Narciso, hizo que su mujer fuera a reunirse con ellos.
Para su desgracia volvió a casarse, esta vez con su sobrina Agripina la Joven, hermana de Calígula. La ambición de esta mujer era desmesurada, sobre todo por lo que refería al porvenir de su hijo Nerón, nacido de un matrimonio anterior.
Claudio era ya sexagenario y débil, por lo que el éxito de los planes de su mujer fue total. Desheredó, en beneficio de Nerón, a su propio hijo Británico. Después, la emperatriz, previendo un posible repudio, no dudó en envenenar a su esposo (54 d. de C.).
Nerón, que tenía sentido del humor, dijo más tarde que los champiñones debían de ser un manjar sobrenatural puesto que habían convertido en dios a un "pobre desgraciado" como Claudio.
---------------------------Nerón---------------------------
La nueva Roma
El joven de 17 años llamado Nerón, reunía todo lo necesario para ser un emperador de talento.
Agripina le había dado los mejores preceptores: Burro y, sobre todo, Séneca, el filósofo. Ambos se esforzaron por reprimir la violencia de su carácter y puede decirse que al comienzo lo lograron.
El joven emperador se comprometió a respetar la clemencia, primera regla de sus educadores, y los cinco primeros años de su reinado fueron los que corresponden a un emperador generoso y prudente.
Pero su madre, irritada por la excesiva influencia de los preceptores ejercían sobre su hijo, intrigó para conducir a Británico hasta la púrpura imperial. Nerón tuvo miedo e hizo asesinar al adolescente.
Desde aquel momento, no se resistió a los atractivos que Roma ofrecía a un joven patricio, ávido de distracciones. Disfrazado, recorría de noche las calles de la capital raptando a los transeúntes, atracando a los que encontraba en su camino, solazándose en las tabernas. Lo hacía con tanto empeño como para dejarse engatusar por una mujer tan hermosa como carente de escrúpulos: Popea.
Esta impulsó a Nerón a repudiar a su mujer, Octavia, hija de Claudio y, temiendo la reprobación de Agripina, consiguió de su amante que hiciese asesinar a la que él solía llamar "la mejor de las madres".
En el año 62 d. de C., Burro murió y Séneca cayó en desgracia. El emperador cedió a sus malos instintos precisamente en el momento en que se apasionaba por la música y la poesía.
Intentó introducir en Italia la práctica griega de los juegos y de los concursos, pero reprobando las condenas a muerte. Pasaba noches enteras tañendo la lira con su maestro, jactándose de sus cualidades de actor y de poeta.
En julio del año 64 d. de C., estalló el famoso incendio de Roma: Durante seis días y seis noches, la ciudad ardió.
Cuando las cenizas se enfriaron, el pueblo acusó a su amo de haberlo provocado él mismo: habían sido vistos esclavos imperiales, blandiendo antorchas, dispersarse por las calles, y había sido visto el mismo Nerón, vestido de actor, cantando acompañándose de la lira un poema que exaltaba la destrucción de Troya.
La acusación era tal vez injustificada, pero, en cualquier caso, el emperador necesitaba un culpable.
En este sentido, como dice Tácito, encontró:
hombres aborrecidos por su infamia y que notoriamente odiaban al género humano.
Eran los cristianos, adeptos a un secta recientemente difundida en Roma, discípulos de un cierto Jesús, condenado a muerte en Jerusalén bajo el reinado de Tiberio. Nerón no tuvo dificultad en arrestar, por incendiarios, a estas pobres gentes insignificantes.
Unos fueron arrojados a las fieras, otros crucificados, otros embadurnados de pez y convertidos en antorchas humanas. Nerón, vestido de auriga, conducía su carro entre la multitud de desocupados, por las calles brillantemente iluminadas con el incendio.
Para el emperador era la oportunidad de reconstruir la ciudad a su gusto, y se reservó un palacio, la Domus Aurea, con su propia estatua de colosal tamaño, un parque inmenso poblado de animales feroces y una rotonda de giraba siguiendo el movimiento del sol.
Sus locuras y crueldades provocaron conspiraciones. En el año 65 d. de C., Nerón ordenó una persecución: Senadores y generales fueron condenados a muerte. Séneca, Petronio (el arbiter elegantiarum, autor de la novela picaresca) y Lucano, gran poeta, fueron obligados a abrirse las venas.
Pero la revuelta se extendía por todas partes, por Judea, por la Galia...; Galba, jefe del ejército romano de Hispania, marchó sobre Roma, donde el Senado romano lo proclamó emperador (68 d. de C.).
Nerón, abandonado por todos, huyó. Quiso envenenarse, pero le faltó el valor; quiso ahogarse en el Tíber, pero tampoco pudo. Entonces buscó refugio en el campo, acompañado por su liberto Epafrodito, quien, cuando el emperador bajó del caballo, extendió ante él su manto rojo, haciéndole avanzar al ritmo de los pasos de su señor.
Sintiendo el galope de sus perseguidores, Nerón cogió un puñal, lamentándose de que "hacía daño"; entonces, su sirviente, para ayudarlo, dirigió su mano hacia la carótida. "¡Qué artista muere conmigo!", exclamó Nerón en su agonía. Fue piadosamente sepultado y, durante mucho tiempo, unas flores frescas adornaron su tumba.
---------------------Cuatro emperadores---------------------
Tetrarquía o anarquía
Después de que las legiones aclamaron al emperador Galba, los romanos se dieron cuenta -dice Tácito- de que "se podía hacer un emperador fuera de Roma". En el año 69 d. de C. se hicieron cuatro, y este espantoso interregno recuerda los períodos más tristes del final de la República.
Exterminado Galba por los pretorianos, le correspondió a Otón, antiguo marido de Popea, vestir la púrpura imperial, mientras que las tropas del Rin aclamaban a Vitelio y las de Oriente a Vespasiano.
Este, de familia modesta, se hallaba ocupado en la represión de la terrible sublevación de Judea. De carácter independiente y muy vinculados a su religión, los judíos soportaban mal del despotismo de los procuradores romanos y, en el año 66, el país se sublevó.
En el año 69, Vespasiano puso sitio a Jerusalén y dejó a su hijo Tito la misión de llevar a término el asedio.
Las tropas del Danubio se pronunciaron a su favor, y después de un combate en las calles de Roma, durante el cual fue incendiado el templo de Júpiter Capitolino, destronaron a Vitelio, arrastrándolo desnudo, descuartizándolo y arrojándolo al Tíber. El Senado romano se aprestó a reconocer a Vespasiano.
Ante la sorpresa general, este burgués provinciano que había conquistado su posición al precio de muchos esfuerzos, leal y concienzudo, poseía las cualidades tradicionales de su clase: Sentido de la economía, amor al trabajo y honestidad.
La corta dinastía que tiene en él su origen (contará con tres emperadores) es conocida en la historia con el nombre de Flavia. Su primera preocupación fue la de sanear las finanzas públicas, llevar el orden al ejército y dar entrada en el Senado a mil familias provincianas que proporcionarían notables cuadros dirigentes.
Tito puso fin en el año 70 al sitio de Jerusalén y llevó a Roma los despojos del Templo. Medio millón de hebreos murieron en la guerra y 100.000 fueron reducidos a la esclavitud.
Los supervivientes que abandonaron Palestina fueron a engrosar las comunidades de la diáspora (dispersión), y el judaísmo solamente sobrevivió en estos pocos grupos reunidos alrededor de las sinagogas.
Un arco de triunfo entre el Foro y el Coliseo celebró la victoria de Tito. Vespasino murió después de diez años de un reinado beneficioso para su pueblo (año 79). En su lecho de muerte, se burló de los honores divinos que se le esteban preparando, diciendo: "Siento que me transformo en un dios".
Tito reinó solamente dos años. Después de las crueldades perpetradas en Palestina, se esperaba de él lo peor. Pero, por el contrario, se mostró muy generoso y proclamó que prefería morir a matar: En efecto, durante su breve reinado no hubo ni una sola ejecución capital. Tito quedó en la memoria de sus súbditos como "la delicia del género humano".
Sin embargo, su imperio fue testigo de una gran catástrofe, la desaparición de dos espléndidas ciudades de Italia, Herculano y Pompeya, engullidas por la erupción del Vesubio el 24 de agosto del 79.
El escritor Plinio el Viejo, que a la sazón mandaba la flota occidental, encontró la muerte mientras rescataba a los supervivientes.
En los años siguientes, la peste diezmó a Roma, llevándose también a la tumba a Tito (año 81), llorando por la ciudad entera, excepto por su hermano, que había de sucederlo.
Domiciano emprendió nuevas conquistas en Britania y en Germania y combatió a los dacios en el Danubio. Promovió grandes construcciones en Roma. Orgulloso y despótico, tuvo que reprimir en el año 88 una revuelta de los legionarios en Germania.
Desde entonces, ejecutó a todos los nobles sospechosos de deslealtad, diezmó el Senado, persiguió a los intelectuales, se proclamó señor y dios, y exterminó sin distinción a hebreos y cristianos.
Su violencia no conoció límites, y hasta sus más allegados se inquietaron; su propia mujer se confabuló con el prefecto pretoriano para que fuera asesinado (año 96), poniendo así fin a la dinastía de los Flavios.
-------------------Emperadores designados-------------------
Los emperadores no hereditarios
A finales del siglo I, la breve dinastía de los Flavios se extinguió con el asesinato de Domiciano, a quien el poder había transformado en un peligroso megalómano (año 96).
Con él desaparecía, por un período de cien años, el principio del carácter hereditario del poder: A partir de entonces, los emperadores buscarán para sucederles al hombre más digno y más capaz. El Senado romano apeló a uno de sus miembros, Nerva.
Este tomó medidas de distensión, trató de restaurar las finanzas públicas, y en su prudencia designó como sucesor a la púrpura imperial al enérgico general de las legiones del Rin: Trajano.
Tras esto, habiendo reinado 16 meses, Nerva murió, no sin haber creado para su sucesor un clima de calma y de prosperidad (año 98).
--------------------------Trajano--------------------------
El mejor de los príncipes
Cuando le llegó la noticia de su ascensión la poder imperial, Trajano se encontraba en Colonia, y, lejos de conmoverse, anunció que volvería a Roma cuando su zona estuviera pacificada, para lo cual necesitó dos años, al término de los cuales asumió su función imperial.
El nuevo señor del Imperio, Trajano había nacido 45 años antes, en Hispania, de una familia de origen romano. Ningún ejemplo mejor que el suyo de las cualidades de las que pudiera vanagloriarse un general imperial.
Vivía junto a sus tropas, participado de sus mismo peligros, y demostró en los combates un valor a toda prueba. Sus costumbres eran sencillas, llegando incluso en su rigor a declarar que "prefería dejar sin castigar a un culpable que condenar a un inocente". Tan compasivo era con los demás como severo consigo mismo.
Con los cristianos dio también prueba de gran moderación. Cuando Plinio el Joven le preguntó qué pensaba hacer con aquellos hombres que cantaban juntos "en honor de Cristo", que se comprometían a no cometer nunca adulterio y que hacían sus comidas en común, Trajano respondió que lo mejor era dejarlos en paz, interviniendo sólo si se negaban públicamente a seguir las leyes romanas.
Tenía fama de ser hombre culto, pues llevaba consigo al célebre retórico Dión Crisóstomo.
Pero un día llegará a confesar no haber comprendido una sola de las palabras pronunciadas por Dión: Se dejaba acunar por su voz argentina, absorto en numerosos pensamientos.
Estas eran las cualidades de aquél a quien el Senado romano designó oficialmente con el título de optimus princeps, el mejor de los príncipes.
------------------Emperador-Administrador------------------
Una buena administración
Militar concienzudo, Trajano era un gran trabajador, que exigía de sus consejeros el mismo esfuerzo.
En materia política era un conservador ilustrado, respetuoso con el Senado, al que pedía consejo en cada ocasión importante, prefiriendo una prudente administración a las grandes reformas.
Sin embargo, quiso atenuar ciertas debilidades del Imperio de las que Augusto, en su tiempo, ya se había ocupado. Se trataba de la despoblación de los campos y de la baja natalidad.
En adelantes, el Estado haría préstamos a los campesino solamente al 5 por 100 de interés (la mitad de la tasa habitual), siendo también creados subsidios familiares, con los fondos producidos por los intereses de dichos préstamos. La capital romana, por otra parte, se encargaría de la educación de 5.000 niños pobres.
Los países sometidos fueron objeto de una gran atención por parte del emperador (quien, sin duda, no olvidaba su origen ibérico).
Quería que fueran prósperos y se relacionó asiduamente con sus administradores, como lo demuestra el intercambio de cartas entre él y Plinio el Joven, gobernador de Bitinia. Enviaba a los senadores a inspeccionar las provincias, exigiendo relaciones detalladas.
No había ciudad, por alejada que estuviera, que no acogiera ingenieros del emperador: Por los cuatro extremos del Imperio se levantaron puertos, acueductos, edificios administrativos. Italia estaba más atendida que los países conquistados, y ( el Forum romano) Roma, como veremos, todavía más que Italia.
En su sencillez, sin embargo, Trajano no dedicó ninguna de estas construcciones a su uso personal, sino que, por el contrario, donó a algunos de sus colaboradores villas de las cuales se habían apropiado sus predecesores.
A los funcionarios que trabajaban junto a él les transmitió su propia austeridad, llegando su escrúpulo hasta el extremo de publicar un presupuesto que sometió al juicio del Senado.
Su reinado se caracterizó después por una medida excepcional y particularmente apreciada: La reducción de los impuestos.
Pero también es verdad que dichas medidas fueron posibles gracias a las reservas de oro que las últimas conquistas del emperador hicieron afluir a las arcas de Roma.
------------------La conquista de la Dacia------------------
La conquista de la Dacia
Trajano conocía el peligro germánico mejor que nadie. Habiendo consolidado la frontera del Rin, necesitaba establecer bases en la del Danubio, el la Dacia (correspondiente a la actual Rumania) que por extenderse hasta el corazón de la sombría Germania constituía una vía de acceso hacia aquellas regiones centrales.
Instalarse sólidamente en aquel país significaba asegurar la protección de la parte oriental del Imperio contra las invasiones. Por otras parte, la Dacia era muy rica en minas de oro y también en otros minerales.
Con su notable capacidad de soldado, Trajano organizó admirablemente su campaña, y la marcha de las legiones romanas hacia la capital, Sarmigezetusa, fue irresistible. El rey Decébalo tuvo que capitular, y su vencedor, tan magnánimo como diplomático, lo repuso en el trono, esperando que se comportaría como un fiel aliado.
Una clemencia tal, nueva en la historia romana, fue mal recompensada, ya que dos años después, en 105, Decébalo se sublevó.
Trajano tuvo que combatir de nuevo, y esta vez el dacio perdió la vida, y su país se vio privado de la libertad de que todavía gozaba.
La Dacia se convirtió en provincia romana, siendo colonizada por antiguos legionarios, y el latín seguirá siendo la base de la actual lengua rumana.
Las minas de oro estaban ya completamente controladas por Roma. El botín reportado por la expedición fue tan abundante que Trajano, respetuoso con las costumbres, ofreció a su pueblo el más fastuoso triunfo que se había visto hasta entonces, una de aquellas lujosas orgías en las que se exaltaba la gloria y la prosperidad de las ciudades.
Durante los 123 días que duraron las fiestas murieron 12.000 fieras y con ellas 10.000 gladiadores. El oro de los dacios permitió la financiación de las más grandes obras de urbanización jamás emprendidas en Roma.
Después de seis años consagrados a su obra pacificadora,la nostalgia de los campos de batalla se apoderó del viejo general Trajano, que quiso reanudar el proyecto de César y de Antonio: Extender las fronteras del Imperio hasta el océano Indico.
-----------------------Hacia Oriente-----------------------
El espejismo de Asia
Para justificar su empresa oriental, el emperador invocó el intolerable dominio ejercido por los partos sobre las rutas comerciales de la seda, hacia China y la India.
Cuando las legiones hubieran dispersado aquellos enjambres de jinetes turbulentos, Roma alcanzaría los ricos confines del mundo. Con su habitual meticulosidad, Trajano preparó la expedición y, en el año 113, embarcaron las tropas.
En una campaña triunfal, Armenia fue sometida después de que el país de los partos hubiera sido invadido y conquistado; las legiones marcharon del Tigris al Eufrates y Babilonia se rindió, así como Tesifonte (Ctesifonte), la capital.
El emperador remontó el Tigris hasta el golfo Pérsico. Jamás ningún general romano se había aventurado tan lejos. Fue construida una flota para el mar Rojo, y el emperador sufrió la desesperación de ser demasiado viejo para lanzarse sobre una nave a la conquista del Extremo Oriente.
Pero estas conquistas se manifestaron poco sólidas: Disturbios y revueltas estallaron en Siria y en Egipto, donde los judíos zelotas se mostraron muy activos. El rey Cosroes volvió a Ctesifonte. Los partos exterminaron las guarniciones romanas, muy exiguas.
Trajano volvió precipitadamente a Babilonia, donde tuvo que hacer frente al enemigo por todas partes. Durante todo un invierno se obstinó en someter a los partos, atrincherados en posiciones inexpugnables. Pero la enfermedad amenazaba la vida del emperador, a quien dos crisis sucesivas le obligaron a reemprender tristemente el camino de Roma.
La muerte lo sorprendió en Asia Menor: Al amanecer, sus restos mortales fueron quemados. Así acabó el que había soñado con imitar al gran Alejandro (año 117).
--------------------------Adriano--------------------------
Adriano y el Helenismo
Sintiendo próximo su fin, Trajano había designado como sucesor a su sobrino Adriano, influido en la elección por su mujer, Plotina, que denotaba una fiel amistad hacia su pariente.
La prudente elección del viejo emperador elevó a la púrpura imperial a uno de los hombres más eminentes que jamás la alcanzaron.
Adriano, que tenía a la sazón 40 años, había nacido, como su tío, en Itálica (Hispania).
Pero llegado a Roma cuando aún era un adolescente, había sido iniciado en todos los refinamientos de la cultura griega: Aquel joven lleno de vida y de curiosidad se interesó por la música, por la pintura y por la poesía, además de haber estudiado matemáticas, medicina y filosofía.
También había aprendido a vestirse bien, a perfumarse, y a disipar con desenvoltura su juventud y su fortuna. Sin embargo, habiendo sido nombrado tribuno en el curso de la campaña contra los dacios, se había comportado con tanto valor que el emperador, entusiasmado, le concedió por esposa a su propia sobrina, pero la unión con la hermosa Vivia Sabina no pasó de ser puramente formal y estéril.
Adriano se convirtió en el colaborador más devoto de Trajano, que después de haberle puesto a prueba durante diez años, le consideró digno de sucederlo. El que se sentó en el trono de César era un hombre apuesto: Alto, de cabellos rizados y con una abundante barba que ocultaba algunas imperfecciones que afeaba la parte inferior de la cara.
Su carácter era complejo, frecuentemente amable, pero algunas veces salvaje, casi cruel. En su refinamiento, amaba el lujo, pero no las orgías a la moda, divertiéndose en compañía de amigos a los que reunía en pequeñas comidas íntimas.
Sus aficiones filosóficas le llevaron hacia el estoicismo de Epicteto. Jamás hubo, sin embargo, un monarca que, consagrándose al bien de su pueblo con tanto ahínco, consiguiese cumplir tan perfectamente su tarea.
-------------------Viajes y organización-------------------
El emperador viajero
Después de Augusto, Adriano fue el gran organizador de la monarquía imperial. El Senado romano, que había cooperado con Trajano, se convirtió en puramente honorífico.
El nuevo emperador habría de recurrir sobre todo a los caballeros (equites) para cubrir las funciones de sus ministerios. El Consejo del príncipe, en efecto, del que formaban parte juristas tan renombrados como Salviano, se transformó en un organismo permanente que juzgaba en última instancia.
El edicto perpetuo reunía todas las actas de los pretores y, así, las leyes acumuladas se podían consultar fácilmente.
La cancillería archivaba la correspondencia imperial, las finanzas fueron centralizadas, los publicanos fueron sustituidos por funcionarios, los procuradores, que percibían los impuestos. Todos los cargos se hicieron accesibles a los simples ciudadanos.
Emperador pacífico que, al contrario que Trajano renunció a las conquistas orientales, Adriano, sin embargo, se hizo igualmente cargo del ejército y de la defensa de las fronteras, sin dejar de viajar y complaciéndose en inspeccionar las provincias más alejadas, en largos periplos que a veces duraban hasta cinco años.
Circulaba como un particular, casi sin escolta, con un séquito compuesto por técnicos, y sorprendió a los gobernadores y a los generales, ocupándose de todos los detalles de su administración: Mandaba construir un nuevo puente, promocionaba a uno, destituía a otro, trasladaba una legión, etc...
La Galia, la más rica y la más tranquila de las posesiones romanas, fue la primera en recibir su visita; después, el emperador vivió en Germania durante un año, inspeccionando los campos, reorganizando el limes -una línea de fortificaciones entre el Rin y el Danubio-, contemplando con inquietud los misteriosos bosques donde se ocultaban los gigantes rubios prestos a caer sobre los soldados de Roma.
A continuación, el emperador descendió por el Rin, penetró en las regiones belgas, visitó Britania -la actual Inglaterra- y, atravesando de nuevo la Galia, se estableció en Hispania -la Península Ibérica-.
Desde allí pasó a Africa y, antes de continuar su viajes hacia el Asia Menor, visitó el país de los faraones.
Pero, durante este viaje, Adriano se vio muy afectado por la misteriosa muerte de su amigo Antinoo, que le acompañaba, y que tal vez se dio muerte voluntariamente para cumplir la voluntad de un oráculo que había afirmado que sólo su desaparición permitiría al emperador realizar su destino.
A partir de entonces, el hombre solitario que tomó el camino de regreso a su capital, no experimentó ya la misma vitalidad, refugiándose en el trabajo para huir de las horas vacías. Escribió, compuso una gramática y algunas poesías. Digno en este aspecto de sus predecesores, se dedicó con entusiasmo a los grandes trabajos urbanísticos.
Después volvió a partir, dirigiendo sus pasos esta vez hacia Grecia, Cartago, y nuevamente Egipto. La paz se vio perturbada entonces por una más de las muchas rebeliones de Judea.
Las legiones tardaron tres años en dominarla: Vencidos por el hambre, por la sed y por las armas, los rebeldes acabaron por sucumbir. Judea, llorando a sus hijos exterminados, o vendidos como esclavos, o dispersos, era un desierto, y de Jerusalén no quedó piedra sobre piedra.
En adelante, los judíos serían un pueblo errante, admitidos en Jerusalén un sólo día al año para gemir ante el Muro de las lamentaciones.
El emperador, enfermo desde hacía años y víctima de espantosos sufrimientos, rechazaba la muerte para no desertar de su puesto, pero, finalmente, expiró a los 62 años. Con él desapareció uno de los personajes más complejos y más atractivos de toda la historia de Roma (año 138).
------------------------Antonino Pío------------------------
Antonino Pío
Adriano eligió como heredero al senador Tito Aurelio Antonino. El título de "Pío" le fue concedido por el Senado después de muerte, y Marco Aurelio, su sucesor, lo definió como "un monstruo de virtud".
Todo el mundo se alegró en Roma, porque todos amaban a aquel hombre de alargado y dulce rostro y tan completamente desinteresado, que su primer gesto de emperador fue el transferir su patrimonio a las arcas del Estado.
Este gran burgués fue tal vez uno de los últimos romanos que creía en los dioses o en todo caso, se comportó como si creyera en ellos. Los veintiún años del reinado de Antonino figuran entre los más felices conocidos por el Imperio.
No contento con sanear las finanzas del Estado y con proseguir la obra de reorganización de Adriano, el emperador suavizó las leyes judiciales hasta tal punto, que los derechos y los deberes de los esposos se hicieron iguales, fue prohibida la tortura y proclamado delito el asesinato de un esclavo.
Al contrario que su predecesor, Antonino no viajó, pero la tranquilidad de que gozaron las provincias romanas fue tal, que los embajadores de los países no sometidos afluían a la capital, suplicando a la Ciudad Eterna que extendiera su benéfica dominación sobre ellos.
A los 74 años, antes de morir, el emperador llamó a su lado a su sobrino Marco Aurelio y, diciéndole sencillamente "Ahora, hijo mío, te toca a ti", se volvió hacia la pared como si fuera a dormir, y exhalo su último suspiro (año 161).
-----------------------Marco Aurelio-----------------------
El emperador filósofo
Marco Aurelio había nacido cuarenta años antes, en Roma, de una familia originaria de Córdoba. "Estoy en deuda con los dioses -dirá- por haber tenido buenos padres, una buena hermana, buenos maestro, buenos aliados y amigos".
De todos los profesores que habían estado cerca de él, sus preferidos fueron lo filósofos, y no solamente apreció la doctrina estoica, sino que quiso ponerla en práctica.
Cuando fue coronado creyó, como buena moralista, más en la fuerza del ejemplo que en la de las leyes. Así, aunque continuó la obra reformadora de Antonino, lo hizo sin convencimiento, buscando más bien influir a sus súbditos con el ejemplo de su virtud ascética.
Las circunstancias, sin embargo, no le fueron favorables: Apenas subido al trono, los britanos y
los germanos, envalentonados por la longanimidad de Antonino, se rebelaron.
Marco Aurelio reprimió la revuelta de los primeros y, empeñado en derrotar a los germanos, envió a Persia a Lucio Vero, que había sido designado anteriormente por Adriano como posible sucesor, recomendándole a la atención de Antonino, conoció en Antioquía a la bella Pantea, que retuvo al general junto a ella.
El prudente Marco Aurelio se contentó con enviar instrucciones precisas a Casio, ayudante de Lucio, que, cumpliéndolas al pie de la letra, luchó contra los partos y arrasó su capital, Ctesifonte (año 165).
Las legiones llevaban consigo la peste y la extendieron por todas las ciudades y por todas las guarniciones: Egipto, Grecia, Italia y la Galia fueron devastadas por la plaga contra la cual todos eran impotentes.
El emperador demostró la grandeza de su estoicismo pasando noches y días en los hospitales. En Roma, 2.000 cadáveres fueron quemados diariamente. Como los campos, igual que las ciudades, quedaron despoblados, el hambre empezó a aparecer.
Tras la prosperidad, la desolación reinó en el Imperio. Por entonces, además, los germanos, los cuados y los marconamnos, que asediaban las fronteras, franquearon el Danubio, amenazaron Verona y devastaron la
llanura del Po (año 167).
El emperador incorporó al ejército gladiadores, bandidos y mercenarios, y se enfrentó personalmente al enemigo, revelándose como un brillante general. En el año 168 se sucedieron nuevas oleadas: los celtas en el Rin, los moros en Hispania, los longobardos en los Alpes.
Durante seis años el emperador luchó contra los bárbaros y en la soledad de los campos escribió su colección de Pensamientos, que, más que sus victorias militares, inmortalizarían sus recuerdos.
Después tuvo que regresar a Roma para castigar a Casio, el antiguo ayudante de Lucio Vero, que se había proclamado emperador. El usurpador fue inmediatamente eliminado (año 175). Marco Aurelio sabía que el peligro germánico acechaba, y, para alejarlo, partió hacia las líneas de combate con su hijo Cómodo.
Fue entonces cuando la muerte le sorprendió en Vindabona, la futura Viena, en el momento en que se disponía a conquistar Bohemia (año 180). Antes, sin embargo, había presentado a las tropas alineadas a su propio hijo como su sucesor, recomendando a todos que extendieran el dominio de Roma hasta el Elba.
---------------------------Cómodo---------------------------
Tras un filósofo, un gladiador
El sucesor de Marco Aurelio, Cómodo, de 19 años, era completamente distinto de su padre. Este apuesto joven, fuerte y batallador, carecía del más mínimo amor por la filosofía, interesándose sólo por las juegos circenses.
Lejos de seguir las instrucciones de Marco Aurelio, se precipitó a ofrecer a los germanos una paz que todos los combatientes romanos consideraron infamante.
En efecto, la situación del enemigo era crítica, y el triunfo parecía ofrecerse a los legionarios imperiales. Cómodo volvió a la capital y se dedicó al aprendizaje que más le cuadraba: El de gladiador.
Rápidamente tuvo oportunidad de afirmar su valor frente a hipopótamos, tigres y elefantes. No faltaron malas lenguas que murmuraron que no se trataba del hijo de Marco Aurelio, sino del hijo...¡de un gladiador!
Los tiempos de Calígula y Nerón parecían haber vuelto. La disolución de las costumbres y el terror fueron los verdaderos soberanos de Roma. Cómodo temía por su vida, y el miedo le impulsó a acentuar el terror.
Durante doce años continuó esta insensata existencia. Después, un prefecto del pretorio, sintiéndose amenazado, decidió hacerlo asesinar. Con la complicidad de una concubina del harén imperial, intentó envenenar al monarca. Pero el veneno se reveló ineficaz y, entonces, un luchador estranguló a Cómodo en el baño.
Así, el 1º de enero del 193, se cerró miserablemente el período de los Antoninos, que suele ser considerado como la edad de oro de la Roma imperial.
Trajano, Adriano, Antonino y Marco Aurelio habían conseguido, gracias a su prudencia y energía, mantener intacto y poderoso el mundo romano, cuyos guías fueron.
La muerte violenta de Cómodo dará la señal de una guerra civil entre los pretorianos de Roma y los ejércitos de las frontera, que anunció la instauración del despotismo militar.
--------------------LA DECADENCIA ROMANA--------------------
EL COMIENZO DE LA DECADENCIA
(192-337 d. de J.C.)
Como no ha sido establecido el principio de sucesión o principiat, son las legiones las que hacen y deshacen emperadores.
Los dos primeros sucesores de Cómodo (Septimio Severo, 193-211 d. de J.C., y Caracalla, 211-217 d. de J.C.), obligados a apoyarse en el ejército, confieren a éste un papel que nunca habría debido tener: Desde 235 a 284 d. de J.C., el Imperio padecerá medio siglo de conjuras, guerras civiles y desastres, mientras que el aparato defensivo y las fortificaciones que protegen el Imperio en las fronteras (limes) son sacudidos por las primeras incursiones "bárbaras" (los persas en Siria y los germanos en el Rin y el Danubio).
Algunas provincias se organizan en "imperios provinciales" independientes, para luchar contra estas primeras invasiones (Póstumo, "emperador" de las Galias de 258 a 268 d. de J.C.; Odenato y la reina Zenobia en Palmira, 262-272 d. de J.C.).
El restablecimiento de la situación es obra de los emperadores llamados ilirios. Aureliano (270-275 d. de J.C.) restablece la unidad, y Diocleciano (280-305 d. de J.C.) instaura el principio de una división del Imperio en cuatro zonas, con cuatro capitales: Milán, Tréveris, Nicomedia y Sermio (en Serbia).
Es el sistema llamado de tetrarquía (gobierno de cuatro). De este modo, Roma deja de ser la capital del Imperio. Pero el sistema de Diocleciano no durará mucho, y Constantino (305-337 d. de J.C.) vuelve a ser un único emperador absoluto, que se construye una nueva capital: Constantinopla (inaugurada en 330 d. de J.C.).
Estas transformaciones tienen una prolongación social: Las ciudades pierden su papel económico, y los grandes propietarios rurales viven, como señores omnipotentes, en sus tierras, cultivadas por colonos.
El cristianismo, todavía combatido y perseguido por Diocleciano, es reconocido oficialmente por Constantino después de su conversión (Edicto de Milán, 313 d. de J.C.). A los herejes se les prohíbe reunirse (331 d. de J.C.) y se promulgan leyes, de inspiración cristiana, como la Constitución de Constantino (311 d. de J.C.).
----------------------Septimio Severo----------------------
El emperador militar
El regocijo de los senadores tras el asesinato de Cómodo (193), que se había ganado la enemistad de todos por su conducta, fue grande, pero duró poco.
Aquellos eligieron, para suceder al aborrecido emperador, a Pertinaz, senador él mismo y prefecto de la ciudad. Pero su sentido de la economía no tardó en disgustar a los pretorianos, particularmente opuestos a sus medidas de austeridad.
Los pretorianos acabaron con el infortunado senador, cuyo reinado no llegó a dura cien días, y el Imperio fue puesto a subasta, siéndole asignado a aquel que ofreciera la suma más alta a los soldados. Un tal Didio Juliano, que había ofrecido 6.250 dracmas por individuo, llegó así al poder. Pero su reinado fue tan breve como el de Pertinaz. Las legiones estimularon a sus generales a lanzarse sobre Roma.
El primero en llegar fue el jefe de las legiones de Panonia (Hungría): Lucio Septimio Severo Geta, más conocido con el nombre de Septimio Severo.
Este prometió 12.000 dracmas a sus soldados, pero licenció inmediatamente a los peligrosos pretorianos, sustituyéndoles por provincianos fieles.
Después, tuvo que deshacerse de sus rivales: Nigro, jefe de los ejércitos de Oriente, a quien derrotó en Asia Menor, tomando a continuación Bizancio (196), y Clodio Albino, que mandaba los ejércitos de Britania y a quien venció el año siguiente.
Una vez hecho esto, dio comienzo a un reinado restaurador. Con Septimio Severo, era de nuevo un provinciano el que alcanzaba el Imperio. En efecto, era originario de Africa, y aunque había hecho sus estudios en Atenas y en Roma, jamás pudo ocultar un cierto acento púnico.
Se mostraba muy orgulloso de su origen y uno de sus primeros actos consistió en restaurar la tumba de Aníbal. En las campañas militares se reveló como hábil estratega y combatiente intrépido, pero cruel con sus enemigos.
Culto, buen administrador, fue siempre esencialmente un militar que se apoyó en el ejército, mostrando una total desconfianza hacia el Senado romano, al que arrebató las prerrogativas judiciales y administrativas para cedérselas a los caballeros. Tres legiones fueron acantonadas permanentemente en Italia.
La II Legión "pártica" protegía el Lacio; en la misma Roma el prefecto del pretorio mandaba 30.000 hombre bien pagados. Así comenzó el imperio militar.
La condena a muerte de una veintena de senadores acabó de aterrorizar a los patricios: El emperador confiscó numerosas posesiones de los aristócratas, convirtiéndose así en propietario de casi la mitad de la Península Itálica. El poder absoluto hizo su aparición en Roma.
El Senado era sólo un órgano ejecutivo, pasando la administración a manos de los militares. Doctos juristas, como Papiniano, Paulo y Ulpiano, encontraron fáciles argumentos para justificar este nuevo modo de gobernar a la manera oriental.
Septimio Severo contrajo matrimonio, en segundas nupcias, con Julia Domna, una siria hija de un sacerdote del Sol, de Emesa, lo que aumentó las influencias orientales en Italia.
El emperador se propuso ensanchar la provincia de Asia, lo que realizó combatiendo contra los partos; proclamado "Pártico Máximo", conquistó Ctesifonte y creó la provincia de Mesopotamia, pero no olvidó sus orígenes africanos e hizo construir numerosos monumentos en Leptis Magna.
En Roma, levantó un arco de triunfo en el Foro y un colosal palacio que alzaba sus siete órdenes de arcadas sobre el valle donde se encontraba el Circo Máximo.
Después de cinco años de inactividad, temiendo que sus ejércitos se corrompieran en el ocio, Septimio Severo partió hacia el norte de Britania, a Caledonia, para luchar contra los escoceses.
Murió en York, en el año 211, y antes de expirar dio a sus hijos un último consejo: "Enriqueced a los soldados y no os preocupéis de más".
-------------------------Caracalla-------------------------
Caracalla
El primogénito, Basiano, conocido por Caracalla (del nombre de un manto galo al que tenía un particular cariño), debía compartir al principio el poder con su hermano Geta.
Caracalla, brutal, amante de las fieras, no aceptó el reparto, y, durante un cierto tiempo, el Imperio vivió aguijoneado por el futuro, esperando conocer la muerte de uno de los dos emperadores.
Sin embargo, la emperatriz, su madre, intentó reconciliarlos. La idea fue desdichada, porque Caracalla aprovechó la ocasión para hacer asesinar a su hermano, encontrándose de este modo solo a la cabeza del Imperio.
Caracalla amaba sobre todo la caza y la compañía de los gladiadores; desde Cómodo, Roma estaba acostumbrada a estos gustos extraños.
Con el nuevo emperador, el Imperio vivió días terribles, como en los tiempos de Calígula y Nerón. Como el jurista Papiniano se negara a escribir una justificación del fratricidio, Caracalla hizo que fuera decapitado ante él.
Pero los resortes del poder quedaron, al parecer, en manos de la emperatriz madre. La prodigalidad del emperador hacia sus soldados dejó vacías las arcas del tesoro en breve tiempo.
Para procurarse nuevos ingresos hubo que aumentar algunos impuestos, en particular los derechos sobre las herencias; esto obligó al emperador a conceder a todos los habitantes del Imperio el título de ciudadanos romanos (año 212).
Para contener a la plebe de Roma hizo construir las suntuosas termas que llevan su nombre. Este emperador desequilibrado intentó no obstante mostrarse un buen soldado y, como su padre, marchó a combatir contra los partos.
Pero sus soldados, que lo que más amaban de las batallas era el botín, y que tenían pocos deseos de alejarse de sus bases, le jugaron una mala pasada: Caracalla fue asesinado en el año 121, en Carrhae.
Las Termas de Caracalla.
------------------------Heliogábalo------------------------
Las divinas locuras imperiales
El prefecto del Pretorio, Macrino, que había organizado el asesinato de Caracalla, quiso proclamarse emperador.
Pero a las princesas sirias de la familia de Julia Domna les urgía conservar la herencia imperial. La tía de Caracalla, Julia Mesa, tenía dos hijas y dos nietos.
La enérgica abuela no dudó en proclamar que uno de sus nietos, Heliogábalo, sacerdote del Sol a los 14 años, era hijo natural de Caracalla. El Imperio bien valía el sacrificio de la honorabilidad de su hija.
