domingo, 23 de octubre de 2011

RETRATO DE NICOLÁS MAQUIAVELO


Nicolás Maquiavelo (en italiano Niccolò di Bernardo dei Machiavelli, Florencia, 3 de mayo de 1469 - Florencia, 21 de junio de 1527). Filósofo, político y escritor italiano, considerado como uno de los teóricos políticos más notables del Renacimiento, pues con su aporte se abre camino a la Modernidad Europea en su concepción política y a la reestructuración social, al desligar el ámbito político de ámbito ético-moral y del ámbito teológico-religioso. Rechazó la concepción del “Derecho Divino de los Monarcas”. Según Nicolás Maquiavelo, “el verdadero poder político no tiene nada que ver con lo divino o sobrenatural”.

Con Nicolás Maquiavelo, la política adquiere autonomía y secularización en Europa. La política no se desarrolla por voluntad divina, sino en virtud de causas naturales (humanas). Su actividad diplomática desempeñó un papel decisivo en la formación de su pensamiento político, centrado en el funcionamiento del Estado y en la mentalidad de sus Gobernantes o Soberanos (Príncipes). Se podrían enumerar en estos 4 postulados el aporte de Maquiavelo a la teoría política moderna:

1. Analizó la cuestión del poder en territorios estrictamente políticos, inauguró una visión realista de la política totalmente despojado de elementos teológico-religiosos y ético-morales. La política es vista como un campo autónomo de acción.
2. Sentó las bases del concepto de Estado Moderno.
3. Define a la política como la lucha permanente del poder.
4. El objetivo de la acción política es la obtención y conservación del poder.

En el prólogo de los “Discursos sobre la primera década de Tito Livio”, Nicolás Maquiavelo manifiesta su pensamiento respecto de la existencia de cualidades humanas imperecederas al afirmar que “El cielo, el sol, los elementos, los hombres, tienen hoy el mismo orden, movimiento y poder que en la antigüedad” . Se deduce de ello que para Nicolás Maquiavelo la naturaleza o condición humana posee cualidades invariables e inmutables, intrínsecas a todos los seres humanos de la antigüedad y del presente.

Nicolás Maquiavelo está claramente inscrito en la corriente denominada “pesimismo antropológico”, ya tiene una concepción trágica y “pesimista” (al igual que Thomas Hobbes) de la naturaleza o condición humana: “Para Nicolás Maquiavelo, el ser humano es perverso, ambicioso, hostil y egoísta por naturaleza, dispuesto a satisfacer sus pasiones y deseos y sólo preocupado por su seguridad y por aumentar su poder sobre los demás, ya que las pasiones que lo constituyen, en especial la ambición y el miedo, llevan inevitablemente al enfrentamiento recíproco como una condición natural. Los seres humanos hacen el bien por la fuerza; pero cuando gozan de los medios y libertad para ejecutar el mal, todo lo llenan de confusión y desorden. Si dicha propensión está oculta algún tiempo, es por razones desconocidas y por falta de motivo para mostrarse; pero el tiempo, maestro de todas las verdades, la pone pronto de manifiesto; sólo un Estado fuerte, gobernado por un Príncipe astuto y sin escrúpulos morales, puede garantizar un orden social justo que frene la violencia humana”. La sociedad no podía existir (o subsistir) sin orden, y a la vez, el orden no es posible sin la coacción y la fuerza que los pocos jefes ejercen (o deben ejercer), si quieren conservar su poder sobre los dominados.

La maldad humana, siempre dispuesta a manifestarse en la ocasión oportuna, es el principio del “cálculo político”. De este modo, la teoría y la praxis política son ajenas a la moral, a la teología y la religión e independientes de ellas. Esto no significa que las acciones políticas no merezcan un juicio moral y dejen de ser buenas o malas; quiere decir que la política es un territorio en el que la moral no resulta siempre aplicable, un ámbito de “necesidad”, es decir, de rigurosa concatenación causal, en el que el principio de la supervivencia que rige la adquisición y conservación del poder y el mantenimiento del Estado impone un único curso de acción que hace frecuentemente el mal inevitable.

Lo que se denomina “moral” es, según Nicolás Maquiavelo, algo propio de ámbito privado de ser humano, que no tiene que afrontar el gran juego del poder y limita su existencia al orden subjetivo. Nicolás Maquiavelo previene que si alguien no desea infringir la moral al grado requerido en la política, mejor hará en no ingresar en la lucha por el poder. Si insiste en una y otra cosa, su fracaso será seguro, y sin poder realizar sus proyectos, en cambio pondrá en riesgo su seguridad y hasta su propia vida. Si se quiere tener éxito en la política, se deberá estar dispuesto a recurrir, cuando la situación lo exija, a la mentira, la traición, la tortura y el asesinato. Son estos medios cruelísimos, no sólo anticristianos, sino inhumanos; todos deben evitarlos prefiriendo la vida de ciudadano a ser Gobernante, Soberano o Monarca a costa de tanta destrucción de seres humanos. Quien no quiera seguir este buen camino y desee conservar la dominación, necesita ejecutar dichas maldades.

