domingo, 23 de octubre de 2011

MARIA TUDOR

María I de Inglaterra, conocida como “María Tudor” y “La Sanguinaria” (en inglés, “Bloody Mary”, 1516-1558). Nació el (18 de febrero de 1516) en Greenwich, Inglaterra y murió el (17 de noviembre de 1558) en Londres, Inglaterra. Reina de Inglaterra e Irlanda desde (1553), siendo la tercera mujer en acceder al Trono Inglés, luego de Matilde de Inglaterra y de su prima Juana Grey. Fue el cuarto monarca de la Dinastía Tudor; recordada por abrogar las Reforma Inglesa introducida por Enrique VIII y someter de nuevo a Inglaterra a la “Disciplina Papal” el (30 de noviembre de 1554) con el apoyo del Cardenal Reginald Pole y de Chapuys, Embajador Español en Londres, Inglaterra. En dicho proceso, condenó a casi 300 religiosos disidentes a morir en la Hoguera en las “Persecuciones Marianas”, ganándose el apodo de “María la Sanguinaria”. El restablecimiento del Catolicismo fue revertido por su sucesora y medio hermana, la Reina Elizabeth I (Isabel I).

Infancia y Primeros Años:

María fue la única hija de Enrique VIII y su primera esposa, Catalina de Aragón que sobrevivió a la infancia. Su madre abortó en varias ocasiones, una hermana nació muerta y 3 hermanos apenas vivieron, incluyendo entre ellos a Enrique, Duque de Cornualles, que la precedió. Por parte de madre era nieta de Fernando II de Aragón y de Isabel I de Castilla. Nació en el Palacio de Placentia en Greenwich, Londres. Fue bautizada con el Cardenal Thomas Wolsey como padrino. Fue una niña enfermiza con problemas de visión y dolores de cabeza. John Hussey, Barón Hussey de Sleaford fue su Chambelán, y su mujer, Lady Anne, hija de George Grey, una sus ayudantes.

A pesar de sus problemas de salud, fue una niña precoz. Gran parte del reconocimiento de su esmerada educación se la debe a su madre, quien contó para ello con el filósofo, escritor y pedagogo español Juan Luis Vives (1492-1540). También estudió griego, ciencias y música. En julio de (1521), con apenas 5 años, entretenía a las visitas con una representación de la “virginal”, un pequeño clavicémbalo. Enrique VIII la adoraba y alardeaba frente a sus amistades de su buen comportamiento. A la edad de nueve años, su padre le donó su propia corte en el Castillo de Ludlow, así como varias Prerrogativas Reales, solo concedidas al Príncipe de Gales, llamándola incluso Princesa de Gales. En (1526), fue enviada a Gales para presidir el Consejo de Gales y las Marcas. A pesar del afecto que le profesaba, el Rey Enrique VIII estaba decepcionado por la ausencia de hijos varones.

Durante su infancia Enrique VIII negoció posibles matrimonios para su hija. Cuando solo tenía 2 años fue prometida al hijo del Rey de Francia Francisco I, pero 3 años después se canceló el trato. En (1522) se acordó el Tratado de Windsor por el que se casaría con su primo, el Emperador Carlos V, que por entonces contaba con 22 años. Sin embargo, el compromiso se rompió años después. Fue entonces cuando se sugirió la boda con el padre del delfín de Francia, Francisco I, quien deseaba una alianza con Inglaterra. Un tratado de matrimonio se firmó en el que se estipulaba que María I se casaría con Francisco I o su segundo hijo Henry, Duque de Orleans. Sin embargo, el Cardenal Thomas Wolsey, consejero jefe de Enrique VIII, consiguió asegurar la alianza sin el matrimonio.

Mientras, el matrimonio de los padres de María I estaba en peligro debido a la falta del heredero varón. El Rey Enrique VIII intentó la anulación, pero el Papa Clemente VII lo rechazó. Se especula con que la decisión del Papa Clemente VII estuvo influida por el antiguo prometido y sobrino de la madre de María I, Carlos V. Enrique VIII había alegado consanguinidad (a pesar del debate sobre la posible consumación del matrimonio), ya que su esposa había estado casada anteriormente con su hermano Arturo. En (1533) Enrique VIII se casó en secreto con Ana Bolena y más tarde el matrimonio con Catalina de Aragón fue declarado inválido. Enrique entonces rompe relaciones con la Iglesia Católica y se proclamó cabeza de la Iglesia Anglicana. Como consecuencia de ello, Catalina de Aragón perdió su título de reina pero mantuvo el de “Princesa Viuda de Gales”, título que llevaría como viuda del Príncipe Arturo. María I fue declarada ilegítima, pasó a recibir el trato de “Lady Mary” y se desterró de la línea de sucesión, ocupando su puesto su hermanastra, la hija de Ana Bolena, la futura Isabel I. María I fue expulsada de la Corte, así como sus sirvientes de sus trabajos y fue obligada a servir como dama de compañía de Isabel I. No se le permitió ver a su madre ni asistir a su funeral en (1536). Se dice que la razón del frío comportamiento hacia su hermanastra Isabel se debió al trato que recibió durante estos años.