Los soldados sirios, muy piadosos, tenían un profundo respeto por este joven sacerdote, y unas sustanciosas dádivas aumentaron posteriormente el prestigio del muchacho: Las tropas de Macrino, que tenía el defecto de ser cicatero, se dejaron comprar.
Así, en el año 219, Heliogábalo pudo entrar triunfante en Roma, engalanado y cubierto de joyas. Dejó la responsabilidad del Imperio a su abuela, que se hizo atribuir, así como a sus hijas, los títulos de "madre del Senado" y "madre del acampamento", además de "madre de la patria".
Durante este período, Heliogábalo continuo adorando la piedra negra de Emesa; vestido con ropas suntuosas, realizaba sus viajes con un cortejo de 600 carros, entregándose a orgías místicas.
Puesto que un adivino le había pronosticado una muerta violenta, se preparó un lujoso suicidio, coleccionando espadas de oro, cuerdas de seda, venenos ocultos en piedras preciosas.
Pero su buena abuela, Mesa, preocupada por las extravagancias del nieto, que proponía a los hebreos y cristianos reconocer su religión si consentían en adorar la piedra negra, le obligó en primer lugar a adoptar a su primo Alejandro Severo y después hizo que fuera asesinado por la guardia imperial. De este modo, ella conservaba la autoridad (año 222).
----------------------Alejandro Severo----------------------
Un emperador piadoso
Alejandro Severo sólo tenía 14 años y, al crecer, se fue interesando cada vez más por la filosofía y por la religión. Abierto a toda creencia religiosa, honraba a Júpiter, a Orfeo, a Jesús, a Abraham.
Su madre, Julia Mamea, estaba en relación con el filósofo Orígenes, egipcio y cristiano. Cesaron las persecuciones contra los fieles de Cristo, que habían continuado bajo Septimio Severo (sobre todo en Egipto y en Africa).
Los ambiciosos sirios, que condujeron el Imperio después de la muerte de Caracalla, habían acelerado la orientalización.
El emperador era llamado "Nuestro Dios", "Nuestro Señor", como los soberanos helenos. Sus fortunas personales eran mayores que el tesoro público. Se difundieron las filosofías griegas y orientales.
Los historiadores de la época eran griegos, como Dión Casio y Diógenes Laercio, y griego era Filostrato, autor de la Vida de Apolonio de Tiana, biografía legendaria llena de anécdotas fantásticas y de ideas oscuras extraídas de los pitagóricos y del cristianismo, escrita a petición de Julia Domna.
Los pensadores cristianos, aprovechándose de la tolerancia, fundaron escuelas. Tertuliano (160-230) defendía su fe contra los judíos y los paganos.
La mística neoplatónica de Alejandría (el alma se une a Dios por medio del éxtasis), enaltecida por el famoso Plotino (204-269), influía en el cristianismo y en todo el pensamiento antiguo.
Julia Mamea tuvo pronto otros anhelos:
- Los soberanos partos estaban desprestigiados por sus derrotas y, en el año 224, la dinastía persa de los sasánidas, que quería reconstruir el Imperio de Darío, le había reemplazado: Ardasir invadió Mesopotamia (año 230).
- Aprovechándose de las dificultades del Imperio, los germanos, empujados por vastos movimientos de pueblos (llegada de los vándalos, longobardos, sajones, anglos, francos y alemanes) penetraron en la Galia.
- Abandonando Oriente, Alejandro Severo se veía obligado a combatirlos, pero intentó llegar a acuerdos con ellos, provocando el descontento entre sus soldados, que le asesinaron junto con su madre (año 235).
---------------------Motines y bárbaros---------------------
Anarquía militar y empuje bárbaro
Un gigante tracio, Maximino, fue proclamado emperador por las tropas. Pero las legiones de Africa y de Asia apoyaron a sus generales.
Siguió un período de increíble anarquía durante el cual se sucedieron o se enfrentaron treinta y siete emperadores en solo 35 años (235-270).
Una y otra vez los provinciales, el Senado romano, las legiones romanas, intentaron en vano sostener sus candidatos.
En medio de la inseguridad general, la crisis económica se desarrolló con rapidez, seguida de cerca por la crisis financiera. La moneda se devaluó rápidamente, los precios aumentaron y la miseria se adueñó de las ciudades y los campos.
Por todas partes los bárbaros presionaban en las fronteras. En Occidente los sajones, los francos y los alemanes llevaron a cabo profundas incursiones (los alemanes fueron rechazados en Milán en el año 259). Inmediatamente después, los godos franquearon el Danubio.
Mientras, en Oriente, por parte de Persia, aumentaba el peligro de los sasánidas. El rey persa Sapor alcanzó algunos éxitos: En el año 260, en la batalla de Edesa, hizo prisionero al emperador Valeriano.
En Occidente, un usurpador, Póstumo, tomó el poder. Roma reconoció la independencia de un príncipe sirio, Odenato, gobernador del oasis de Palmira, que había rechazado a los persas y se había proclamado "rey".
Su viuda, Zenobia, fundó un Imperio efímero; proclamándose "reina del Oriente", construyó una capital con magníficos monumentos, conquistando también Egipto con sus jinetes árabes.
Durante estas agitaciones, el poder se volvió contra los cristianos, ciudadanos sospechosos que se negaban a adorar a los dioses imperiales.
La tolerancia había acabado: Fabiano, obispo de Roma, fue martirizado en el año 250; en Cartago y en la Galia las víctimas (mártires) fueron numerosas; la Iglesia tuvo que ocultarse en las catacumbas.
La energía del emperador Galiano acabó por enderezar la situación: Los godos fueron rechazados en Macedonia y el ejército fue reorganizado: En lugar de estar disperso a lo largo del limes, en una frágil barrera incapaz de oponer resistencia, fue transformado en cuerpos elegidos, escalonados en profundidad, preparados para intervenir en los puntos amenazados. Galiano se rodeó de jefes capacitados, de generales originarios de Iliria.
En el año 270, los ejércitos del Danubio dieron al Imperio a uno de ellos: Aureliano. Con él, la victoria volvió a sonreír al Imperio: los alemanes y los vándalos fueron aplastados y los godos abandonaron Macedonia, aunque conservaron la Dacia.
Por precaución, Roma fue puesta en estado de defensa ( Muro de Aureliano). El reino de Zenobia fue reconquistado y la Galia recuperó sus fronteras (año 273).
Aureliano quiso dar una base religiosa a su poder; puesto que el culto oficial no tenía ya partidarios, fundó el culto del Sol Invicto (que se apoyaba en Apolo, Baal y Mitra), divinidad única cuyo representante era el emperador, que llevaba la diadema y la túnica dorada.
Se había dado un paso importantísimo hacia el monoteísmo. Aureliano fue asesinado en 275.
Probo se enfrentó en la Galia contra nuevas invasiones, fortificó las ciudades, exterminó a una parte de los bárbaros y acogió a otros como colonos (276-283). Fue sucedido por un oficial ilirio: Diocleciano.
----------------Diocleciano y la tetrarquía----------------
Un imperio y cuatro emperadores
Diocleciano supo llenar las lagunas de su cultura con un sólido sentido común, el cual le hizo comprender rápidamente que si quería mantenerse no debía permanecer en Roma; por ello, con gran escándalo de la Ciudad Eterna, no dudó en trasladar la capital a la ciudad de Nicomedia, en Oriente.
Las razones de esta elección eran oportunas, ya que desde la nueva capital la vigilancia de las fronteras de Oriente era más fácil. Pero como Occidente estaba también amenazado, decidió dividir el poder y designó a su amigo Maximiano para la defensa de esta zona.
Como Diocleciano no quería competidores, tuvo la precaución de darle a aquel el título de Augusto, haciéndole coemperador y asignándole Milán como capital.
Pero muy pronto esta situación no le pareció suficiente a Diocleciano, tanto más cuanto que no suprimía el difícil problema de la sucesión. Si uno de los dos emperadores faltaba, todo volvería a hundirse en el caos.
Para remediarlo, Diocleciano concibió la idea de designar los sucesores de los dos emperadores en la persona de dos Césares, cada uno de los cuales tendría el control de una región.
Como consecuencia, a Constantino Cloro, llamado así por su color pálido, se le confió la defensa de la frontera renana, con la orden de instalar la capital en la ciudad de Tréveris; de este modo, se convertía en el sustituto de Maximiano.
Por lo que se refiere a su propia sucesión, Diocleciano eligió un valiente guerrero, Galerio, y le confió las regiones danubianas, con la capital en Sirmio (en la actual Serbia).
Los Césares reforzaron sus lazos con los Augustos casándose con las hijas de éstos. El sistema era ingenioso: A la muerte de uno de los Augustos, su César le sustituía automáticamente, designando en seguida a otro César. La reforma fue llamada Tetrarquía (poder de cuatro).
En realidad, el principio monárquico permanecía: Diocleciano se proclamó Jovio, mandatario de Júpiter, mientras que el segundo Augusto, Maximiano, no tenía por patrón más que a Hércules, es decir un semidiós, subordinado al señor de los dioses. Reforzado el gobierno, Diocleciano reorganizó el Imperio.
------------------Fracaso de la tetrarquía------------------
De la tetrarquía a la diarquía: Dos imperios y dos emperadores
Las fronteras habían permanecido estables, en el año 298 los persas también habían retrocedido, abandonando la fortaleza romana de Dura-Europos, en el Eufrates, y el Imperio controlaba Mesopotamia y Armenia. Diocleciano, fiel a su promesa, abdicó en el año 305, lo mismo que Maximiano.
Constancio y Galerio se convirtieron en Augustos y designaron a Severo y a Maximino Daya como Césares. Pero Galerio y Constancio no se entendían bien.
Por otra parte, las legiones de Britania mandadas por Constantino, hijo de Constancio, querían a su jefe, y cuando Constancio murió, en el año 306, los soldados proclamaron Augusto a Constantino.
Imitando su ejemplo, los pretorianos de Roma designaron a Majencio, hijo de Maximiano. La situación se complicaba porque había ya ocho emperadores: Los dos Augustos "oficiales", Galerio y Severo, y sus dos Césares; los dos "usurpadores", Constancio y Majencio, y finalmente Diocleciano y Maximiano, "emperadores honorarios", pero reclamados por la crisis a la política activa.
La situación desencadenó inextricables guerras civiles: Diocleciano pudo contemplar con amargura el fracaso de su sistema. Galerio y Severo fueron marginados, tanto más cuanto que Maximiano, había tomado el partido de su hijo Majencio, pero anteriormente había casado a su hija con Constantino. Su yerno era, pues, el rival de su hijo.
Maximiano proyectó entonces asesinar a Constantino, pero, advertido por su mujer, Fausta, que traicionó a su padre en beneficio de su marido, éste escapó a la muerte y al viejo Maximiano no le quedó otro recurso que el suicidio.
Galerio murió en el año 311 y Severo fue asesinado por Licinio, que se proclamó Augusto. Diocleciano volvió a su retiro.
Quedaban en liza, por consiguiente, Maximiano Daia en Nicomedia (convertido en Augusto después de la muerte de Galerio), Licinio en el Danubio, Majencio en Italia, y Constantino en la Galia, todos con el título de Augusto.
Constantino invadió Italia en 312, derrotando en las puertas de Roma a Majencio (que se ahogó en el Tíber durante la retirada) y fue proclamado Máximo Augusto por el Senado.
Al este, Licinio y Maximino Daia se sometieron por considerar a Constantino demasiado fuerte. En el año 313, Licinio, que se había casado con una hermana de Constantino, expulsó a Maximino Daia de Oriente. Los dos cuñados quedaban solos. La tetrarquía se convirtió en una diarquía, pero no por mucho tiempo.
------------------FINAL DEL MUNDO ANTIGUO------------------
EL FINAL DE ROMA
(337-467 d. de J.C.)
Tres series de hechos caracterizan este período, que concluye con la caída del Imperio romano de Occidente:
1.- El progreso del cristianismo que, a partir de 380 d. de J.C., se convierte en religión del Estado (Edicto de Teodosio).
2.- Constantino muere el 22 de mayo de 337 d. de J.C.. Su sucesión da lugar a usurpaciones, repartos y disputas, en los que participa activamente la Iglesia (los cristianos ortodoxos, que admiten el Credo de Nicea, se oponen a los obispos arrianos).
La frágil unidad restablecida por Teodosio (emperador en 379 d. de J.C., único emperador en 394 d. de J.C. y fallecido en 395 d. de J.C.) conduce a la definitiva división del Imperio en Imperio romano de Oriente (Arcadio) e Imperio romano de Occidente (Honorio).
El primero durará hasta la toma de Constantinopla por los turcos (453 d. de J.C.), y ya veremos en qué momento hay que empezar a llamarle Imperio bizantino.
3.- El Imperio de Occidente, que dependía en teoría del emperador de Oriente, que reinaba en Constantinopla (y de hecho independiente de él), desde 375 d. de J.C. (invasión de los hunos) se derrumba progresivamente bajo los ataques de los bárbaros, uno de cuyos jefes (Odoacro), depone al último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo, cuando éste aún es un niño.
La tentativa de Justiniano, emperador romano de Oriente (527-565 d. de J.C.), para reconstruir el Imperio romano universal acaba en un absoluto fracaso.
-----------------------La decadencia-----------------------
La decadencia
La paz romana es un difícil equilibrio entre las dificultades exteriores (ampliaciones territoriales, que protegen el corazón del Imperio -la Península Itálica- y fijan las fronteras imperiales en los tres ríos -Rin, Danubio, Eufrates-) y los problemas de organización interior (nacionalización de las minas, creación de administraciones fiscales, gobierno directo de las provincias turbulentas por funcionarios imperiales, etc.).
A través de numerosas crisis, pronto reprimidas, aparecen, sin embargo, de vez en cuando, los vicios y las debilidades del sistema.
La crisis del Imperio romano, limitada tradicionalmente al período de 234-285 d. de J.C., sólo es el hundimiento definitivo de una muralla ya resquebrajada durante los reinados de Marco Aurelio, Cómodo, Septimio Severo y Caracalla.
-------------El inicio de la decadencia de Roma-------------
Las causas de la decadencia
La crisis y el posterior hundimiento del Imperio romano, puede explicarse por cuatro series de causas:
Causas de estructura
la sociedad imperial está dividida (odio del campo a la ciudad, despertar de los antagonismos regionales, falta de unidad religiosa e intelectual en el Imperio).
La concesión de la ciudadanía romana a todos los peregrinos por el Edicto de Caracalla (212 d. de J.C.) es un paso teórico hacia la homogeneización política del Imperio.
Causas económicas y sociales
un inmenso éxodo rural hace bajar las rentas de la burguesía ciudadana; los precios y los salarios aumentan; las cargas municipales se hacen más pesadas; el mismo Estado carece de medios financieros y se ve obligado a devaluar la moneda.
Causas políticas
A la muerte de Cómodo (31 de diciembre del año 192 d. de J.C.), la crisis de sucesión provoca una guerra civil que dura cuatro años (advenimiento de Severo, que funda una "política de corte" e intenta instaurar un régimen dinástico).
Causas exteriores
Los bárbaros presionan en las fronteras. En el este, son los partos; en Europa central y occidental, son los germanos, que se civilizan al contacto con Roma y empiezan a organizarse (federación de tribus entre los cuados, los marcomanos de Bohemia, los sármatas, los lombardos, los francos, etc.).
Ya hemos visto las consecuencias de estas primeras tentativas de organización durante el siglo IV. Innumerables migraciones afectan a esa gran reserva de pueblos que es Germania oriental y el limes sufrirá numerosos asaltos en el siglo III.
La acción combinada de todas estas causas trae consigo:
1.- Una primera invasión del Imperio por los bárbaros (los persas de Ardacher o Artajares, en 230 d. de J.C.; los alamanes, en 233 d. de J.C.; los godos, en 238 d. de J.C.; los vándalos, hacia 248 d. de J.C.; los burgundios, hacia 269 d. de J.C., etcétera). La presión bárbara se deja sentir sobre el Rin y sobre el Danubio al mismo tiempo.
2.- Una anarquía militar: las legiones eligen a los emperadores. Los reinados concluyen por asesinatos políticos o por muerte en el campo de batalla. La túnica del emperador es una "túnica de Neso" (R. Remondon).
3.- Una serie de desórdenes interiores conduce a que algunas provincias decidan gobernarse por sí mismas. Hay "usurpadores" que se ponen al frente de los países (Póstumo, emperador de las Galias, que rechaza a los francos en 258 d. de J.C.; la reina Zenobia, en Palmira, etc.).
4.- Un aumento de los desórdenes económicos y sociales, que engendran una tendencia a la autarquía en el campo (los pueblos se encierran en sí mismos).
----------------Restablecimiento del Imperio----------------
Los ilirios y la tetrarquía
Los emperadores ilirios son los que acaban con esta larga crisis: Claudio II (268-269 d. de J.C.) derrota a los godos en Naissus, Aureliano (269-275 d. de J.C.) restaura la unidad perdida. Probo libera la Galia y Caro (282-283 d. de J.C.) rechaza a los persas.
Estos emperadores preparan el camino a Diocleciano (285-305 d. de J.C.) que restablece el Estado y cuyas reformas principales son las siguientes:
- La tetrarquía
Se designa así a un sistema de distribución de la autoridad imperial para aumentar su eficacia. Diocleciano elige a un colega para que gobierne Occidente (Maximiano), mientras él gobierna Oriente. Ambos emperadores llevan el título de Augusto. Cada uno de ellos adopta a un subemperador, que lleva el título de César (Diocleciano a Galerio, y Maximiano a Constancio).
Diocleciano, por otro lado, supera a Maximiano, porque se intitula hijo de Júpiter, mientras que Maximiano sólo tiene derecho al título de hijo de Hércules. Esta filiación divina, acompañada de una transformación de los ritos imperiales, subraya el carácter sagrado de la función imperial.
Esta división corresponde al reparto territorial siguiente:
ORIENTE
Augusto, hijo de Júpiter= DIOCLECIANO
(Capital: Nicomedia, en Asia Menor)
César de Diocleciano: GALERIO
(Capital: Sirmio, en Serbia)
OCCIDENTE
Augusto, hijo de Hércules: MAXIMIANO
(Capital: Aquilea o Milán).
César de Maximiano: CONSTANCIO CLORO
(Capital: Tréveris).
División del Imperio en un centenar de provincias, con gobernadores nombrados directamente por el emperador y escogidos entre el orden senatorial (los consulares) o el orden ecuestre.
Las provincias están agrupadas en quince diócesis (Britania, Galia, Vienesa, Hispania, Africa, Italia Anonaria, Italia Suburbicaria, Panonia, Dacia, Macedonia, Tracia, Asia, Ponto, Oriente, Egipto), dirigidas por viceprefectos del pretorio, que son llamados, en lo sucesivo, vicarios.
-------------------Constantino el Grande-------------------
Constantino el Grande
El sistema de tetrarquía concluye después de la abdicación de Diocleciano.
En el 306 d. de J.C., una nueva crisis de sucesión desemboca con la llegada al poder del emperador que sin duda ha influido más en el destino de Roma, después de Augusto: Constantino el Grande (306-337 d. de J.C.), hijo de Constancio Cloro. El Imperio se reorganiza entonces de un modo totalitario.
Constantino, además, realizó dos obras importantes: el establecimiento del cristianismo y la fundación de una "nueva Roma": Constantinopla.
Con este hecho, materializó las oposiciones que existían entre el Oriente griego y el Occidente latino, y puede decirse que asesinó a la ciudad de Rómulo.
Pero -a largo plazo- preparó el Imperio bizantino y preservó del olvido y de la muerte a la civilización grecolatina.
La decisión de fundar Constantinopla data de 324 d. de J.C.. Su inauguración tuvo efecto el 11 de mayo de 330 d. de J.C. Las obras concluyeron en 336 d. de J.C.
La urbe que lleva el nombre de "Ciudad de Constantino" fue edificada sobre el emplazamiento de una antigua colonia griega: la ciudad de Bizancio, sobre el Bósforo.
Uno puede preguntarse por qué Constantino sintió la necesidad de construir una nueva capital. Muchos historiadores creen que hubo una razón religiosa (Roma, capital del paganismo, vio oponerse a ella a Constantinopla, capital del cristianismo).
La ciudad fue cercada de murallas, cuyos restos subsisten aún, que resistieron todos los asaltos orientales hasta 1453.
-----------------------El arrianismo-----------------------
Religión y política: Arrianismo
El omnipotente Constantino no dudó en intervenir en las disputas religiosas que comenzaban a afectar a la Iglesia.
Aunque algunos espíritus buscaban la soledad para orar y meditar, como san Antonio, que se retiró a una gruta a la que el diablo acudió varios veces para tentarle, o san Pacomio, que fundó un monasterio en el desierto egipcio (año 325), inaugurando así la vida monacal que iba a difundirse por Oriente y Occidente, otros sembraron discordias con interpretaciones opuestas de los dogmas o con ataques contra la jerarquía.
Tal fue el caso, en Africa, de creyentes fanáticos que reprocharon a la Iglesia mostrarse demasiado indulgente con los sacerdotes que, durante las persecuciones de Diocleciano, habían renegado de su fe y abandonado los Textos Sagrados.
Donato se rebeló contra el obispo de Cartago en nombre de los mártires, y sus seguidores hicieron nacer un cisma, acompañado de agitaciones sociales.
Fueron condenados en el concilio de Arlés (314) y Constantino los persiguió en vano, concediéndoles finalmente la tolerancia en el año 321. El donatismo subsistiría hasta la invasión árabe.
Pero más problemática fue la denominada herejía arriana. Un sacerdote de Alejandría, Arrio, formado en la escuela de Antioquía, sostenía que Cristo no era de esencia divina, ni participaba en la misma naturaleza de Dios.
El Dios único, incomunicable, no podía dividirse: El hijo era sólo un hombre, una criatura "creada de la nada", adoptada por Dios.
En Oriente, donde se mantenía la influencia de la filosofía griega, esta interpretación de fondo racional era más fácil de comprender para los fieles que le difícil y misterioso dogma de la Santísima Trinidad o consustancialidad: El hombre elegido por Dios era más familiar para la mentalidad oriental que el Dios hecho hombre.
Ante la proliferación de los arrianos, la Iglesia se preocupó, y Arrio fue condenado por primera vez en el año 321, pero algunos obispos (los de Cesarea y Nicomedia) continuaron sosteniéndole.
Cuando Constantino derrotó a Licinio (año 324) y se apoderó de Bizancio, convocó en Nicea un gran concilio, el primer concilio "ecuménico" o mundial, por la presencia simultánea de los de obispos occidentales y orientales(año 325).
El concilio estableció que Cristo era "consustancial" al Padre, al mimo tiempo distinto e inseparable de El, como el Espíritu Santo.
El concilio fijó también las normas de la elección de obispos, dando a los metropolitanos (obispos de las ciudades principales de las provincias romanas) una autoridad superior (Roma, Antioquía, Alejandría, etc.). La Iglesia modelaba su organización sobre la del Imperio.
Por lo demás, la intervención directa de Constantino era un hecho grave; su "protección" se hacía embarazosa.
El emperador se había proclamado "obispo externo"; rehabilitando después a Arrio, la controversia continuó hasta que Teodosio, en el año 381, impuso la doctrina de Nicea.
Los bárbaros, sin embargo, se convirtieron al cristianismo arriano.
El cesaropapismo (intervención del Estado en los asuntos religiosos) había nacido y triunfaba en Constantinopla: Era la semilla del futuro cisma griego.
Cuando Constantino murió en el 337, a los 55 años, quedaban todavía muchos problemas por resolver.
----------------De Roma al Imperio Bizantino----------------
La muerte de Constantino
A la muerte de Constantino vuelve a plantearse un problema de sucesión. Sus tres hijos se reparten el Imperio.
La muerte de Constantino II el Joven deja a dos emperadores enfrentados: Constante en Occidente y Constancio en Oriente. Este último tenía más prerrogativas que el Augusto occidental y prolongó la política asfixiante y totalitaria de Constantino.
El problema de sucesión no se transformó en crisis ni fue causa de ninguna guerra civil: Después de Juliano el Apóstata (361-363 d. de J.C.), Valentiniano I (364-375 d. de J.C.) fundó una dinastía que en 395 d. de J.C. adoptó el principio de una división del Imperio (reparto de la sucesión de Teodosio: Honorio, emperador de Occidente, y Arcadio, emperador de Oriente).
Por esta época, Occidente está a punto de derrumbarse bajo las acometidas de los bárbaros y ya no existe un verdadero Estado romano. Parece que los emperadores de Constantinopla empujan intencionadamente a los bárbaros hacia Occidente.
Pero de hecho, el Oriente, amenazado también por los bárbaros, es presa de numerosas dificultades internas (lucha contra las herejías) y externas: El peligro persa, la llegada en el siglo IV de los árabes beduinos, que instalan "reinos árabes" en Hira (los Lakhmidas), cerca de Damasco (los Gasánidas), en Petra y en Nejd (los Kinditas), y las primeras invasiones eslavas en el Danubio.
Al final del siglo V, ya no existe el Imperio romano de Occidente. Subsiste un Imperio romano de Oriente, que conviene llamar desde ahora Imperio bizantino.
Se puede plantear el problema de la fecha exacta en que concluye, en Occidente, la Antigüedad clásica y empieza, en Oriente, el Imperio bizantino. Las opiniones de los historiadores están divididas. Se han propuesto las fechas siguientes:
- 330 d. de J.C. Fundación de Constantinopla.
- 378 d. de J.C. Batalla de Andrinópolis: victoria de los visigodos sobre el emperador Valente.
- 395 d. de J.C. División del Imperio en romano de Oriente y romano de Occidente.
- 408 d. de J.C. El griego, idioma oficial en Constantinopla.
- 410 d. de J.C. Conquista de Roma por Alarico.
- 476 d. de J.C. Deposición de Rómulo Augústulo por Odoacro.
-----------------La herencia de Constantino-----------------
Juliano el Apóstata, los Valentinianos y Teodosio
Los tres hijos de Constantino el Grande se repartieron el Imperio, no sin haber asesinado a cierto primo suyo que les parecía peligroso para el porvenir.
Constante, que había permanecido solo en Italia, fue derribado por un levantamiento militar; Constancio reconquistó el Occidente, pero, dueño ya de todo el Imperio, confió la defensa de la Galia a un primo suyo que había sido excluido en el año 337 a causa de su poca edad: Juliano.
Después regresó a Constantinopla, donde persiguió encarnizadamente a los obispos hostiles al arrianismo, como el obispo de Alejandría, Atanasio, que huyó al desierto con san Antonio. Todo Oriente parecía arriano.
En la Galia, Juliano había expulsado a los francos y a los alemanes. Muy popular a causa de su administración, adorado por sus soldados, fue proclamado emperador en el año 360. De cultura griega, seguía siendo pagano de corazón y rechazó el cristianismo.
Instalado en Lutecia (París), cuyo clima le agradaba, continuó la reforma de la administración imperial, disminuyó los impuestos, toleró todas las sectas religiosas, pero sobre todo intentó una verdadera reconstrucción de la Iglesia pagana con su jerarquía (de la cual era jefe), y algunos dogmas que mezclaban cultos solares, neoplatonismo y moral cristiana.
Debemos repartir nuestras riquezas con todos los hombres -decía-, pero sobre todo con los buenos, los débiles y los pobres.
Se aprestaba a perseguir abiertamente a la Iglesia cristiana cuando murió en el año 363, mereciendo así el sobrenombre de Apóstata, puesto que había sido bautizado.
Con él se extinguía la dinastía de Constantino. En el año 364, un oficial de la guardia, Valentiniano, de origen danubiano, fue proclamado emperador, fundando una dinastía que habría de durar hasta el año 392. Cedió Oriente a su hermano Valente, reservándose Occidente para él y para su hijo Graciano.
Los Valentinianos: El desastre de Adrianópolis
Instalado en Tréveris, Valentiniano se dedicó enérgicamente a la defensa de las fronteras en Britania, Galia y Africa.
Murió en el año 375, cerca del Danubio, siendo sucedido por Graciano. Pero éste, educado por Ausonio, poeta de Burdeos, se interesaba sobre todo por la literatura y el arte.
La Galia conoció un período de prosperidad y de brillantez. Por el contrario, Valente fue menos afortunado en Oriente.
Empujados por los hunos, procedente de Mongolia, los godos, divididos en numerosas tribus (ostrogodos, godos brillantes, godos nobles o visigodos), algunas de las cuales se habían convertido al cristianismo arriano, pidieron asilo y después forzaron la frontera del Danubio.
Valente trató de contenerlos, pero los jinetes acorazados derrotaron a sus legiones cerca de Adrianópolis, donde el emperador encontró la muerte (año 378). Los godos entraron en masa en el Imperio.
El débil Graciano recurrió a un general hispanorromano, Teodosio, confiándole el gobierno de Oriente.
Poco a poco, Teodosio sometió a los godos, les concedió el estatuto de aliados o federados y dejó a su custodia las provincias fronterizas. El peligro externo había desaparecido, pero Graciano fue víctima de una revuelta en la Galia.
Teodosio tuvo que intervenir para expulsar al usurpador Máximo (338). La muerte del último Valentiniano (392) le dejó dueño del Imperio.
--------------------Divisiones: Teodosio--------------------
Teodosio: División del Imperio y caída de Roma
En Oriente, desde el año 380, Teodosio apoyó a la Iglesia oficial, prohibiendo el arrianismo y deponiendo a los obispos rebeldes.
Pero los godos que se encontraban dentro de los límites del Imperio seguían siendo arrianos: Los bárbaros preferían una doctrina más simple. En Africa subsistía del donatismo, y en Hispania se había difundido una herejía profunda y mística predicada por Prisciliano, obispo de Avila.
Las violentas persecuciones contra los herejes levantaron las protestas de los obispos Martín de Tours y Ambrosio de Milán. Pero el catolicismo seguía siendo todopoderoso.
En el año 390, Teodosio ordenó una represión despiadada después de una revuelta en Macedonia. Ambrosio, indignado por el exterminio de miles de inocentes, excomulgó al emperador, prohibiéndole el acceso a las iglesias hasta que no hiciera penitencia: Teodosio se sometió el día de Navidad. Esta fue la primera penitencia pública de un soberano, y los Papas de la Edad Media se acordarían del precedente.
Teodosio, en adelante sumiso a Ambrosio, decretó en el año 392 la prohibición de los cultos paganos, de las libaciones, de los sacrificios. Pero las creencias antiguas subsistieron durante mucho tiempo en las zonas rurales de Occidente (el término pagano proviene de pagus, aldea), a pesar de los esfuerzos de san Martín de Tours.
Hubo también una rebelión de la aristocracia romana fiel a las viejas tradiciones que, aliada con el franco Argobasto, intentó restaurar el paganismo en toda Italia (año 393).
Teodosio tuvo que comprometerse en una verdadera guerra de religión y su victoria del río Frigido, en el Véneto (394), le permitió eliminar definitivamente el paganismo.
El catolicismo se convirtió en la religión oficial y única del Imperio romano, pudiendo señalarse esta fecha como el final del mundo antiguo, o, por lo menos, de sus dioses.
Teodosio murió en el año 395. Frecuentemente, los historiadores del pasado le llamaron el último gran emperador romano y relacionaron su muerte con el fin del Imperio, que repartió entre sus dos hijos: Arcadio y Honorio.
En realidad, la división entre Occidente y Oriente había sido instaurada prácticamente hacía un siglo, con la tetrarquía, y ya Constantino, en el año 314, había dejado Oriente a Licinio.
Sin embargo, la fecha del año 395 debe ser recordada porque, desde entonces, las dos mitades del Imperio siguieron distintos destinos. Teodosio señaló el fin de una época en Occidente. El Imperio mantuvo su fachada unos años más gracias -y el hecho es altamente simbólico- a la energía de Estilicón, bárbaro de origen vándalo.
Después, todo quedó sumergido por las sucesivas invasiones en la Galia, en Hispania, en Africa y en Italia, donde Alarico saqueó Roma en el año 410.
Por el contrario, Oriente logró evitar la tempestad y la idea imperial sobrevivió en Constantinopla, con el imperio bizantino, durante muchos siglos. Por esto, en vísperas de las grandes invasiones del siglo V, podemos calibrar la obra de este prodigioso conjunto a punto de hundirse.
--------------------La herencia de Roma--------------------
El legado de Roma: Nacimiento de la civilización occidental
A pesar de las destrucciones perpetradas por los bárbaros, la herencia de Roma siguió viva por espacio de siglos.
Occidente fue modelado por la Ciudad Eterna, la Urbe, transmitiéndole la civilización griega después de haberla asimilado.
A dicha civilización, Roma añadió una sabia y precisa constitución jurídica, un derecho aplicable a todos los hombres libres.
Los romanos fueron los primeros que construyeron un estado universal y centralizado en el cual quedaba suprimida la distinción entre vencedores y vencidos, como escribió el poeta galo Rutilio Namaciano:
Tú has hecho una sola patria de pueblos distintos. Tú has hecho ciudad de lo que antes era el mundo.
A pesar del retroceso señalado por las invasiones bárbaras, el derecho romano sobrevivió, inspirando las legislaciones modernas. Por esto fue estudiado siempre en las universidades.
También la idea de unidad permaneció viva: Justiniano, Carlomagno, Otón el Grande intentaron sucesivamente reconstruirla en Europa. Las ambiciones de Napoleón tuvieron su origen en el recuerdo de Roma.
La lengua latina sobrevivió a la ruina, y hasta el siglo XVII, sabios y filósofos escribieron en latín, vehículo universal de comunicación. El italiano, el francés, el castellano, el portugués, el catalán, el gallego, el rumano, etc., proceden de la lengua imperial.
Sobre las calzadas romanas fueron trazadas durante mucho tiempo las rutas occidentales. La mayor parte de las grandes ciudades de hoy, desde Gibraltar al Rin, desde Grecia hasta el mar del Norte, nacieron en lugares elegidos por los romanos.
Roma es el único ejemplo en la historia de una pequeña aldea que se convirtió en la capital de mundo, manteniéndose durante diez siglos, a través de luchas sociales, guerras civiles, locuras de emperadores, innumerables cambios de regímenes.
Se ha hablado algunas veces de un "inmovilismo" romano: En realidad no existe testimonio de una evolución semejante, de similares facultades de adaptación, de un destino igualmente extraordinario.
--------------------ECONOMIA Y SOCIEDAD--------------------
LA URBE DE ROMA COMO SIMBOLO
El pueblo romano ha sido, sobre todo, un pueblo de campesinos; pero su destino político se representó en la Ciudad por excelencia, la Urbe; es decir, Roma.
Los romanos construyen las primeras ciudades de Europa occidental; todas ellas imitan a la ciudad madre, tanto en sus instituciones como en su urbanismo.
El Forum romano visto desde el SE.
El Forum romano visto desde el N.
----------------------La ciudad romana----------------------
La urbe
La ciudad ideal es de trazado regular, una especie de damero en el que las calles se entrecruzan en ángulo recto, y está rodeado de unas murallas a su vez cuadradas o rectangulares (la Roma quadrada; "Roma cuadrada", era quizás el nombre de la Roma etrusca).
La fundación de una ciudad era, además, un rito religioso que comprendía la consagración del suelo a los dioses protectores y el trazado de un surco alrededor de la ciudad mediante un arado.
Parece ser que fueron los etruscos quienes transmitieron a los romanos el arte y los ritos del urbanismo.
Como es lógico, estos principios urbanísticos son puramente teóricos. La naturaleza del terreno (llano o accidentado, habitado o desierto) impone siempre a los "urbanistas" romanos las modificaciones pertinentes.
La ciudad de Roma conoció varios estadios:
1. Antes de los etruscos, era una aldea de pastores establecida en el Palatino y rodeada de otras aldeas en las colinas cercanas; no existían aún las ciudades cuadriculadas.
2. Durante la dominación etrusca, fue fundada, bajo los principios antes enunciados, la ciudad regular, en el llano que se extiende al pie del Palatino (el Forum): el santuario se levantó en la roca Tarpeya (el Capitolio).
3. Durante el reinado de Servio Tulio, según la tradición se edificó la muralla que circunda las siete colinas. Los patricios residían en el monte Palatino y en el Quirinal; los plebeyos, en el Aventino.
En el Forum estaban el mercado principal, las asambleas públicas y los tribunales. Fue acondicionado progresivamente, y no adquirió su aspecto definitivo hasta la época de Julio César.
Al norte del Capitolio, la extensa llanura llamada Campo de Marte era el lugar donde se celebraban los ejercicios militares y las asambleas de las centurias.
4. Más tarde, César, Augusto, Vespasiano, Domiciano, Nerva y Trajano construyeron cada cual su "forum", con templos, columnatas y edificaciones administrativas y comerciales. El monumental anfiteatro del Coliseo (acabado por Domiciano) completó el aspecto general de la ciudad.
-----------------------Roma imperial-----------------------
La Roma imperial
Aunque Augusto y su lugarteniente Agripa habían comenzado a hacer de Roma una gran ciudad moderna, y aunque los Flavios la habían dotado de una espléndida serie de monumentos, corresponderá a los Antoninos dar a la Ciudad Eterna su aspecto más deslumbrante.
El primero fue Trajano que, enriquecido con el oro de los dacios, no contento con ofrecer a su pueblo suntuosas diversiones, emprendió trabajos inmensos. Entre sus construcciones más insignes se encuentran un gigantesco acueducto, un nuevo puerto en Ostia, y el anfiteatro de Verona.
Pero la más célebre de todas se encuentra en Roma, y es conocida con el nombre de Foro Trajano. Situado en el centro de la urbe unía el Foro de César y el Foro de Augusto.
Allí, la civilización aparecía con toda su fuerza y nobleza, y esta construcción rivalizaba fácilmente con las más ambiciosas realizaciones de los arquitectos modernos, a los cuales, aun estando en ruinas, no ha cesado de proporcionar modelos.
El foro propiamente dicho era una amplia explanada empedrada, de 116 metros de longitud por 95 de anchura. En el centro se levantaba la estatua ecuestre del emperador, en bronce dorado, a la que coronaban, entre las columnas de la galería, las efigies, más modestas, de los hombre que habían prestado un buen servicio al Imperio.
