domingo, 15 de agosto de 2010

EL PRECIO DE LA ESTUPIDEZ HUMANA.


Existen dos clases de arte, el llamado figurativo, cuyas formas cualquiera reconocería, y el llamado abstracto, que como su mismo nombre indica, aparentemente nadie sabría distinguir lo que es. Personalmente me gusta y valoro muchísmo el arte figurativo, pero el arte abstracto lo considero como un derivado de la estupidez humana, y por lo cual incluso se cotiza y se paga más que el verdadero arte.

Puede que algunos lo consideren como el nuevo arte de vanguardia de las últimas décadas, con la definición más indefinible, como las que utiliza cualquier crítico de arte eminente, y con la finalidad expresa de embrollar y confundir, incluso a aquellos que se consideran grandes intelectuales en la materia, para darle su valor material en varios millones de euros, como muestra del precio de la propia estupidez humana.

Y para eso, los coleccionistas obsesionados siempre en disponer de lo mejor, ya no regatean ni el precio. Miras absorto el cuadro, y te dicen algo así: "la pintura plasma una gran forma multidimensional, en cierto modo lineal donde destacan las luces y sombras de ese inimitable colorido conceptual estático. Un cuadro indiscutible en sí de una creación antiplástica formal, basada en la ambivalencia de las estructuras fundamentales. Digamos lo propiamente visceral, donde se percibe un conflicto entre el deseo de expresar el espacio intemporal y el movimiento maniqueo inherente a la creación del artista nato por el que estalla la aspiración hacia el grafismo interiorizado: el color por el color, si es que hay que decirlo así."

¿Alguien ha entendido esa explicación?. Otra cosa que podría justificar el elevado precio de un cuadro abstracto sería el modo en que ha sido pintado. Se de uno de esos locos artistas extravagantes que ponía la tela bien cogida en el suelo de un aeropuerto, junto con el reactor de un avión Boeing, y de manera inspiradora lanzaba al aire los toques de pintura, que la ráfaga de aire de la turbina en marcha, dispara las gotas de pintura encima del lienzo, quedando al final una maravilla de arte abstracto que justificaba la locura de los millones que ello valía, un cuadro digno de estar colgado en el comedor de cualquiera de los potentados más ricos del mundo.

¿Sabéis, por ejemplo, que corre el rumor que un tal David Marínez pagó 140 millones de dólares a David Geffen en una venta privada en el año 2006 por este espectacular "drip" de Jackson Pollock títulado "Number 5, 1948", y pintado en el año 1948, que podéis ver en la portada de la presente entrada de mi blog.

En la foto de abajo podéis ver cómo el artista pintó su cuadro.



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