Nicolás Maquiavelo reclama una especificidad ético-moral propia de lo político, que acepta como permisibles “actos de engaño y crueldad”. A través de su obra, Nicolás Maquiavelo demuestra que en lo político se hace y se ha hecho el mal, llegando a sostener que en el ámbito político existen ocasiones en que se debe hacer el mal porque la necesidad lo demanda. El Príncipe o Gobernante posee el derecho de “adentrarse en el mal cuando lo necesite”.

Nicolás Maquiavelo redefine el concepto de “Virtud”. La “Virtud” consiste en la habilidad para alcanzar una “verdad efectiva” al margen de las restricciones de tipo filosófico y moral. El Príncipe o Gobernante se halla “más allá del bien y del mal”, porque su característica principal es la “Virtud”, la Fuerza y Astucia necesarias para colocarse a la cabeza del Estado, gobernarlo y mantener el poder contra todos sus enemigos. En Nicolás Maquiavelo siempre está presente la idea de que los objetivos y los resultados son los que pueden absolver de culpas como la criminal. No es en sí mismo el crimen el que se justifica, sino la razón por el que tal acto se cometió. En definitiva, 2 son los principales factores que nos llevan a sostener que en Nicolás Maquiavelo se reclama la autonomía de la política respecto de la moral, la teología y la religión. Por una parte su constante inclinación a defender la idea de que el “fin” (objetivo-resultado) es capaz de justificar los medios utilizados y, por otra, la indiferencia respecto de los postulados teológico-religiosos (judeocristianos).

Nicolás Maquiavelo fue el primero en usar el concepto “Estado” en su sentido moderno. Algunos le atribuyen a Nicolás Maquiavelo la invención de la dictadura moderna y su consiguiente “Realpolitik” (en alemán “política de la realidad” o la política exterior basada en intereses prácticos más que en la teoría o la moral. “La Realpolitik aboga por el avance en los intereses nacionales de una nación, en lugar de seguir principios morales o teóricos”), como expresión específicamente distinta de las antiguas formas de Totalitarismo y Despotismo.

Como el ser humano tiene una naturaleza fija y permanente, la legalidad política es también constante y el saber político puede tener un valor universal. De ahí que la historia antigua y la realidad contemporánea aporten una experiencia igualmente válida para la extracción de las normas de comportamiento político. Sus ideas políticas estaban impregnadas de sentido práctico y una visión realista de gobierno. La reflexión filosófica sobre la política de Nicolás Maquiavelo se basa en la “atención a la realidad, sin ilusiones, ficciones o autoengaños”. Parte de cómo son las cosas y cómo es el ser humano (perspectiva descriptiva), no de cómo deberían ser las cosas o de cómo debería ser y actuar el ser humano (perspectiva prescriptiva).
Nicolás Maquiavelo abandona así una concepción normativa de la política, habitual en filosofía y basada en la norma moral de la razón o en el precepto de la religión y la teología, para construir una política positiva (empírica). “Maquiavelo no era un filósofo en el sentido clásico o medieval del término. No tenía un sistema especulativo. Su libro ejerció, sin embargo, una poderosa influencia indirecta sobre el desenvolvimiento del pensamiento filosófico moderno. Pues él fue el primero que de manera manifiesta e indudable, rompió con toda tradición escolástica. Destruyó la piedra angular de esta tradición” . “No argumenta nunca sobre doctrina o máximas políticas. Para él, los únicos argumentos válidos son los hechos reales y patentes que presenta la vida política. Basta con indicar la naturaleza de las cosas para destruir el sistema jerárquico y teocrático”.

Nicolás Maquiavelo sostiene la teoría de que el Príncipe o Gobernante no debe regir sus actos por normas morales o procedentes del Derecho Natural, sino que debe reconocer como única guía el bien del Estado, que sea capaz de aplastar las luchas internas. El Príncipe o Gobernante debe ser hábil, fuerte y astuto; debe regirse por el principio de supervivencia (adquisición y conservación del poder) y atender la conservación del Estado, porque el Estado es la única garantía de la paz y el orden entre los individuos; no debe tener escrúpulos morales; debe humillarse cuando sea necesario hacerlo, pero sólo para luego imponerse sobre aquellos ante quienes por conveniencia se ha humillado; debe ejercer, cuando es necesario, la violencia; debe saber halagar a las multitudes. Pero sobre todo, debe pasar por encima de todos los poderes, incluyendo el poder religioso. La defensa militar debe depender exclusivamente del Estado para garantizar la convivencia pacífica. Nicolás Maquiavelo aconseja que el Príncipe o Gobernante debe cuidar su reputación para mantener la adhesión del Pueblo, por lo cual su mayor cualidad es la hipocresía. Aquel Príncipe o Gobernante que obtenga el poder mediante el crimen y el maltrato, siendo éste vil y déspota; debe entender que una vez subido al poder tiene que cambiar esa actitud hacia el pueblo. Dándole libertad al pueblo, para ganarse el favor del mismo, ya que al fin y al cabo estos serán los que decidan su futuro.