Desde allí se llegaba, ascendiendo tres escalones de mármol amarillo, a la basílica Ulpia, llamada así por el nombre de la familia de Trajano. Esta basílica, de estilo orientalizante, todavía superaba en esplendor al Foro.
Más allá se extendían las dos bibliotecas, una dedicada a los volúmenes griegos, y la otra a los libros latinos y a los archivos imperiales.
En el centro del estrecho cuadrilátero que separaba los dos edificios se alzaba (y se alza hoy, casi intacta) la famosa Columna de Trajano:
- Con 38 metros de altura, de mármol blanco, estaba formada por 23 paneles componiendo una larga espiral en la que se hallaban representadas, desde la base hasta el capital, los principales episodios de las dos guerras dácicas.
- Había grabadas 2.500 figuras, que demostraban la maestría de la escultura romana en el género del bajorrelieve histórico, inmortalizando las victorias alcanzadas por el emperador frente al enemigo.
Cerca de allí se alzaban construcciones de cinco plantas que contenían las 150 tiendas del mercado. Cuando se subían los peldaños de este edificio, se descubría la grandeza inigualable de este conjunto de monumentos, obra de un arquitecto general, Apolodoro de Damasco.
Trajano no se contentó con construir suntuosos edificios, sino que intentó también descongestionar la capital creando anchas calles y plazas públicas. Estos trabajos eran indispensables para mejorar la suerte de los habitantes de la enorme aglomeración romana.
En efecto, se calcula que en el apogeo del Imperio, la población de Roma se acercaba al millón de habitante y el pueblo bajo, reunido en los suburbios, se amontonaba en casas de siete pisos cuyo material de construcción estaba sujeto a frecuentes incendios. En su Sátira III, Juvenal describe el terror que se apoderaba de los habitantes ante la menor alarma:
Quiero vivir en un lugar donde no haya incendios, donde la noches transcurran sin alarmas; (...) cuando el tercer piso es ya presa del fuego, tú no sabes nada. A partir de la planta baja existe el pánico, pero el que se asará el último será el propietario, que está protegido de la lluvia sólo por las tejas a las que las lánguidas palomas llegan a poner sus huevos.
¿Qué remedio podía ser eficaz en esos barrios donde las casa de madera estaban apretadas unas junto a otras? Ciertamente, los ricos podían evitar los peligros porque ocupaban, en los barrios elegantes, casas privadas, con refinadas comodidades, que abandonaban durante el verano para establecerse en las villas de los alrededores.
La más célebre de todas fue la que se hizo construir Adriano en Tívoli. Todas los monumentos y jardines que le habían gustado al emperador en el curso de sus viajes fueron reconstruidos allí: el conjunto de Tívoli, con sus fuentes cristalinas y sus armoniosos peristilos eran una de las maravillas del mundo.
Sin embargo, los emperadores tenían también el deber de proporcionar distracciones al pueblo, al que la excesiva prosperidad condenaba al aburrimiento.
El Circo Máximo, situado entre al Palatino y el Aventino, fue alargado y ensanchado en diversas ocasiones y, entre el Esquilino y el Celio, fue construido un amplio anfiteatro, conocido hoy con el nombre de Coliseo.
Trajano terminó las grandes Termas, cuyos cimientos habían sido puestos por sus predecesores, y Adriano erigió, en el Campo de Marte, un teatro y un estadio.
Los romanos podían disfrutar del fresco en los jardines de las colinas que rodean las ciudad: Janículo y Vaticano, donde se encontraba ya el Circo de Nerón.
Los emperadores quisieron levantar a Roma al nivel de su destino, y ahí están su esplendor y su majestuosidad para testimoniar la grandeza de su función histórica, que ha proporcionado al mundo modelos inolvidables: Todo el urbanismo occidental ha extraído lecciones de su espíritu ordenado.
Roma desde el aire
El corazón de la Roma Imperial tal como se hubiera visto desde el aire en el siglo IV a. de J.C. en una reconstrucción ideal.
- En primer término, izquieda, está el gran Circus Maximus (a), mayor que cualquier estadio moderno.
- Detrás se eleva la colina del Palatino (b) con los palacios imperiales.
- A la derecha serpentean entre las calles los arcos del acueducto Claudio (36 a. de J.C.) y se destaca el enorme Coliseo (c).
- Entre él y la sagrada colina del Capitolio (d), con el gran templo de Jupiter, había el Foro Romano cruzado por la Via Sacra, que pasa por el Arco de Constantino (e), el Arco de Tito (f) y la Basílica de Constantino (g).
- Más allá estaban el Arco de Septimio Severo (h) y el vasto Foro de Trajano (i).
-----------------------Calles de Roma-----------------------
En las calles de Roma
Roma no se contentaba con ofrecer a la admiración de sus visitantes el majestuoso espectáculo de su grandeza. Centro del Imperio, una muchedumbre variopinta y pintoresca se apretujaba en sus calles.
La doble realidad de la ciudad no era su menor atractivo: A los pies del ordenado conjunto de monumentos, las calles tortuosas y estrechas presentaban el aspecto heteróclito de una ciudad oriental: Asnos que arrastraban carretas tambaleantes junto a pesados carros tirados por bueyes.
En las tabernas se reponían los marineros, y pequeños albergues ofrecían a los peregrinos frescor, descanso y manjares variados (pan y queso o apetitosos guisados).
Los indigentes, numerosos en la ciudad, no podían aspirar a tales gollerías, siendo su principal recurso
el trigo distribuido gratuitamente por la annona, una organización que aseguraba el aprovisionamiento de la ciudad, necesario a causa de la regresión del cultivo de los cereales en Italia desde finales de la República.
El trigo era transportado desde las diversas provincias y vendido en Roma a precios fijos, o repartido entre los ciudadanos más pobres.
Los más afortunados podían degustar ostras, gallinas con espárragos, chuletas de cabrito, jabalí, y pato silvestre. Los pasteles de pollo acompañaban a las tetillas de cerda, al natural o en ragú, siendo regados estos manjares con vinos de Samos, de Falerno o de Masica.
Los distintos platos eran expuestos a la vista de los transeúntes, en las muchas pequeñas tabernas que bordeaban las calles.
Y para los aristócratas, los comerciantes exhibían espejos, marfiles delicadamente labrados, orfebrería y perfumes.
Las costureras elaboraban valiosas túnicas para las damas; los zapateros trabajaban el cuero con destreza, siendo los tacones muy apreciados por las damas. Había también mercaderes de pieles, que las hacían llegar de la Galia o de Germania.
En cuanto a las joyas, ocupaban un lugar importante en la artesanía. Las patricias sentían pasión por los adornos deslumbrantes y sus esposos amaban las piedras preciosas.
Tiberio había intentado poner freno a estos excesos, pero tuvo que renunciar, porque la supresión del comercio de lujo hubiera amenazado con precipitar a Roma en una crisis económica.
Apenas puede hablarse de una industria romana: Las grandes empresas habrían arruinado a los artesanos, y ya las masas ciudadanas contaban con numerosos parados.
-----------------------Baños y circo-----------------------
Cuidarse, alimentarse, divertirse
El gran señor romano se levantaba hacia las siete y su primera ocupación consistía en recibir a sus clientes, es decir, a hombres que no poseían ninguna riqueza personal y que se unían al séquito de un noble y rico patrón del que esperaban ayuda y protección.
Después, el patricio desayunaba sobriamente y visitaba a sus amigos, siendo ésta una de las obligaciones más rigurosamente observadas en la vida social romana. Por último, podía ocuparse de sus asuntos personales.
La gente de condición modesta trabajaba hasta el mediodía y volvía a la tarea después de una ligera comida. Pero todos, tarde o temprano, se encontraban en los baños.
Nadie en al antigüedad pudo jactarse de una higiene corporal tan refinada como la del pueblo romano. Cada palacio tenía su baño particular, pero existían más de 1.000 baños públicos a disposición de la gente sencilla, y podían acoger a 1.000 personas a la vez.
Las termas poseían palestras, piscinas con agua templada, caliente e hirviendo, salas de descanso, y finalmente, restaurantes, donde los romanos, blandamente reclinados, degustaban alimentos pesados y muy picantes; pero consumían más todavía en el curso de los banquetes que daban con mucha frecuencia.
Comenzaban a las cuatro de la tarda y a veces se prolongaban hasta la mañana del día siguiente. Las mesas estaban adornados con flores y el ambiente saturado de perfumes.
Los manjares, servidos por esclavos, eran exóticos y raros. Muy frecuentemente, estas comidas terminaban en orgías: El anfitrión ofrecía a su invitados eméticos que permitían comenzar de nuevo a comer después de haber vomitado.
Estas eran las ocupaciones de los ricos, pero las autoridades de la ciudad tenían que proporcionar distracciones a la inmensa masa de ciudadanos.
Los juegos se hicieron indispensables para todos lo súbditos del Imperio. El público desertaba cada vez más del teatro. Sólo le atraían las pantomimas vulgares.
El circo, por el contrario, era su lugar de reunión favorito; casi todos los días, una inmensa masa de desocupados se dirigía hacia el Circo Máximo con sus 260.000 localidades, o hacia el Coliseo que disponía de 50.000.
Las carreras de carros, al galope o al trote, eran objeto de apuestas apasionadas. Los jinetes vestían casacas con los colores de sus cuadras. A veces los carros chocaban, y hombre y caballos caían en informe montón, siendo aplastados por los que iban detrás.
Pero los números más esperados eran los combates entre animales feroces, entre un animal feroz y un hombre, o entre hombre y hombre.
Cuando Tito inauguró el Coliseo, los romanos enloquecidos vieron sobre la arena (que se podía transformar a voluntad en desierto o en bosque tropical) cerca de 10.000 animales, algunos de los cuales desconocían por completo: Elefantes, tigres, leopardos, hienas, jirafas, linces, etc. Al final de la sesión después de los furiosos combates, sólo sobrevivía la mitad de las fieras.
Después venían los combates de los gladiadores. Al principio eran entre condenados a muerte, pero cuando había escasez de ellos, los tribunales condenaban a la pena capital incluso a los que habían cometido pequeñas faltas, ya que Roma no podía prescindir de su espectáculo favorito.
Había también voluntarios que frecuentaban las escuelas para gladiadores. Los combatientes desfilaban en primer lugar ante el palco del emperador, a quien saludaban con el célebre grito Morituri te salutant: Los que van a morir te saludan.
Los adversarios eran elegidos por sorteo y comenzaban las apuestas: Unos se inclinaban por el sabino (armado con una simple espada romana o corta); otros por el reciario, que para defenderse sólo disponía de un red y un tridente; otros pensaban que la posibilidad del tracio de sable corto era mayor que la del galo o el mirmillón, que se batían con la ayuda de machete.
Cuando un gladiador era herido, tendía la mano hacia la tribuna donde se encontraba el editor, es decir, el que ofrecía los juegos. Si éste colocaba el dedo pulgar hacia abajo, el herido tenía que morir, y la multitud exultaba. En el caso contrario, el combatiente era sacado de la arena y curado. El gladiador debía saber morir con sonriente indiferencia.
Si resultaba vencedor, podía convertirse en ídolo de las masas: Los poetas le dedicaban sus cantos, los ediles sus calles, las mujeres sus encantos.
Los censores más severos, tales como Juvenal, Tácito, Plinio, no encontraron nada para alegar contra estas matanzas: La sangre vertida era sangre "vil", y los juegos estaban dotados de un valor educativo que acostumbraba al espectador a despreciar estoicamente la muerte. Solamente Séneca, que fue una sola vez al circo, volvió espantado:
El hombre -escribió-, lo más sagrado para el hombre, es asesinado aquí por deporte y diversión.
------------------Provincias y territorios------------------
Territorios imperiales y territorios de Roma
¿Escucha, oh hermosa reina de un mundo que te pertenece, oh Roma, admitida entre los astros del cielo! ¡Escucha, oh madre de los hombre, madre de los dioses!
Así se expresaba, en el siglo IV, el galo Rutilio Namaciano. Y no se trataba de una interesada adulación por parte de un vasallo atónito.
En efecto, aunque numerosos emperadores habían muerto degollados, estrangulados o envenenados, aunque magistrados y emperadores habían sido perseguidos sin tregua con proscripciones y exilios, aunque la mima capital había sido testigo del encuentro de bandos enemigos, la gran mayoría de los habitantes del Imperio gozaba de los inapreciables privilegios de la seguridad en las fronteras y de la calma en el interior.
Y, para todos los pueblos, la Urbe ejercía el papel de educadora: Era, reproduciendo una expresión de Plinio el Viejo, "maestra y discípula al mismo tiempo de todas las naciones".
La pax romana quería proteger la civilización a la cual Roma pertenecía: Había recogido la herencia de Grecia, de Oriente, de Cartago; mezcladas con su propio genio, cada una de estas civilizaciones habría de extenderse por la cuenca mediterránea y por Europa.
Roma infundió su amor por el orden, su pasión por la unidad. A cada pueblo conquistado le enseñó lo que era el concepto de Estado, dándoles el ejemplo de una organización de la cual conservarían la nostalgia. Tanto con su administración como con su lengua, Roma le imprimiría un carácter que ya no se borraría.
Así, la paz romana reinaba en las provincias, no sólo cuando en la capital reinaban príncipes prudentes, como los Antoninos, sino también cuando la hacían los más insensatos, como Calígula o Cómodo.
Las bases de la buena administración que permitió esta estabilidad habían sido puestas por Augusto cuando, en el año 27 a. de J.C., distinguió las provincias senatoriales, administradas por magistrados provistos de un mandato del Senado, y las provincias imperiales, gobernadas por el emperador, el cual se hacía representar por lugartenientes o legados elegidos por él mismo.
Algunos territorios lejanos y turbulentos, como por ejemplo Judea, estaban sometidos a la autoridad de los procuradores que recibían directamente su poder del emperador.
En cada provincia romana, una asamblea compuesta por representantes de las ciudades más importantes, ejercía un cierto control sobre la administración de los gobernadores. Enviaba delegaciones al emperador y llegaría en su impulso hasta intentar procesar a los legados imperiales.
Sin embargo, reclutados sus componentes entre una burguesía muy afecta a Roma, las asambleas provinciales eran, más que portavoces de reivindicaciones, instrumentos de propaganda romana.
Mientras que bajo la República eran frecuentes los abusos de poder por parte de gobernadores sometidos a un control poco eficaz, el Imperio vigilaba a sus funcionarios de una manera más activa.
Estas asambleas se contentaban con regular, dentro de sus territorios, los diferentes intereses de las ciudad, con atender las quejas contra los magistrados locales y con garantizar los privilegios comerciales y jurídicos de sus conciudadanos.
El ejército tenía una misión poco importante; solamente las provincias imperiales estaban dotadas de numerosos contigentes, por estar situadas cerca de las fronteras o hallarse insuficientemente pacificadas.
Y Roma conoció muy pocas rebeliones nacionales. En general, reinaba una paz profunda; los gobernadores, apoyados en el prestigio de Roma, se contentaban con vigilar la vida de su provincia.
------------------------Las ciudades------------------------
Las ciudades del Imperio
Para los romanos, la realidad fundamental de la vida política era la ciudad, y el Imperio no era otra cosa que una federación de ciudades.
En principio, Roma, al entrar en conflicto con sus hermanas de Italia, se encontró frente a ciudades libres como ella misma, cada una de las cuales tenía su propia administración, su ejército y sus leyes.
En vez de aniquilarlas, se las compuso para hacerlas sus aliadas, y los casos de destrucción, como Alba Longa o, posteriormente, Cartago, son muy raros.
En general, Roma firmaba un tratado de alianza con las ciudades conquistadas, y éstas conservaban una amplia autonomía, asegurada a veces por la protección de su vencedora en caso de peligro.
Esto fue lo que ocurrió por lo que refiere a Grecia, donde los conquistadores se apresuraron a proclamar la "liberación" de Atenas, de Esparta... En efecto, mientras que los reyes de Macedonia se habían limitado sencillamente a anexionarse las antigua ciudades, los romanos permitieron que cada ciudad conservara sus
propias leyes.
En Oriente, donde la vida de la ciudad se aproximaba a la organización de la propia capital, la conquista romana aportó pocos cambios. Alejandría, Antioquía, Efeso, etc., siguieron ejerciendo como antes la influencia debida a su riqueza y a la actividad intelectual cuyo centro constituían.
La situación era muy distinta en Occidente, donde en tiempos de la conquista sólo existían modestas aldeas. Pero, rápidamente, en la Galia, en Hispania y en Britania se formaron ciudades que recordaban la
ciudad romana.
A veces, los reyes indígenas tomaban la iniciativa de estas funciones para modernizar sus reinos; este fue el caso de Juba, rey de Mauritania, que cubrió su país de centros urbanos, el más célebre de los cuales fue Volubilis.
También los ciudadanos romanos establecidos en las tierras conquistadas pusieron las bases de aglomeraciones urbanas que recordaban las de su tierra natal.
Muy pronto, estas ciudades recuperaron su atraso: En la Galia, por ejemplo, bajo los Antoninos, se diferenciaban ya poco de las de las provincias orientales, y sólo hicieron falta una o dos generaciones para que estas aglomeraciones urbanas alojaran una población numerosa y fuesen centros de vida social y económica.
Estos centros se convirtieron en los instrumentos por excelencia de la dominación; al principio, porque impusieron a los ojos de todos los modelos arquitectónicos directamente inspirados en las normas romanas que introducían en tierra extranjera el gusto y el espíritu latinos; y después, porque fueron los lugares de encuentro e integración de elementos de población llegados a una fase evolutiva diferente.
Fueron los centros de todas las emulaciones, de todo progreso político y social. El autóctono que contemplaba al colono medía el camino que le quedaba por recorrer para llegar al nivel de su ideal.
Los estudios se perfeccionaban después en Roma, que modelaba a dichos autóctonos para que los particularismo se atenuaran y para que los ciudadanos de las provincias ejercieran sobre sus compatriotas de las zonas rurales una primacía comparable a la de los romanos sobre los demás habitantes del Imperio.
Un ejemplo: París romano
La calle que nos lleva a través del Sena hasta el centro de la isla en la que se levanta Notre Dame, y que más al Sur sube en pendiente con el nombre de Rue St. Jaques, es el "cardo" romano, que cruzaba de Norte a Sur la Lutetia Parisiorum y la isla era el núcleo a partir del cual creció la ciudad romana.
- Al extenderse por la margen sur, colinas arriba, para librarse de la zona pantanosa del río, se construyó un foro (a) en el lugar donde ahora la rue Soufflot se cruza con la rue St. Jaques.
- Las Termas del Foro (b) estaban tocando a la actual estación del metro de Luxemburgo.
- Había dos termas más: Bajo el College de France (c), y las Termas de Cluny (d), estas últimas con un imponente vestíbulo central construido sobre subterraneos, con un frigidarium en una alcoba y otras estancias caldeadas a distintas temperaturas.
Se conservan algunas ménsulas de los ángulos de bóveda que representan proas de barcos cargados de armas.
- Un anfiteatro (e), parcialmente restaurado estaba al Este, y proporcionaba a la vez espectáculos escénicos y luchas de fieras.
--------------------La ingeniería romana--------------------
Las carreteras romanas
Cincuentra y tres mil millas de carreteras mantenían unido el Imperio romano.
Administradas por el Estado, las carreteras contaban con posadas a intervalos regulares, así como con paraderos donde se podían cambiar los caballos y reparar los vehículos.
Las calzadas romanas establecieron siempre nuevos trazados (muchos de ellos todavía usados por las nuevas carreteras), prescindiendo de los caminos preexistentes, salvo en algunos casos cerca de la misma Roma.
Su derechura se ha hecho proverbial. Los ejércitos podían marchar de un lado a otro del Imperio con una velocidad que ni Alejandro Magno pudo haber soñado. "Todos los caminos conducen a Roma".
En cada milla los romanos colocaban una piedra miliar, de unos 2,5 m. de altura.
En la época republicana las piedras miliares indicaban solamente las distancias; más tarde, llevarían el título del emperador que ordenó su construccion.
El sistema de empedrado variaba según el suelo y el terreno. Con frequencia se extendia sobre un cimiento apisonado de grava o pedernal ligado por arena o cascajo. En las ciudades las calzadas estaban compuestas por losas planas; en otras partes también podían consistir en toscas piedras, colocadas irregularmente.
A través de los ríos y gargantas los caminos cruzaban sobre puentes, muchos de ellos todavía en uso dos mil años después de su construcción. Arco romano de carga.
- Los acueductos romanos
La ingeniería romana culminó en los grandes acueductos que llevaban agua a las ciudades, a menudo desde colinas situadas a más de 50 kilómetros de distancia.
- Los anfiteatros romanos
Los romanos construyeron infinidad de anfiteatros, lugar de encuentro entre la plebe y los gobernantes.
Normalmente de forma oval, con gradas a su alrededor, en los mismos los principales espectáculos eran la lucha de gladiadores y el combate con fieras.
----------------Las clases sociales en Roma----------------
Las clases sociales
Cuando las tribus de pastores nómadas se instalan en el monte Palatino son, seguramente, algunos centenares. Pero, bajo el Alto Imperio, Roma contará con una población de un millón de habitantes (cifras extremas propuestas: entre 500.000 y 1.600.000). Es evidente que la estructura de la sociedad romana varió al mismo tiempo que la ciudad; por ello es necesario estudiarla en su evolución histórica.
Demografía
Todo el Imperio romano quizá contaba con unos cincuenta millones de habitantes (número muy vago, que sólo es una apreciación cuantitativa). Durante mucho tiempo se distinguieron los ciudadanos romanos (es decir, los que tenían el derecho de ciudadanía) de los que no eran ciudadanos romanos: los extranjeros o peregrinos, y los bárbaros.
Desde 212 d. de J.C. (Edicto de Caracalla), la ciudadanía romana se hace extensiva a todos los hombres libres del Imperio.
Junto a los hombres libres se encuentra la enorme masa de esclavos y los antiguos esclavos liberados, los libertos. Todos estos individuos viven y trabajan en Roma o en las provincias del Imperio.
Los eruditos contemporáneos han intentado penetrar en los caracteres de la demografía romana apoyándose en los descubrimientos de la arqueología (estelas funerarias, inscripciones, etcétera).
El húngaro Szilagyi ha tratado de calcular la duración media de la vida de un romano en función de su profesión; he aquí algunos resultados extraídos de sus apreciaciones:
Los cálculos de Szilagyi nos enseñan, además, que las mujeres, por lo general, vivían menos años que los hombres, y que la longevidad era sensiblemente más importante en el campo que en las ciudades (en particular, en Roma).
Las estructuras sociales primitivas: "gens" tribu, curia
Los pastores nómadas indoeuropeos estaban divididos en clanes (gens), análogos al genos de los aqueos. El jefe de la gens era el familiar varón más viejo, el pater.
La gens no sólo comprendía a todos los miembros de una misma familia (con las ramas colaterales de sobrinos, hijos de sobrinos, etc.), sino también a personas extrañas a la gens, que eran llamados clientes. El lazo que unía a cada cliente con el pater se llamaba la fides ("fe", acto de confianza recíproca).
Los primitivos clanes romanos formaban tres tribus: los Ticienses, los Ramnes y los Luceres. Cada tribu se dividía en curias, que podían equipar a 100 guerreros. Cada una de ellas estaba representada por diez patres en la asamblea del pueblo.
Había, pues, en total, 300 patres (los patres conscripti o senadores) y un "ejército" virtual de 3.000 hombres (más 3 escuadrones de 30 jinetes, un escuadrón por tribu).
Los padres conscriptos elegían un jefe: el rex (rey), cuya insignia era la lanza (hasta). Los padres formaban la clase de los patricios. Esta clase se opuso a los que ya ocupaban el terreno antes de la llegada de los colonos nómadas y que instalados, sin duda, primitivamente en el monte Aventino, constituían la clase de los plebeyos.
Estos últimos estaban en inferioridad política y social, ya que las asambleas del pueblo (los comicios) sólo agrupaban a las curias (llamadas comicios curiados).
Bajo la dominación etrusca, Roma se convirtió en una ciudad rica y floreciente. El rey Servio Tulio, según la tradición, fue el refundidor de un sistema social caracterizado por una doble división:
- División de la ciudad en cuatro barrios, las tribus territoriales, el pertenecer a una tribu no dependía del nacimiento, sino del lugar donde se habitaba.
- División de los ciudadanos (patricios o plebeyos) en cinco clases, según su fortuna (al principio, los patricios, que eran los más ricos, sin duda, constituían la primera clase; pero más tarde también se incluía en ella a numerosos plebeyos).
En el siglo III a. de J.C., después de los progresos políticos realizados por la plebe, el número de tribus ha llegado a 35. A las cinco clases corresponden grupos de 100 hombres, las centurias (hay, en total, 193).
Al principio, parece ser que se trataba de un grupo de 100 guerreros; en la época en que nos situamos, son grupos electorales (cada centuria cuenta por una voz). La representación electoral es favorable a la primera clase (la más rica), como lo demuestra la división siguiente:
Primera clase
18 centurias ecuestres (orden de los caballeros)
70 centurias comunes
Segunda, tercera, cuarta y quinta clases
100 centurias
Artesanos, músicos, etc.
4 centurias
Proletarios
1 centuria
Total 193 centurias
En el siglo II, después de la desaparición de la clase media, sólo quedan en Roma dos clases: los ricos (senadores y caballeros) y los pobres. Bajo el Imperio, el orden senatorial comprende, no sólo elementos salidos de la antigua nobleza, sino también hombres nuevos, hasta entonces apartados de la vida política y de las magistraturas. La ley distingue a las personalidades importantes (honestiones) de la gente sencilla (humiliores).
División de la clase acomodada
- El orden senatorial integraba a los propietarios rurales, a los hombres llegados de las provincias y a los caballeros (lo que es nuevo: bajo la república estaba prohibida cualquier actividad comercial a los senadores y a los magistrados, y los caballeros constituían, como ya se sabe, una clase de comerciantes).
La nobilitas desapareció, en provecho de los recién llegados, que no tenían tradición política y que estaban completamente entregados al régimen imperial (era necesaria una fortuna mínima de un millón de sestercios para pertenecer al orden senatorial).
- El orden ecuestre alcanzó su apogeo bajo el Imperio. Sus filas se abrieron a los recién llegados, y resulta difícil precisar cómo está compuesta esta clase: Existen los que llevan el anillo de oro, insignia de su poder, y que tienen derecho a un caballo público; la burguesía municipal, los publicanos encargados de las funciones administrativas y de recuperar los denarios del Estado, como sus homólogos al final del Imperio, y los conductores.
En conjunto, es una clase de gente enriquecida, sin prejuicios políticos y dispuesta a sostener la política de los emperadores (se necesitaba una fortuna mínima de 400.000 sestercios para pertenecer al orden ecuestre).
- En las provincias, aquellos cuya fortuna llegaba a 50.000 sestercios formaban el orden de los decuriones. Era el orden de los pequeños advenedizos de provincias, de los artesanos acomodados, de los militares que habían acumulado un peculio, etcétera.
Bajo Imperio
Asistimos a un gran cambio de la sociedad romana, ya presentido en la época clásica. Junto a los senadores, a los caballeros y a los decuriones, figuran innumerables funcionarios militares o civiles que aumentan las filas de los favorecidos por la fortuna.
Cuando el cristianismo se desarrolla, surge un nuevo cambio social, que será luego conservado por los bárbaros y que marca el punto de partida de la sociedad medieval.
La sociedad romana tiende a dividirse en categorías profesionales, en castas más o menos jerarquizadas: las funciones se hacen hereditarias (se es panadero de padre a hijo, mercader de padre a hijo, etc.). En esta época aparece una importante clase, constituida por hombres dedicados a la actividad agrícola: Los colonos.
No son esclavos, sino individuos que gozan de ciertos derechos civiles, aunque están sometidos a una restricción capital: el colono está vinculado a la tierra que cultiva; no puede dejarla, ni romper el contrato de colonat, que lo liga al propietario; es servus terrae (siervo de la gleba; es decir, esclavo de la tierra que cultiva).
Estos colonos prefiguran a los siervos de la Edad Media.
---------------------Ciudadanos romanos---------------------
La ciudadanía romana: El edicto de Caracalla
La élite provincial no se contentaba con su influencia restringida y limitada a su tierra natal.
Bajo el Imperio, el derecho de ciudadanía romana era concedido cada vez más frecuentemente, por lo que dicha élite fue tomando poco a poco el puesto del patriciado en la capital.
En el año 40 a. de J.C., un hispano fue elegido cónsul, y, cinco años después, le correspondió el turno a un galo de Narbona.
Pero el Senado romano se mostraba reacio a acoger entre sus miembros a los notables de la Galia, siendo necesario todo el ardor del emperador Claudio, en un célebre discurso que se conserva en la Tabla claudiana de Lyon, para convencerlo.
Después llegó el turno de las demás provincias y, al final de la dinastía de los Antoninos, solamente Egipto no había dado aún grandes magistrados a Roma.
Al comienzo, la aristocracia provincial era la privilegiada frente a las demás clases sociales, pero esta costumbre se modificó con Vespasino, quien procedía de una modesta burguesía. Algunos caballeros entraron en el Senado, y hubo una amplia convocatoria a la burguesía municipal de Occidente.
En Oriente, las susceptibilidades fueron más difíciles de superar: La sociedad, orgullosa de su antigua civilización, se oponía al uso de la lengua latina y despreciaba a los conquistadores, a los que consideraba bárbaros.
Sin embargo, estas dificultades se atenuaron poco a poco y, a partir de Adriano, el orden ecuestre fue expresión de todo el mundo romano.
En el año 212 quedó suprimida toda diferencia entre los diversos ciudadanos: El edicto de Caracalla concedió el rango de ciudadanos romanos a todos los habitantes del Imperio, a excepción de algunos libertos y de los bárbaros establecidos en el interior de las fronteras.
Fue el resultado de una lenta evolución que atestigua la profunda unidad alcanzada por el mundo romano.
------------------Ciudadanos pero súbditos------------------
Ciudadanía, si, pero menos
Aunque los romanos victoriosos hicieron participar a los pueblos sometidos de los beneficios de la paz y de una sabia administración, no estaban desprovistos sin embargo de un cierto desprecio hacia ellos.
El gusto por la vida fácil conquistaba estratos sociales cada vez más amplios y el medio más simple para enriquecerse consistía en explotar a aquellos a quienes el derecho de guerra dejaba a merced de los vencedores.
A partir de las conquistas mediterráneas, durante la República, los romanos se apoderaron del oro, de los objetos de arte y de los artículos manufacturados de las tierras sometidas; poco a poco fueron afluyendo a la ciudad todas estas riquezas e Italia recogió así los capitales esparcidos hasta entonces por el mundo helenístico.
Se trataba del botín traído por los generales, de indemnizaciones impuestas a los vencidos y, después, de los impuestos ordinarios. Por otra parte, las sociedades privadas actuaban al resguardo del poderío de Roma, comprando a bajo precio, especulando en beneficio propio y en perjuicio de los países sometidos.
Oriente, que había alcanzado un alto grado de evolución económica, sufrió más que nadie de esta extracción de riqueza. Oprimidos por las tasas y exacciones, mientras que su clientela local se reducía por la ruina de los aristócratas indígenas, numerosos productores orientales se declararon en quiebra. Occidente, más atrasado, se vio menos afectado.
Así, Roma revalorizó algunas regiones, introduciendo en ellas capitales y técnicos, y aunque sus hombre de negocios se reservaron la mayor parte de los beneficios, estas comarcas comenzaron a tener un peso en la economía de la Antigüedad.
En la agricultura, sin embargo, los progresos fueron poco espectaculares. En su conjunto, por ejemplo, las roturaciones fueron raras, puesto que la pasión de los aristócratas por la caza se oponía a ello.
También hubo pocas obras de drenaje, limitándose la irrigación a las regiones próximas a las fronteras, para asegurar el abastecimiento de las guarniciones.
Ninguna revolución agrícola radical fue provocada con nuevos cultivos, nuevos métodos o nuevas máquinas. Y aunque los campos rindieron más, fue solamente gracias a la seguridad alcanzada y a la mejora de los transportes, así como al desarrollo de las ciudades, que multiplicaron la demanda en las zonas próximas.
Ciertamente, los romanos difundieron el cultivo de la vid, del castaño y de los árboles frutales, como melocotoneros y albaricoqueros, pero esto no bastaba para alejar el espectro del hambre, consecuencia de la escasez crónica de cereales.
Las más afectadas fueron las regiones orientales del Imperio, donde la cosecha dependía de las eventualidades del clima y que no podían ya abastecerse en las fuentes de aprovisionamiento a las que recurrían antes: Roma, en efecto, se reservaba las exportaciones de Egipto, que en otro tiempo sirvió de granero a toda el Asia helenística.
Termas de Caracalla: Reconstrucción ideal desde los restos actuales.
---------------------La familia romana---------------------
La familia romana
Es la célula social por excelencia, fundada en las creencias religiosas (culto de los dioses manes).
Inicialmente, se confunde con la "gens". La autoridad absoluta pertenece al jefe de la familia, el pater familias.
Este poder se llama patria potestas y no tiene límite, ya que el padre de familia tiene derecho de vida y muerte sobre todos los miembros de la familia, incluyendo a algunos "clientes" y a los esclavos.
El matrimonio es, en general, religioso (consiste en hacer adoptar a la esposa la religión familiar del marido). Pero existe también una forma no religiosa, que se efectúa mediante la compra de la esposa (la coemptio).
La esposa del pater familias, la matrona, no tiene ningún derecho; está íntegramente sometida a la autoridad del marido y, a la muerte de éste, a la del hijo mayor.
El hijo lleva el apellido de familia de su padre (nomen); se le da, además, un nombre (praenomen) y un sobrenombre (cognomen). El sobrenombre suele tener un carácter hereditario. Por ejemplo, el orador y político Cicerón, se llamaba Marco (nombre) Tulio (apellido) Cicerón (sobrenombre).
En el caso de que el niño sea adoptado (trámite muy frecuente en Roma cuando no se tenían hijos) se le añade un sobrenombre suplementario, que recuerda generalmente a la familia de la cual procede.
La mayoría de edad civil se consigue a los 17 años; el joven, entonces, viste la toga blanca de los adultos (llamada toga virilis), pero sigue sometido a la autoridad paterna.
------------------Roma y la vida material------------------
La vida material
Tras las guerras púnicas, la vida romana evoluciona hacia el lujo y la comodidad. Los ricos se hacen construir lujosas viviendas (en Roma y provincias), y se alzan verdaderas ciudades de veraneo (p.e., Pompeya). El arte gastronómico (refinamiento y glotonería a la vez) progresa enormemente.
Las comidas se multiplican: Desayuno, primer almuerzo (prandium), almuerzo propiamente dicho (coena), cena y, a veces, una segunda cena. Los banquetes degeneran frecuentemente en orgías.
Pero estos excesos sólo atañen a los que son capaces de asumirlos; es decir, a los ricos. También hay en Roma una enorme masa de gente sencilla, de artesanos y de proletarios, que vive con una modestia rayana en la miseria.
Sin embargo, no parece que su suerte les subleve: conservan el orgullo de ser ciudadanos romanos (las verdaderas sublevaciones han sido, en general, obra de los esclavos).
Los humiliores se ganan la vida enrolándose en el ejército, dedicándose al pequeño comercio (la Roma imperial es una ciudad de pequeños tenderos) u ocupando funciones subalternas en la administración.
Puestos o paradas en un mercado romano.
Este pueblo se divierte en los juegos que le proporcionan -a menudo por demagogia- los emperadores (en Roma hay una fiesta cada dos días, como promedio).
No es el teatro -que casi se limita a farsas groseras y a pantomimas- lo que más atrae a los romanos, sino el circo, donde tienen lugar las carreras de carros, manifestaciones precursoras de las competiciones hípicas contemporáneas.
Existe un sistema de apuestas donde algunas veces se juegan verdaderas fortunas, y los aficionados romanos -igual que los actuales- siguen con apasionamiento el historial de los aurigas, la edad de los caballos, las marcas batidas por éstos, etc. Algunos aurigas son verdaderas "vedettes" que se cotizan a un precio de oro.
Es preciso citar, finalmente, los juegos de anfiteatro (no confundirlo con el circo), donde se celebran los combates de gladiadores, que son preparados en escuelas especiales con una disciplina muy severa.
Sin embargo, el éxito que tienen estos combates sangrientos y homicidas no debe ser considerado como un signo de "barbarie". Los romanos van a ver morir a los hombres de igual modo que algunos contemplan hoy la "suerte de matar" en las corridas de toros.
En resumen, la sociedad romana tradicional, con el lujo de unos y la apatía y la pobreza de otros, parece haber merecido el apóstrofe irónico y despectivo de Juvenal:
Los romanos, que antes ostentaban el poder, que distribuían las fasces, las legiones y todos los honores, descansan ahora, y su inquietud sólo pide dos cosas: pan y circo (panem et circenses).
--------------------Roma y los esclavos--------------------
Los esclavos
En resumen, la sociedad romana parece haber sido una sociedad abierta. Al final del Alto Imperio (y, sobre todo, en el Bajo Imperio), la promoción social es, en conjunto, cosa corriente. La política imperial que consiste en utilizar hombres nuevos, permite que sea mucho mayor el número de individuos que alcanza el bienestar y los honores.
Asimismo, políticamente, la extensión del derecho de ciudadanía, concedido poco a poco a todos los ciudadanos del Imperio romano, es signo de la transformación constante de esta sociedad que, especialmente en la época republicana, había quedado estancada. Sin embargo, siempre existió en Roma y en las provincias un proletariado desdichado y poco protegido, constituido por pequeños campesinos arruinados y por esclavos.
Algunos historiadores marxistas contemporáneos consideran que el sistema de esclavitud es la base del progreso del Estado romano, puesto que favorece una economía de grandes propiedades (es decir, de aquellos que poseen una villa y una propiedad rústica importante). Los esclavos, poco numerosos al comenzar la historia romana, afluyen a medida que aumentan las conquistas.