Cuando Ana Bolena fue decapitada, Isabel I perdió su tratamiento de princesa, pasó a ser tratada como “Lady Isabel” y fue eliminada de la línea de sucesión. Pocos días después de la muerte de Ana Bolena, Enrique VIII se casó con Jane Seymour, quien murió tras dar a luz a un varón, el futuro Eduardo VI. María I fue la madrina y presidió el duelo en su funeral. En respuesta a este gesto, Eduardo VI le concedió una casa y le permitió residir en los palacios reales. La publicación de los gastos personales que hizo durante ese periodo demuestran que residió en Hatfield House, en el Palacio de Beaulieu, también llamado Newhall, Richmond y Hunsdon.

En (1543) Enrique VIII se casó por sexta vez, en esta ocasión con Catalina Parr, quien consiguió unir a toda la familia. Un año después, mediante el “Acta de Sucesión” Enrique VIII volvió a incluir a sus 2 hijas en la línea de sucesión detrás de su hermano Eduardo, a pesar de seguir siendo ilegítimas de manera oficial. Enrique VIII muere en (1547) y su hijo Eduardo VI le sucede. Puesto que todavía es menor, la regencia pasa a un consejo dominado por Protestantes que intentó implantar su fe en todo el país. Por ejemplo, el “Acta de Uniformidad” (1549) prescribía los Ritos Protestantes, tales como el uso del “Libro de Oraciones” de Thomas Cranmer.

Ascenso:

Eduardo VI muere de tuberculosis en julio de (1553). Eduardo VI, así como su padre Enrique VIII, no quería que María heredase la corona por miedo a que reimplantara el Catolicismo y deshiciera todas las reformas hechas hasta ese momento. Por ello planea excluirla de la línea sucesoria, algo que le desaconsejan sus asesores ya que tendría que excluir también a su hermana Isabel. Guiado por John Dudley, Duque de Northumberland, Eduardo VI excluye a ambas de la línea de sucesión en su testamento.

Eduardo VI alega que Lady Jane Grey, nuera de Dudley, nieta de la Reina de Francia y hermana de Enrique VII, sea la que le suceda. Sin embargo esta exclusión contradice el “Acta de Sucesión” de (1544) en la que restauraba a María e Isabel en la línea sucesoria. A punto de morir Eduardo VI, María había sido enviada de vuelta a Londres desde el castillo de Framlingham (Suffolk), donde se había mudado recientemente tras abandonar la residencia del Palacio de Beaulieu. Sin embargo, María I dudó de que este viaje fuera solo un pretexto para ser capturada y facilitar así el ascenso de Grey al trono. Lady Grey fue proclamada Reina de Inglaterra el (10 de julio de 1553). Sin embargo, sus apoyos rápidamente se debilitaron y fue destronada 9 días después. Al destronamiento de Grey le sucede la llegada triunfante aclamada por el pueblo de María I, para asumir el puesto que había dejado Grey. John Dudley y Lady Grey fueron encarcelados en la Torre de Londres y finalmente ejecutados. María I temía que si Lady Jane seguía viva pudiera organizar revueltas contra su reinado.

Una de las primeras medidas como reina fue la de liberar de la prisión de la Torre de Londres al católico Thomas Howard, Duque de Norfolk y a Stephen Gardiner. En esos momentos el único ejecutado por cargos de alta traición había sido el Duque de Northumberland. María I solo podía confiar en Stephen Gardiner, a quien nombró Obispo de Winchester y Lord Chancellor, ya que casi todos los consejeros privados estaban implicados en la conjura para coronar a Lady Jane. Stephen Gardiner proclamó de manera formal y oficial a María I el (1 de octubre de 1553).

Matrimonio:

A los 37 años María I vuelca toda su atención en buscar marido y procrear un heredero para evitar que acceda al trono la protestante Elizabeth I ó Isabel I (quien todavía era su sucesora según las condiciones del testamento de Enrique VIII). María I rechaza la proposición de Eduardo Courtenay, Conde de Devon, ya que tenía las perspectivas de casarse con el entonces príncipe Felipe de España, hijo de su primo Carlos V, el futuro Felipe II de España. Se dice que tras haber visto el cuadro de cuerpo entero pintado por Tiziano (ahora expuesto en el Museo del Prado), María declaró haberse enamorado de él.