Aunque Nicolás Maquiavelo nunca lo dijo explícitamente, se le atribuye la frase “todo tiene su precio y el fin justifica los medios”, ya que resume muchas de sus ideas. La frase que realmente dijo fue: “Haga, pues, el príncipe lo necesario para vencer y mantener el estado, y los medios que utilice siempre serán considerados honrados y serán alabados por todos”.

Nicolás Maquiavelo se declara partidario de la República, partiendo del supuesto de que toda comunidad tiene 2 espíritus contrapuestos: “Los que aspiran al poder (Gobernantes, Soberanos o Príncipes) y los que aspiran a la seguridad y al orden (Pueblo), que están en constante conflicto”. Para Nicolás Maquiavelo el mejor régimen es una República bien organizada (toma como ejemplo la “República Romana”), aquella que logre dar participación a los 2 partidos de la comunidad para de esta manera contener el conflicto político dentro de la esfera pública.
Nicolás Maquiavelo señala, y de aquí la calificación de bien organizada, que es primordial que en la República se disponga de las instituciones necesarias para canalizar el conflicto dentro de las mismas sin las cuales la República se desarmaría. Ninguna de las otras formas de gobierno como la Aristocracia, la Tiranía, la Democracia o la Monarquía logran el equilibrio de los partidos dentro del régimen por lo que son inestables. Lo que la sociedad requiere es la construcción de un régimen que permita prevenir los malos gobiernos. La tarea de un estadista comprometido con su comunidad estaría orientada, en ese sentido, hacia el futuro, no quedando restringida al presente. No consiste, pues, la salud de una República o de un Reino en tener un Gobernante o Príncipe que prudentemente gobierne mientras viva, sino en uno que organice de suerte que esta organización subsista aún después de muerto el fundador. Nicolás Maquiavelo afirma “que todas las demás formas de gobierno son perjudiciales, las 3 que calificamos como buenas por su escasa duración (monárquica, aristocrática y democrática), y las otras tres por la malignidad de su índole (tiranía, oligarquía y licencia). Un legislador prudente que conozca estos defectos, huirá de ellas, estableciendo un régimen mixto que de todas participe, el cual será más firme y estable; porque en una constitución donde coexista la monarquía, la aristocracia y la democracia, cada uno de estos poderes vigila y contrarresta los abusos de los otros”.

Los intérpretes proclives a las tesis republicanas han pretendido, desde el filósofo, pedagogo y escritor francés Jean Jacques Rousseau, conciliar la contradicción entre los “Discursos sobre la primera década de Tito Livio” y “El Príncipe” considerando que este último supone un ejercicio de ironía que sencillamente desnudaba a la luz pública lo que eran las verdaderas prácticas del poder.

Sin embargo, la oposición a la República que podría inferirse en “El Príncipe”, debe tenerse en cuenta que cuando Nicolás Maquiavelo lo escribe está escribiendo para mostrar a Lorenzo de Medicis como debe desempeñarse si es que quiere unificar Italia y sacarla de la crisis en la que se encuentra. Nicolás Maquiavelo aclara también que puede existir un ser humano cuya virtud política (saber aprovechar los momentos de fortuna y escapar de los desfavorables) supere a la República en conjunto pero dicha virtud política morirá con el mortal que la posea, cosa que no ocurriría en una República bien organizada. La auténtica preocupación política de Nicolás Maquiavelo es: “La formación de un Estado moderno en la Italia de su tiempo”.

Nicolás Maquiavelo entiende que todo Príncipe o Gobernante debe tener virtud y fortuna para subir al poder: “Virtud al tomar buenas decisiones y fortuna al tratar de conquistar un territorio y encontrarse con una situación (que no fue provocada por él mismo) que lo ayuda o beneficie conquistar”. Según Nicolás Maquiavelo, el ser humano actúa entre 2 formas: “El azar y la fortuna”. El azar influye en la mitad de nuestras acciones, pero nosotros podemos controlar la otra mitad. Nicolás Maquiavelo concibe a la “fortuna” como a una “mujer”, la cual, si queremos someterla, es necesario golpearla. Como “mujer”, la “fortuna” siempre se muestra amiga de los jóvenes, porque son menos respetuosos, más feroces y la dominan con más audacia. El Príncipe o Gobernante debe tener en cuenta la fortuna (conjunto de circunstancias que se hallan fuera de su voluntad); cuando sea factible, debe poner la fortuna a su servicio o bien saber “resistirla”: “En rigor, la resistencia a la fortuna es una muestra de astucia y habilidad”. Nicolás Maquiavelo fue además un auténtico precursor del trabajo de los analistas políticos y columnistas de nuestros días.

Obras: “El Príncipe”; “Discursos sobre la primera década de Tito Livio”; “El Arte de la Guerra; “La Mandrágora”; “Historia de Florencia”; “Descripción de las cosas de Alemania”; “La Vida de Castruccio Castracani de Luca”; “Clizia”; “Las Decenales”; “El Asno de Oro”.

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