Esclavos domésticos (artesanos, servidores, secretarios, músicos, etc.) y esclavos rurales (obreros agrícolas) no tienen ningún derecho en los primeros tiempos de Roma; sólo son cosas, que se compran y se venden en los mercados, seres sobre los cuales el dueño tiene derecho de vida y muerte.
La suerte de los esclavos depende del carácter de su amo, que puede suavizar su condición, e incluso liberarlos de su esclavitud.
Pero, en general, es una condición miserable que, en ciertos períodos de crisis, es punto de partida de sublevaciones brutales y violentas (las guerras de los siervos). Más tarde, el poder del dueño sobre el esclavo (la dominica potestas), es limitada; la ley Petronia (19 d. de J.C.) prohíbe entregar un esclavo a las fieras en los juegos circenses, salvo si antes ha sido considerado culpable de alguna falta. Antonino Pío prohíbe al dueño dar muerte a sus esclavos "sin motivo" (!).
Pero la condición jurídica del esclavo continúa siendo casi inexistente: no puede plantear un litigio y sus actos son -desde el punto de vista del derecho civil- actos nulos. Por ejemplo, la unión de un esclavo con una esclava no se considera matrimonio (sin embargo, en el Bajo Imperio esta unión -aunque no reconocida jurídicamente- tiene una cierta eficacia de hecho: los hijos ya no son separados de su madre en caso de que ésta sea vendida).
Sin embargo, no se puede hablar de esclavitud en Roma: para ello sería necesario demostrar que lo esencial de la riqueza romana era debido al trabajo de los esclavos. Ahora bien, es indudable que, en vísperas del Imperio, había en la Península Itálica unos 4.000.000 de esclavos por 10.000.000 de hombres libres.
El ritmo de las manumisiones va aumentando durante los dos primeros siglos. No porque el mundo romano se "humanice", sino porque los dueños, e incluso el Estado comprueban que un liberto es más "rentable" que un obrero esclavo: El mundo romano es más un mundo de libertos que de esclavos.
----------------Crisis económicas y sociales----------------
Crisis económicas y sociales
La historia de Roma es una historia agitada, de la que sólo suelen destacarse los aspectos político y militar.
El poderío romano que, después de las guerras púnicas, ya no tuvo rival en el mundo mediterráneo no supo librarse de las crisis económicas y sociales.
Las causas principales de estas crisis conciernen, en primer lugar, a la situación de los plebeyos en conflicto con los patricios sobre la utilización del suelo y, después, a la dramática situación de los esclavos.
Pero no hay que olvidar que, aparte de estas grandes revueltas, la vida económica y social de Roma experimentó numerosas fluctuaciones.
Resúmen de algunas de las crisis por las que atravesó Roma
- 493 a. de J.C.
Conflicto entre los plebeyos, agricultores que reclamaban pastos cercados, y los patricios, criadores de ganado que pretendían pastos públicos (ager publicus).
Los plebeyos se habían endeudado para poner de nuevo en condiciones sus campos, devastados por las guerras, y al no poder reembolsar a sus acreedores estaban expuestos a la esclavitud.
Secesión de los plebeyos, quienes desertaron del ejército, se retiraron al monte Aventino y decidieron fundar una nueva ciudad, rival de Roma
Acuerdo de 493: las deudas de los plebeyos más pobres fueron abolidas y se crearon Tribunos de la plebe, personajes consagrados que defendían los derechos de los plebeyos.
- 218 a. de J.C.
Falta de dinero efectivo en relación con el inicio de la segunda guerra púnica.
Ley sobre la reducción de las deudas; sucesivas devaluaciones del as (unidad monetaria equivalente, al principio, a 1 libra de bronce), que quedó reducido a 1/6 de libra en 211 a. de J.C.
Ley que limitaba al lujo en las mujeres. Creación de los publicanos (ciudadanos privados que se encargaban de percibir las rentas públicas).
- 135-133 a. de J.C.
Excesos de un nuevo rico instalado en Sicilia, llamado Demófilo, con sus esclavos.
Efectos de una propaganda de caracter comunista e igualitario (quizá procedente de Oriente Medio) que llegó a casi todos los lugares de esclavos del Mediterráneo.
Rebelión capitaneada por dos esclavos: Eunoo (sirio) y Cleón (cilicio).
200.000 esclavos se rebelaron en Sicilia y durante dos años dominaron la isla, ayudados por los plebeyos de las ciudades, que encontraron en esta revuelta una ocasión para vengarse de los patricios.
Pacificación de Sicilia por el Concilio Rupilio en 133 antes de Jesucristo (en 103 estallaron en Campania y en Sicilia otras sublevaciones de siervos, que fueron reprimidas.)
- 73 a. de J.C.
Rebelión de los gladiadores del Capua (un centenar de hombres al mando del tracio Espartaco y del galo Crixo).
Espartaco y Crixo arrastraron tras ellos a millares de esclavos y se adueñaron de Italia del sur. Espartaco consiguió vencer a cinco ejercitos romanos antes de ser aplastado por Craso, que mando crucificar a 6.000 esclavos en el camino de Capua a Roma (71). Pompeyo exterminó a los últimos fugitivos.
Aparición del "peligro proletario" y, quizás, agrupamiento de las fuerzas conservadoras que conducirían al cambio del régimen (el Imperio).
-----------------------La nueva Roma-----------------------
La moda griega
Después de finalizados el siglo II a. de J.C., Roma no tenía ya nada que ver con la austera aldea de los comienzos. El Foro se había enriquecido con templos, basílicas, columnatas.
Aunque los pobres continuaban hacinándose en casuchas de varios pisos, los ricos, en contacto con el lujo oriental, habían cambiado sus costumbres.
Vivían en casas con peristilo, añadiendo al atrio pórticos columnados sobre los cuales se abrían varios estancias: Dormitorios, comedores, salones, cuartos de baño, decoradas con pinturas, mientras que los suelos estaban cubiertos por mosaicos dorados o plateados. Los muebles adoptaron formas elegantes y ya no eran simplemente funcionales; estatuas y objetos decorativos embellecían los fastuosos interiores.
Este lujo se manifestaba también en los vestidos y en el refinamiento de la cocina, quedando ya lejos el tiempo de la frugalidad. Ahora, reclinados los comensales en blandos cojines, se saboreaban platos complicados, mientras bailarinas medio desnudas entrelazaban danzas, o los poetas recitaban versos y declamaban epopeyas.
En efecto, Roma, despertando a la afabilidad de vivir, se aficionó a la literatura. El poeta cómico Plauto se inspiró en los modelos griegos, como Terencio, esclavo cartaginés liberado por la familia de los Escipiones, que imitó las comedias satíricas, o Ennio, autor de la epopeya de los Anales, que era originario de la Magna Grecia (Lecce).
El refinamiento fue acompañado por un relajamiento de las costumbres ancestrales: La familia había perdido su antigua solidez. Las desavenencias familiares y los divorcios eran cada vez más numerosos, al tiempo que se debilitaba la autoridad del padre de familia (paterfamilias).
En el Panteón romano, donde se mezclaban dioses indoeuropeos, como Júpiter, con dioses etruscos, como Minerva, se añadieron las divinidades griegas, que fueron asimiladas a los dioses romanos, copiando y emparejando sus estatuas: Júpiter-Zeus, Juno-Hera, Marte-Ares, Venes-Afrodita, Diana-Artemisa, Vulcano-Hefaistos, Baco-Dionisos, etc.
En el año 186 a. de J.C., el Senado prohibió las orgías de las Bacanales, celebradas en honor del dios del vino. A la fría religión oficial, muchos romanos prefirieron los cultos greco-orientales, con sus ritos, sus misterios, sus borracheras místicas.
Los griegos habían invadido la ciudad, deportados o llegados espontáneamente. Eran criados, actores, cocineros, médicos, escultores, preceptores.
Catón intentó reaccionar gravando con fuertes impuestos los ricos vestidos y el lujo, y atacando a los "pequeños griegos", astutos y jactanciosos, llegando a prohibir las medicinas a su hijo porque la mayor parte de ellas procedía de Grecia.
El helenismo triunfó igualmente en Roma, que recogía la herencia de Pericles y de Alejandro. Y Roma difundirá en la Europa occidental semibárbara la civilización greco-romana.
--------------------Riqueza y corrupción--------------------
Corrupción generalizada
Otras transformaciones, aún más profundas, habían cambiado la sociedad. La vieja aristocracia terrateniente que controlaba el Senado quería conservar sus privilegios de casta.
Del 233 al 133 a. de J.C., seis familias notables ejercerían 71 consulados entre 200. Para acaparar las magistraturas se compraban los votos. El tradicional respeto por las leyes era escarnecido.
Escipión el Africano, vencedor de Aníbal, dio un mal ejemplo haciéndose elegir ilegalmente.
Acusado de apropiarse del dinero público, rechazó con desprecio justificarse, indignado de que le creasen molestias por cuatro millones de sestercios, cuando había aportado 200 millones con sus conquistas.
Los nobles se hacían elegir gobernadores de provincia (con el título de cónsul o de propretor) y robaban a sus administrados.
Puesto que una ley prohibía ser al mismo tiempo senador y hombre de negocios, numerosos ricos se dedicaron por entero al comercio, al tráfico financiero, o la industria. Estos fueron los caballeros (equites) que crearon el orden ecuestre junto al orden senatorial. Eran comerciantes y banqueros.
Los publicanos realizaban grandes obras para el estado, formaban sociedades que se encargaban (¡y con qué interés!) de la recaudación de impuestos en las provincias. Aunque las clases elevadas se habían aprovechado considerablemente de las conquistas, la clase media de los pequeños propietarios se encontraba arruinada.
Decenas de millares habían muerto en el campo de batalla. Los pocos que regresaron a casa después de largos años tuvieron que volver a poner en explotación sus campos, contrayendo deudas y convirtiéndose en esclavos si no las pagaban.
El trigo de Sicilia, Cerdeña y Africa provocó la baja del precio del trigo local, y los pequeños agricultores tuvieron que abandonar la lucha porque los más grandes tenían el dinero suficiente para prescindir de los cereales sustituyéndolos por la vid, los olivos y la cría de ganado.
Expulsados de sus campos, los campesinos arruinados llegaron a Roma para engrosar las filas de la plebe, buscaron trabajo, se convirtieron en clientes de los nobles.
La afluencia de miles de esclavos disminuyó las posibilidades de empleo. Los ricos los tenían por centenares (el precio de los hombres había disminuido mucho), les trataban duramente y, por las más pequeña falta, les maltrataban o les ajusticiaban. Tras los prodigiosos triunfos de las conquistas, se delineaba una grave crisis social.
Los pobres se levantarían contra los ricos y la plebe contra el Senado. Una verdadera revolución iba a conmover a Roma, iniciando la era de las guerras civiles y de las desigualdades.
A la cabeza de un partido, unos hombres ambiciosos, apoyándose en el Senado, en el pueblo, en las legiones, establecerían su poder.
---------------------LAS INSTITUCIONES---------------------
LAS INSTITUCIONES ROMANAS
Roma está lejos de haber sido constantemente idéntica a sí misma, también en este dominio.
Todas las instituciones evolucionaron, tanto por su perfeccionamiento debido a la práctica en el uso, como por el normal influjo de las diversas culturas con las que Roma entró en contacto al conquistarlas.
------------------Instituciones politicas------------------
Instituciones políticas
El Forum romano, visto desde dos perspectivas, era el centro vital de la vida política y social de Roma.
Antes de la dominación etrusca, las decisiones legislativas eran tomadas por la asamblea "aristocrática" de los comicios curiados (10 curias por tribu, 10 senadores por curia).
Los senadores son los "patres", los ancianos (senes), y suman alrededor de 300: eligen al rey aceptado por las curias, lo que confiere al monarca el doble derecho de mandar (imperium) y de interpretar los presagios (augurium).
Seguramente fueron los etruscos los que introdujeron la clasificación de ciudadanos según su fortuna (clasificación censataria) y las primeras magistraturas. Según el historiador italiano G. De Sanctis, después de los Tarquinos el rey fue reemplazado por un monarca anual (el praetor), asistido por dos consejeros, los cónsules (consules).
Sea como fuere, las "trescientas familias" que constituían la antigua aristocracia senatorial en virtud de su nacimiento pierden su preponderancia. La clase rica es la que gana, y el reparto censatario implica la creación, en 435 d. de J.C., de magistrados encargados de hacer el censo de los ciudadanos romanos: Los censores.
El poder se transfiere entonces de los comicios curiados a dos nuevas asambleas: los comicios tributos y los comicios centuriados.
¿Democracia o plutocracia?
La palabra república (res publica) significa: "La cosa del pueblo".
Como se verá, no es exactamente una democracia, porque el sistema electoral concede, prácticamente, el poder a la primera clase de ciudadanos, es decir, a la clase rica (en principio compuesta casi únicamente por patricios, y más tarde aumentada por plebeyos enriquecidos): La república romana es una plutocracia.
Por otra parte, no existe en Roma el sistema representativo (diputados); el pueblo entero vota en los comicios: la república romana ha sido una plutocracia directa.
-------------------Comicios y asembleas -------------------
Comicios y asambleas de la plebe en la sociedad romana
La elección de magistrados, la aceptación o el rechazo de las leyes propuestas por ellos, se hacen en los comicios.
Comicios curiados y comicios centuriados
Eran asambleas censatarias. Los ciudadanos, informados veinte días antes del proyecto de ley que se iba a votar, se reunían en el Campo de Marte.
El magistrado que había propuesto la ley, tomaba los auspicios y consultaba los presagios. Si eran favorables, daba la orden de empezar las operaciones de la votación. Los ciudadanos de cada centuria votaban "sí" o "no".
Se llamaba primero a los ciudadanos de la primera clase censataria; luego a los de la segunda, y así sucesivamente.
Cuando habían votado los miembros de una centuria, se hacía el recuento de los "síes" y de los "noes".
La centuria contaba por una voz, y este primer escrutinio determinaba si la centuria aceptaba o rechazaba el proyecto de ley. Se pasaba después a la segunda centuria de la primera clase, etc.
La votación se detenía cuando se habían obtenido 97 "síes" (o 97 "noes"), porque, siendo 193 las centurias, 97 representaba la mayoría absoluta. Recordemos que la primera clase acabó por corresponder a 98 centurias; o sea, que el voto estaba decidido, en uno u otro sentido, mucho antes de que votaran las clases más humildes.
Se sorteaba la centuria que tenía que votar primero (que se llamaba centuria prerrogativa); su decisión -por razones religiosas y supersticiosas- influía en el desarrollo de la votación.
Comicios tributos
Eran asambleas territoriales en las cuales los ciudadanos votaban por tribus (cada tribu = una voz) y por centurias.
Había 4 tribus urbanas y 31 tribus rústicas. Los ciudadanos eran llamados por tribus y por clases censatarias.
Las tribus rústicas comprendían una mayoría de grandes terratenientes. También en esto el sistema era favorable a las clases ricas.
Los comicios tributos se reunían en el Foro, para votar las leyes, y en el Campo de Marte, para elegir a los magistrados.
Hay que subrayar que los comicios tributos, establecidos en 388-386 a. de J.C. por el dictador Hortensio, eran producto de las asambleas de la plebe (concilia plebis), cuyas decisiones, llamadas plebiscitos, sólo tenían antes una aplicación restringida y que, a partir de las leyes hortensianas, tuvieron un valor legislativo universal.
------------------Los magistrados romanos------------------
Los magistrados
Elegidos por los comicios, representaban el poder ejecutivo.
Roma, obsesionada por el temor de volver a la monarquía, cambiaba de magistrados cada año.
La campaña electoral duraba veinte días y los candidatos (llamados así porque llevaban una toga blanca, la toga candida) no vacilaban en utilizar, en especial después de los Gracos, todos los medios de corrupción electoral.
Los magistrados no percibían ningún emolumento y podían verse obligados, después de su magistratura, a rendir cuentas (excepto los censores y los dictadores). Limitaban mutuamente sus poderes.
Los magistrados superiores tenían derecho a sentarse en una silla curul y a llevar una toga con borde de púrpura: la toga pretexta. Entraban en funciones el 1 de enero de cada año.
En las provincias, el gobierno era sustentado por antiguos cónsules y antiguos pretores. Se les llamaba procónsules y propretores. Sus poderes eran considerablemente extensos, y su situación, muy remuneradora.
Principales magistrados romanos
- Cónsul
Edad mínima: 37 años.
Elegidos en los comicios centuriados (dos cónsules elejidos cada año).
Poder ejecutivo supremo.
Representaban al Estado en las ceremonias religiosas.
Los cónsules nombraban a los jefes militares y mandaban al ejército. Iban precedidos por una escolta de doce lictores, cada uno de los cuales llevaba una hacha con una haz de varas (fasces). Hasta 227 a. de J.C., el año consular empezaba el 15 de marzo.
- Pretores
Edad mínima: 37 años.
Se elegían cada año dos pretores y, más tarde, se eligieron más de dos. La elección tenía lugar en los comicios centuriados.
Los pretores eran encargados de administrar la justicia. Al principio los dos pretores estaban especializados: el pretor urbano (en Roma) entendía en los casos planteados entre ciudadanos de Roma; el pretor peregrino dirimía los pleitos entre un ciudadano y un forastero.
La pretura fue, sin duda, la magistratura urbana más antigua. Pasó a segundo término tras el consulado, en 227 a. de J.C.
- Censores
Los dos censores eran elegidos por los comicios centuriados cada cinco años y ejercían sus funciones durante 18 meses.
Su principal función era efectuar el censo de los ciudadanos (el cens); éstos comparecían en el campo de Marte y daban su nombre y domicilio, la situación familiar y de fortuna, etc.
Los censores redactaban las listas de senadores (album).
Vigilaban las costumbres (castigaban en especial el perjurio, el abandono de niños, la infamia, la excesiva prodigalidad, etc).
La creación de la censura se remonta al 443 antes de Jesucristo y coincidió, quizá, con el establecimiento del sistema censatario.
El conjunto de los ciudadanos empadronados por los censores constituía el populus romanus quiritum.
- Cuestores
Elección. Edad mínima: 27 años (en la época tradicional había 4).
Custodia del tesoro público en Roma y asistencia a los cónsules y a los pretores, a quienes acompañaban como tesoreros y pagadores de los ejércitos en los viajes a las provincias.
En tiempos de los reyes eran jueces de instrucción. La organización de la cuestura data problablemente del 421 a. de J.C.
- Ediles
Elección. 31 años.
Aprovisionamiento de Roma. Cuidado de la ciudad, higiene y organización de los juegos públicos. Los ediles más importantes (en general, patricios) tenían derecho a la silla curul.
- Tribunos de la plebe
Elección. Sólo los plebeyos podían ser elegidos tribunos de la plebe en las asambleas de la plebe.
Eran sacrosanctus. Cualquier atentado contra su persona se castigaba con la muerte.
Tenían el derecho de veto; es decir, de oponerse a cualquier medida tomada por un magistrado o por el Senado. Pero nada podían contra las decisiones de los censores y de los dictadores.
Su competencía quedaba limitada a Roma.
La instauración de esta magistratura data del 493 antes de Jesucristo. Inicialmente hubo dos tribunos y, más tarde, diez.
- Tribunos militares
Jefes militares, elegidos inicialmente por los ejércitos y más tarde por el pueblo.
Eran jefes militares (en general, jefes superiores) que dependían de los cónsules.
La instauración de los tribunos militares es del siglo V a. de J.C. y contemporánea de la instauración de los tribunos de la plebe.
El número de tribunos varió en Roma; a partir de 207 a. de J.C., el pueblo elegía anualmente 24 tribunos militares (los demás jefes eran nombrados por los cónsules).
- Dictadores
Nombrados por el cónsul, por orden del Senado, fuese en caso de urgencia, fuese para cumplir un rito religioso (clavar un clavo en la pared del templo de Minerva para conjurar una calamidad pública, por ejemplo).
Eran magistrados extraordinarios, con poderes ilimitados, y no tenían que rendir cuentas de su actuación. Después de seis meses debían abandonar el cargo.
Después de la segunda guerra púnica ya no se nombraron más dictadores, sino cónsules con poderes dictatoriales que eran conferidos por el Senado después de una senatus consultum ultimum. El ayudante del dictador recibía el nombre de magister equitum.
----------------------El senado Romano----------------------
El Senado romano
Era una asamblea esencialmente consultiva, derivada de la antigua agrupación de patres de la época primitiva.
Constaba aproximadamente de 300 miembros, escogidos por los censores entre antiguos magistrados, curules y personas importantes de la ciudad.
Su lista (el album senatorial) se revisaba cada cinco años por los censores, que tachaban a los senadores difuntos o indignos y los sustituían por nuevos patres conscripti.
El senador, que en los debates era el primero en tomar la palabra, se llamaba príncipe (princeps = "primero") del Senado; era casi siempre un antiguo dictador o un antiguo censor.
La túnica de los senadores estaba adornada con una banda de púrpura que ascendía hasta el pecho (la túnica laticlavia); llevaban un anillo de oro y calzado de cuero rojo y negro.
Teóricamente, el Senado era una asamblea consultiva que sólo enunciaba su opinión (senatus consultum).
Pero, de hecho, la república se regía por el Senado, que fijaba la fecha de las elecciones, arbitraba los conflictos entre magistrados, nombraba los gobernadores de provincia, los procónsules y los propretores, atribuía poderes extraordinarios a los cónsules en caso de crisis, escogía eventualmente a los dictadores, etc.
El Senado, además, discutía y establecía el presupuesto y las principales disposiciones fiscales, controlaba la política exterior (declaraciones de guerra, tratados, disposiciones militares) y supervisaba la organización religiosa (nombramiento del gran pontífice). Las decisiones del Senado se tomaban por mayoría de voces (voto con la mano levantada).
Polibio describía así la república romana:
Los romanos instituyeron el gobierno más hermoso que conocemos... Se había dado a (cada poder) una parte tan igual y exacta... que nadie podía afirmar, ni entre los romanos, si Roma era una aristocracia, una monarquía o una democracia.
En efecto, ¿cómo afirmarlo? Considerando la autoridad de los cónsules, parecía que hubiera monarquía, realeza; la del Senado anunciaba una aristocracia; en fin, viendo el poder del pueblo se creía firmemente tener a la vista un Estado democrático.
En cuanto uno de los poderes, orgullosamente, trata de llevarse más de lo conveniente, como ninguno de ellos es completo, según acabamos de ver, aunque se molesten y pongan trabas mutuamente en su voluntad recíproca, ninguno llega a crecer y a traspasar los límites. Cada cual queda en su sitio, reprimido por la fuerza de los demás y temiendo su inquieta vigilancia (Historia, Libro VI).
---------------------El poder Imperial ---------------------
El poder imperial romano
Cuando, el 16 de enero del año 27 a. de J.C., Octavio recibió del Senado el título de Augusto, no cambió nada en las instituciones republicanas, que deseaba conservar (y que subsistieron, al menos algunas de ellas, en el Bajo Imperio).
Pero estas instituciones ya sólo eran un telón de fondo al que se superponía una organización política compleja y centralizada, que transformó la república en un Estado de poder absoluto que era ejercido por un solo magistrado supremo: El emperador.
Poder político y poder imperial
Para entender bien la naturaleza del poder imperial, lo que se llama principiat, no hay que perder de vista dos ideas fundamentales:
- al principio, parece que Augusto quiso compartir con el Senado el gobierno de la res publica, puesto que las instituciones tradicionales estaban totalmente degradadas como consecuencia de las guerras civiles;
- luego, este principiat se transformó poco a poco en un poder monárquico absoluto, que desembocó en el enorme aparato del Bajo Imperio.
En la época clásica, el poder imperial consta de los elementos siguientes:
- El poder absoluto se extiende a todas las provincias fronterizas, asumiendo el mando de los ejércitos que están acantonados allí, el derecho de paz o de guerra y el derecho de justicia: es lo que se llama el imperium proconsular.
- Un poder análogo en Roma: el imperium consular ampliado.
- Los derechos de los tributos de la plebe (la tribunicia potestas), que le son concedidos aunque sea un patricio.
- El poder religioso: el emperador es pontifex maximus (sumo pontífice).
El Senado romano
Continúa siendo una asamblea administrativa cuya competencia se extiende, sobre todo, a Roma y a la Península Itálica.
La investidura que concede al emperador (el imperium y las tribunicia potestas) no depende de sus propias decisiones, pero se le impone (a partir de Diocleciano, los emperadores ya no se la piden).
El Senado es el que decide, cuando muere un emperador, si éste debe ser incluido entre los dioses (apoteosis). Pero todo ello no es más que una comparsería política. De hecho, los senadores no habían admitido nunca el haber perdido el papel que desempeñaban durante la república.
Con gran habilidad, Augusto modificó la composición de esta venerable asamblea, introduciendo en ella hombres que le eran fieles: los hombres nuevos.
Poco a poco, el Senado pierde sus privilegios y sus prerrogativas políticas. Su mismo control del tesoro público se vuelve irrisorio, puesto que las rentas del Estado ya no se vierten en este tesoro, sino en el peculio particular del príncipe: el fiscus (fisco imperial).
El problema de la sucesión imperial
Un problema que no fue resuelto nunca. Por lo general, los emperadores intentaban dar el poder a sus hijos (naturales o adoptivos).
Durante los dos primeros siglos (de 14 a 192 d. de J.C.), el sistema funcionó convenientemente: En 178 años de reinados solamente hubo 14 años de reinados ilegales (Galba, Otón, Vitelio, Vespasiano, Nerva).
En este período del Alto Imperio (no comprendido el período de crisis que se extiende desde 235 a 284 d. de J.C.):
- 10 emperadores sobre 25 obtuvieron el poder de manera ilícita, después de un período de perturbaciones.
- En cambio, 15 emperadores fueron investidos regularmente (elegidos por el emperador precedente y admitidos por el Senado).
- 15 emperadores sobre 25 fueron asesinados.
El principio de la herencia, incluso en las ocasiones que fue aplicado con más rigor, estaba lejos de ser sistemático en materia de sucesión.
-----------------La administración imperial-----------------
La administración imperial romana
A las instituciones republicanas, reducidas a representar un papel accesorio, los emperadores superpusieron un sistema centralizado cuya organización, después de Augusto, fue obra de Claudio, de Vespasiano y de Adriano.
Los libertos ocuparon puestos importantes en tiempo de Augusto; luego, bajo Vespasiano, fueron sustituidos, poco a poco, por los caballeros.
El orden ecuestre, reglamentado por el mismo Augusto, fue, por otra parte, el elemento preponderante del Alto Imperio.
Se medraba empezando por las funciones administrativas inferiores (curadores y procuradores), para terminar en la cúspide de la jerarquía imperial (prefecto del pretorio).
Administración central
El emperador estaba asistido por un consejo imperial.
Su guardia personal (el pretorio) estaba dirigida por el prefecto del pretorio, primer personaje del Estado después del emperador y que asumía las funciones de jefe de Estado Mayor y de jefe judicial (su competencia directa se extendía sobre un radio de 150 km alrededor de Roma): Juzgaba en apelación -con el emperador- para todas las provincias imperiales.
Los funcionarios de la administración central (curadores y procuradores) estaban encargados de departamentos muy precisos (juegos, bibliotecas, procuradores financieros encargados del cobro de ciertos impuestos, etc.).
El emperador Claudio fue el organizador de la cancillería (Scrinia), que constaba de cuatro secciones principales:
1ª, finanzas y fiscalía.
2ª, correspondencia oficial.
3ª, tribunal de apelación y estudio de súplicas.
4ª, servicio de documentos oficiales y de documentación.
La ciudad de Roma era administrada por el prefecto de la ciudad, generalmente un senador, que tenía bajo sus órdenes al prefecto de la annona (abastecimientos, mercados, etc.) y al prefecto de las vigilias (policía y cuidado de la ciudad), secundado por subprefectos.
Las provincias estaban clasificadas en dos categorías: las provincias senatoriales
(Africa, Asia, Bética, Narbonense, Sicilia, Creta, Macedonia, Acaya), en las que (en principio) no hay tropas, y las provincias imperiales, en las que estaban acantonadas las legiones.
Egipto no era considerado como provincia. Estaba dirigido por un prefecto de Egipto, que tenía categoría de procónsul (los cargos egipcios estaban exclusivamente reservados al orden ecuestre).
-------------------Impuestos y servicios -------------------
Impuestos y servicios
Los impuestos más importantes eran los directos: el tributum soli (impuesto rural, pagado incluso por los ciudadanos romanos, pero que no atañía a las tierras itálicas), el vicesima hereditatium (impuesto sobre las herencias, pagado por los ciudadanos), el stipendium (impuesto de tipo rural, pagado por los peregrinos), el tributum capitis (impuesto sobre la renta, pagado especialmente en Egipto).
Los impuestos indirectos se presentaban como aranceles sobre ventas, sobre circulación (portoria), sobre liberación de esclavos (vicesima libertatis), etc.
El cobro y el control de los ingresos fiscales era obra de una administración compleja y muy variada, según las provincias.
El Estado organizaba y controlaba los caminos y el relevo de los correos (el cursus publicus). Asimismo, tenía el monopolio de la explotación de las canteras y de las minas (en España).
Por el contrario, apenas se preocupaba de la higiene pública, de la beneficencia ni de la enseñanza, servicios que dependían de iniciativas particulares.
Tampoco hay que olvidar que el importante número de ciudades creadas por los romanos de Occidente, así como las que ya existían en Grecia y en Asia antes de la conquista, estaban organizadas a imagen y semejanza del municipio romano: Tenían sus magistrados, su Senado y sus asambleas populares. De estos senados provinciales salían los decuriones.
------------------------El ejército------------------------
El ejército tradicional durante la República
Organización
El mando superior del ejército es ostentado por los cónsules (o por el dictador). En principio, cada cónsul manda dos legiones, pero el número varía según las circunstancias y las necesidades.
La jerarquía militar es la siguiente: la legión es mandada por un cónsul o un legado. En tiempo de Mario consta de diez cohortes (unidades tácticas), mandadas por los tribunos militares.
Cada cohorte está dividida en tres manípulos (600 hombres: los hastati, los príncipes y los triarii), y cada manípulo en dos centurias (100 hombres), mandada cada una de ellas por un centurión (oficial subalterno).
Los legados son senadores y tienen funciones de general. Los tribunos militares, elegidos por el pueblo, son jefes superiores.
Los centuriones salen de la tropa y alcanzan dicho grado después de 15 o 20 años de servicio (no hay información fidedigna sobre la función de los suboficiales).
El primer centurión de la primera cohorte se llamaba primipile. Las legiones, las cohortes y las centurias llevaban números, lo mismo que nuestros modernos regimientos. Se precisaba también el lugar habitual de su acantonamiento (p.e., III Legión de Germania, II Legión de Galia).
Orden de marcha de las legiones. En combate, las legiones marchan en tres filas.
¿Existía el servicio militar obligatorio en Roma?
No; pero en caso de guerra, los ciudadanos comprendidos entre los 17 y los 45 años podían ser "movilizados" en el servicio activo. Los que no poseían bienes (los proletarios) no podían ser soldados.
A partir de Mario, el ejército se transformó, con ocasión de la guerra contra Yugurta: supresión de los manípulos, división de la legión en 10 cohortes, reunificación del armamento, reclutamiento de los proletarios y de todos aquellos que, fuera cual fuera su clase social, querían hacer carrera militar (el ejército como oficio sucedió a la milicia de ciudadanos.)
¿Cómo se efectuaba la llamada a las armas?
Cuando se declaraba la guerra, los ciudadanos eran convocados al Capitolio, en donde tenía lugar una ceremonia religiosa. Después se reclutaba, de cada tribu, un número de soldados suficiente para formar las legiones.
Los soldados prestaban juramento de fidelidad y de obediencia a su jefe (imperator, lo que no significa "emperador" sino "general en jefe".
¿Había otras tropas además de las legiones?
Las tropas aliadas (socii), reclutadas entre los pueblos italianos vasallos de Roma, y las auxiliares (auxilia), compuestas por mercenarios extranjeros. Estas tropas, encuadradas por mandos romanos, estaban organizadas de manera similar a las legiones.
¿Cuáles eran las características del arte militar romano?
Las legiones estaban acantonadas en todos los puntos peligrosos de la República o del Imperio: en las fronteras y en las provincias conquistadas recientemente o que amenazaban con una rebelión.
En tiempo de guerra eran construidos campamentos atrincherados, a veces con un lujo de precauciones considerable. Las legiones se mantenían allí hasta la hora señalada por los augures, en la que salían al asalto de las columnas enemigas, con el lanzamiento de pilos (pilum) y, después, entraban en la lucha cuerpo a cuerpo. Cuando el combate era desafortunado, las legiones se refugiaban en sus campamentos atrincherados.
Los asedios: La lucha contra las aglomeraciones enemigas comprendía el cerco de la plaza fuerte: trabajos de aproximación, construcción de trincheras alrededor de la ciudad y de torres desde donde se podían lanzar flechas sobre el enemigo, y utilización de máquinas de guerra (catapultas, balistas para arrojar pesadas piedras, escorpiones para lanzar flechas, etc.). Para penetrar en las ciudades se hundían las murallas a golpes de ariete o se excavaban minas.
¿Cómo estaba organizada la disciplina militar?
La justicia militar siempre ha sido expeditiva, pero la de los romanos fue especialmente severa: El soldado o el oficial que faltaba a la disciplina era merecedor de un pena que iba desde el apaleamiento y el encadenamientos, hasta la degradación y la pena capital.
Cuando todo un cuerpo faltaba a la disciplina, el general en jefe escogía, mediante sorteo, un hombre de cada diez y lo decapitaba (diezmar).
¿Cúal era la recompensa para los generales victoriosos?
Recibía el triunfo, verdadero rito social y religioso.
Todo general que, con su victoria, hubiera enriquecido al Estado con nuevos territorios y que pudiera vanagloriarse de haber dado muerte a un mínimo de 5.000 enemigos, recibía el honor militar supremo llamado triunfo.
Esta ceremonia consistía, en particular, en un desfile militar a través de la ciudad (hecho excepcional, ya que, en cualquier otra circunstancia, las legiones tenían prohibido franquear armadas el recinto sagrado de Roma).
El triunfador desfilaba precedido de los senadores y de los magistrados, y seguido de los prisioneros encadenados y de su ejército. Una vez coronado de laureles, se dirigía al templo de Júpiter Capitolino en cuyos calabozos eran encerrados los jefes enemigos para luego ser ejecutados.
---------------Evolución del ejército romano---------------
Evolución del ejército romano
Evolución de los efectivos
Cada legión estaba compuesta por unos 5.000 hombres (infantes y jinetes).
La totalidad de efectivos militares romanos variaba según los distintos períodos y según la extensión de los territorios que tenían que proteger; de acuerdo con las estimaciones hechas, puede decirse que el ejército romano comprendía de 150.000 a 400.000 hombres, lo cual es relativamente poco (en el Imperio había 50 millones de habitantes).
Evolución del reclutamiento
Ya hemos visto cómo la milicia cedió paso, poco a poco, a un ejército profesional, integrado, sobre todo, por voluntarios.
Cada vez hay menos romanos en las líneas de los legionarios; al menos, "romanos de Roma". Las tropas auxiliares son fomentadas (provincialización del ejército, más que barbarización).
Durante el gobierno de Trajano se asiste a la creación de cuerpos de ejército, compuestos principalmente por bárbaros: los numeri, no organizados de acuerdo con el principio de la legión romana, sino según los hábitos guerreros de las poblaciones que los componen.
La guardia pretoriana
La guardia del emperador, dirigida por el prefecto del pretorio, adquiere cada vez mayor importancia.
Sus pagas son más elevadas que en otros cuerpos del ejército, y su servicio, menos penoso. Por tanto, estas guardias no han sido nunca numéricamente muy importantes: No más de 9 a 12 cohortes.
La flota; la marina romana
Paradójicamente, este Imperio mediterráneo carece de armada; sólo posee una flota de "policía".
Por otra parte, no es fácil que nadie pueda amenazar a Roma en el Mediterráneo, ya que, desde el Alto Imperio, todos los puertos de este mar (Mare Nostrum, "nuestro mar", como dicen orgullosamente los romanos) están controlados por las legiones.
El reclutamiento de la flota se hace entre las clases más bajas de la sociedad: se recurre a esclavos, mandados por libertos.
El limes
Se designa así el conjunto de fortificaciones que, poco a poco, fueron edificadas en todas las fronteras del Imperio, particularmente en el Rin y a lo largo del Danubio.
La reforma militar de Diocleciano
Se caracteriza, esencialmente, por la descentralización del ejército, que se hace necesaria a causa de la extensión del Imperio.
Mientras que, hasta entonces, los jefes militares eran también jefes políticos (las legiones de una provincia estaban bajo el mando del gobernador, del praeses de la provincia), Diocleciano instauró una nueva función: La de los jefes militares especializados (en latín dux).
Por otra parte, la función militar experimenta la misma evolución que las demás profesiones: se hace hereditaria.
A pesar de ello, el Imperio tiene necesidad de hombres. De ahí que, además de incorporar a filas a los bárbaros y a los extranjeros, cada vez más numerosos (no sólo como simples soldados, sino hasta con grado de oficial), se instituya una nueva forma de reclutamiento: el impuesto en hombres (cada propiedad rural debe proveer un número de reclutas proporcional a su superficie; forma de movilización que puede ser evitada mediante el pago de una suma de dinero).
---------------------Ejército imperial---------------------
El ejército en la época imperial
En tiempos de Adriano y Antonino, el ejército cumplió satisfactoriamente su misión de escudo del mundo romano.
Su organización, desde luego, fue modificada después de las reformas militares de Augusto.
La unidad tipo, reina de las batallas, llevó siempre el nombre de legión. Todos los legionarios tenían que ser ciudadanos romanos, pero esta ley fue fácilmente conculcada, siéndose concedido el derecho de ciudadanía a todo aquel que se alistaba, recurriéndose así frecuentemente a los provincianos.
Por otra parte, puesto que los romanos, itálicos y provincianos huían cada vez más del oficio de las armas, se impuso el reclutamiento local, y cada legión se completaba allí donde se encontraba, aportando sus propios efectivos.