La ceremonia tuvo lugar en la Catedral de Winchester el (25 de julio de 1554), dos días después de su primer encuentro. El punto de vista de Felipe II era puramente político (había declarado admirar su dignidad pero no sentía “ningún deseo carnal por ella”). A raíz de esta boda, la reina fue retratada por Antonio Moro en el famoso cuadro, ahora en el Museo del Prado. Lord Chancellor Gardiner y la Cámara de los Comunes le pidieron que se casara con un inglés ante el temor de que la nación se viera relegado a depender de España. Este miedo podría haberse acrecentado en el hecho de que María (excluyendo a los breves y fallidos Reinados de Lady Jane y la Emperatriz Matilde) fue la primera monarca reinante de Inglaterra.

A los 3 meses de su matrimonio María I empieza a sospechar que está embarazada, viendo como su vientre aumentaba de volumen, pero el alumbramiento no llegaba y el tiempo se dilataba por lo que los médicos atribuyeron la inflamación del vientre real a una hidropesía, vulgar retención de líquidos. Su marido la convenció para que liberase a su hermana Isabel del arresto domiciliario al que se encontraba sometida probablemente para verse favorecido por ella en caso de muerte de su esposa.

Política Exterior:

Numerosas insurrecciones comenzaron a surgir cuando se reafirmó en casarse con Felipe II, de quien estaba enamorada. El Duque de Suffolk volvió a proclamar que su hija Lady Jane Grey era la reina. En apoyo a Isabel I, Thomas Wyatt lideró una fuerza invicta hasta su llegada a Londres desde Kent. Tras haber sido aplastadas las rebeliones, el duque de Suffolk, su hija Lady Jane Grey y su marido fueron encarcelados por alta traición y ejecutados. Isabel, a pesar de declarar su inocencia en el caso Wyatt fue encarcelada durante 2 meses en la Torre de Londres y más tarde bajo arresto domiciliado en el Palacio de Woodstock. Según las condiciones del contrato de matrimonio, a Felipe II se le llamaría “Rey de Inglaterra”, todos los documentos oficiales (incluidas las “Actas del Parlamento”) se firmarían con ambos nombres y el Parlamento debía ser llamado bajo la autoridad conjunta. Se acuñaron también monedas con la cara de ambos. El contrato de matrimonio se dispuso que Inglaterra no estaría obligada a ofrecer apoyo militar al padre de Felipe II en cualquier posible guerra. Los poderes de Felipe II, sin embargo, eran extremadamente limitados, así como los Monarcas no constituían una unión tan poderosa como la de Guillermo III y María II.

Intolerancia y Persecución Religiosa:

María I se preocupó intensamente de asuntos relacionados con la Religión: “Siempre rechazó la ruptura con la Iglesia Católica emprendida por su padre Enrique VIII y el establecimiento del Protestantismo que hizo su hermano Eduardo VI. Restauró las relaciones con Roma y con el hijo de su Institutriz la Condesa de Salisbury, el Cardenal Reginal Pole, quien tras la ejecución de Thomas Cranmer fue Arzobispo de Canterbury”.

María I también persuadió al Parlamento para rechazar las Leyes Protestantes aprobadas por Enrique VIII. Para conseguir un acuerdo tuvo que hacer una importante concesión: “Decenas de miles de acres de Tierras Monacales confiscadas por Enrique VIII no serían devueltas debido a la influencia que tenían los nuevos dueños mediante esta distribución”. El restablecimiento de las “Leyes contra los Herejes” fueron aprobadas en (1554). También se comenzó una “reforma monetaria” supervisada por Thomas Gresham para contrarrestar la dramática devaluación que caracterizó los últimos años del Reinado de Enrique VIII y el de su hijo Eduardo VI, aunque todas estas medidas supusieron un amplio fracaso.

Las Persecuciones Religiosas en Inglaterra (conocidas como las “Persecuciones Marianas”) duraron los 5 años del Reinado de María I (1553-1558), en los que numerosos Líderes Protestantes fueron ejecutados, otros tuvieron que exiliarse y cerca de 800 permanecieron en el país. Entre los ejecutados se encuentra John Rogers (4 de febrero de 1555); Jhon Hooper, Obispo de Gloucester, que antes no se había privado de decir a quien quisiera escucharle que todo Sacerdote Católico debía ser ahogado; pero a él no lo ahogaron, fue quemado vivo al mes siguiente delante de su propia catedral; el Arzobispo de Canterbury Thomas Cranmer, ejemplo de converso y fanático en cualquier situación, que años atrás, como perfecto católico, no había dudado en mandar a la Hoguera a aquellos que negasen el “Dogma de la Transustanciación”, y después, como Protestante, a quien la defendiese; Nicholas Ridley, Obispo de Londres y el Reformador Protestante Hugh Latimer, respectivamente, por negarse a retractarse de sus creencias a pesar de ser torturados, así como John Philpot, Archidiácono de Westminster. Aunque no existe unanimidad acerca del número de condenados, John Foxe calcula en su “Libro de los Mártires” que 284 personas fueron ejecutados por cuestiones de fe. Apareció de manera destacada y vilipendiada en dicho libro, publicado en (1562), cuyas siguientes ediciones gozaron de mucha popularidad entre los Protestantes durante el s. XIX.

