Un cuadro que el austriaco Oskar Koroschka se inspiró en su
amante Alma Mahler. La amó tan apasionadamente, que cuando la propia Alma
Mahler rompió con él, le supuso la pérdida de la razón del artista, y eso lo
podemos ver en este lienzo que refleja la angustia de un amor perdido, aunque
en el cuadro representa también los momentos que estuvieron juntos abrazados el
uno con el otro, esos instantes en el que los dos amantes viven el amor el uno
junto al otro tendidos y abrazados, y que quisieran que fueran eternos y ajenos
a todo lo exterior, a todo lo tenebroso que pueda rodearles.
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