Pero los cuadros de mando siguieron siendo itálicos. Los soldados, que no tenían derecho a contraer matrimonio, vivían con concubinas, y sus hijos ingresaban a su vez en el ejército (dándoseles el nombre de ex-castris).
Unos sesenta centuriones que ostentaban grados más elevados por méritos de guerra, cubrieron los puestos intermedios de la jerarquía militar, pero el mando supremo de la legión estuvo siempre confiado a un senador. No obstante, las legiones formaban sólo la mitad del ejército.
Por lo demás, aparte de las cohortes pretorianas y urbanas, los que no eran ciudadanos formaban los auxilia, o cuerpos auxiliares, unidos a todas las legiones y bajo las órdenes de su mismo jefe. Eran infantes o jinetes, según las necesidades, y se les reclutaba en los países donde se hallaban las legiones.
Su origen social y cultural era inferior al de los legionarios, pero superior sin embargo al de los numeri que conservaban el distintivo, las costumbres y los métodos de combate de su gente.
La legión y los auxilia incorporados a ella formaban una unidad táctica comparable a la división de los ejércitos actuales.
El número de las legiones variaba entre 25 y 30. Todas estaban acampadas en las fronteras del Imperio y cubrían 9.000 kilómetros con 350.000 hombres (demasiado pocos, como puede verse).
Por ello, a pesar de una disciplina férrea y de un entrenamiento riguroso, que hacían de este ejército el mejor de los existentes hasta entonces, estaba reducido a un papel defensivo, no pudiendo combatir en un frente sin dejar desguarnecido otro.
Los más brillantes de sus generales eran conscientes de esta precariedad , por lo que trataron de hacer las tropas más eficaces y reducir las fronteras. Adriano, gran enemigo de la guerra, se ocupó sin embargo de este problema, mejorando la calidad de los cuadros, reglamentando el reclutamiento de los centuriones.
Pero fue al limes al que los Antoninos dedicaron toda su atención. Se trataba de una línea de fortificaciones levantada en todos los puntos de la frontera donde ésta no estaba formada por un obstáculo natural.
El limes se componía de un atrincheramiento con fosos, taludes, empalizadas, muros, torres de vigilancia y fortines.
Existía en Britania, con el nombre de Muro de Adriano, reproducido más al norte por el Muro de Antonino. También se hallaba entre el Rin y el Danubio, donde el limes de Germania, perfeccionado sin cesar después de los Flavios hasta la muerte de Antonino, tenía 500 kilómetros de longitud, 80 de los cuales formaban una línea completamente recta.
Existía también en Siria, en Africa, en el límite del desierto. No había frontera donde no se utilizara, de manera intensa, el paciente trabajo de los técnicos militares de Roma, con el fin de garantizar al máximo la seguridad de los territorios que protegía.
---------------------El derecho romano---------------------
El ius
El derecho romano, el ius, es, sin duda alguna, el legado más importante que nos ha transmitido Roma.
Bajo su forma definitiva (el derecho de Justiniano), ha sido estudiado en toda Europa desde el siglo XII, y aceptado oficialmente en las regiones de Alemania en el siglo XV.
Ha influido en la mayor parte de los derechos modernos, especialmente en el código civil francés (1804) y en el código civil alemán (1900).
-------------------Derecho romano antiguo-------------------
El derecho antiguo
- Durante la monarquía no existían aún leyes, sino costumbres. La noción, muy vaga, de sacer (maldito), data de este período; es una noción religiosa que corresponde a la transgresión de una costumbre (¿o de un tabú?).
El primer monumento legislativo de Roma es la Ley de las XII tablas, establecida hacia 450-449 a. de J.C. por diez magistrados, los decenviros.
Se llamó así porque había sido transcrita en 12 tablillas de bronce (según Tito Livio). Estas tablas fueron destruidas en la toma de Roma por los galos (en 387 d. de J.C.).
La Ley de las XII tablas sin duda contenía las disposiciones relativas al procedimiento, al poder del pater familias y, sobre todo, a las sanciones de delitos y crímenes (ley del talión o multas de avenencia).
Esta primera fuente del derecho romano, completada por leyes y plebiscitos votados por las asambleas e interpretada por los pontífices y por los jurisconsultos laicos, constituye la base de la primera forma de dicho derecho: La concerniente a los primeros ciudadanos, los quírites (que quizá quiere decir "miembros de las curias").
Este derecho se llamaba el ius civile quiritum (derecho civil de los quírites). Su característica esencial es que descansaba en un procedimiento verbal (se pronunciaban ciertas fórmulas para dar valor jurídico a ciertos casos).
En los comicios se votaban, a partir del 130 a. de J.C., unas leyes que introdujeron el procedimiento escrito: eran las leyes rogatae. Estaban en la línea del derecho civil de las XII tablas y desaparecieron bajo el Imperio.
El edicto del pretor
Los magistrados, especialmente los pretores, cuando entraban en funciones, fijaban en el Forum un edicto, llamado edicto perpetuo (es decir, valedero mientras duraba la magistratura; o sea, un año).
El edicto del pretor se fijaba sobre una tablilla blanca (album en latín) y con los títulos escritos en rojo (eran las rúbricas; del latín ruber: "rojo").
Lo esencial del edicto del pretor definía en qué sentido tenía intención dicho magistrado de orientar la ley y qué disposiciones pensaba dictar mientras durase su magistratura judicial. Este edicto era ratificado cada año por el nuevo pretor y acabó por ser casi invariable.
Durante el reinado de Adriano (117-138 d. de J.C.), el edicto del pretor fue codificado por el jurisconsulto Juliano.
El derecho que emanaba de los edictos de los magistrados se llama derecho honorario y era distinto del derecho civil de los quírites.
---------------Derecho romano: Jurisconsultos---------------
El derecho de los jurisconsultos
El derecho romano tenía aún un carácter muy general. Para ponerlo en práctica había que interpretar las leyes y el edicto del pretor. Esta labor correspondía a unos especialistas, los jurisconsultos, cuyas doctrinas (responsa) casi tenían valor de ley.
Durante el reinado de Adriano, las decisiones de ciertos jurisconsultos eran garantizadas por la autoridad (auctoritas) del emperador y tenían valor de ley.
Los principales jurisconsultos romanos fueron: Varo (contemporáneo de Cicerón), que fue el primero que compuso un resumen de conjunto sobre el derecho (Digesta); Juliano (hacia 130), Gayo (mediados del siglo II d. de J.C.), autor de unos comentarios sobre derecho titulados Instituciones, y, sobre todo, tres prefectos de pretorio formados en la escuela de derecho de Beirut: Papiniano (142-212 d. de J.C.) y sus dos discípulos Ulpiano (170-228 d. de J.C.) y Pablo.
------------------Derecho imperial romano------------------
El derecho imperial romano
A partir de Augusto, al conjunto de leyes emanadas del derecho antiguo se añaden las distintas decisiones imperiales que se llaman constituciones (ordenanzas, edictos, decretos, decisiones de jurisprudencia o rescriptos).
Además, los senatus consultum, desde el siglo II, adquieren fuerza de ley cuando son exigidos por el emperador (el senatus consulte se llama entonces oratio).
En el Bajo Imperio, las fuentes del derecho están divididas en dos categorías: el derecho antiguo (el ius) y las constituciones imperiales (que se llaman leges). Se emprende entonces una codificación general; primero, por los particulares, y luego, a instancia de los emperadores.
La compilación más sistemática es la de Justiniano (entre 528 d. de J.C. y 534 d. de J. C.); fue precedida por las de Teodosio II y de Valentiniano III (Código teodosiano, 438 d. de J.C.).
La codificación de Justiniano comprende tres compilaciones:
- Las Instituciones (533 d. de J.C.), manual destinado a los estudiantes y a los profesionales.
- El Digesto (o Pandectas, 533 d. de J.C.), que contiene -metódicamente clasificados, unificados y revisados- todo el derecho antiguo de Roma, el derecho de los jurisconsultos, y el derecho de los pretores. Es una obra inmensa, compuesta de unas 150.000 líneas (35 letras cada línea).
- El Código de Justiniano (534 d. de J.C.) agrupa todas las constituciones imperiales, clasificadas (con el mismo método que el Digesto) en Libros, Títulos, Fragmentos (las leyes propiamente dichas) y Párrafos.
---------------------ROMA: LA RELIGION---------------------
LAS RELIGIONES PRIMITIVAS
Las poblaciones autóctonas tienen un conjunto de creencias de tipo primitivo. El mundo en que viven los latinos está poblado de fuerzas misteriosas (los numina), de espíritus (genii), de monstruos: La loba de Rómulo y Remo, el dios subterráneo Consus, etc.
El objeto de la religión es el hacerse propicios a todos estos poderes misteriosos; tantos, que en Roma se decía que era más fácil encontrar un dios que un hombre.
Parece probable que Vesta, la diosa del fuego doméstico, y Jano, el dios de las dos caras, protector de la puerta principal de Roma, fueran las divinidades más antiguas de la mitología romana.
Los sabinos añadieron a éstos sus cultos agrarios: adoraban a Ceres, diosa de los cultivos; a Ops, diosa de la abundancia; a Liber, dios de las viñas; a Pales, dios protector de los rebaños, etc.
Marte, originalmente, era el dios que simbolizaba el fin del invierno y el comienzo de la primavera; dicho de otro modo, era el dios de la floración y de la juventud.
Los pastores indoeuropeos sin duda trajeron sus cultos al cielo y al fuego. Se han advertido semejanzas entre ciertos términos religiosos latinos y sus equivalentes sánscritos.
Se cree que fueron los etruscos quienes instalaron en Roma la tríada compuesta por Júpiter (dios de la luz y del rayo), Juno (inicialmente, el ciclo lunar) y Minerva (la actividad intelectual).
Tanto estos dioses como la mayor parte de los dioses primitivos serán más tarde helenizados y confundidos con los dioses griegos (Júpiter con Zeus, Juno con Hera, Ceres con Deméter, Vesta con Hestia, etc.).
Los fenicios (?) llevaron muy pronto a Roma los cultos de Hércules y de Frutis (análoga a la Turan de los etruscos y a la Afrodita de los griegos que luego se convertirá en Venus).
----------------------Religión romana----------------------
Culto y colegios de sacerdotes en la sociedad romana
Hay dos clases de cultos. Uno de ellos está reservado a los antepasados, los dioses manes (di manes), a los que cada día se ofrecen libaciones para que no regresen a atormentar a los vivos en forma de fantasmas (las larvas o lémures). También se adora a los dioses penates (protectores del hogar y de la casa) y a los dioses lares (que velan sobre los prados).
Como ejemplo, veamos cómo describe Ovidio el rito de las Lemurias (fiestas en honor de los lémures):
El (padre) se vuelve y se pone habas negras en la boca; en seguida, las echa tras de sí, diciendo: "Tiro estas habas y por ellas me redimo yo y redimo a los míos". Pronuncia nueve veces estas palabras sin mirar hacia atrás. Se cree que las sombras recogen las habas y siguen sus pasos sin ser notadas.
Sumerge sus manos en el agua, golpea un pedazo de bronce y conjura a las sombras para que abandonen su morada. Después de haber dicho nueve veces "Manes de mis antepasados, salid", mira tras de sí y cree haber cumplido correctamente la ceremonia (Ovidio, Fastos, Libro V).
Los grandes dioses son objeto de un culto oficial cuyos artífices son los sacerdotes.
Las vestales, en número de seis, mantienen el fuego sagrado de Vesta y deben permanecer vírgenes bajo pena de ser enterradas vivas.
Los flámines están encargados del culto de los grandes dioses (Júpiter, Marte, Quirino); los doce salios (sacerdotes saltadores) ejecutan, en el mes de marzo, una especie de danza guerrera, cantando una oración mágica de la que aún ignoramos el significado exacto; los lupercos celebran el culto de Luperco, protector de los rebaños, etc.
Las ceremonias del culto son extremadamente complicadas. Están dirigidas por tres categorías de sacerdotes. Los pontífices (primero hubo tres, después nueve, después quince) fijan el calendario, las fiestas y los días faustos y nefastos.
A la cabeza de ellos está el sumo pontífice. Los augures asisten al rey cuando consulta los auspicios (interpretación del vuelo de las aves). Más tarde, serán ayudados por los arúspices (de origen etrusco), que leen el porvenir en el hígado de las víctimas.
Los feciales presiden la firma de los tratados de paz y las declaraciones de guerra; su jefe se llama el pater patratus.
A partir de esta época se fijan los ritos de un determinado número de fiestas. La importante ceremonia de la purificación (lustratio), es descrita así por Fustel de Coulanges:
Esta ceremonia debía de tener la virtud de borrar las faltas contra el culto cometidas por los ciudadanos. Nunca se podía estar seguro de no ser objeto de la cólera o el rencor de algún dios.
Por tanto, para tranquilizar el corazón del hombre, era preciso un sacrificio expiatorio. El magistrado encargado de ejecutarlo (en Roma era el censor; antes del censor, era el cónsul; antes del cónsul, era el rey) comenzaba por asegurarse, con la ayuda de los auspicios, de que la ceremonia sería aceptada por los dioses.
Después, se convocaba al pueblo por medio de un heraldo, que se valía para ello de una fórmula sacramental.
El día señalado, todos los ciudadanos se reunían extramuros. Una vez allí, y estando todos en silencio, el magistrado daba tres veces la vuelta alrededor de la asamblea empujando ante sí tres víctimas: un cordero, un cerdo y un toro.
Los sacerdotes y los victimarios seguían la procesión. Cuando había terminado la tercera vuelta, el magistrado pronunciaba una fórmula de oración e inmolaba las víctimas. Desde ese momento se borraba toda mancha, cualquier negligencia en el culto era reparada y la ciudad quedaba en paz con sus dioses (Fustel de Coulanges, La Ciudad antigua, cap. VI).
Bajo los Tarquinos y en los primeros años de la república, la religión evoluciona.
Los etruscos introducen sus "libros de los destinos" (Libri fatales), llamados también oráculos sibilinos. Son de origen mesopotámico y enumeran los presagios y el modo de protegerse contra las fuerzas adversas de la naturaleza.
Esta evolución religiosa proseguirá durante los períodos siguientes.
-------------Helenización de la religión romana-------------
Religión romana: Helenización
Las guerras púnicas traen consigo la perversión de la vida religiosa.
En Roma se celebran cultos fenicios a Baal (bajo el nombre de Saturno) y a Astarté.
El rito del ver sacrum ("la primavera sagrada" y migración ritual de los jóvenes, en la primavera de cada año, en honor del dios Marte) tiende a ser abandonado.
Además, se multiplican las supersticiones, ya muy numerosas (encantamientos, brujerías, astrología, etcétera).
La influencia helénica, episódica hasta este momento, se hace más sistemática al final del siglo III y a principios del II a. de J.C.
En esta época se extiende el culto de Dionisos, identificado, bajo el nombre de Baco, con el antiguo dios romano Liber, introducido por una sacerdotisa de Campania.
Las ceremonias orgiásticas que se desarrollan en el Aventino (las bacanales) provocan unos escándalos que acabarán con la prohibición de las mismas el 186 a. de J.C.
Poco después, son los orientales y los judíos los que introducen sus cultos en Roma (los judíos adoraban a Júpiter Sabático). Los pretores se ven obligados a intervenir en muchas ocasiones para impedir que la religión nacional, ya bastante compleja y adulterada, se pervierta aún más.
Lo más positivo del influjo del helenismo fue el introducir, especialmente por mediación del estoico griego Posidonio, la reflexión metafísica en el seno de la vida religiosa.
Roma descubre que, al lado de los dioses, revestidos con todas las leyendas de la mitología griega, queda lugar para un cierto modo de concebir la teología, considerando el destino humano en términos filosóficos.
En el siglo I parecen dibujarse tres corrientes religiosas:
- Una corriente popular, extendida más especialmente por el campo, que prolonga las innumerables supersticiones de la religión tradicional. El campo ha sido siempre un lugar de elección para esta clase de creencias.
- Una corriente humana, que tiende a extender las religiones mistéricas, pretexto, por otra parte, de libertinajes y escándalos. Esta corriente se relaciona con la introducción del culto egipcio de Isis y del dios iranio Mitra.
- Una corriente más filosófica, que más tarde introducirá las ideas mesiánicas.
-------------------Vida religiosa romana-------------------
Vida religiosa en la época imperial
El elemento nuevo es el culto tributado al emperador; más exactamente, a su doble (su genius).
Es un culto privado y público a la vez. Existen flámines que lo celebran en Roma, en las provincias y en los municipios.
Poco a poco se organizan colegios sacerdotales consagrados a las grandes familias imperiales (de Augusto, de los Flavios, de Adriano, etc.).
La influencia de Oriente se desarrolla según las convicciones religiosas de los emperadores, que favorecen o combaten los cultos orientales:
- el de Cibeles, la gran diosa, por Antonino y Claudio;
- el de Isis, por Calígula y Domiciano;
- el de Mitra, por Cómodo y, tal vez también, por Nerón).
Todos estos cultos "nacionales" -que varían según los lugares y que sólo son aún un esbozo de la geografía religiosa del mundo romano- se superponen al culto a los antepasados (manes) que persiste a través de todos los cambios, y a las antiguas supersticiones.
En su conjunto, esta política religiosa de los emperadores tiende a preservar los cultos oficiales (grecorromanos), aunque sin dejar de ceder en cada período a las modas y a los esnobismos, responsables, sin duda, del éxito de las religiones mistéricas importantes de Grecia (en particular, los misterios de Eleusis).
Este nacionalismo religioso de los emperadores explica, en parte, las persecuciones contra los cultos extranjeros (p.e., Diocleciano prohibió el culto maniqueo y la magia de los caldeos y de los iranios, mediante el edicto de persecución de 297 d. de J.C.).
------------------Roma y la nueva religión------------------
El cristianismo primitivo
El cristiano Minucio Felix (siglo III d. de J.C.) pone en boca de un pagano la siguiente pregunta:
¿Qué es este Dios único, solitario, desventurado, que no es conocido por ninguna nación libre?
Los romanos, en efecto, no han comprendido el cristianismo, que, al principio, han confundido con la religión judía.
La nueva religión ha llegado con mucha rapidez hasta Roma. Jesús propaga la Buena Nueva bajo el reinado de Tiberio, y san Pablo vive en Roma, junto con numerosos cristianos, en época de Nerón.
Las persecuciones, tradicionalmente, empiezan con Nerón, cuya legendaria crueldad quizá tenga que ser revisada por los historiadores.
La "crueldad" era moneda corriente en Roma, donde siempre se torturó, apuñaló y envenenó, y donde el crimen político era una verdadera institución; tal vez Nerón ha sido "víctima" de algunos historiadores romanos.
De hecho, Nerón no persiguió verdaderamente a los cristianos como tales, cuando los hizo matar en 64 d. de J.C., después del gran incendio de Roma (cuya paternidad le atribuían sus adversarios), sino que los condenó al suplicio como incendiarios.
He aquí cómo cuenta Tácito los hechos:
Para combatir estos rumores (los que le atribuían haber ordenado el incendio de Roma), Nerón buscó unos culpables e hizo sufrir las más crueles torturas a unos desgraciados, aborrecidos por sus infamias y llamados vulgarmente cristianos.
El Cristo que les dio nombre había sido condenado al suplicio, bajo Tiberio, por el procurador Poncio Pilato: hecho que reprimió, de momento, esta execrable superstición.
Pero pronto el torrente se desbordó de nuevo, no sólo en Judea, donde tenía su origen, sino incluso en la misma Roma, donde han venido a instalarse toda suerte de desórdenes y de crímenes.
Se empezó por prender a los que se confesaban cristianos y, después, sobre sus declaraciones, a una inmensa multitud, menos convicta de haber incendiado Roma que de odiar al género humano.
A sus suplicios se añadían las burlas: se les envolvía en pieles de animales para que los perros les devorasen, se les crucificaba o se les embadurnaba el cuerpo con resina para usarles de noche como antorchas del alumbrado (Tácito, Anales, XV/44).
El que verdaderamente hizo la guerra religiosa contra los cristianos fue Domiciano, en 95 d. de J.C. Pero las persecuciones todavía no eran sistemáticas.
Hay que decir que las iglesias cristianas se agitan enormemente en el Imperio, hacen proselitismo, combaten abiertamente a la religión oficial y a las autoridades que la sostienen.
En la atmósfera de credulidad y superstición que reinaba entonces, negar así a los dioses se interpretaba como causa de los desastres que sobrevenían periódicamente, y la muchedumbre exigía que se les castigase (persecución de Antioquía en 107 d. de J.C.: de Esmirna en 155 d. de J.C.; de Lyon en 177 d. de J.C., y de Alejandría en 200 d. de J.C.).
Sin embargo, aprovechando un siglo de tolerancia, el cristianismo prosperó, después de haber sido la religión de los esclavos y de los pobres (de "los tejedores, de los curtidores y de los zapateros", como decían sus adversarios), llegó a las clases altas de la sociedad, a los oficiales superiores, a los altos funcionarios.
Entonces empezó la depuración sistemática de los cristianos, emprendida por Diocleciano en 302 d. de J.C.: orden de cerrar los lugares de culto, de quemar los libros sagrados y de encarcelar a todos los cristianos que se negasen a ofrecer sacrificios a los dioses.
Los cristianos fueron obligados a practicar sus cultos en las catacumbas, lugares subterráneos donde practicaban las cerimonias de su culto y enterraban sus muertos.
La depuración fue particularmente sangrienta en Oriente, donde fue animada por Galerio, representante de Domiciano.
Las cárceles desbordaban; se soñaba con tormentos nuevos,
escribe sobre este tema el apologista cristiano Lactancio.
-------------------Roma y el cristianismo-------------------
El cristianismo oficial
Constantino era pagano cuando su advenimiento en 306 d. de J.C. y adepto del culto solar, y luego, convertido (se desconoce exactamente en qué época y en qué condiciones).
Sea como fuere, en 311 d. de J.C. cesaron las persecuciones y, por el Edicto de Milán de 313 d. de J.C., el culto cristiano fue situado al mismo nivel que los cultos paganos del Imperio romano.
Constantino legisló con sentido cristiano (abolición de las leyes de Augusto sobre el celibato, nueva ley sobre el divorcio, instauración del domingo como día santo, autorización a la Iglesia de beneficiarse de disposiciones testamentarias, etcétera).
Llegó, incluso, a tomar partido en la querella religiosa que enfrentaba a los obispos Arrio y Eusebio con los ortodoxos del Concilio de Nicea (325 d. de J.C.), para tratar de restablecer la unidad de las Iglesias.
La querella del arrianismo tuvo un importante papel en relación con la política interior de los emperadores; especialmente en Oriente, donde eran numerosos los obispos arrianos.
Bajo el reinado de Juliano, sobrino de Constantino se produjo una reacción pagana; Juliano fue emperador desde 361 a 363 d. de J.C. y los cristianos le llamaron el Apóstata porque había abjurado de su fe cristiana.
Pero la universalidad del cristianismo en el Imperio es ya una cosa establecida. Los dogmas y doctrinas del Concilio de Nicea triunfan con el Edicto de Teodosio(28 de febrero de 380 d. de J.C.), prohibiendo las herejías y sirviendo de punto de partida en la lucha contra los paganos.
Los romanos de Diocleciano quemaban las iglesias y encarcelaban a los cristianos. Los cristianos de Teodosio destruían los templos y fustigaban a los paganos. El cristianismo ya es una religión universal.
-------------------FAMILIAS Y PERSONAJES-------------------
FAMILIAS Y PERSONAJES DESTACADOS DE LA HISTORIA DE ROMA
Con una carencia de espíritu crítico que hoy nos sorprende, hasta el siglo XVIII se creyó a pies juntillas todo lo que habían dicho los historiadores de la Antigüedad.
Fueron los trabajos de Giambattista Vico (mal conocidos en su tiempo), Montesquieu y Gibbon los que señalaron el punto de partida de una reflexión histórica sobre Roma.
-------------------------Los Gracos-------------------------
Los Gracos: Fin de la República
Después de la segunda guerra púnica (al final del siglo II a. de J.C.), Roma está gobernada por un Senado conservador cuyos miembros pertenecen a la nobleza (patricia o plebeya). La desaparición de la clase media, particularmente la de los pequeños propietarios rurales, que proveían a Roma de buenos soldados, es uno de los rasgos más acusados de esta época.
Dos hermanos de la familia de los Sempronii (nobleza plebeya), Tiberio Sempronio Graco y Cayo Sempronio Graco intentan reconstituir la clase media proponiendo un nuevo reparto de las tierras disponibles. Encabezan un movimiento de reivindicaciones de carácter socialista (el "partido" -factio- popular), que choca con el Senado y con la oligarquía.
He aquí algunos de los grandes interrogantes planteados por la crisis política que se desarrolla entre 134 (Tiberio Graco, tribuno de la plebe) y 121 a. de J.C. (muerte de Cayo Graco, tribuno de la plebe desde 123). Son los siguientes:
- ¿Puede hablarse de un partido popular?
Sin duda es un partido (en sentido amplio), ya que tiene un programa político de conjunto; pero apenas es popular (los jefes son nobles, cuyos intereses son muy distintos de los de los pobres plebeyos que defienden).
El propio Tiberio Graco, ¿es un revolucionario sincero? ¿Lucha verdaderamente por los "que se llaman dueños del mundo y que, sin embargo, no tienen ni un puñado de tierra propio"?
Plutarco, que ha contado su vida, insiste en su formación helénica, en la cultura de su madre Cornelia y en su generosidad; pero sus enemigos pretenden que se había hecho revolucionario por despecho, para vengarse del clan de los Cornelii (la familia de Escipión), enemigo "hereditario" de los Sempronii.
Además, sus consejeros eran adversarios de los Escipiones (sobre todo Quinto Mucio Escévola).
- El programa de los Gracos
En 133, Tiberio Graco propuso una ley agraria que prohibía las propiedades de más de 125 ha y parcelaba las tierras recuperadas en lotes de 7,5 ha para repartirlas entre los pobres, que deberían pagar una renta fija al Estado (el vectigal). Para que se aceptase esta impopular medida, que iba a desmembrar las grandes propiedades, fueron previstos unos arreglos fiscales y unas indemnizaciones.
El tribuno Octavio puso su veto a esta ley, pero Tiberio le hizo dimitir mediante el voto de los demás tribunos (medida ilegal, o al menos abusiva e inaudita). Finalmente, la ley agraria no se aplicó, tanto más cuanto que Tiberio Graco, que había solicitado de nuevo el tribunato para el año siguiente (132), contrariamente a lo acostumbrado, fue acusado de aspirar a la realeza, asesinado durante una revolución en 133 y su cadáver arrojado al Tíber.
Cayo Graco, nueve años menor que su hermano, era más impetuoso y despreciaba tanto como él las leyes y el Senado. Procuestor en Sicilia, en 124 volvió a Roma sin haber sido autorizado, se hizo elegir triunfalmente tribuno de la plebe para 123 (fue reelegido el año siguiente) e hizo votar tres leyes: Una ley agraria (la de Tiberio), otra ley que preveía la distribución del trigo por el Estado a precio de coste, y una ley judicial que concedía a los caballeros la categoría de jueces (lo cual les enfrentaba con el Senado).
Mediante una serie de medidas antisenatoriales, Cayo acabó por aniquilar el poder de dicha institución. Al mismo tiempo decidió fundar nuevas colonias. En resumen, se comportó como un jefe de Estado absoluto.
Una prueba de su rivalidad con los Cornelii es la de que Cayo Graco fundara en persona una colonia en Cartago, sobre el mismo suelo que Escipión Emiliano había declarado maldito y consagrado a los dioses.
Durante su ausencia, no le fue muy difícil al Senado apartar de Cayo a las masas populares, por medio de una política de nuevas promesas demagógicas. A su regreso, obligado a la resistencia en la que fue derrotado, se mató (o se hizo matar) en el bosque consagrado a la ninfa Furrina (121 a. de J.C.).
Esto significó el definitivo fracaso de la reforma agraria. Por otro lado, los Gracos habían instituido en Roma una actitud política de nuevo tipo, que justificaba las ilegalidades y violencias a que se entregaban por el valor social y humano del fin reformador que perseguían.
El principio de que "el fin justifica los medios" iba a ser aprovechado ampliamente por todos los aspirantes a dictador que luego se sucederían hasta que, finalmente, uno de ellos logró apoderarse del poder absoluto: Julio César.
- El final de la república romana
La república romana tardó más de un siglo en morir. Fue asesinada por unos generales sedientos de poder personal.
Nunca se sabrá lo que pudo haber sido del Estado romano si Cayo Graco hubiera tenido éxito en su empeño; pero lo cierto es que su fracaso abrió la era de las crisis, de los golpes de Estado y de la decadencia.
Roma estaba gobernada por un Senado aristocrático de 415 miembros ricos que apenas tenían relación con los 400.000 ciudadanos romanos, y éstos se desinteresaron de la vida política porque no podían desempeñar en ella ningún papel.
A los comicios, sólo acudían los pobres, atraídos por las gratificaciones electorales y profesionales pagadas por los candidatos a las magistraturas para vigilar las reuniones y hacer callar a los adversarios. Cada político tenía sus "bandas" (lo que hoy podríamos llamar "secciones de asalto").
En esta ciudad, donde la clase pudiente se abandonaba al placer y a los excesos de todo orden, bastaba un poco de voluntad, ausencia de escrúpulos y algún dinero que repartir entre los mercenarios, para apoderarse del poder y medrar. Roma se hundía lentamente en la anarquía.
Cuando llegó a estar madura para la dictadura, el "conspirador" de turno fue ayudado por las circunstancias. Uno se pregunta si, dado este estado de cosas, Julio César no fue un Catilina con éxito.
- Las fuerzas en lucha por el poder
En primer lugar, el Senado, conservador, noble y muy decidido a conservar el poder (legítimo, por otra parte) que posee.
Tiene a su disposición un arma legal: >El senatus consultum ultimum, que le permite declarar el estado de excepción y utilizar la fuerza armada para mantener el orden público. Pero ésta es un arma de doble filo: se corre el riesgo de que el jefe de una fuerza tal se imponga luego a la asamblea.
La segunda fuerza es la masa. Todos los aventureros políticos lo saben y no dejan de utilizarla: se la conmueve fácilmente con discursos y mediante la intervención de agitadores profesionales. La envidiada posición de tribuno de la plebe, con derecho de veto, es buscada por todos los adversarios del poder senatorial.
La tercera fuerza es el ejército: Es notable que los hombres que intentan apoderarse del poder -hasta que uno de ellos lo logra verdaderamente- son casi siempre generales orgullosos de su victoria y que exhiben -como Mario- sus heridas a guisa de argumentos:
He hecho la guerra -dijo poco más o menos Mario cuando fue elegido para el consulado- y no puedo ganar vuestra confianza... (con) las imágenes de mis abuelos... Pero si es necesario enseñaré jabalinas, un estandarte, collares de honor y muchas otras recompensas militares: mostraré, sobre todo, las cicatrices que surcan mi pecho (Salustio, Guerra de Yugurta, LXXXV).
-----------------------Los militares-----------------------
De Mario a Julio César
Los generales ganan fama en la guerra:
- Mario, en Argelia, contra el númida Yugurta, que exclamaba con arrogancia antes de marchar de Roma:
Ciudad en venta; sólo falta un comprador,
y luego contra los invasores bárbaros (los cimbros y los teutones, que habían asesinado a 60.000 romanos en 105 a. de J.C.);
- Sila, contra los italianos sublevados (las guerras sociales, es decir, las emprendidas por los socii, aliados italianos de Roma), y, más especialmente, contra Mitrídates, rey del Ponto, que soñaba con expulsar a los romanos del Mediterráneo oriental;
- Pompeyo, contra los españoles sublevados bajo el mando de Sertorio, contra los piratas y también contra Mitrídates;
- Craso, contra los esclavos y los gladiadores de Espartaco, y Julio César, en fin, contra los helvecios, los germanos y los galos.
Es interesante observar que, entre el año en que Mario llegó a cónsul (107 a. de J.C.) y el año en que César, vencedor de Pompeyo en Farsalia, asumió todos los poderes (46 a. de J.C.), o sea, en seis décadas de vida política, hubo alrededor de veinte años de sangrientos conflictos políticos, de verdaderas guerras civiles, y cuarenta años de asesinatos, agitación y desorden. Esquemáticamente, la república agoniza en varias etapas:
Domina el "partido" popular, con Mario -seis veces cónsul-, soldado valiente, pero completamente incapaz de gobernar políticamente un Estado.
El "partido" senatorial vuelve a gobernar, con Sila, cuya fama de libertino igualaba a su renombre militar. Sila quiso asegurar la autoridad del Senado romano.
Tal vez soñó con una monarquía en Roma (se había hecho nombrar dictador por tiempo ilimitado). Inauguró su dictadura con sangrientas proscripciones (puso precio a la cabeza de sus adversarios).
Con Craso y Pompeyo, el "partido" de los militares y los populares triunfa sobre el Senado, imponiéndose al pueblo. Pero Pompeyo cambiará pronto de casaca y, sirviéndose demagógicamente de la plebe, actuará en favor del grupo ecuestre; es decir, de la clase rica y de los financieros romanos.
La llegada de Julio César a la escena política revigoriza a los populares, con los que es preciso contar siempre que se desee luchar contra el Senado. Apoyado (aparentemente) por Pompeyo, favorece la creación de un vasto partido revolucionario que agrupa a todos los "condenados de la tierra" romana.
Al frente de este partido popular, que proyecta arruinar el régimen senatorial "burgués", se encuentra Lucio Catilina (que, por otra parte, tiene por amante a la hija de Tiberio Graco, Sempronia).
Una reacción desesperada de Cicerón desenmascara la conjuración de Catilina, y los conspiradores son condenados (63-62 a. de J.C.). Cicerón creía, ingenuamente, que había salvado a la república.
En realidad, lo que hizo fue empujarla hacia la dictadura. El partido republicano no pesa bastante en Roma frente a los triunviros; la muerte de Craso (53 a. de J.C.), la marcha de César hacia la Galia y los desórdenes callejeros, convierten a Pompeyo en el dueño absoluto de Roma (52 a. de J.C.).
Su primer acto de gobierno es el de aliarse con la nobleza ecuestre, a fin de eliminar a César en su escalada hacia el poder. Pero en el 52 a. de J.C., César está en la Galia, al frente de un ejército poderoso, e investido de una magistratura oficial (procónsul).
Por tanto, es preciso maniobrar para hacerle volver a Roma sin ejército y sin poder legal; de este modo será fácil acusarle con un pretexto cualquiera y desembarazarse así de un rival tan peligroso. Pompeyo elabora una gran estratagema jurídica para alcanzar sus fines.
No es necesario recordar que César hizo caso omiso de ello. Ya había organizado, en la Galia transpadana (región del lago de Como), un verdadero Estado, con una organización municipal de tipo romano. No obstante, prometió abandonar sus poderes si Pompeyo hacía otro tanto; pero el partido del Senado (los optimates) estaba al lado de Pompeyo y el ofrecimiento de César fue rechazado por el Senado.
A pesar de los intentos del partido del centro (Cicerón), la guerra civil se hacía inevitable. César contaba con sus tropas, los transpadanos, y también con la plebe romana y con la juventud. Pompeyo nunca había comprendido el poder de su rival, porque estaba hinchado de vanidad, como casi toda la facción de los "nobles insolentes e incapaces" que representaba.
Declaró en pleno Senado que sólo tenía que golpear el suelo con el pie para llenar Italia con sus legiones. Pero Julio César marchaba ya sobre Roma, después de vadear el río que limitaba su provincia de procónsul: el Rubicón (actualmente el Pisciatello, en el Adriático). Era el final de la república.
La legislación del Senado Romano prohibía cruzar el río Rubicón a las legiones armadas, al cruzar este límite, César sabía que iría en contra de las leyes. Es famosa la frase de César al cruzar el río "Alea Iacta Est" (La suerte está hechada). Estalla entonces la guerra civil.
Apoyándose en sus legiones y en los populares, Julio César estableció un régimen dictatorial que acabó con la república "parlamentaria" del Senado. Llegó al poder en enero de 48 y murió asesinado el 15 de marzo de 44 a. de J.C.
Sus conquistas cambiaron la fisonomía del Estado romano, pero no consiguió llevar a término su obra política (cuatro años de dictadura es muy poca cosa en la historia de una nación). Sin embargo, el personaje no ha dejado nunca de fascinar a los historiadores, a los poetas y al público culto.
Mario y Sila.
-----------------Familia Julia: Julio César-----------------
Julio César: apunte biográfico
Su familia
Cayo Julio César perteneció a una familia patricia, la gens Julia, que pretendía descender del hijo de Eneas.
En realidad, era una familia oscura que prácticamente no había desempeñado ningún papel en la historia de Roma (un antepasado suyo fue pretor en 208 a. de J.C.; un tío de César, Sexto, cónsul en 91 a. de J.C.; y eso es todo).
El personaje más ilustre entre los allegados al dictador fue un pariente político: Mario, el antiguo rival de Sila, esposo de Julia, tía de César, procuró siempre favorecer a su familia.
En los funerales de su tía Julia, cuya oración fúnebre pronunció, proclamaba:
En nuestra familia están unidas la majestad de los reyes, que son los dueños de los hombres, y la santidad de los dioses, que son los dueños de los reyes.
La fecha de nacimiento de César es incierta (¿102,101 o 100 a. de J.C.?). Nosotros hemos elegido la propuesta por J. Carcopino: el 13 de julio de 101 a. de J.C.
El carácter de Julio César
Hijo de familia rica, a los dieciséis años quedó huérfano. Su tía Julia, que enviudó del gran Mario en 86 a. de J.C., lanzó a César hacia el partido de éste, cuyo jefe era entonces Cinna.
Por otra parte, César, en los comienzos de su carrera, prosperó en gran parte gracias al apoyo de la plebe, de los populares. En lo físico (según Suetonio), César era delgado, bastante alto y sin duda atractivo (Suetonio nos dice que tenía los ojos negros y vivos, y el cutis blanco y fresco).