Política Exterior:

La creación del Reino de Irlanda en (1542) no fue reconocida por la Europa Católica, pero en (1555), María I obtiene una Bula Papal en la que confirmaba que ella y su esposo eran los Monarcas de Irlanda. De este modo la Iglesia Católica acepta el lazo de unión entre los reinos de Inglaterra e Irlanda. Los Condados de Laois y Offaly fueron conocidos como Condado del Rey (King's County) y Condado de la Reina (Queen's County) antes de la independencia de Irlanda para fomentar la Reconquista de los Tudor. Sus principales ciudades se llamaron Maryborough (Portlaoise oficialmente desde 1920) y Philipstown (Daingean oficialmente desde 1920) respectivamente. Numerosos Colonialistas Ingleses se asentaron en las tierras del centro para reducir los ataques de Pale, la Colonia cercana a Dublín.

Tras haber heredado el Trono de España después de que su padre abdicara, Felipe II volvió a Inglaterra desde marzo hasta julio de (1557) para convencerla para que apoyase a España en una guerra contra Francia (las Guerras Italianas). Como existía una vieja alianza entre Irlanda y Francia, las relaciones comerciales con Francia se pondrían en peligro e Inglaterra se sufría en ese momento una marcada pobreza financiera como legado de una mala economía del reinado de Eduardo VI. Como resultado del acuerdo para declarar la guerra a Francia (y violar el específico y cuidadoso contrato de matrimonio firmado) en Inglaterra la facción protestante inició una campaña llenando las calles de panfletos sediciosos que encendían los ánimos contra los españoles. Los malos resultados de las fuerzas inglesas se traducen en la pérdida el (13 de enero de 1558) de la única posesión continental que le quedaba al país, Calais.

Relaciones Comerciales:

A pesar de la unión con Felipe II de España, Inglaterra no se benefició del enorme y lucrativo comercio con el Nuevo Mundo. Los españoles guardaban con celo los ingresos que le reportaban y debido a que estaba casada con un español, María I no podía aprobar el comercio ilegítimo (a modo de piratería). En un intento por aumentar el comercio y poder rescatar la economía, continuó la política de Northumberlan de buscar nuevos puertos comerciales fuera de Europa. Así intentaba reconciliar la nueva forma de gobierno (que suponía gastos mayores) con el sistema medieval de imposición de aranceles y deudas.

Para solucionar dicho problema en (1558) el Gobierno publicó el “Libro de Tasas” (“Book of Rates”), en el que se exponía una lista de aranceles para cada importación. William Paulet, Marqués de Winchester fue nombrado perito de aduanas y entre sus tareas se le asignó la de la supervisión del sistema de recaudación de impuestos.

Muerte:

Durante su reinado sufrió 2 falsos embarazos, por lo que se especuló que podría deberse a la presión por crear un heredero, aunque los síntomas físicos, entre los que se incluía lactancia y luego la pérdida de visión, hacían sospechar de que se trataba de algún desorden hormonal, tal como un tumor de la glándula pituitaria. María I decretó en su testamento que su marido debería adquirir la regencia en caso de que su descendencia no hubiera cumplido la mayoría de edad. Su muerte se produjo el (17 de noviembre de 1558) en el Palacio de St. James. A pesar de que su testamento recogía su voluntad de ser enterrada junto a su madre, finalmente fue enterrada en la Abadía de Westminster, que más tarde compartiría con Isabel I.

Legado:

María I disfrutó de una tremenda popularidad entre el pueblo debido al duro trato que recibió en los comienzos de su reinado, especialmente por la población católica. Sin embargo su matrimonio con Felipe II no fue bien aceptado entre sus súbditos; en el contrato de matrimonio se especificaba claramente que Inglaterra no se vería envuelta en guerras de España, pero se demostró que esta condición no tenía ningún sentido. Felipe II pasó la mayor parte del tiempo gobernando sus territorios en Europa Continental mientras su esposa permanecía en Inglaterra y tras la muerte de su esposa, Felipe II fue pretendiente de Isabel I pero fue rechazado por ella.

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