Su elegancia despreocupada e insolente impresionó al viejo Sila, que, según parece dijo: "Desconfiad de este joven de la toga flotante; hay en él madera para varios Marios".
En lo intelectual, tenía una mente clara y brillante. Fue discípulo del retórico Apolonio Molón de Rodas. Su prosa fría, metódica y reflexiva es, sin duda, el mejor reflejo que tenemos de su inteligencia.
En lo moral, su retrato es más difícil de esbozar. Se sabe que era epiléptico, pero hace ya mucho tiempo que los psicólogos no definen un carácter sólo por sus componentes neurológicos.
Era un "libertino" (¿quién no lo era en Roma?), podrido de deudas (Craso tuvo que prestarle millones de sextercios para que pudiera pagar a sus acreedores, en 61 a. de J. C). Tenía mucho más éxito con las mujeres que el romano medio.
Sus ambiciones eróticas estaban a la par con sus ambiciones políticas, es bastante conocida su frase:
Soy el marido de todas las mujeres y la esposa de todos los hombres.
Por otra parte, su actividad amorosa se mezclaba con su actividad política. Poseyó a las mujeres de Craso y de Pompeyo, sus primeros aliados políticos, y son famosos sus amores con Cleopatra, quien, sin duda, le dio un hijo, llamado Cesarión.
A veces, sus relaciones eran también escandalosas (por ejemplo las que tuvo con el jefe de sus ingenieros militares, Mamurra). Pero por encima de la anécdota está la ambición tenaz de este joven, que lloraba al leer la vida de Alejandro ("¡A mi edad -decía- ya había conquistado el mundo!") y que declaraba que prefería ser el primero en su pueblo que el segundo en Roma.
Había en él una avidez y una necesidad de poder que contrastaban extrañamente con una dulzura exterior que cabe preguntarse si no era una comedia. Por ejemplo, trató a la Galia con moderación, pero la arruinó, después de haber asesinado a un millón de galos y de haber reducido otros tantos a la esclavitud.
Cuando en Alejandría le presentaron la cabeza de su rival Pompeyo, se echó a llorar; pero antes había perseguido y aplastado a sus ejércitos. Se vengaba tenazmente y escogía el momento para ello.
Un ejemplo es el de Vercingetórix, que fue inmolado durante su triunfo, seis años después de haberse entregado a César.
Resumiendo: La grandeza moral de tal personaje es más que dudosa. Julio César era un megalómano, sediento de ambición y de placer, que fundamentó su poder en la fuerza de sus legiones. Tenía la energía tenaz y testaruda del general que siempre ha sido vencedor, la crueldad del tirano y la aparente dulzura de un "buen jefe".
¿Cómo juzgarle? César, prototipo de la voluntad y de la inteligencia al servicio de la ambición, intentó inmortalizarse a sí mismo (aunque sólo fuera con sus Comentarios).
Historiadores como Mommsen, pensadores como Montaigne o Maquiavelo, filósofos como Nietzsche y los fascistas italianos, han admirado a este hombre, cuyo "yo" pareció triunfar irresistiblemente de todos los obstáculos.
Pero Cicerón, Catón de Utica, Jean-Jacques Rousseau y Montesquieu, le han criticado y casi hasta despreciado.
¿Cómo juzgar, pues, a César? ¿Fue un conquistador humano o un demagogo ambicioso? ¿Un desequilibrado que, por un instante, triunfó sobre el mundo, o un sucesor espiritual de los Gracos? Los historiadores lo discuten aún y no existe ninguna base para poder contestar definitivamente a estas preguntas.
Tuvo la ambición inmensa de crear un Estado mediterráneo, sin distinción entre romanos y peregrinos, pero no lo logró.
Sintió las mismas preocupaciones que Cayo Graco en la política interior (refundición del Senado, leyes agrarias), pero no le ha sobrevivido ninguna de las instituciones que intentó fundar, excepto el calendario que lleva su nombre. Sin embargo, los emperadores, mucho más tarde, adoptaron una gran parte de su política.
Su carrera política y militar
Pontífice en 73 a. de J.C. (tenía entonces veintiocho años), empezó su cursus honorum en 68 a. de J.C. (cuestor en Hispania, y después en la Galia transpadana).
Luego, y sucesivamente, fue cónsul en 59 a. de J.C. (en la época del triunvirato, con Craso y Pompeyo) y, durante diez años, procónsul en la Galia (provincia que él conquistó y pacificó).
Entró en la lucha política (rivalidad con Pompeyo) en las condiciones que ya sabemos y, después de haber vencido a Pompeyo en Farsalia, quedó como único dueño del mundo romano. Su carrera de dictador fue muy corta (48-44 a. de J.C.) y, su presencia en Roma, más simbólica que efectiva (estuvo, en total, 13 meses en Roma y 48 en campaña).
El cuadro permite comprobar, a grandes rasgos, los planes de Pompeyo y las intenciones de Julio César.
Su muerte
Vencedor irresistible de todos sus enemigos pompeyanos -gracias a sus legiones-, César era odiado en ciertos medios de Roma.
Se le reprochaba (Cicerón el primero) el haber asesinado la República y el despreciar al Senado romano. Los ricos y los nobles habían salido perjudicados con sus medidas fiscales, agrarias y aduaneras.
Sus leyes autoritarias no fueron comprendidas. Era un hombre solo, que había llevado el poder personal al punto más alto.
Embriagaba al pueblo con fiestas y festines, doblaba la soldada de sus tropas, hacía nombrar sus magistrados "republicanos" (pretores, cónsules), relegándolos al papel de comparsa, y -en una palabra- despreciaba a todo el mundo: Al Senado, a los nobles y a los pobres.
Su "cesarismo" era insoportable para los hombres que habían disfrutado -en la anarquía, es cierto- el placer de la libertad política. Pertenecía a esa categoría de "grandes hombres" (¿o de "grandes ambiciosos"?) que quieren imponer a sus conciudadanos el sistema de vida que concibieron para ellos.
No supo "guardar las formas" e ignoró el poder de la propaganda y de la escenografía (tan bien utilizado por otros "césares": Augusto, Luis XIV, Napoleón I, Napoleón III, Mussolini, etc.).
Esto fue lo que le perdió. Unos sesenta conjurados (entre los cuales no figuraba Cicerón), capitaneados por los dos pretores (Marco Junio Bruto y Cayo Casio), le asesinaron, asestándole 35 puñaladas, en el Senado, el 15 de marzo de 44 a. de J.C., entre las diez y las once de la mañana y al pie de la estatua de Pompeyo que César había mandado restaurar en homenaje a su antiguo adversario.
Para la pequeña historia conviene recordar que entre los conjurados había dos "Brutos": Marco Junio Bruto (hijo de una amiga de César) y Décimo Bruto (probablemente hijo bastardo de César y de Sempronia, la ex egeria de Catilina).
Después del crimen, sus asesinos pretendieron haber querido vengar a la república y aclamaron a Cicerón, que siempre había profesado a César "un odio solapado y feroz": el motivo que invocaban era noble, pero, indudablemente, escondía viles intereses personales.
Hitos en la carrera política y militar de Julio César
Enero - marzo 49 a. de J.C.
Campaña de Italia (contra Pompeyo).
1-7 abril 49 a. de J.C.
César toma las primeras medidas para el saneamiento de las finanzas; concede el derecho de ciudadanía a los transpadanos; nombra pretor a Lépido.
Abril - septiembre 49 a. de J.C.
Campaña de Hispania (contra Pompeyo).
Septiembre - noviembre 49 a. de J.C.
Regreso a la Galia cisalpina (castigo a las legiones sublevadas).
Noviembre 49 a. de J.C. (11 días)
César preside los comicios electorales y se hace elegir cónsul para el año 48 a. de J.C.. Nuevas medidas financieras.
Noviembre 49-9 agosto 48 a. de J.C.
Guerra en Grecia contra Pompeyo (Farsalia: 9 de agosto de 48 a. de J.C. ).
Octubre 48 - junio 47 a. de J.C.
Campaña de Egipto (Cleopatra).
Julio - agosto 47 a. de J.C.
Campaña en Asia contra Farnaces, rey del Ponto.
Octubre - noviembre 47 a. de J.C.
Regreso a Roma; sumisión de algunas legiones sublevadas (en Campania); nuevas medidas financieras.
Diciembre 47 - junio 49 a. de J.C.
Guerra de Africa (Túnez) contra el ejército pompeyano (victoria de Tapso sobre el númida Juba).
27 julio 46 - noviembre 46 a. de J.C.
(estos cuatro meses representan siete, por la reforma del calendario).
César recibe los honores que le son otorgados por Roma; dictador por diez años, príncipe del Senado, censor de las costumbres. Cuatro triunfos celebraron sus victorias en la Galia, Egipto, Asia y Africa.
Nuevas medidas financieras para estimular el crédito, distribución de las tierras a los veteranos, instauración del calendario juliano.
Diciembre 46 - julio 45 a. de J.C.
Segunda guerra de Hispania contra los pompeyanos (victoria de Munda, 17 marzo 45 a. de J.C.).
Septiembre 45 - 15 marzo 44 a. de J.C.
César rehúsa el consulado y funda su poder legal en el título de dictador.
Toma entonces una serie de decisiones (por otra parte, sin consecuencias) que prefiguran las grandes reformas unitarias que se realizaron bajo los Antoninos.
-----------------Marco Antonio y Cleopatra-----------------
Antonio y Cleopatra
La historia del Imperio romano empieza con este "romance", inmortalizado por Shakespeare.
El pueblo divinizó a César el día siguiente de sus funerales. Un cometa que cruzó el cielo, entre las ocho y las nueve de la noche, mientras se celebraban los juegos de la victoria en el mes de julio de 44 a. de J.C., se consideró como una prueba prodigiosa de su divinidad.
Había entonces en Roma tres posibles continuadores de la obra de César: Marco Antonio, su primer lugarteniente, un guerrero que gozaba de la confianza de las legiones y que, por aquel tiempo, era cónsul titular (con Dolabella); Lépido, gran jefe de la caballería del dictador, y Octavio, sobrino e hijo adoptivo de César designado en el testamento de su padre como heredero universal.
Este último era un muchacho de diecinueve años, enclenque, que tenía miedo de los truenos y de la oscuridad y que, a pesar de haber sido formado intelectualmente por retóricos griegos (como el estoico Atenodoro), creía en muchas supersticiones.
Después de la batalla de Módena, en 43 a. de J.C. (victoria de Octavio sobre Antonio), los tres hombres se repartieron el mundo: Era el segundo triunvirato, muy distinto del que habían formado Pompeyo, César y Craso, porque no se presentaba como un acuerdo privado entre tres hombres, sino como un régimen político establecido para cinco años.
El título exacto de los triunviratos era: Triunviri republicae constituendae; es decir, "triunviro encargado de establecer la constitución de la república".
Este triunvirato se inició con una serie de proscripciones y eliminando con la muerte a los republicanos contrarios al poder absoluto (alrededor de 150 senadores y 2.000 caballeros; la víctima más ilustre fue Cicerón).
El reparto de las provincias romanas entre los tres hombres se efectuó en el Tratado de Brundisium (actualmente Brindisi), en 40 a. de J.C. El matrimonio de Antonio con Octavia, hermana de Octavio, confirmó, en el aspecto humano, el acuerdo político.
En este reparto, Antonio recibió el Oriente; es decir, en especial Egipto. Es preciso detenerse un instante a estudiar la personalidad de la reina Cleopatra, a la que la tradición nos presenta como una seductora, como una cortesana que rayaba en la ninfomanía y que tenía una rara belleza oriental. Según parece, por lo que ahora se sabe, no hubo nada de eso: Cleopatra fue una mujer política y fría.
Cuando César (que tenía 32 años más que ella) llegó a Egipto, ella se metió en su lecho sin duda pensando en los intereses de su reino. César no se dejó coger en la trampa de la "belleza hechicera". Además, no era muy hermosa, y J. Carcopino ha subrayado, justamente, que era más bien fea:
Tenía las mejillas vulgarmente redondas, la frente estrecha y abombada, el labio inferior grueso, la barba pesada, la nariz aguileña y grande; de tal modo, que no sé bien lo que Pascal habría podido suprimir.
Antonio, con esa vanidad sexual que es tan propia de la soldadesca, fue una fácil presa para la reina oriental que, gracias a las legiones de su amante, pudo dar a su reino un poder que nunca había conocido.
Convertido en juguete de Cleopatra, Antonio deshonró el nombre de Roma, desmembrando el territorio en favor de aquélla y llevando su impudicia hasta pedir en su testamento que se le enterrase en Alejandría, en tierra egipcia, al lado de Cleopatra.
No le fue difícil a Octavio convencer a la opinión pública de la caída del antiguo lugarteniente de César. En Roma corrió el rumor de que Cleopatra reinaría en la ciudad y destruiría el Capitolio.
No obstante, en su intención de conferir las provincias orientales -Cilicia, Siria, Armenia- a reyes extranjeros, y en esta ocasión a los hijos de Cleopatra, Antonio no hacía más que seguir la política romana tradicional, que daba el gobierno de las provincias lejanas e indóciles a extranjeros vasallos de Roma, con lo cual se evitaban las preocupaciones del gobierno directo.
Sea como fuere, Octavio tenía motivos suficientes, frente a la opinión pública, para llevar la guerra a Oriente, y tuvo la habilidad de dar a esta guerra civil (la última importante de la historia romana) la apariencia de una guerra de Roma contra Egipto.
La partida se jugó el 2 de septiembre de 31 a. de J.C., frente a las costas griegas, en el golfo de Ambracia y al pie del promontorio de Actium. Antonio quería combatir en tierra, donde quizás habría vencido; Cleopatra, por el contrario, tenía confianza en las naves egipcias y exigió una batalla naval.
En lo más duro del combate, Cleopatra, comprendiendo que la victoria se le escapaba, ordenó que las naves egipcias virasen de bordo y huyó, pero fue alcanzada muy pronto por Antonio que, abandonando a su ejército y a su flota, se reunió con la amante que le había traicionado. Octavio, fríamente, pacificó Grecia y marchó después hacia Egipto, donde se habían refugiado sus adversarios.
Cleopatra intentó, por última vez, representar una de aquellas comedias de enredo cuyo secreto tan bien poseía: fingió haber muerto, lo que condujo a Antonio al suicidio. Entonces, intentó, en vano, seducir a Octavio. César, "el seductor calvo" de 52 años, había condescendido a divertirse durante algún tiempo con Cleopatra, que entonces tenía veinte años.
Pero su sobrino Octavio, frío, tímido y resuelto, no se dejó conmover por esta mujer, ajada ya (tenía 37 años: Si se tiene en cuenta que era oriental, y que en aquella época no existían institutos de belleza, se la podía considerar ya como una vieja).
Octavio le dijo con desdén: "valor, mujer, que no sufriréis ningún daño". Su intención era llevársela a Roma y que desfilara detrás de su carro para adornar su triunfo. Cleopatra, desesperada, se mató, haciéndose morder en el brazo por una víbora áspid escondida en un cesto de higos.
Esta muerte teatral liberaba a Octavio del problema legal de la confiscación de Egipto, que así podía ser anexionado a Roma sin dificultad.
Cuando, el 11 de enero de 29 a. de J.C., se cerraron las puertas del templo de Jano, que sólo permanecía abierto en tiempos de guerra, la república había sido enterrada definitivamente. La paz romana (pax romana) iba a empezar.
-----------------Cayo Julio César Octaviano-----------------
Augusto
El personaje
Nace el 24 de diciembre del año 63 a. de J.C., bajo el consulado de Cicerón, en una familia burguesa originaria de Velletri.
Su nombre completo es entonces: Cayo Octavio Turino. A la muerte de su padre, en 58 a. de J.C., es educado, de momento, por Lucio Marcio Filipo, segundo marido de su madre (Atia, sobrina de César).
Luego, en 45 a. de J.C., es adoptado por César y desde entonces se llama oficialmente Cayo Julio César Octaviano. Después de la victoria de Actium y del triple triunfo que le honra (13,14 y 15 de agosto de 29 a. de J.C.), Octavio, con gran habilidad, devuelve sus poderes al Senado y al pueblo romano.
El 16 de enero de 27 a. de J,C. se le otorga -a instancias del senador Lucio Munacio Planco- el título de Augusto (término habitualmente aplicado a lugares sagrados o a los augures).
En esta fecha comienza oficialmente el Imperio romano. Ya hemos dicho que Augusto, dueño de todos los poderes, quiso compartirlos con el Senado. Al menos hizo como si los repartiera, rehusando los títulos de "dictador" y de "magister" que César había aceptado.
Quiere ser "príncipe del Senado", princeps, y -en todos los actos públicos- hace alarde de moderación y de sencillez, lo que le gana el favor del pueblo y los elogios de los poetas:
Semejante a la primavera, desde que tu rostro ha lucido sobre el pueblo, el día es más feliz y el Sol más resplandeciente (Horacio, Odas, Libro IV.)
Lo cierto es que, después de tantas guerras civiles homicidas, Roma sólo aspiraba a la paz. Esto explica que no hubiera oposición seria a Augusto y que éste pudiera alejarse astutamente de Roma para que le echasen de menos (p.e., de 27 a 24 a. de J.C., dejando la dirección de todos los asuntos a tres hombres fieles, Agripa, Mecenas y Estatilio Tauro, con el pretexto de las operaciones militares en España).
Obra interior
Augusto, en medio siglo, realizó (su "reino" acabó el día de su muerte, en agosto de 14 d. de J.C., a los 76 años) la gran ambición política de Julio César: La unificación de la "cosa romana".
El fin de las guerras civiles y las victorias en el exterior fueron acompañados de una era de prosperidad material y de grandeza intelectual.
El siglo de Augusto asistió a la edificación de una nueva Roma (el Foro de Augusto, el Panteón, el Ara Pacis).
Fue el siglo de oro de la literatura latina, representada por Tito Livio, Virgilio, Horacio y Ovidio, y fomentada por las iniciativas de hombres de buen gusto como Mecenas, amigo personal del príncipe.
No hay que olvidar que Octavio llegó al poder gracias a sus legiones. Al día siguiente de Actium, aún tenía bajo sus órdenes a unos 600.000 hombres.
El problema de sucesión
Octavio se casó tres veces. Con su primera esposa, Claudia, el matrimonio no llegó a consumarse. La segunda (Escribonia, viuda dos veces), le dio una hija, Julia, pero Octavio se divorció rápidamente a causa del carácter "insoportable" de su mujer.
Su último matrimonio, en 38 a. de J.C., con Livia Drusila, fue estéril. Livia tuvo que abandonar a su marido, Tiberio Claudio Nerón, del que estaba encinta, para casarse con Octavio, impaciente y enamorado; el hijo que dio a luz iba a ser el sucesor de Augusto.
-------------------La sucesión de Augusto-------------------
De Augusto a los Julio-Claudios
En principio, Augusto quería encontrar un sucesor que fuera de la sangre de la gens Julia.
Pensó en el hijo de su hermana, Lucio Marcelo, y, más tarde, en sus nietos Cayo y Lucio César. Pero todos estos herederos varones murieron uno tras otro.
A Augusto no le quedaba más solución que la de escoger entre Tiberio (al que había adoptado) y Agripa Póstumo, último hijo de Julia, nacido en 12 a. de J.C., después de la muerte de su padre Agripa.
Pero Agripa Póstumo fue alejado de Roma bajo pretexto de estupidez (tal vez era anormal), y Tiberio, el hijo de Livia, quedó entonces como único depositario del poder, que Augusto le transmitió, como medida de precaución política, un año antes de su muerte.
-------------Tiberio y la hora de los delatores-------------
Tiberio
Tiberio (14-37 d. de J.C.) llegó al poder a los 56 años de edad, sin encontrar una verdadera oposición.
En los primeros años de su reinado gobernó con cordura, respetando al Senado, vigilando la actuación de los gobernadores en las provincias ("un buen pastor esquila a sus ovejas, pero no las despelleja", decía) y asegurando la frontera del Imperio en el Rin.
Luego, esta situación cambió notablemente. Tiberio, desconfiado y enfermizamente pesimista, comenzó a sospechar que los senadores conspiraban contra él (le acusaban de haber hecho envenenar a su sobrino Germánico) y decidió aplicar la ley de lesa majestad a todos los que se le oponían.
Asimismo, estimuló las denuncias (los delatores recibían la cuarta parte de los bienes que poseía el hombre al que denunciaban).
Parece ser que estaba muy influido por las opiniones del prefecto del pretorio, Sejano, un caballero romano dispuesto a cualquier bajeza con tal de satisfacer su ambición (Tácito sospechaba "que se prostituyó por dinero al rico y pródigo Apicio"; Anales, IV/1).
Sejano, que codiciaba el trono imperial, procuró apartar de su camino a todos los pretendientes legales: Condujo al adulterio a Livilia, esposa del hijo de Tiberio, Druso, al que hizo envenenar por un esclavo, y mandó condenar por alta traición a la viuda y al hijo mayor de Germánico, así como a numerosos amigos de éste.
Todo se le ponía fácil para sus intrigas. Tiberio se había retirado a la isla de Capri, donde se entregó, según nos cuenta Tácito, a "libertinajes reales, mancillando con sus caricias a los hijos de los ciudadanos".
El fin del reinado de Tiberio fue abominable. Después de haber mandado ejecutar a Sejano, cuyos planes había logrado desbaratar, decretó, desde su retiro de Capri, otras innumerables sentencias de muerte. Todo el mundo estaba atemorizado, y Tácito escribe -con un humor macabro- a propósito de la muerte de Pisón, prefecto de Roma:
Su muerte fue natural, cosa rara en aquel tiempo entre personas de alto rango (Anales VI/10).
El fin de esta pesadilla política tuvo lugar en 37 d. de J.C. Cuando Tiberio cumplía 78 años y su salud era ya muy precaria, perdió el conocimiento durante un festín. Uno de los cónsules en ejercicio, Macrón, aprovechó aquella oportunidad y ordenó que se asfixiase al anciano.
---------Calígula y el reinado de la extravagancia---------
Calígula
Calígula (37-41 d. de J.C.), hijo de un sobrino de Tiberio, sucedió a éste.
Después de un moderado comienzo de reinado (reducción de impuestos, destierro de los delatores), pareció enloquecer y cayó en las mayores extravagancias.
Enamorado de su hermana Drusila, la convirtió en su amante y, cuando ella murió, loco de dolor, le dedicó un culto.
Su locura le llevó hasta el extremo de querer nombrar cónsul a su caballo. Su prodigalidad fue inmensa.
Después de cuatro años de asesinatos y libertinajes, Cayo Calígula murió asesinado por un tribuno de su guardia.
--------------------------Claudio--------------------------
Claudio, el sucesor de Calígula
Claudio (41-54 a. de J.C.) sucedió a su sobrino Calígula gracias a una maniobra política (que después se repetirá con frecuencia).
El Senado romano quería restablecer la República, pero los oficiales de la guardia imperial (los pretorianos), mediante una gratificación de 15.000 sestercios por cabeza, proclamaron emperador a Claudio, hermano de Germánico.
Este era un personaje sin prestigio que dejó el poder en manos de unos poco escrupulosos libertos de origen griego: Narciso, Polibio, Palas y Calixto.
Estos funcionarios, hábiles políticos, crearon los primeros ministerios de la historia romana (la cancillería o Scrinia), y, a fin de cuentas, administraron bastante bien el Imperio.
Pero los trece años del reinado de Claudio, se caracterizan más especialmente por las espectaculares intrigas de las dos últimas esposas del emperador: Mesalina y Agripina.
Mesalina se ha convertido en símbolo de la mujer disoluta, gracias, sobre todo a los relatos debidos a Tácito (Anales, Libro XI) y a Juvenal. Claudio -siempre según Tácito- ignoraba las bajezas de la emperatriz. ¿Era "imbécil y abúlico", según afirma la tradición, o bien cerraba los ojos con indiferente debilidad ante los excesos de su mujer?
Por otra parte, la personalidad de este emperador plantea un problema: todo contribuye a retratarlo como un deficiente físico y psíquico, que incluso llegaba a compadecer a su "pobre Mesalina" mientras ésta le engañaba y le afrentaba ante los ojos de Roma entera.
Pero, ¿cómo explicarnos que el mismo hombre que escribió libros eruditos sobre los etruscos y sobre la filología latina, y que organizó tan bien la administración del Imperio, quedase, al mismo tiempo, en ridículo por su debilidad y su cobardía?
Sea como fuere, y gracias a la energía de Narciso, el emperador acabó abriendo los ojos a todos aquellos escándalos. Estos concluyeron con numerosas condenas a muerte y con la ejecución de Mesalina, que había dado dos hijos al emperador: Británico y Octavia.
Después de la muerte de Mesalina, Claudio casó con su sobrina Agripina, hija de Germánico y viuda de Ahenobarbo, del que había tenido un hijo, Lucio Domicio Nerón, que sería adoptado más tarde por Claudio.
Madre ambiciosa, Agripina aseguró el trono a su hijo con un crimen: precipitó el fin de Claudio, que estaba enfermo, envenenándolo. En seguida, hizo aclamar a Nerón por los pretorianos reteniendo astutamente a Británico fuera de la sucesión.
El reinado de Claudio -pródigo en escándalos y crímenes- se caracteriza también por una política exterior muy audaz, sobre todo en lo que concierne a la conquista de Britania (Inglaterra).
---------------------------Nerón---------------------------
Nerón: El terror
Nerón (54-68 d. de J.C.). Cuando el hijo de Agripina accedió al poder sólo contaba 17 años.
Estaba aún bajo la influencia de sus preceptores Burro y el filósofo Séneca. Agripina, secundada por Palas -el antiguo liberto al servicio de Claudio y más tarde convertido en amante de la reina-, gobernó, casi a su antojo, durante cinco años, fundamentando su programa político en lo que Tácito llama "un plan de asesinatos".
Hacia 59 d. de J.C. empezó el período del reinado personal de Nerón.
A decir verdad, los historiadores se han contentado casi siempre con las afirmaciones de la tradición en lo que se refiere a este emperador y -al carecer de cualquier síntesis nueva- nos vemos obligados, por el momento, a aceptar esta tradición:
- esposo de Octavia, "que le inspira una aversión espantosa"; hombre de pasiones desbordantes (como la mayoría de los miembros de su familia y de todos los que pudiéramos llamar "grandes" de la época);
- amante de una oscura liberta (Acté);
- asesino de su hermanastro Británico, al que envenenó fríamente para eliminar a un competidor molesto;
- amante de Sabina Popea, de la que Tácito dice que, "a excepción de un corazón honesto, lo reunía todo" (no hay duda de que fue Popea la que convenció a Nerón para que matase a su madre), etc.
Agripina, con el ansia de conservar un poder que se le escapaba, trataba por todos los medios de recuperar el ascendiente que había tenido sobre su hijo, hasta llegar (nos dice Tácito) a pensar en el incesto. Nerón intentó envenenarla por tres veces, luego trató de ahogarla y, finalmente, la hizo morir acuchillada.
Entonces empezó el período que los historiadores consideran el más monstruoso de la Antigüedad clásica. Nerón mandó ejecutar a su consejero Burro. Séneca cayó en desgracia y se adhirió a Tigelino, nuevo prefecto del pretorio.
Después del asesinato de su mujer, Octavia, Nerón casó con Popea y se lanzó a una vida de excesos que se han hecho famosos: se presentó en público como actor y obligó a su corte a hacer lo mismo; tomó parte en las carreras de carros del circo y creó un cuerpo de caballeros jóvenes encargados de aplaudirle y de aclamarle sin cesar: Los augustanos.
En 64 d. de J.C. se declaró en Roma un incendio que duró seis días. De catorce barrios, tres quedaron destruidos y siete sufrieron grandes daños. Corrió el rumor de que el incendiario era Nerón, que había quemado Roma para tener una fuente excepcional de inspiración poética.
Fue entonces cuando se produjo una primera conspiración contra el tirano, dirigida por Pisón (en 65 d. de J.C.) y en la que participaron Lucano y Séneca. Pero se descubrió el complot, y los conjurados se dieron muerte o perecieron por orden de Nerón.
En 68 d. de J.C., un noble galo, gobernador de la Galia lionesa, Vindex, se sublevó y ofreció sus servicios a Galba, gobernador en Hispania. Vindex fracasó y murió en la rebelión; pero Galba marchó sobre Roma, y Nerón, abandonado por la guardia pretoriana, huyó de la ciudad y se hizo dar muerte por un esclavo, exclamando: ¡Qué gran artista pierde el mundo! (junio de 68 d. de J.C.).
Detalle de la decoración interior de la Casa Dorada, fastuosa residencia de Nerón construida tras el incendio de Roma.
---------------------La familia Flavia---------------------
Los Flavios
La muerte de Nerón originó una crisis dinástica. Galba sólo fue emperador durante seis meses, hasta que fue asesinado por los pretorianos.
Otón (antiguo compañero de libertinaje de Nerón y gobernador de Lusitania) le sucedió. Se enfrentó con Vitelio, que mandaba las legiones de la Baja Germania y que le derrotó en la batalla de Bedriac (suicidio de Otón en abril de 69 d. de J.C.).
Mientras tanto, Vespasiano guerreaba en Judea contra los judíos. En julio, las legiones del Danubio se pusieron de su parte y marcharon sobre Roma.
Vencedores en Cremona (octubre), los seguidores del partido flavio (Vespasiano se llamaba Tito Flavio Vespasiano) tomaron la capital en diciembre.
Vitelio fue asesinado y Vespasiano quedó como único emperador. Su hijo Tito fue nombrado césar y princeps juventis (príncipe de la juventud). Con Vespasiano comenzó a reinar la dinastía de los Flavios.
-------------------------Vespasiano-------------------------
Vespasiano: Protector de las artes
Vespasiano (67-79 d. de J.C.) burgués italiano, originario de la Italia central, llegó a Roma en 70 d. de J.C.
Dejó a su hijo Tito el cuidado de acabar la guerra de Judea (rebelión de los judíos en 66 d. de J.C., durante el reinado de Nerón): sitio de Jerusalén y toma de la ciudad por Tito, que hizo incendiar el Templo de Sión y realizó una gran matanza de los defensores (en total, 600.000 víctimas).
Vespasiano se reveló como digno continuador de la obra de Augusto: fue buen administrador, gran constructor (se le deben, entre otras obras, el Anfiteatro del Coliseo, la restauración del templo de Júpiter Capitolino y el Templo de la Paz) y protector de las artes y de las letras (Quintiliano).
Durante su reinado se reestructuró la sociedad romana: la nobleza provincial, atraída a la ciudad por las medidas reformadoras del emperador, sustituyó progresivamente a la antigua nobleza, que estaba diezmada por las proscripciones y debilitada por sus licenciosas costumbres.
----------------------------Tito----------------------------
Tito: Pompeya y Jerusalén
Tito (79-81 d. de J.C.) sucedió a su padre.
Su reinado fue muy corto, y se caracterizó por dos calamidades: la peste de Roma y la erupción del Vesubio (año 79 d. de J.C.), que sepultó bajo la lava y las cenizas a Pompeya, Herculano y Estabia.
Las legiones sometieron las revueltas judías y terminaron por destruir el Templo de Jerusalén, dando comienzo a la diáspora hebrea por todo el mundo conocido.
-------------------------Domiciano-------------------------
Domiciano: El último Flavio
Domiciano (81-96 d. de J.C.), hermano de Tito, cerró la dinastía Flavia. Ensanchó el Imperio (Escocia y la provincia llamada de los Campos Decumanos, en la orilla derecha del Rin) y consolidó las fronteras.
En el interior, fue poco popular: reclamando para sí todas las funciones públicas republicanas, se hizo llamar magister y hasta dios.
Su reinado, a pesar de las cualidades de su labor administrativa, ha dejado un recuerdo análogo al de Tiberio.
Dirigió unas persecuciones contra los cristianos, mandando ejecutar, incluso, a importantes personajes romanos que se habían dejado seducir por las que entonces se llamaban "ideas judías".
Pereció asesinado en su palacio el año 96 d. de J.C. El asesinato indignó a sus soldados, pero regocijó al Senado, que mandó borrar su nombre de todos los monumentos públicos.
Moneda con la efigie de Domiciano.
----------------------Nerva emperador----------------------
Los Antoninos
El Senado proclamó emperador a Nerva, antiguo cónsul, que gobernó el Imperio durante dos años, del 96 al 98 d. de J.C.
Nerva había adoptado a Trajano, que inauguró la dinastía de los Antoninos.
--------------------------Trajano--------------------------
Trajano: Un imperio próspero
Trajano (98-117 d. de J.C.) era un español romanizado, cuyo padre ya había sido cónsul. Su administración fue respetuosa para con los derechos republicanos.
Las muestras de consideración que prodigó al Senado halagaron a esta asamblea, sin que ello dificultase el curso de su propio programa político.
Trajano disminuyó la cuantía de los impuestos, creó una especie de caja agrícola y familiar, la Institución alimentaria, que prestaba dinero a los cultivadores y aseguraba la educación de los hijos de las familias pobres, y finalmente, reformó la justicia (suprimió la delación e impuso la prohibición de condenar a un acusado si se carecía de pruebas).
Como todos los emperadores ilustres, a pesar de su preocupación por la economía, tuvo el prurito de edificar: Le debemos el Foro de Trajano (construido por el arquitecto Apolodoro de Damasco), notable por su columna de mármol blanco de 40 metros de altura, llamada la columna trajana.
En todo el Imperio se emprendieron grandes obras: Puentes, canales, monumentos, etc.
En el exterior, Trajano se mostró como un emperador-soldado, del mismo modo que en el interior fue un emperador-ciudadano:
- Anexionó la Dacia, al norte del Danubio, durante el transcurso de dos campañas (101-102 y 105-106 d. de J.C.). La región, cuyos habitantes fueron casi todos exterminados, fue repoblada por colonos romanos (corresponde a la actual Rumania).
- En Oriente, Trajano ocupó Armenia (guerra contra los partos). Durante una de estas campañas de Asia Menor, murió repentinamente (el año 117 d. de J.C.).
--------------------------Adriano--------------------------
Adriano: El emperador viajero
Adriano (117-138 d. de J.C.), pariente de Trajano, era una personalidad notable cuyo rasgo más original (para aquella época) fue su afición a los viajes: Consciente del peligro de una administración demasiado burocrática, Adriano se desplazó constantemente a través de todo el Imperio para verificar su buen funcionamiento.
Opuesto al Senado, al que respetó pero al que apartó de la dirección de los asuntos estables, confió puestos importantes a los caballeros y agrupó a su alrededor a los principales de ellos en un Consejo del Principe, en el cual participaban también algunos juristas (en particular Salvio Juliano).
En política exterior, destacó por haber reforzado las fronteras (construcción en Britania del Muro de Adriano, de 100 km de largo, con 300 torres) y por aplastar la segunda rebelión de Judea (132-135 d. de J.C.), después de la cual Jerusalén fue rebautizada y, los judíos, asesinados o alejados de la ciudad.
De este modo, Adriano anuló, durante dieciocho siglos, a la nación judía.
El fin del reinado no fue muy tranquilo. Adriano se retiró a su villa de Tibur, cerca de Roma. Los senadores conspiraban y, en 138 d. de J.C., cuando murió el emperador, se hizo necesaria toda la energía de Antonino -su hijo adoptivo- para imponerse al Senado.
------------------------Antonino Pío------------------------
Antonino Pío: Roma en su esplendor
Antonino Pío (138-161 d. de J.C.). Así como el reinado de Adriano fue innovador, el de Antonino Pío fue conservador.
Lo que más llamó la atención de sus contemporáneos y la de los historiadores, fue su piedad, en el sentido que daban a esta palabra los romanos: Es decir, su fidelidad y su respeto a los dioses del paganismo.
Favoreció los cultos de Hércules, de los Dióscuros, de Neptuno, de Apolo, de Esculapio, etc. y puso de nuevo en vigor las leyendas virgilianas (Eneida) sobre los orígenes de Roma.
Administrador prudente, concedió generosamente el derecho de ciudadanía, se ocupó de la gente humilde y se dedicó -asistido por jurisconsultos como Ulpiano y Gayo- a modificar la organización judicial: Derechos de defensa, restricciones en el empleo de torturas para hacer confesar a los culpables, limitaciones de los derechos de los amos sobre sus esclavos, etc.
Durante su reinado -que, a fin de cuentas, no es más que un resultado de los anteriores- el Imperio romano alcanza la cima de su gloria.
-----------------------Marco Aurelio-----------------------
Marco Aurelio: Un gobernante filosófico
Marco Aurelio (161-180 d. de J.C.). Antonino, "el emperador perfecto", había adoptado a Marco Aurelio y a Lucio Vero. Al subir al trono imperial, Marco Aurelio asoció al poder a su hermano adoptivo Vero, y juntos gobernaron hasta la muerte de éste (169 d. de J.C.).
Marco Aurelio, emperador filósofo, intentó poner en práctica los principios de la moral estoica, que eran los suyos, y los desarrolló en una obra (escrita en griego), conocida bajo el título de Pensamientos de Marco Aurelio (el verdadero título era: Sobre sí mismo).
Bueno y caritativo, tomó numerosas medidas asistenciales que mejoraron las condiciones de las mujeres, de los niños y de los esclavos, y creó un prefecto de tutelas para ayudar a los huérfanos.
(De hecho fue, igual que Antonino, un conservador que indiscutiblemente practicó el inmovilismo político y religioso. Supersticioso -a pesar de su filosofía-, se abrió muy poco a los cultos orientales que empezaban a difundirse por Occidente).
No hay duda de que aceptó el culto solar, que se celebraba en Baalbek, en el Líbano (por aquella época, la astrología comenzaba a desarrollarse en Roma), pero fue muy adicto a la religión tradicional y veló siempre -como todos los Antoninos- para que las leyes de Domiciano contra los cristianos fueran aplicadas en cuanto éstos manifestasen abiertamente sus creencias.
Durante el reinado de Marco Aurelio fueron martirizados san Justino (en Roma, 163 d. de J.C.), san Potino y santa Blandina (en Lyon, 177 d. de J.C.).
Es curioso observar que, el emperador que ordenaba semejantes suplicios (en aquella época muy frecuentes) escribía en sus Pensamientos:
Es propio del hombre amar, incluso a los que le han ofendido. La hostilidad entre los hombres es contra naturaleza. Ama el género humano.
Tampoco su filosofía le priva de hacer la guerra: contra los partos, que invadieron Siria en 161 d. de J.C.; contra los cuados y los marcomanos, pueblos germánicos que franquearon el Danubio en 167 d. de J.C. y llegaron hasta Aquilea.
La lucha contra estos últimos invasores fue larga. En 175 d. de J.C., una paz efímera autorizó a los bárbaros a establecerse en el Imperio.
Su rebelión, en 177 d. de J.C. provocó nuevas campañas, durante las cuales pereció Marco Aurelio, víctima de la peste, en Vindobona (la Viena actual).
---------------------------Cómodo---------------------------
Cómodo: El segundo Calígula
Cómodo (180-192 d. de J.C.), hijo de Marco Aurelio, era brutal, vanidoso y cruel. Sus hechos más notables se realizaron en el circo, donde se hizo aplaudir por sus hazañas como gladiador.
Este segundo Calígula fue asesinado por su concubina el 31 de diciembre de 192 d. de J.C.
El final trágico de la dinastía de los Antoninos cierra la historia del Alto Imperio.
Con sus sucesores, los Severos (Septimio Severo 193-211 d. de J.C, Caracalla 211-217 d. de J.C. ) de 193 a 235 d. de J.C. y posteriormente con los emperadores soldados, nombrados por el ejercito, (Gordiano 238-244 d. de J.C., Decio 249-251 d. de J.C.) se desarrolla la crisis del Imperio romano, que debía terminar, en Occidente, con el desmoronamiento del poderío romano a causa de las invasiones bárbaras y, en Oriente, con la constitución del Imperio bizantino.
-------------------FAMILIAS Y PERSONAJES-------------------
FAMILIAS Y PERSONAJES DESTACADOS DE LA HISTORIA DE ROMA
Con una carencia de espíritu crítico que hoy nos sorprende, hasta el siglo XVIII se creyó a pies juntillas todo lo que habían dicho los historiadores de la Antigüedad.
Fueron los trabajos de Giambattista Vico (mal conocidos en su tiempo), Montesquieu y Gibbon los que señalaron el punto de partida de una reflexión histórica sobre Roma.
-------------------------Los Gracos-------------------------
Los Gracos: Fin de la República
Después de la segunda guerra púnica (al final del siglo II a. de J.C.), Roma está gobernada por un Senado conservador cuyos miembros pertenecen a la nobleza (patricia o plebeya). La desaparición de la clase media, particularmente la de los pequeños propietarios rurales, que proveían a Roma de buenos soldados, es uno de los rasgos más acusados de esta época.
Dos hermanos de la familia de los Sempronii (nobleza plebeya), Tiberio Sempronio Graco y Cayo Sempronio Graco intentan reconstituir la clase media proponiendo un nuevo reparto de las tierras disponibles. Encabezan un movimiento de reivindicaciones de carácter socialista (el "partido" -factio- popular), que choca con el Senado y con la oligarquía.
He aquí algunos de los grandes interrogantes planteados por la crisis política que se desarrolla entre 134 (Tiberio Graco, tribuno de la plebe) y 121 a. de J.C. (muerte de Cayo Graco, tribuno de la plebe desde 123). Son los siguientes:
- ¿Puede hablarse de un partido popular?
Sin duda es un partido (en sentido amplio), ya que tiene un programa político de conjunto; pero apenas es popular (los jefes son nobles, cuyos intereses son muy distintos de los de los pobres plebeyos que defienden).
El propio Tiberio Graco, ¿es un revolucionario sincero? ¿Lucha verdaderamente por los "que se llaman dueños del mundo y que, sin embargo, no tienen ni un puñado de tierra propio"?
Plutarco, que ha contado su vida, insiste en su formación helénica, en la cultura de su madre Cornelia y en su generosidad; pero sus enemigos pretenden que se había hecho revolucionario por despecho, para vengarse del clan de los Cornelii (la familia de Escipión), enemigo "hereditario" de los Sempronii.
Además, sus consejeros eran adversarios de los Escipiones (sobre todo Quinto Mucio Escévola).
- El programa de los Gracos
En 133, Tiberio Graco propuso una ley agraria que prohibía las propiedades de más de 125 ha y parcelaba las tierras recuperadas en lotes de 7,5 ha para repartirlas entre los pobres, que deberían pagar una renta fija al Estado (el vectigal). Para que se aceptase esta impopular medida, que iba a desmembrar las grandes propiedades, fueron previstos unos arreglos fiscales y unas indemnizaciones.
El tribuno Octavio puso su veto a esta ley, pero Tiberio le hizo dimitir mediante el voto de los demás tribunos (medida ilegal, o al menos abusiva e inaudita). Finalmente, la ley agraria no se aplicó, tanto más cuanto que Tiberio Graco, que había solicitado de nuevo el tribunato para el año siguiente (132), contrariamente a lo acostumbrado, fue acusado de aspirar a la realeza, asesinado durante una revolución en 133 y su cadáver arrojado al Tíber.
Cayo Graco, nueve años menor que su hermano, era más impetuoso y despreciaba tanto como él las leyes y el Senado. Procuestor en Sicilia, en 124 volvió a Roma sin haber sido autorizado, se hizo elegir triunfalmente tribuno de la plebe para 123 (fue reelegido el año siguiente) e hizo votar tres leyes: Una ley agraria (la de Tiberio), otra ley que preveía la distribución del trigo por el Estado a precio de coste, y una ley judicial que concedía a los caballeros la categoría de jueces (lo cual les enfrentaba con el Senado).
Mediante una serie de medidas antisenatoriales, Cayo acabó por aniquilar el poder de dicha institución. Al mismo tiempo decidió fundar nuevas colonias. En resumen, se comportó como un jefe de Estado absoluto.
Una prueba de su rivalidad con los Cornelii es la de que Cayo Graco fundara en persona una colonia en Cartago, sobre el mismo suelo que Escipión Emiliano había declarado maldito y consagrado a los dioses.
Durante su ausencia, no le fue muy difícil al Senado apartar de Cayo a las masas populares, por medio de una política de nuevas promesas demagógicas. A su regreso, obligado a la resistencia en la que fue derrotado, se mató (o se hizo matar) en el bosque consagrado a la ninfa Furrina (121 a. de J.C.).
Esto significó el definitivo fracaso de la reforma agraria. Por otro lado, los Gracos habían instituido en Roma una actitud política de nuevo tipo, que justificaba las ilegalidades y violencias a que se entregaban por el valor social y humano del fin reformador que perseguían.
El principio de que "el fin justifica los medios" iba a ser aprovechado ampliamente por todos los aspirantes a dictador que luego se sucederían hasta que, finalmente, uno de ellos logró apoderarse del poder absoluto: Julio César.
- El final de la república romana
La república romana tardó más de un siglo en morir. Fue asesinada por unos generales sedientos de poder personal.
Nunca se sabrá lo que pudo haber sido del Estado romano si Cayo Graco hubiera tenido éxito en su empeño; pero lo cierto es que su fracaso abrió la era de las crisis, de los golpes de Estado y de la decadencia.
Roma estaba gobernada por un Senado aristocrático de 415 miembros ricos que apenas tenían relación con los 400.000 ciudadanos romanos, y éstos se desinteresaron de la vida política porque no podían desempeñar en ella ningún papel.
A los comicios, sólo acudían los pobres, atraídos por las gratificaciones electorales y profesionales pagadas por los candidatos a las magistraturas para vigilar las reuniones y hacer callar a los adversarios. Cada político tenía sus "bandas" (lo que hoy podríamos llamar "secciones de asalto").
En esta ciudad, donde la clase pudiente se abandonaba al placer y a los excesos de todo orden, bastaba un poco de voluntad, ausencia de escrúpulos y algún dinero que repartir entre los mercenarios, para apoderarse del poder y medrar. Roma se hundía lentamente en la anarquía.
Cuando llegó a estar madura para la dictadura, el "conspirador" de turno fue ayudado por las circunstancias. Uno se pregunta si, dado este estado de cosas, Julio César no fue un Catilina con éxito.
- Las fuerzas en lucha por el poder
En primer lugar, el Senado, conservador, noble y muy decidido a conservar el poder (legítimo, por otra parte) que posee.
Tiene a su disposición un arma legal: >El senatus consultum ultimum, que le permite declarar el estado de excepción y utilizar la fuerza armada para mantener el orden público. Pero ésta es un arma de doble filo: se corre el riesgo de que el jefe de una fuerza tal se imponga luego a la asamblea.
La segunda fuerza es la masa. Todos los aventureros políticos lo saben y no dejan de utilizarla: se la conmueve fácilmente con discursos y mediante la intervención de agitadores profesionales. La envidiada posición de tribuno de la plebe, con derecho de veto, es buscada por todos los adversarios del poder senatorial.
La tercera fuerza es el ejército: Es notable que los hombres que intentan apoderarse del poder -hasta que uno de ellos lo logra verdaderamente- son casi siempre generales orgullosos de su victoria y que exhiben -como Mario- sus heridas a guisa de argumentos:
He hecho la guerra -dijo poco más o menos Mario cuando fue elegido para el consulado- y no puedo ganar vuestra confianza... (con) las imágenes de mis abuelos... Pero si es necesario enseñaré jabalinas, un estandarte, collares de honor y muchas otras recompensas militares: mostraré, sobre todo, las cicatrices que surcan mi pecho (Salustio, Guerra de Yugurta, LXXXV).
-----------------------Los militares-----------------------
De Mario a Julio César
Los generales ganan fama en la guerra:
- Mario, en Argelia, contra el númida Yugurta, que exclamaba con arrogancia antes de marchar de Roma:
Ciudad en venta; sólo falta un comprador,
y luego contra los invasores bárbaros (los cimbros y los teutones, que habían asesinado a 60.000 romanos en 105 a. de J.C.);
- Sila, contra los italianos sublevados (las guerras sociales, es decir, las emprendidas por los socii, aliados italianos de Roma), y, más especialmente, contra Mitrídates, rey del Ponto, que soñaba con expulsar a los romanos del Mediterráneo oriental;
- Pompeyo, contra los españoles sublevados bajo el mando de Sertorio, contra los piratas y también contra Mitrídates;
- Craso, contra los esclavos y los gladiadores de Espartaco, y Julio César, en fin, contra los helvecios, los germanos y los galos.
Es interesante observar que, entre el año en que Mario llegó a cónsul (107 a. de J.C.) y el año en que César, vencedor de Pompeyo en Farsalia, asumió todos los poderes (46 a. de J.C.), o sea, en seis décadas de vida política, hubo alrededor de veinte años de sangrientos conflictos políticos, de verdaderas guerras civiles, y cuarenta años de asesinatos, agitación y desorden. Esquemáticamente, la república agoniza en varias etapas:
Domina el "partido" popular, con Mario -seis veces cónsul-, soldado valiente, pero completamente incapaz de gobernar políticamente un Estado.
El "partido" senatorial vuelve a gobernar, con Sila, cuya fama de libertino igualaba a su renombre militar. Sila quiso asegurar la autoridad del Senado romano.
Tal vez soñó con una monarquía en Roma (se había hecho nombrar dictador por tiempo ilimitado). Inauguró su dictadura con sangrientas proscripciones (puso precio a la cabeza de sus adversarios).
Con Craso y Pompeyo, el "partido" de los militares y los populares triunfa sobre el Senado, imponiéndose al pueblo. Pero Pompeyo cambiará pronto de casaca y, sirviéndose demagógicamente de la plebe, actuará en favor del grupo ecuestre; es decir, de la clase rica y de los financieros romanos.
La llegada de Julio César a la escena política revigoriza a los populares, con los que es preciso contar siempre que se desee luchar contra el Senado. Apoyado (aparentemente) por Pompeyo, favorece la creación de un vasto partido revolucionario que agrupa a todos los "condenados de la tierra" romana.
Al frente de este partido popular, que proyecta arruinar el régimen senatorial "burgués", se encuentra Lucio Catilina (que, por otra parte, tiene por amante a la hija de Tiberio Graco, Sempronia).
Una reacción desesperada de Cicerón desenmascara la conjuración de Catilina, y los conspiradores son condenados (63-62 a. de J.C.). Cicerón creía, ingenuamente, que había salvado a la república.
En realidad, lo que hizo fue empujarla hacia la dictadura. El partido republicano no pesa bastante en Roma frente a los triunviros; la muerte de Craso (53 a. de J.C.), la marcha de César hacia la Galia y los desórdenes callejeros, convierten a Pompeyo en el dueño absoluto de Roma (52 a. de J.C.).
Su primer acto de gobierno es el de aliarse con la nobleza ecuestre, a fin de eliminar a César en su escalada hacia el poder. Pero en el 52 a. de J.C., César está en la Galia, al frente de un ejército poderoso, e investido de una magistratura oficial (procónsul).
Por tanto, es preciso maniobrar para hacerle volver a Roma sin ejército y sin poder legal; de este modo será fácil acusarle con un pretexto cualquiera y desembarazarse así de un rival tan peligroso. Pompeyo elabora una gran estratagema jurídica para alcanzar sus fines.
No es necesario recordar que César hizo caso omiso de ello. Ya había organizado, en la Galia transpadana (región del lago de Como), un verdadero Estado, con una organización municipal de tipo romano. No obstante, prometió abandonar sus poderes si Pompeyo hacía otro tanto; pero el partido del Senado (los optimates) estaba al lado de Pompeyo y el ofrecimiento de César fue rechazado por el Senado.
A pesar de los intentos del partido del centro (Cicerón), la guerra civil se hacía inevitable. César contaba con sus tropas, los transpadanos, y también con la plebe romana y con la juventud. Pompeyo nunca había comprendido el poder de su rival, porque estaba hinchado de vanidad, como casi toda la facción de los "nobles insolentes e incapaces" que representaba.
Declaró en pleno Senado que sólo tenía que golpear el suelo con el pie para llenar Italia con sus legiones. Pero Julio César marchaba ya sobre Roma, después de vadear el río que limitaba su provincia de procónsul: el Rubicón (actualmente el Pisciatello, en el Adriático). Era el final de la república.
La legislación del Senado Romano prohibía cruzar el río Rubicón a las legiones armadas, al cruzar este límite, César sabía que iría en contra de las leyes. Es famosa la frase de César al cruzar el río "Alea Iacta Est" (La suerte está hechada). Estalla entonces la guerra civil.
Apoyándose en sus legiones y en los populares, Julio César estableció un régimen dictatorial que acabó con la república "parlamentaria" del Senado. Llegó al poder en enero de 48 y murió asesinado el 15 de marzo de 44 a. de J.C.
Sus conquistas cambiaron la fisonomía del Estado romano, pero no consiguió llevar a término su obra política (cuatro años de dictadura es muy poca cosa en la historia de una nación). Sin embargo, el personaje no ha dejado nunca de fascinar a los historiadores, a los poetas y al público culto.
Mario y Sila.
-----------------Familia Julia: Julio César-----------------
Julio César: apunte biográfico
Su familia
Cayo Julio César perteneció a una familia patricia, la gens Julia, que pretendía descender del hijo de Eneas.
En realidad, era una familia oscura que prácticamente no había desempeñado ningún papel en la historia de Roma (un antepasado suyo fue pretor en 208 a. de J.C.; un tío de César, Sexto, cónsul en 91 a. de J.C.; y eso es todo).
El personaje más ilustre entre los allegados al dictador fue un pariente político: Mario, el antiguo rival de Sila, esposo de Julia, tía de César, procuró siempre favorecer a su familia.
En los funerales de su tía Julia, cuya oración fúnebre pronunció, proclamaba:
En nuestra familia están unidas la majestad de los reyes, que son los dueños de los hombres, y la santidad de los dioses, que son los dueños de los reyes.
La fecha de nacimiento de César es incierta (¿102,101 o 100 a. de J.C.?). Nosotros hemos elegido la propuesta por J. Carcopino: el 13 de julio de 101 a. de J.C.
El carácter de Julio César
Hijo de familia rica, a los dieciséis años quedó huérfano. Su tía Julia, que enviudó del gran Mario en 86 a. de J.C., lanzó a César hacia el partido de éste, cuyo jefe era entonces Cinna.
Por otra parte, César, en los comienzos de su carrera, prosperó en gran parte gracias al apoyo de la plebe, de los populares. En lo físico (según Suetonio), César era delgado, bastante alto y sin duda atractivo (Suetonio nos dice que tenía los ojos negros y vivos, y el cutis blanco y fresco).
Su elegancia despreocupada e insolente impresionó al viejo Sila, que, según parece dijo: "Desconfiad de este joven de la toga flotante; hay en él madera para varios Marios".
En lo intelectual, tenía una mente clara y brillante. Fue discípulo del retórico Apolonio Molón de Rodas. Su prosa fría, metódica y reflexiva es, sin duda, el mejor reflejo que tenemos de su inteligencia.
En lo moral, su retrato es más difícil de esbozar. Se sabe que era epiléptico, pero hace ya mucho tiempo que los psicólogos no definen un carácter sólo por sus componentes neurológicos.
Era un "libertino" (¿quién no lo era en Roma?), podrido de deudas (Craso tuvo que prestarle millones de sextercios para que pudiera pagar a sus acreedores, en 61 a. de J. C). Tenía mucho más éxito con las mujeres que el romano medio.
Sus ambiciones eróticas estaban a la par con sus ambiciones políticas, es bastante conocida su frase:
Soy el marido de todas las mujeres y la esposa de todos los hombres.
Por otra parte, su actividad amorosa se mezclaba con su actividad política. Poseyó a las mujeres de Craso y de Pompeyo, sus primeros aliados políticos, y son famosos sus amores con Cleopatra, quien, sin duda, le dio un hijo, llamado Cesarión.
A veces, sus relaciones eran también escandalosas (por ejemplo las que tuvo con el jefe de sus ingenieros militares, Mamurra). Pero por encima de la anécdota está la ambición tenaz de este joven, que lloraba al leer la vida de Alejandro ("¡A mi edad -decía- ya había conquistado el mundo!") y que declaraba que prefería ser el primero en su pueblo que el segundo en Roma.
Había en él una avidez y una necesidad de poder que contrastaban extrañamente con una dulzura exterior que cabe preguntarse si no era una comedia. Por ejemplo, trató a la Galia con moderación, pero la arruinó, después de haber asesinado a un millón de galos y de haber reducido otros tantos a la esclavitud.
Cuando en Alejandría le presentaron la cabeza de su rival Pompeyo, se echó a llorar; pero antes había perseguido y aplastado a sus ejércitos. Se vengaba tenazmente y escogía el momento para ello.
Un ejemplo es el de Vercingetórix, que fue inmolado durante su triunfo, seis años después de haberse entregado a César.
Resumiendo: La grandeza moral de tal personaje es más que dudosa. Julio César era un megalómano, sediento de ambición y de placer, que fundamentó su poder en la fuerza de sus legiones. Tenía la energía tenaz y testaruda del general que siempre ha sido vencedor, la crueldad del tirano y la aparente dulzura de un "buen jefe".
¿Cómo juzgarle? César, prototipo de la voluntad y de la inteligencia al servicio de la ambición, intentó inmortalizarse a sí mismo (aunque sólo fuera con sus Comentarios).
Historiadores como Mommsen, pensadores como Montaigne o Maquiavelo, filósofos como Nietzsche y los fascistas italianos, han admirado a este hombre, cuyo "yo" pareció triunfar irresistiblemente de todos los obstáculos.
Pero Cicerón, Catón de Utica, Jean-Jacques Rousseau y Montesquieu, le han criticado y casi hasta despreciado.
¿Cómo juzgar, pues, a César? ¿Fue un conquistador humano o un demagogo ambicioso? ¿Un desequilibrado que, por un instante, triunfó sobre el mundo, o un sucesor espiritual de los Gracos? Los historiadores lo discuten aún y no existe ninguna base para poder contestar definitivamente a estas preguntas.
Tuvo la ambición inmensa de crear un Estado mediterráneo, sin distinción entre romanos y peregrinos, pero no lo logró.
Sintió las mismas preocupaciones que Cayo Graco en la política interior (refundición del Senado, leyes agrarias), pero no le ha sobrevivido ninguna de las instituciones que intentó fundar, excepto el calendario que lleva su nombre. Sin embargo, los emperadores, mucho más tarde, adoptaron una gran parte de su política.
Su carrera política y militar
Pontífice en 73 a. de J.C. (tenía entonces veintiocho años), empezó su cursus honorum en 68 a. de J.C. (cuestor en Hispania, y después en la Galia transpadana).
Luego, y sucesivamente, fue cónsul en 59 a. de J.C. (en la época del triunvirato, con Craso y Pompeyo) y, durante diez años, procónsul en la Galia (provincia que él conquistó y pacificó).
Entró en la lucha política (rivalidad con Pompeyo) en las condiciones que ya sabemos y, después de haber vencido a Pompeyo en Farsalia, quedó como único dueño del mundo romano. Su carrera de dictador fue muy corta (48-44 a. de J.C.) y, su presencia en Roma, más simbólica que efectiva (estuvo, en total, 13 meses en Roma y 48 en campaña).
El cuadro permite comprobar, a grandes rasgos, los planes de Pompeyo y las intenciones de Julio César.
Su muerte
Vencedor irresistible de todos sus enemigos pompeyanos -gracias a sus legiones-, César era odiado en ciertos medios de Roma.
Se le reprochaba (Cicerón el primero) el haber asesinado la República y el despreciar al Senado romano. Los ricos y los nobles habían salido perjudicados con sus medidas fiscales, agrarias y aduaneras.
Sus leyes autoritarias no fueron comprendidas. Era un hombre solo, que había llevado el poder personal al punto más alto.
Embriagaba al pueblo con fiestas y festines, doblaba la soldada de sus tropas, hacía nombrar sus magistrados "republicanos" (pretores, cónsules), relegándolos al papel de comparsa, y -en una palabra- despreciaba a todo el mundo: Al Senado, a los nobles y a los pobres.
Su "cesarismo" era insoportable para los hombres que habían disfrutado -en la anarquía, es cierto- el placer de la libertad política. Pertenecía a esa categoría de "grandes hombres" (¿o de "grandes ambiciosos"?) que quieren imponer a sus conciudadanos el sistema de vida que concibieron para ellos.
No supo "guardar las formas" e ignoró el poder de la propaganda y de la escenografía (tan bien utilizado por otros "césares": Augusto, Luis XIV, Napoleón I, Napoleón III, Mussolini, etc.).
Esto fue lo que le perdió. Unos sesenta conjurados (entre los cuales no figuraba Cicerón), capitaneados por los dos pretores (Marco Junio Bruto y Cayo Casio), le asesinaron, asestándole 35 puñaladas, en el Senado, el 15 de marzo de 44 a. de J.C., entre las diez y las once de la mañana y al pie de la estatua de Pompeyo que César había mandado restaurar en homenaje a su antiguo adversario.
Para la pequeña historia conviene recordar que entre los conjurados había dos "Brutos": Marco Junio Bruto (hijo de una amiga de César) y Décimo Bruto (probablemente hijo bastardo de César y de Sempronia, la ex egeria de Catilina).
Después del crimen, sus asesinos pretendieron haber querido vengar a la república y aclamaron a Cicerón, que siempre había profesado a César "un odio solapado y feroz": el motivo que invocaban era noble, pero, indudablemente, escondía viles intereses personales.
Hitos en la carrera política y militar de Julio César
Enero - marzo 49 a. de J.C.
Campaña de Italia (contra Pompeyo).
1-7 abril 49 a. de J.C.
César toma las primeras medidas para el saneamiento de las finanzas; concede el derecho de ciudadanía a los transpadanos; nombra pretor a Lépido.
Abril - septiembre 49 a. de J.C.
Campaña de Hispania (contra Pompeyo).
Septiembre - noviembre 49 a. de J.C.
Regreso a la Galia cisalpina (castigo a las legiones sublevadas).
Noviembre 49 a. de J.C. (11 días)
César preside los comicios electorales y se hace elegir cónsul para el año 48 a. de J.C.. Nuevas medidas financieras.
Noviembre 49-9 agosto 48 a. de J.C.
Guerra en Grecia contra Pompeyo (Farsalia: 9 de agosto de 48 a. de J.C. ).
Octubre 48 - junio 47 a. de J.C.
Campaña de Egipto (Cleopatra).
Julio - agosto 47 a. de J.C.
Campaña en Asia contra Farnaces, rey del Ponto.
Octubre - noviembre 47 a. de J.C.
Regreso a Roma; sumisión de algunas legiones sublevadas (en Campania); nuevas medidas financieras.
Diciembre 47 - junio 49 a. de J.C.
Guerra de Africa (Túnez) contra el ejército pompeyano (victoria de Tapso sobre el númida Juba).
27 julio 46 - noviembre 46 a. de J.C.
(estos cuatro meses representan siete, por la reforma del calendario).
César recibe los honores que le son otorgados por Roma; dictador por diez años, príncipe del Senado, censor de las costumbres. Cuatro triunfos celebraron sus victorias en la Galia, Egipto, Asia y Africa.
Nuevas medidas financieras para estimular el crédito, distribución de las tierras a los veteranos, instauración del calendario juliano.
Diciembre 46 - julio 45 a. de J.C.
Segunda guerra de Hispania contra los pompeyanos (victoria de Munda, 17 marzo 45 a. de J.C.).
Septiembre 45 - 15 marzo 44 a. de J.C.
César rehúsa el consulado y funda su poder legal en el título de dictador.
Toma entonces una serie de decisiones (por otra parte, sin consecuencias) que prefiguran las grandes reformas unitarias que se realizaron bajo los Antoninos.
-----------------Marco Antonio y Cleopatra-----------------
Antonio y Cleopatra
La historia del Imperio romano empieza con este "romance", inmortalizado por Shakespeare.
El pueblo divinizó a César el día siguiente de sus funerales. Un cometa que cruzó el cielo, entre las ocho y las nueve de la noche, mientras se celebraban los juegos de la victoria en el mes de julio de 44 a. de J.C., se consideró como una prueba prodigiosa de su divinidad.
Había entonces en Roma tres posibles continuadores de la obra de César: Marco Antonio, su primer lugarteniente, un guerrero que gozaba de la confianza de las legiones y que, por aquel tiempo, era cónsul titular (con Dolabella); Lépido, gran jefe de la caballería del dictador, y Octavio, sobrino e hijo adoptivo de César designado en el testamento de su padre como heredero universal.
Este último era un muchacho de diecinueve años, enclenque, que tenía miedo de los truenos y de la oscuridad y que, a pesar de haber sido formado intelectualmente por retóricos griegos (como el estoico Atenodoro), creía en muchas supersticiones.
Después de la batalla de Módena, en 43 a. de J.C. (victoria de Octavio sobre Antonio), los tres hombres se repartieron el mundo: Era el segundo triunvirato, muy distinto del que habían formado Pompeyo, César y Craso, porque no se presentaba como un acuerdo privado entre tres hombres, sino como un régimen político establecido para cinco años.
El título exacto de los triunviratos era: Triunviri republicae constituendae; es decir, "triunviro encargado de establecer la constitución de la república".
Este triunvirato se inició con una serie de proscripciones y eliminando con la muerte a los republicanos contrarios al poder absoluto (alrededor de 150 senadores y 2.000 caballeros; la víctima más ilustre fue Cicerón).
El reparto de las provincias romanas entre los tres hombres se efectuó en el Tratado de Brundisium (actualmente Brindisi), en 40 a. de J.C. El matrimonio de Antonio con Octavia, hermana de Octavio, confirmó, en el aspecto humano, el acuerdo político.
En este reparto, Antonio recibió el Oriente; es decir, en especial Egipto. Es preciso detenerse un instante a estudiar la personalidad de la reina Cleopatra, a la que la tradición nos presenta como una seductora, como una cortesana que rayaba en la ninfomanía y que tenía una rara belleza oriental. Según parece, por lo que ahora se sabe, no hubo nada de eso: Cleopatra fue una mujer política y fría.
Cuando César (que tenía 32 años más que ella) llegó a Egipto, ella se metió en su lecho sin duda pensando en los intereses de su reino. César no se dejó coger en la trampa de la "belleza hechicera". Además, no era muy hermosa, y J. Carcopino ha subrayado, justamente, que era más bien fea:
Tenía las mejillas vulgarmente redondas, la frente estrecha y abombada, el labio inferior grueso, la barba pesada, la nariz aguileña y grande; de tal modo, que no sé bien lo que Pascal habría podido suprimir.
Antonio, con esa vanidad sexual que es tan propia de la soldadesca, fue una fácil presa para la reina oriental que, gracias a las legiones de su amante, pudo dar a su reino un poder que nunca había conocido.
Convertido en juguete de Cleopatra, Antonio deshonró el nombre de Roma, desmembrando el territorio en favor de aquélla y llevando su impudicia hasta pedir en su testamento que se le enterrase en Alejandría, en tierra egipcia, al lado de Cleopatra.
No le fue difícil a Octavio convencer a la opinión pública de la caída del antiguo lugarteniente de César. En Roma corrió el rumor de que Cleopatra reinaría en la ciudad y destruiría el Capitolio.
No obstante, en su intención de conferir las provincias orientales -Cilicia, Siria, Armenia- a reyes extranjeros, y en esta ocasión a los hijos de Cleopatra, Antonio no hacía más que seguir la política romana tradicional, que daba el gobierno de las provincias lejanas e indóciles a extranjeros vasallos de Roma, con lo cual se evitaban las preocupaciones del gobierno directo.
Sea como fuere, Octavio tenía motivos suficientes, frente a la opinión pública, para llevar la guerra a Oriente, y tuvo la habilidad de dar a esta guerra civil (la última importante de la historia romana) la apariencia de una guerra de Roma contra Egipto.
La partida se jugó el 2 de septiembre de 31 a. de J.C., frente a las costas griegas, en el golfo de Ambracia y al pie del promontorio de Actium. Antonio quería combatir en tierra, donde quizás habría vencido; Cleopatra, por el contrario, tenía confianza en las naves egipcias y exigió una batalla naval.
En lo más duro del combate, Cleopatra, comprendiendo que la victoria se le escapaba, ordenó que las naves egipcias virasen de bordo y huyó, pero fue alcanzada muy pronto por Antonio que, abandonando a su ejército y a su flota, se reunió con la amante que le había traicionado. Octavio, fríamente, pacificó Grecia y marchó después hacia Egipto, donde se habían refugiado sus adversarios.
Cleopatra intentó, por última vez, representar una de aquellas comedias de enredo cuyo secreto tan bien poseía: fingió haber muerto, lo que condujo a Antonio al suicidio. Entonces, intentó, en vano, seducir a Octavio. César, "el seductor calvo" de 52 años, había condescendido a divertirse durante algún tiempo con Cleopatra, que entonces tenía veinte años.
Pero su sobrino Octavio, frío, tímido y resuelto, no se dejó conmover por esta mujer, ajada ya (tenía 37 años: Si se tiene en cuenta que era oriental, y que en aquella época no existían institutos de belleza, se la podía considerar ya como una vieja).
Octavio le dijo con desdén: "valor, mujer, que no sufriréis ningún daño". Su intención era llevársela a Roma y que desfilara detrás de su carro para adornar su triunfo. Cleopatra, desesperada, se mató, haciéndose morder en el brazo por una víbora áspid escondida en un cesto de higos.
Esta muerte teatral liberaba a Octavio del problema legal de la confiscación de Egipto, que así podía ser anexionado a Roma sin dificultad.
Cuando, el 11 de enero de 29 a. de J.C., se cerraron las puertas del templo de Jano, que sólo permanecía abierto en tiempos de guerra, la república había sido enterrada definitivamente. La paz romana (pax romana) iba a empezar.
-----------------Cayo Julio César Octaviano-----------------
Augusto
El personaje
Nace el 24 de diciembre del año 63 a. de J.C., bajo el consulado de Cicerón, en una familia burguesa originaria de Velletri.
Su nombre completo es entonces: Cayo Octavio Turino. A la muerte de su padre, en 58 a. de J.C., es educado, de momento, por Lucio Marcio Filipo, segundo marido de su madre (Atia, sobrina de César).
Luego, en 45 a. de J.C., es adoptado por César y desde entonces se llama oficialmente Cayo Julio César Octaviano. Después de la victoria de Actium y del triple triunfo que le honra (13,14 y 15 de agosto de 29 a. de J.C.), Octavio, con gran habilidad, devuelve sus poderes al Senado y al pueblo romano.
El 16 de enero de 27 a. de J,C. se le otorga -a instancias del senador Lucio Munacio Planco- el título de Augusto (término habitualmente aplicado a lugares sagrados o a los augures).
En esta fecha comienza oficialmente el Imperio romano. Ya hemos dicho que Augusto, dueño de todos los poderes, quiso compartirlos con el Senado. Al menos hizo como si los repartiera, rehusando los títulos de "dictador" y de "magister" que César había aceptado.
Quiere ser "príncipe del Senado", princeps, y -en todos los actos públicos- hace alarde de moderación y de sencillez, lo que le gana el favor del pueblo y los elogios de los poetas:
Semejante a la primavera, desde que tu rostro ha lucido sobre el pueblo, el día es más feliz y el Sol más resplandeciente (Horacio, Odas, Libro IV.)
Lo cierto es que, después de tantas guerras civiles homicidas, Roma sólo aspiraba a la paz. Esto explica que no hubiera oposición seria a Augusto y que éste pudiera alejarse astutamente de Roma para que le echasen de menos (p.e., de 27 a 24 a. de J.C., dejando la dirección de todos los asuntos a tres hombres fieles, Agripa, Mecenas y Estatilio Tauro, con el pretexto de las operaciones militares en España).
Obra interior
Augusto, en medio siglo, realizó (su "reino" acabó el día de su muerte, en agosto de 14 d. de J.C., a los 76 años) la gran ambición política de Julio César: La unificación de la "cosa romana".
El fin de las guerras civiles y las victorias en el exterior fueron acompañados de una era de prosperidad material y de grandeza intelectual.
El siglo de Augusto asistió a la edificación de una nueva Roma (el Foro de Augusto, el Panteón, el Ara Pacis).
Fue el siglo de oro de la literatura latina, representada por Tito Livio, Virgilio, Horacio y Ovidio, y fomentada por las iniciativas de hombres de buen gusto como Mecenas, amigo personal del príncipe.
No hay que olvidar que Octavio llegó al poder gracias a sus legiones. Al día siguiente de Actium, aún tenía bajo sus órdenes a unos 600.000 hombres.
El problema de sucesión
Octavio se casó tres veces. Con su primera esposa, Claudia, el matrimonio no llegó a consumarse. La segunda (Escribonia, viuda dos veces), le dio una hija, Julia, pero Octavio se divorció rápidamente a causa del carácter "insoportable" de su mujer.
Su último matrimonio, en 38 a. de J.C., con Livia Drusila, fue estéril. Livia tuvo que abandonar a su marido, Tiberio Claudio Nerón, del que estaba encinta, para casarse con Octavio, impaciente y enamorado; el hijo que dio a luz iba a ser el sucesor de Augusto.
-------------------La sucesión de Augusto-------------------
De Augusto a los Julio-Claudios
En principio, Augusto quería encontrar un sucesor que fuera de la sangre de la gens Julia.
Pensó en el hijo de su hermana, Lucio Marcelo, y, más tarde, en sus nietos Cayo y Lucio César. Pero todos estos herederos varones murieron uno tras otro.
A Augusto no le quedaba más solución que la de escoger entre Tiberio (al que había adoptado) y Agripa Póstumo, último hijo de Julia, nacido en 12 a. de J.C., después de la muerte de su padre Agripa.
Pero Agripa Póstumo fue alejado de Roma bajo pretexto de estupidez (tal vez era anormal), y Tiberio, el hijo de Livia, quedó entonces como único depositario del poder, que Augusto le transmitió, como medida de precaución política, un año antes de su muerte.
-------------Tiberio y la hora de los delatores-------------
Tiberio
Tiberio (14-37 d. de J.C.) llegó al poder a los 56 años de edad, sin encontrar una verdadera oposición.
En los primeros años de su reinado gobernó con cordura, respetando al Senado, vigilando la actuación de los gobernadores en las provincias ("un buen pastor esquila a sus ovejas, pero no las despelleja", decía) y asegurando la frontera del Imperio en el Rin.
Luego, esta situación cambió notablemente. Tiberio, desconfiado y enfermizamente pesimista, comenzó a sospechar que los senadores conspiraban contra él (le acusaban de haber hecho envenenar a su sobrino Germánico) y decidió aplicar la ley de lesa majestad a todos los que se le oponían.
Asimismo, estimuló las denuncias (los delatores recibían la cuarta parte de los bienes que poseía el hombre al que denunciaban).
Parece ser que estaba muy influido por las opiniones del prefecto del pretorio, Sejano, un caballero romano dispuesto a cualquier bajeza con tal de satisfacer su ambición (Tácito sospechaba "que se prostituyó por dinero al rico y pródigo Apicio"; Anales, IV/1).
Sejano, que codiciaba el trono imperial, procuró apartar de su camino a todos los pretendientes legales: Condujo al adulterio a Livilia, esposa del hijo de Tiberio, Druso, al que hizo envenenar por un esclavo, y mandó condenar por alta traición a la viuda y al hijo mayor de Germánico, así como a numerosos amigos de éste.
Todo se le ponía fácil para sus intrigas. Tiberio se había retirado a la isla de Capri, donde se entregó, según nos cuenta Tácito, a "libertinajes reales, mancillando con sus caricias a los hijos de los ciudadanos".
El fin del reinado de Tiberio fue abominable. Después de haber mandado ejecutar a Sejano, cuyos planes había logrado desbaratar, decretó, desde su retiro de Capri, otras innumerables sentencias de muerte. Todo el mundo estaba atemorizado, y Tácito escribe -con un humor macabro- a propósito de la muerte de Pisón, prefecto de Roma:
Su muerte fue natural, cosa rara en aquel tiempo entre personas de alto rango (Anales VI/10).
El fin de esta pesadilla política tuvo lugar en 37 d. de J.C. Cuando Tiberio cumplía 78 años y su salud era ya muy precaria, perdió el conocimiento durante un festín. Uno de los cónsules en ejercicio, Macrón, aprovechó aquella oportunidad y ordenó que se asfixiase al anciano.
---------Calígula y el reinado de la extravagancia---------
Calígula
Calígula (37-41 d. de J.C.), hijo de un sobrino de Tiberio, sucedió a éste.
Después de un moderado comienzo de reinado (reducción de impuestos, destierro de los delatores), pareció enloquecer y cayó en las mayores extravagancias.
Enamorado de su hermana Drusila, la convirtió en su amante y, cuando ella murió, loco de dolor, le dedicó un culto.
Su locura le llevó hasta el extremo de querer nombrar cónsul a su caballo. Su prodigalidad fue inmensa.
Después de cuatro años de asesinatos y libertinajes, Cayo Calígula murió asesinado por un tribuno de su guardia.
--------------------------Claudio--------------------------
Claudio, el sucesor de Calígula
Claudio (41-54 a. de J.C.) sucedió a su sobrino Calígula gracias a una maniobra política (que después se repetirá con frecuencia).
El Senado romano quería restablecer la República, pero los oficiales de la guardia imperial (los pretorianos), mediante una gratificación de 15.000 sestercios por cabeza, proclamaron emperador a Claudio, hermano de Germánico.
Este era un personaje sin prestigio que dejó el poder en manos de unos poco escrupulosos libertos de origen griego: Narciso, Polibio, Palas y Calixto.
Estos funcionarios, hábiles políticos, crearon los primeros ministerios de la historia romana (la cancillería o Scrinia), y, a fin de cuentas, administraron bastante bien el Imperio.
Pero los trece años del reinado de Claudio, se caracterizan más especialmente por las espectaculares intrigas de las dos últimas esposas del emperador: Mesalina y Agripina.
Mesalina se ha convertido en símbolo de la mujer disoluta, gracias, sobre todo a los relatos debidos a Tácito (Anales, Libro XI) y a Juvenal. Claudio -siempre según Tácito- ignoraba las bajezas de la emperatriz. ¿Era "imbécil y abúlico", según afirma la tradición, o bien cerraba los ojos con indiferente debilidad ante los excesos de su mujer?
Por otra parte, la personalidad de este emperador plantea un problema: todo contribuye a retratarlo como un deficiente físico y psíquico, que incluso llegaba a compadecer a su "pobre Mesalina" mientras ésta le engañaba y le afrentaba ante los ojos de Roma entera.
Pero, ¿cómo explicarnos que el mismo hombre que escribió libros eruditos sobre los etruscos y sobre la filología latina, y que organizó tan bien la administración del Imperio, quedase, al mismo tiempo, en ridículo por su debilidad y su cobardía?
Sea como fuere, y gracias a la energía de Narciso, el emperador acabó abriendo los ojos a todos aquellos escándalos. Estos concluyeron con numerosas condenas a muerte y con la ejecución de Mesalina, que había dado dos hijos al emperador: Británico y Octavia.
Después de la muerte de Mesalina, Claudio casó con su sobrina Agripina, hija de Germánico y viuda de Ahenobarbo, del que había tenido un hijo, Lucio Domicio Nerón, que sería adoptado más tarde por Claudio.
Madre ambiciosa, Agripina aseguró el trono a su hijo con un crimen: precipitó el fin de Claudio, que estaba enfermo, envenenándolo. En seguida, hizo aclamar a Nerón por los pretorianos reteniendo astutamente a Británico fuera de la sucesión.
El reinado de Claudio -pródigo en escándalos y crímenes- se caracteriza también por una política exterior muy audaz, sobre todo en lo que concierne a la conquista de Britania (Inglaterra).
---------------------------Nerón---------------------------
Nerón: El terror
Nerón (54-68 d. de J.C.). Cuando el hijo de Agripina accedió al poder sólo contaba 17 años.
Estaba aún bajo la influencia de sus preceptores Burro y el filósofo Séneca. Agripina, secundada por Palas -el antiguo liberto al servicio de Claudio y más tarde convertido en amante de la reina-, gobernó, casi a su antojo, durante cinco años, fundamentando su programa político en lo que Tácito llama "un plan de asesinatos".
Hacia 59 d. de J.C. empezó el período del reinado personal de Nerón.
A decir verdad, los historiadores se han contentado casi siempre con las afirmaciones de la tradición en lo que se refiere a este emperador y -al carecer de cualquier síntesis nueva- nos vemos obligados, por el momento, a aceptar esta tradición:
- esposo de Octavia, "que le inspira una aversión espantosa"; hombre de pasiones desbordantes (como la mayoría de los miembros de su familia y de todos los que pudiéramos llamar "grandes" de la época);
- amante de una oscura liberta (Acté);
- asesino de su hermanastro Británico, al que envenenó fríamente para eliminar a un competidor molesto;
- amante de Sabina Popea, de la que Tácito dice que, "a excepción de un corazón honesto, lo reunía todo" (no hay duda de que fue Popea la que convenció a Nerón para que matase a su madre), etc.
Agripina, con el ansia de conservar un poder que se le escapaba, trataba por todos los medios de recuperar el ascendiente que había tenido sobre su hijo, hasta llegar (nos dice Tácito) a pensar en el incesto. Nerón intentó envenenarla por tres veces, luego trató de ahogarla y, finalmente, la hizo morir acuchillada.
Entonces empezó el período que los historiadores consideran el más monstruoso de la Antigüedad clásica. Nerón mandó ejecutar a su consejero Burro. Séneca cayó en desgracia y se adhirió a Tigelino, nuevo prefecto del pretorio.
Después del asesinato de su mujer, Octavia, Nerón casó con Popea y se lanzó a una vida de excesos que se han hecho famosos: se presentó en público como actor y obligó a su corte a hacer lo mismo; tomó parte en las carreras de carros del circo y creó un cuerpo de caballeros jóvenes encargados de aplaudirle y de aclamarle sin cesar: Los augustanos.
En 64 d. de J.C. se declaró en Roma un incendio que duró seis días. De catorce barrios, tres quedaron destruidos y siete sufrieron grandes daños. Corrió el rumor de que el incendiario era Nerón, que había quemado Roma para tener una fuente excepcional de inspiración poética.
Fue entonces cuando se produjo una primera conspiración contra el tirano, dirigida por Pisón (en 65 d. de J.C.) y en la que participaron Lucano y Séneca. Pero se descubrió el complot, y los conjurados se dieron muerte o perecieron por orden de Nerón.
En 68 d. de J.C., un noble galo, gobernador de la Galia lionesa, Vindex, se sublevó y ofreció sus servicios a Galba, gobernador en Hispania. Vindex fracasó y murió en la rebelión; pero Galba marchó sobre Roma, y Nerón, abandonado por la guardia pretoriana, huyó de la ciudad y se hizo dar muerte por un esclavo, exclamando: ¡Qué gran artista pierde el mundo! (junio de 68 d. de J.C.).
Detalle de la decoración interior de la Casa Dorada, fastuosa residencia de Nerón construida tras el incendio de Roma.
---------------------La familia Flavia---------------------
Los Flavios
La muerte de Nerón originó una crisis dinástica. Galba sólo fue emperador durante seis meses, hasta que fue asesinado por los pretorianos.
Otón (antiguo compañero de libertinaje de Nerón y gobernador de Lusitania) le sucedió. Se enfrentó con Vitelio, que mandaba las legiones de la Baja Germania y que le derrotó en la batalla de Bedriac (suicidio de Otón en abril de 69 d. de J.C.).
Mientras tanto, Vespasiano guerreaba en Judea contra los judíos. En julio, las legiones del Danubio se pusieron de su parte y marcharon sobre Roma.
Vencedores en Cremona (octubre), los seguidores del partido flavio (Vespasiano se llamaba Tito Flavio Vespasiano) tomaron la capital en diciembre.
Vitelio fue asesinado y Vespasiano quedó como único emperador. Su hijo Tito fue nombrado césar y princeps juventis (príncipe de la juventud). Con Vespasiano comenzó a reinar la dinastía de los Flavios.
-------------------------Vespasiano-------------------------
Vespasiano: Protector de las artes
Vespasiano (67-79 d. de J.C.) burgués italiano, originario de la Italia central, llegó a Roma en 70 d. de J.C.
Dejó a su hijo Tito el cuidado de acabar la guerra de Judea (rebelión de los judíos en 66 d. de J.C., durante el reinado de Nerón): sitio de Jerusalén y toma de la ciudad por Tito, que hizo incendiar el Templo de Sión y realizó una gran matanza de los defensores (en total, 600.000 víctimas).
Vespasiano se reveló como digno continuador de la obra de Augusto: fue buen administrador, gran constructor (se le deben, entre otras obras, el Anfiteatro del Coliseo, la restauración del templo de Júpiter Capitolino y el Templo de la Paz) y protector de las artes y de las letras (Quintiliano).
Durante su reinado se reestructuró la sociedad romana: la nobleza provincial, atraída a la ciudad por las medidas reformadoras del emperador, sustituyó progresivamente a la antigua nobleza, que estaba diezmada por las proscripciones y debilitada por sus licenciosas costumbres.
----------------------------Tito----------------------------
Tito: Pompeya y Jerusalén
Tito (79-81 d. de J.C.) sucedió a su padre.
Su reinado fue muy corto, y se caracterizó por dos calamidades: la peste de Roma y la erupción del Vesubio (año 79 d. de J.C.), que sepultó bajo la lava y las cenizas a Pompeya, Herculano y Estabia.
Las legiones sometieron las revueltas judías y terminaron por destruir el Templo de Jerusalén, dando comienzo a la diáspora hebrea por todo el mundo conocido.
-------------------------Domiciano-------------------------
Domiciano: El último Flavio
Domiciano (81-96 d. de J.C.), hermano de Tito, cerró la dinastía Flavia. Ensanchó el Imperio (Escocia y la provincia llamada de los Campos Decumanos, en la orilla derecha del Rin) y consolidó las fronteras.
En el interior, fue poco popular: reclamando para sí todas las funciones públicas republicanas, se hizo llamar magister y hasta dios.
Su reinado, a pesar de las cualidades de su labor administrativa, ha dejado un recuerdo análogo al de Tiberio.
Dirigió unas persecuciones contra los cristianos, mandando ejecutar, incluso, a importantes personajes romanos que se habían dejado seducir por las que entonces se llamaban "ideas judías".
Pereció asesinado en su palacio el año 96 d. de J.C. El asesinato indignó a sus soldados, pero regocijó al Senado, que mandó borrar su nombre de todos los monumentos públicos.
Moneda con la efigie de Domiciano.
----------------------Nerva emperador----------------------
Los Antoninos
El Senado proclamó emperador a Nerva, antiguo cónsul, que gobernó el Imperio durante dos años, del 96 al 98 d. de J.C.
Nerva había adoptado a Trajano, que inauguró la dinastía de los Antoninos.
--------------------------Trajano--------------------------
Trajano: Un imperio próspero
Trajano (98-117 d. de J.C.) era un español romanizado, cuyo padre ya había sido cónsul. Su administración fue respetuosa para con los derechos republicanos.
Las muestras de consideración que prodigó al Senado halagaron a esta asamblea, sin que ello dificultase el curso de su propio programa político.
Trajano disminuyó la cuantía de los impuestos, creó una especie de caja agrícola y familiar, la Institución alimentaria, que prestaba dinero a los cultivadores y aseguraba la educación de los hijos de las familias pobres, y finalmente, reformó la justicia (suprimió la delación e impuso la prohibición de condenar a un acusado si se carecía de pruebas).
Como todos los emperadores ilustres, a pesar de su preocupación por la economía, tuvo el prurito de edificar: Le debemos el Foro de Trajano (construido por el arquitecto Apolodoro de Damasco), notable por su columna de mármol blanco de 40 metros de altura, llamada la columna trajana.
En todo el Imperio se emprendieron grandes obras: Puentes, canales, monumentos, etc.
En el exterior, Trajano se mostró como un emperador-soldado, del mismo modo que en el interior fue un emperador-ciudadano:
- Anexionó la Dacia, al norte del Danubio, durante el transcurso de dos campañas (101-102 y 105-106 d. de J.C.). La región, cuyos habitantes fueron casi todos exterminados, fue repoblada por colonos romanos (corresponde a la actual Rumania).
- En Oriente, Trajano ocupó Armenia (guerra contra los partos). Durante una de estas campañas de Asia Menor, murió repentinamente (el año 117 d. de J.C.).
--------------------------Adriano--------------------------
Adriano: El emperador viajero
Adriano (117-138 d. de J.C.), pariente de Trajano, era una personalidad notable cuyo rasgo más original (para aquella época) fue su afición a los viajes: Consciente del peligro de una administración demasiado burocrática, Adriano se desplazó constantemente a través de todo el Imperio para verificar su buen funcionamiento.
Opuesto al Senado, al que respetó pero al que apartó de la dirección de los asuntos estables, confió puestos importantes a los caballeros y agrupó a su alrededor a los principales de ellos en un Consejo del Principe, en el cual participaban también algunos juristas (en particular Salvio Juliano).
En política exterior, destacó por haber reforzado las fronteras (construcción en Britania del Muro de Adriano, de 100 km de largo, con 300 torres) y por aplastar la segunda rebelión de Judea (132-135 d. de J.C.), después de la cual Jerusalén fue rebautizada y, los judíos, asesinados o alejados de la ciudad.
De este modo, Adriano anuló, durante dieciocho siglos, a la nación judía.
El fin del reinado no fue muy tranquilo. Adriano se retiró a su villa de Tibur, cerca de Roma. Los senadores conspiraban y, en 138 d. de J.C., cuando murió el emperador, se hizo necesaria toda la energía de Antonino -su hijo adoptivo- para imponerse al Senado.
------------------------Antonino Pío------------------------
Antonino Pío: Roma en su esplendor
Antonino Pío (138-161 d. de J.C.). Así como el reinado de Adriano fue innovador, el de Antonino Pío fue conservador.
Lo que más llamó la atención de sus contemporáneos y la de los historiadores, fue su piedad, en el sentido que daban a esta palabra los romanos: Es decir, su fidelidad y su respeto a los dioses del paganismo.
Favoreció los cultos de Hércules, de los Dióscuros, de Neptuno, de Apolo, de Esculapio, etc. y puso de nuevo en vigor las leyendas virgilianas (Eneida) sobre los orígenes de Roma.
Administrador prudente, concedió generosamente el derecho de ciudadanía, se ocupó de la gente humilde y se dedicó -asistido por jurisconsultos como Ulpiano y Gayo- a modificar la organización judicial: Derechos de defensa, restricciones en el empleo de torturas para hacer confesar a los culpables, limitaciones de los derechos de los amos sobre sus esclavos, etc.
Durante su reinado -que, a fin de cuentas, no es más que un resultado de los anteriores- el Imperio romano alcanza la cima de su gloria.
-----------------------Marco Aurelio-----------------------
Marco Aurelio: Un gobernante filosófico
Marco Aurelio (161-180 d. de J.C.). Antonino, "el emperador perfecto", había adoptado a Marco Aurelio y a Lucio Vero. Al subir al trono imperial, Marco Aurelio asoció al poder a su hermano adoptivo Vero, y juntos gobernaron hasta la muerte de éste (169 d. de J.C.).
Marco Aurelio, emperador filósofo, intentó poner en práctica los principios de la moral estoica, que eran los suyos, y los desarrolló en una obra (escrita en griego), conocida bajo el título de Pensamientos de Marco Aurelio (el verdadero título era: Sobre sí mismo).
Bueno y caritativo, tomó numerosas medidas asistenciales que mejoraron las condiciones de las mujeres, de los niños y de los esclavos, y creó un prefecto de tutelas para ayudar a los huérfanos.
(De hecho fue, igual que Antonino, un conservador que indiscutiblemente practicó el inmovilismo político y religioso. Supersticioso -a pesar de su filosofía-, se abrió muy poco a los cultos orientales que empezaban a difundirse por Occidente).
No hay duda de que aceptó el culto solar, que se celebraba en Baalbek, en el Líbano (por aquella época, la astrología comenzaba a desarrollarse en Roma), pero fue muy adicto a la religión tradicional y veló siempre -como todos los Antoninos- para que las leyes de Domiciano contra los cristianos fueran aplicadas en cuanto éstos manifestasen abiertamente sus creencias.
Durante el reinado de Marco Aurelio fueron martirizados san Justino (en Roma, 163 d. de J.C.), san Potino y santa Blandina (en Lyon, 177 d. de J.C.).
Es curioso observar que, el emperador que ordenaba semejantes suplicios (en aquella época muy frecuentes) escribía en sus Pensamientos:
Es propio del hombre amar, incluso a los que le han ofendido. La hostilidad entre los hombres es contra naturaleza. Ama el género humano.
Tampoco su filosofía le priva de hacer la guerra: contra los partos, que invadieron Siria en 161 d. de J.C.; contra los cuados y los marcomanos, pueblos germánicos que franquearon el Danubio en 167 d. de J.C. y llegaron hasta Aquilea.
La lucha contra estos últimos invasores fue larga. En 175 d. de J.C., una paz efímera autorizó a los bárbaros a establecerse en el Imperio.
Su rebelión, en 177 d. de J.C. provocó nuevas campañas, durante las cuales pereció Marco Aurelio, víctima de la peste, en Vindobona (la Viena actual).
---------------------------Cómodo---------------------------
Cómodo: El segundo Calígula
Cómodo (180-192 d. de J.C.), hijo de Marco Aurelio, era brutal, vanidoso y cruel. Sus hechos más notables se realizaron en el circo, donde se hizo aplaudir por sus hazañas como gladiador.
Este segundo Calígula fue asesinado por su concubina el 31 de diciembre de 192 d. de J.C.
El final trágico de la dinastía de los Antoninos cierra la historia del Alto Imperio.
Con sus sucesores, los Severos (Septimio Severo 193-211 d. de J.C, Caracalla 211-217 d. de J.C. ) de 193 a 235 d. de J.C. y posteriormente con los emperadores soldados, nombrados por el ejercito, (Gordiano 238-244 d. de J.C., Decio 249-251 d. de J.C.) se desarrolla la crisis del Imperio romano, que debía terminar, en Occidente, con el desmoronamiento del poderío romano a causa de las invasiones bárbaras y, en Oriente, con la constitución del Imperio bizantino.
-----------------------Roma imperial-----------------------
Un paseo por la Roma imperial
Este apartado recopila la información disponible de la Roma imperial, con el fin de ofrecer una imagen rápida, pero exacta, del aspecto de la Urbe en su máximo explendor.
Desde sus restos actuales o de la reconstrucción de los mismos, para que sea más intuitivo, pulsando en la imagen en pantalla se cambiará la misma entre el estado actual y las reconstrucciones imaginarias del mismo lugar, y viceversa.
Además, en las dos recostrucciones del Foro Romano, es posible, pulsando sobre cada monumento ahí representado, obtener información adicional sobre el mismo.
------------------------Foro romano------------------------
Foro Romano
Nació y se afirmó como centro político, religioso y jurídico-administrativo de la ciudad antigua después de que el valle por él ocupado, incluido entre las colinas del Palatino, del Capitolio y del Quirinal, fue saneado mediante la construcción de la célebre Cloaca Máxima, convirtiéndose así en el Foro, es decir en la plaza.
Las condiciones en que actualmente se encuentra el Foro se deben principalmente, más que a la acción destructora del tiempo, a la demoledora de los hombres, tras la caída del Imperio Romano.
Foro Romano (visto desde el Arco de Tito)
---------------Templo de Antonino y Faustina---------------
Templo de Antonio y Faustina
Fue erigido por decreto del Senado en memoria de la divinizada Faustina, esposa de Antonino Pío en el 141 d. de J.C..
A la muerte del emperador, el templo fue dedicado también a éste. En la alta Edad Media se transformó en iglesia, dedicada, a partir del s. XII, a S. Lorenzo in Miranda.
Los acanalados oblicuos que atraviesan la parte superior de las columnas sirvieron para sujetar las cuerdas cuando se intentó derribar el antiguo monumento.
Es éste un singular testimonio del saqueo de los monumentos del Foro Romano, llevado a cabo durante toda la Edad Media.
-------------------Templo de Julio César-------------------
Templo de Julio César
Fue construido por Augusto en honor de Julio César, divinizado en el 29 a. de J.C..
En el hueco del podio queda el núcleo de un altar circular erigido casi seguramente en el sitio donde fue cremado el cuerpo del gran caudillo.
Al lado del citado altar, Marco Antonio pronunció el célebre elogio fúnebre:
¡Amigos! ¡Romanos! ¡Conciudadanos! Prestadme atención con vuestros oídos. He venido a sepultar a César, no a elogiarlo. El mal que los hombre cometen se prolonga allende su vida, mientras que el bien se entierra a menudo junto a sus huesos.
----------------------TEMPLO DE VESTA----------------------
TEMPLO DE VESTA
Fundado en época de los reyes, era de planta circular, como reproducción de la primitiva choza.
En él las Vestales custodiaban el fuego sagrado, símbolo de la vida de la Urbe.
Seis sacerdotisas, elegidas entre las más nobles familias romanas, estaban obligadas al sacerdocio durante 30 años. Debían hacer el voto de castidad. Y si lo transgredían, eran condenadas a ser enterradas vivas.
Lo que queda del templo data de la reconstrucción de Julia Domna, esposa de Septimio Severo, después del incendio del 191 d. de J.C.
------------------TEMPLO DE CÁSTOR Y PÓLUX------------------
TEMPLO DE CÁSTOR Y PÓLUX
Fue construido por el dictador Aulo Postumio Albino, respetando un voto hecho por su padre durante la batalla junto al Lago Regillo, en el 499 a. de J.C. y dedicado por el hijo en el 484 a. de J.C..
Narra la leyenda que, en aquella batalla, los dos gemelos Cástor y Pólux condujeron a los romanos a la victoria contra los Tarquinios y los Latinos, y que al llegar a Roma con la noticia de la victoria fueron vistos mientras hacían beber a sus caballos en la Fuente de Yuturna. Precisamente en aquel lugar les fue dedicado un templo en el 484 a. de J.C.
A la última reconstrucción del tiempo de Augusto (6 d. de J.C.) pertenecen las tres columnas que quedan y que figuran entre las más elegantes de la antigüedad clásica.
----------------------ARCO DE AUGUSTO----------------------
ARCO DE AUGUSTO
Fue erigido a raíz de la victoria de Actium en el 29 a. de J.C..
En el año 19 a. de J.C., tras la recuperación de los lábaros de los Partos, se añadieron dos hornacinas laterales.
En los paneles internos de estos pórticos se aplicaban los Fastos Consulares, es decir las listas de los Cónsules y de los Victoriosos.
-----------------------FORO DE CÉSAR-----------------------
FORO DE CÉSAR
Después de pasados cinco siglos, el Foro Romano se había hecho insuficiente par las necesidades políticas de Roma, así que César decidió ampliar el centro político de la ciudad construyendo un nuevo Foro monumental (54 a. de J.C.), expropiando costosos terrenos en las laderas del Capitolio, allanando la zona y creando un conjunto que correspondiese mejor a los nuevos tiempos.
Fue iniciado en el 54 a. de J.C. por Julio César y terminado, después de su muerte, por Octaviano Augusto.
En el centro de la fotografía se ven las tres columnas pertenecientes al templo de Venus Genitrix, erigido en el 46 a. de J.C. como acto de agradecimiento a la diosa por haberlo guiado en la victoria de Farsalia.
Fue sin embargo completamente reconstruido bajo Domiciano e inaugurado bajo Trajano en el 113 d. de J.C.
----------------------Foro de Augusto----------------------
Foro de Augusto
Con este foro, Augusto quiso ampliar las áreas del Foro Romano y del Foro de César, ya excesivamente congestionadas, y crear un nuevo espacio para las multitudes de toda raza y color, que desde todas partes del mundo romano afluían al corazón pulsante del imperio.
Fue erigido para conmemorar la victoria obtenida en Filippi en el año 42 a. de J.C. contra los conjurados Bruto y Casio, asesinos de Julio César. Fue inaugurado en el 2 a. de J.C..
-----------------El COLISEO DESDE EL CIELO-----------------
EL COLISEO DESDE LO ALTO
El gran anfiteatro, mandado construir por Vespasiano para inmortalizar el nombre de los Flavios, fue inaugurado por el emperador Tito en el año 80 d. de J.C. La construcción duró ocho años.
Mide 50 metros de altura, tiene planta elíptica cuyos ejes miden 188 metros por 156.
La cávea, consistente en una gradería que desde la planta oval de la arena subía hasta la balconada, tenía capacidad para unos 50.000 espectadores.
La arquitectura exterior consiste en tres series de arcos superpuestos (80 arcos en cada serie), coronados por un ático de sillería maciza, decorado con pilastras salientes. Entre los arcos, semicolumnas de orden dórico en la planta baja, jónico en el primer piso, y corintio en el segundo.
La arena del Coliseo consistía en un vasto espacio ovalado, cubierto de un entarimado de madera que hoy ha desaparecido por completo; en efecto, aquí son visibles los muros de apoyo del entarimado y las galerías del subsuelo que hospedaban los servicios necesarios para el desarrollo de los juegos, es decir: máquinas elevadoras, jaulas para las fieras, aparatos escénicos, etcétera.
-------------------El velario del Coliseo-------------------
El velario del Coliseo
El inmenso telón se desplegaba, en arriesgada maniobra, por una escuadra de marineros de la flota imperial de Miseno, para proteger a los espectadores contra el calor del sol.
--------------------LA ARENA DEL COLISEO--------------------
LA ARENA DEL COLISEO
Los juegos del Anfiteatro consistían en: Luchas entre gladiadores; Luchas entre gladiadores y fieras; y probablemente también en batallas navales, mientras los sostenes de la arena fueron de madera y, por ello mismo, móviles, para consentir la inundación de la misma.
Esta secuencia evidencia la reconstrucción de la arena y del sistema de elevación de las fieras.
Las fieras eran impulsadas fuera de sus jaulas e inducidas a entrar en rudimentarios elevadores accionados mediante contrapesos.
-----------------GLADIADORES EN EL COLISEO-----------------
COLISEO: COMBATES DE GLADIADORES
Los gladiadores, reclutados entre criminales, esclavos, hombres libres y libertos, se adiestraban en especiales escuelas y se dividían en clases caracterizadas por el tipo de armadura o por el género de combate.
Aquí se observa, a la izquierda de la imagen, al Reciario opuesto al Mirmilo. El Reciario, el de la izquierda, provisto de una red de pescador en forma de campana, trata de enredar en ella al adversario, para herirlo después con el tridente.
La armadura del Mirmilo, el gladiador de la derecha, así llamado con la palabra griega (por su yelmo en forma de pez) nos ofrece una idea de la preciosidad y fantasía de los uniformes de aquellos legendarios luchadores.
El gladiador derribado pedía la gracia al emperador que, tras haber consultado a la multitud, decidía:... "Pulgar hacia abajo" significaba "muerte".
Entrando en la arena, el luchador se votaba a la muerte. Ave Caesar, morituri te salutant! Este era el saludo al Emperador!.
---------------------Letrinas públicas---------------------
Letrina pública romana
Los servicios higiénicos del Coliseo eran probablemente como esta letrina fotografiada en Ostia Antigua.
Obsérvese que eran para uso colectivo, proyectadas y construidas con importantes detalles técnicos e higiénicos.
-------------------TEMPLO DE VENUS Y ROMA-------------------
TEMPLO DE VENUS Y ROMA
Fue construido por Adriano, según proyecto del mismo Emperador en el 135 d. de J.C.. El templo era doble, formado por dos celdas contrapuestas por el ábside: la diosa Roma, orientada hacia el Foro, y la dedicada a Venus, orientada hacia el Coliseo.
Como todos los monumentos antiguos, fue despojado de los materiales de revestimiento. Las tejas de bronce dorado fueron utilizadas por el Papa Honorio I para el techo de la primitiva Basílica de San Pedro, y en el siglo XV se usaba aún como cantera de mármol.
Era el mayor templo de Roma antigua (145 X 100 m. ¡ 14.500 m2 !), rodeado de un pórtico de 150 columnas.
------------------------CIRCO MÁXIMO------------------------
EL CIRCO MÁXIMO
Esta enorme estructura, situada entre las laderas de las colinas Palatino y Aventino, se destinó principalmente a las carreras de bigas y cuadrigas. Se dice que el circo podía contener 250.000 espectadores. Un número enorme para cualquier época.
La tradición atribuye su primera construcción a tiempos de Tarquinio Prisco. Las graderías, de madera en origen, se construyeron después en mampostería. En el año 329 a. de J.C. se construyeron en el lado norte las "carceres", pero la estructura recibió una estable construcción en mampostería tan sólo en el siglo II a. de J.C. Posteriormente, en la época imperial, fue modificada y ampliada.
La inmensa construcción medía 600 metros de longitud y 200 de anchura. En el centro de la pista había la llamada "espina", en torno a la cual los carros giraban siete veces antes de concluir su frenética carrera. Además, dos grandiosos obeliscos estaban hincados en medio de la espina. Totila, el Gran Rey de los godos, fue el último que ofreció a los romanos las carreras en el circo, en el año 549 d. de J.C.
Los Aurigas de los carros justaban por los colores de las 4 facciones, a saber; Blancos, Verdes, Azules y Rojos. Las carreras de los carros suscitaban en el público romano un entusiasmo enorme, que a veces acababa en demostraciones de fanatismo exasperado. Y a menudo se producían peleas sangrientas.
Hacia la izquierda, encima del circo, campeaba el palacio de los Césares, con toda su imponencia y esplendor.
--------------------TERMAS DE CARACALLA--------------------
LAS TERMAS DE CARACALLA
Construidas por Caracalla a partir del 212 d. de J.C. y terminadas hacia el 216 d. de J.C. El recinto exterior fue añadido por iniciativa de Heliogábalo y Alejandro Severo.
Las termas eran un conjunto de edificios para baños públicos y privados, natación, masajes, ejercicios gímnicos, etc.
Además, había bibliotecas, jardines y salas de conferencias.
Era un conjunto de dimensiones imponentes y podía alojar a 1.600 bañistas. El recinto exterior medía 400 metros por 328.
------------INTERIOR DE LAS TERMAS DE CARACALLA------------
TERMAS DE CARACALLA (INTERIOR)
Un detalle de vida romana en las Termas: en primer plano, uno de los dos vestíbulos que daban acceso al "Natatio", es decir la piscina fría descubierta.
--------------Templos de Vesta y Fortuna Viril--------------
Los templos de Vesta y Fortuna Viril
Son popularmente llamados de Vesta (de finales de y de la II siglo a. de J.C.) y de la Fortuna viril (principios del II siglo a. de J.C.)
Sin embargo, el redondo, estaba dedicado a Hércules Holivarius, dios patrono de los mercaderes de aceite; es el más antiguo ejemplo de templo de mármol conservado en Roma.
El otro, rectangular, estaba dedicado a Portunus, divinidad protectora del Puerto Fluvial; es uno de los edificios mejor conservados en Roma, perfecto en la forma y en las líneas; raro ejemplo de arquitectura greco-itálica.
-----------------------ISLA TIBERINA-----------------------
ISLA TIBERINA
La isla mantiene todavía hoy la forma de la nave que le fue dada desde los tiempos de la antigua Roma.
En el centro de la isla estaba el templo dedicado a Esculapio, dios de la medicina.
El área del templo está ocupada actualmente por la antigua iglesia medieval de S. Bartolomé. La isla está enlazada con las orillas del Tíber mediante dos puentes de época romana.
Abajo, a la izquierda, se aprecia un arco del puente Emilio, que data del 179-142 a. de J.C. (primer puente de sillería edificado en Roma).
A la derecha, el puente Fabricio, del 62 a. de J.C., uno de los más antiguos de Roma, que ha llegado hasta nosotros casi intacto. A la izquierda, el puente Cestio, erigido en 46 a. de J.C., pero enteramente reconstruido en el 368 d. de J.C.
En el lado opuesto, frente a la Iglesia, surge el Hospital Fatebenefratelli, instituido en 1548, que continúa la tradición de la isla de curar los cuerpos y las almas.
-----------------TEMPLOS DE APOLO Y BELONA-----------------
TEMPLOS DE APOLO SOSIANO Y DE BELONA
El templo de Apolo Médico, en el centro de la imagen, fue erigido en el 431 a. de J.C. y reconstruido en la forma actual en el 34 a. de J.C. por el cónsul C. Sosius, de quien tomó el nombre.
En él se veneraba al dios Apolo por sus poderes taumatúrgicos. El interior estaba adornada con estatuas y pinturas. En él se reunía a menudo el Senado.
A la derecha, el templo de Belona, divinidad romana relacionada con la guerra. Fue construido por Apio Claudio el Ciego, en el 296 a. de J.C.
A la izquierda se entreve el teatro de Marcelo (11 a. de J.C.)
--------------------TEMPLOS REPUBLICANOS--------------------
4 TEMPLOS DE LA ÉPOCA REPUBLICANA (ENTRE EL IV EL II S. A. DE J.C.)
Vemos en esta imagen 4 templos de la época republicana, que antiguamente formaban el área sagrada de la zona central del Campo de Marte.
En las inmediaciones se encuentra el conjunto del Teatro y Curia de Pompeyo, donde tuvo lugar el asesinato de Julio César en las idus de marzo del año 44 a. de J.C.; aquí pronunció su última frase: "Tu quoque, Brute, fili mi!" (También tú, Bruto, hijo mío!).
Inmediatamente a la derecha se observa el llamado templo A, que data del siglo III a. de J.C. Este templo sufrió, en épocas diferentes, radicales transformaciones. La última modificación es de la edad imperial.
En cambio, en el centro de la foto, se observaba el llamado templo B, reconocido en la fundación de Quinto Lutacio Catulo en el 102 a. de J.C., con motivo de la victoria contra los Cimbrios.
Sigue a éstos el llamado templo C, acaso del IV s. a. de J.C. y que debe considerarse como el más antiguo de los cuatro.
Finalmente, observen el templo D, parcialmente enterrado bajo la Vía Florida. Dicho templo data de siglo II a. de J.C., aunque la parte conservada pertenece a una modificación llevada a cabo en el último período republicano.
--------------------------PANTHEON--------------------------
EL PANTHEON (PANTEÓN)
La primitiva construcción cuyos restos han sido bajo el pronao, data del 27 a. de J.C., por obra de Agripa, pero el edificio actual es de la época de Adriano, realizado entre el 118 y el 125 d. de J.C. Estaba dedicado a todas las divinidades (en griego, Pantheos).
El diámetro del templo es de 43 m. y 30 cm., idéntico a la distancia entre el pavimento y la cima de la cúpula.
Esta es la verdadera maravilla de la construcción. Realizada con una colada única de cal y canto sobre un inmenso molde de madera, es la mayor cúpula del mundo construida con este sistema.
Perfectamente hemisférica, se apoya sobre un muro cilíndrico de seis metros de espesor, aligerado en su parte interior por espacios vacíos; entre un espacio y otro están las partes mayormente comprimidas del edificio.
La gran claraboya superior (9 m. de diámetro) es la única fuente de luz. La lluvia que por ella penetra en el interior es eliminada mediante los sumideros practicados en el centro del pavimento.
En el Pantheon, transformado desde principios del siglo VII en iglesia cristiana, están enterrados los Reyes de Italia y el pintor Rafael Sanzio.
--------------------ESTADIO DE DOMICIANO--------------------
ESTADIO DE DOMICIANO (86 D. DE J.C.)
Con una capacidad para 30.000 espectadores, servía de sede para los juegos atléticos griegos, y a veces también para los juegos de los gladiadores y para la caza de las fieras.
La Plaza Navona, construida sobre las ruinas del Estadio de Domiciano, conserva aún la forma y las dimensiones de éste, y debe su aspecto actual a las intervenciones de Bernini (1598-1680) y de Borromini (1599-1667), por voluntad del Papa Inocencio X (1644-1655), que de ella quiso hacer el centro de la Roma barroca.
El inspirado conjunto orquestado por la genialidad de Bernini encuentra su elemento más expresivo en la Fuente de los Cuatro Ríos (1651), que surge en el centro de la plaza, coronada por un obelisco egipcio.
--------------------MAUSOLEO DE ADRIANO--------------------
MAUSOLEO DE ADRIANO
El emperador quiso edificar para sí y su familia un grandioso monumento fúnebre.
La construcción de la tumba, iniciada en el 130 d. de J.C., fue terminada un año después de la muerte del emperador, en el 139 d. de J.C por Antonino Pío.
El puente de Sant'Angelo, que recibe el nombre de las estatuas berninianas que lo decoran, es el antiguo puente Helio (134 d. de J.C.), edificado para acceder a la tumba del emperador.
Durante la Edad Media, numerosos edificios de la Roma imperial fueron adecuados a nuevo uso. El ejemplo más evidente es la poderosa fortaleza, construida después sobre el basamento del Mausoleo de Adriano.
------------------Tumba de Cecilia Metela------------------
Tumba de Cecilia Metela (I a. de J.C.)
La Vía Appia, iniciada en el 312 a. de J.C. por el cónsul Appio Claudio, del que toma el nombre, fue la primera de las grandes calzadas consulares.
Enlazaba Roma con el Sur de Italia, llegando con ulterior prolongación en el 190 a. de J.C., hasta Brindisi, el antiguo puerto del que zarpaban las naves hacia Grecia, el Asia Menor y Egipto.
La tumba de Cecilia Metela es una de las mejores conservadas. Fue construida por Cecilia, hija de Quinto Metelo Crético y esposa de Craso.
La estructura cilíndrica, de 20 metros de diámetro, se apoya sobre un basamento cuadrado, de cal y canto, del que ha sido arrancado el revestimiento.
En el siglo XIII se convirtió en torreón del castillo de la familia Caetani.
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